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Historia de un ignorante, ma non troppo… Concierto para Orquesta, de Béla Bartók

¿Concierto para Orquesta? ¿Cómo que para Orquesta?, pensaréis… Igual se trata de una errata y es un Concierto para piano, o violín, o flauta o lo que sea y Orquesta, y se ha perdido parte del título…

Exactamente eso es lo primero que pensé yo la primera vez que acudí a escuchar el Concierto para Orquesta, BB 123, de Béla Bartók, hace ya unos cuantos añitos. Porque sabía perfectamente qué es un Concierto para instrumento solista y orquesta, claro está, en el que el instrumento solista es el protagonista de la obra y es a su intérprete a quien se dirigen mayoritariamente los aplausos al final de la obra, solista que es acompañado por la orquesta para realzar su papel, pero… ¿qué demonios puede ser un Concierto para Orquesta? ¿No será más bien una Sinfonía, que es lo que los que saben acostumbran a escribir para orquesta sinfónica…?

Pues no. Béla Bartók escribió un Concierto para Orquesta, no una vulgar sinfonía. O al menos así tituló su obra. Entre nosotros, podía perfectamente haberla denominado “Sinfonía tal y cual”, pero al llamar así a la obra hay que reconocer que acertó: es el único Concierto para Orquesta del repertorio que yo conozca… lo que no quiere decir mucho, porque una mera consulta a la Wikipedia nos dice que hay unos cuantos Conciertos para Orquesta más de otros compositores, aunque tampoco muchos. Así que cuando se habla del “Concierto para Orquesta”, así en singular y sin apellidos, todo el mundo sabe que es el de Béla Bartók y no otro. Estupenda labor marketiniana, desde luego.

En fin, el caso es que a esta obra singular está dedicado el artículo de hoy de esta serie musical que nos acompaña hace ya cinco años largos.

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La Biografía de la Vida 42. De los dinosaurios voladores a las aves

Hoy vamos a tratar un tema con el que completaremos el periodo Triásico, pero que se extiende en casi su totalidad sobre el siguiente, el Cretácico. Me voy a tomar la licencia de adelantarlo aun sin haber introducido la geología y climatología de este último periodo como ha sido habitual para los demás vistos hasta ahora. El motivo es que el tema complementa y cierra el círculo de lo iniciado en la entrada anterior sobre los dinosaurios. En esta entrada de la serie sobre la Biografía de la Vida hablaremos de cómo estos animales tan especiales conquistaron el cielo, más allá de lo que hacía mucho tiempo habían hecho los insectos, y un poco menos los reptiles Pterodáctilos.

Comencemos por el final. Los grandes dinosaurios nos llevan de la mano hasta el pequeño Archaeopteryx, el “ala antigua”, la última maravilla del Jurásico: ¿Es un dinosaurio? Quizás. ¿Es un ave? Posiblemente. La verdad es que es el eslabón que une el clado reptil con una nueva clase animal. Un clado es el conjunto de especies e individuos que provienen de un antepasado común. Taxonómicamente, es decir, en la ciencia de la clasificación, a Archhaeopteryx se le conoce como un ave. Quizás la primera de todas ellas.

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¿Has leído… “El juego de Ender”?

Pues ya estás tardando.

Inspirado por los artículos homónimos de Pedro, he querido hacer una reseña de este magnífico libro, para que si alguien no lo ha leído se ponga a ello cuanto antes.

Leí El juego de Ender hace ya unos cuantos años, cortesía de la biblioteca de mi ciudad, y me resultó apasionante. Es un libro relativamente corto, en la edición que yo leí quizá de unas 200 páginas,[1] así que se lee bastante rápido… bueno, pues yo no leí, lo devoré. Y cuando acabé de leerlo, ¡volví a empezarlo inmediatamente! Ha sido la única vez en mi vida en que he hecho eso; obviamente he releído libros, pero nunca lo he hecho inmediatamente después de acabarlo.

Veamos si puedo convencerte de que lo leas sin destriparte demasiado el argumento.

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  1. Nota del Editor (Macluskey): no sé qué libro habrá leído J, porque mi copia amorosamente guardada, en edición de bolsillo, tiene 503 páginas… seguramente es que le gustó tanto que se le hizo cortísimo. []

[Química Orgánica] Introducción 2-Enlaces químicos

En este artículo vamos a continuar con la serie sobre [Química Orgánica]. Este artículo, como el anterior, es introductorio y aún no entraremos en nada que se parezca a la química orgánica (aunque se parece más que el anterior) vamos a hablar (y creo que hoy sí puedo deciros que el artículo será bastante breve) de los enlaces químicos. Sin embargo, no puedo empezar sin antes explicar una cosa fundamental.

¿Qué es un enlace químico?

Se entiende por enlace químico el conjunto de fuerzas que mantienen unidos los átomos cuando forman moléculas o cristales, así como las fuerzas que mantienen unidas las moléculas cuando se presentan en estado líquido o sólido.

Bien, como espero que todos sepáis ya, el átomo tiene una naturaleza eléctrica. Aunque en principio nos digan que un átomo no tiene carga, eso es mentira: es verdad que su carga neta es 0, pero el núcleo del átomo tiene una carga positiva mientras que los electrones tienen carga negativa, y eso hace que, si dos átomos se acercan un poco, los núcleos de cada átomo atraerán a los electrones del otro átomo, pero si se acercan mucho entonces los electrones de ambos átomos se repelerán, ya que tienen la misma carga. Pues bien, una vez se alcanza el equilibrio entre ambas fuerzas (la atracción del núcleo y repulsión de los electrones) se ha formado un enlace químico (que puede ser más o menos fuerte).

Este enlace puede ser de tres tipos:

  • Iónico
  • Covalente
  • Metálico

Que se forme un tipo de enlace u otro sólo depende de una propiedad de los átomos: la electronegatividad. Antes pero de hablar de la electronegatividad, vamos a corregir los ejercicios del artículo anterior:

1s2 2s2

1s2 2s2 2p6 3s2 3p2

1s2 2s2 2p6 3s2 3p6 4s2 3d10 4p6

1s2 2s2 2p6 3s2 3p6 4s2 3d10 4p6 5s2 4d10 5p6 6s2 4f14 5d10

1s2 2s2 2p6 3s2 3p6 4s2 3d10 4p6 5s2 4d9

Li → 1s2 2s1

Mg → 1s2 2s2 2p6 3s2

He → 1s2

Ne → 1s2 2s2 2p6

C → 1s2 2s2 2p2

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La Biografía de la Vida 41. Grandes dinosaurios

En la entrada anterior de la serie la Biografía de la Vida conocimos los principales acontecimientos que le sucedieron a nuestro planeta en un momento en que se iniciaban profundos cambios geológicos que a la postre le llevarán a la configuración actual de continentes. Vimos cómo se alteraban las condiciones atmosféricas y climáticas, entorno en el que se movía pausadamente su biosfera. Nos centramos en dos de sus más destacados actores, dinosaurios y mamíferos, intentando comprender qué les hacía diferentes entre sí y por qué. Cerrábamos con el dibujo del mundo de aquellos últimos. Hoy nos vamos a concentrar en los carismáticos dinosaurios, completando así prácticamente el Jurásico, periodo que bascula entre 200 y 145 millones de años antes de hoy. Dejaremos para otra entrada su conquista del medio aéreo, que se produjo entre este periodo y el siguiente.

Mientras los mamíferos raramente excedían el tamaño de un gato, aunque a decir verdad su tamaño se asemejaba más al de un roedor depredador de pequeñas presas, los dinosaurios experimentaron casi todas las alternativas vitales posibles: todos fueron animales terrestres a excepción de los ancestros de las aves, sus tamaños variaban desde pequeños a gigantescos, fueron herbívoros o carnívoros, algunos practicaron originariamente el bipedismo, aunque otros anduvieron siempre a cuatro patas, la mayoría tuvieron sangre fría pero alguno, en especial los conectados con las aves, parece que eran de sangre caliente, unos eran rápidos y otros de pasos lentos y seguros. Ahora bien, no todos los grandes animales de la época fueron dinosaurios. Ni los cocodrilos, ni los pterosaurios voladores, ni los grandes reptiles acuáticos lo eran: sólo los que llevaban en su pasaporte la denominación de arcosaurios ornithodiras dinosauriformes. Sólo aquellos arcosaurios que desarrollaron una serie de cambios anatómicos relacionados entre sí y que en su mayoría revolucionaron su capacidad de marcha, generalmente siguiendo el esquema general de bipedismo heredado del reptil que fue su ancestro.

Basándonos en la anterior característica los clasificamos en dos grandes órdenes, como se muestra en la figura siguiente: los ornistisquios y los saurisquios, que se diferenciaban casi exclusivamente en la disposición de su cadera, cuyos huesos son parte fundamental en la cadena de soporte y transmisión del movimiento. Los primeros de esta clasificación se presentan con “cadera de ave”, y los segundos, con “cadera de lagarto”. De estos últimos evolucionaron las aves, a pesar de lo que su nomenclatura parece insinuar.

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Lo que se preguntan sus alumnos de 3º de la ESO – III: Si en el centro de la galaxia hay un agujero negro ¿algún día nos tragará?

Hoy vamos a tratar de contestar otra de las preguntas que se hacen los alumnos de 3º de ESO de Lorénzo HernándezSi en el centro de la galaxia hay un agujero negro, ¿algún día nos tragará? (sic)

No. Al menos no como estás pensando, si no estoy interpretando mal la pregunta.

Agujero negro tragándose una nave. Fotograma de “Star Trek XI”, de Paramount

 

La imagen que tenemos de un agujero negro tragándose todo lo que se acerca es muy cinematográfica, pero no es más que una licencia artística. La realidad es un poco más compleja.

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La Biografía de la Vida 40. Parque Jurásico

Dejamos la entrada anterior una vez más con el corazón encogido. No era la primera vez en esta serie sobre la Biografía de la Vida que nos había tocado presenciar un retroceso brutal de la biodiversidad: el periodo Triásico, en el que habían señoreado los reptiles. Muy al principio los mamiferoides lograron ser la locomotora de la repoblación tras la catástrofe de la extinción del Pérmico. A ellos les siguieron los muy preparados saurópsidos en su versión “familia cocodrilo”. Muy al final del periodo cederían el testigo a sus primos los dinosaurios, aún por entonces en versión reducida. Tras la crisis con la que terminó el Triásico estos saldrían reforzados, mientras los mamíferos, constantes y vigilantes, esperaban sus oportunidades. Hoy vamos a empezar a ver este renacer adentrándonos en el Jurásico, periodo que bascula entre 200 y 145 millones de años antes de hoy.

El nombre de Jurásico proviene de las primeras rocas estudiadas de este periodo, que se encuentran en los montes del Jura, prolongación de los Alpes entre Suiza y Francia. Es también en este periodo cuando Pangea se empieza a desmembrar, con el resultado de la separación de las tierras del hemisferio norte y las del sur.

Ésta es la época de los dinosaurios, los δεινός σαῦρος, los “lagartos terribles”, que dominan la Tierra. Las aves verdaderas comienzan a surcar los cielos, mientras que quedaban aún en segundo plano los activos mamíferos.

Pangea empieza a movilizarse y a rotar todas sus piezas, cada una de ellas empujada por distintas fuerzas, motorizadas por la inusitada actividad de las dorsales oceánicas, que poco a poco iban adentrándose en los continentes. Los rifts que se formaron se transformaban en fallas hundidas que se iban anegando de agua, aumentando progresivamente la superficie líquida del planeta gracias al creciente número de mares de aguas someras que iban apareciendo.

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[Química Orgánica] Introducción 1-Modelos atómicos

Bien, vamos a empezar con esta serie, [Química Orgánica]. Aunque éste es el primer artículo, lo enlazo con la presentación por si no la habéis leído, para que sepáis de qué va la serie, sus objetivos y cómo tengo pensado estructurarla.

Para empezar, vamos a introducir los modelos atómicos junto con algunas cosillas que creo que son necesarias (o por lo menos interesantes) para que tengáis una base más o menos sólida para poder entender el enlace químico entre átomos.

En este artículo vamos a hablar un poquito (y muy por encima) de los modelos atómicos principales, desde el modelo atómico de Dalton hasta el de Bohr (los más avanzados como el de Schrödinger no los vamos a necesitar, pero si quieren profundizar más en el tema, A. Giron habla sobre esto aquí.

Modelo atómico de Dalton:

El modelo atómico de Dalton es el primer modelo atómico de la historia, formulado en 1808 por John Dalton. Este modelo se puede resumir en los siguientes principios:

  • Todos los elementos están formados por átomos muy pequeños; estos son indivisibles e indestructibles.
  • Todos los átomos de un elemento son iguales (tanto en masa como en otras propiedades) y son diferentes a cualquier átomo de cualquier otro elemento.
  • Un compuesto está formado por átomos de compuesto, todos iguales entre ellos. Cada átomo de compuesto está formado por átomos de diferentes elementos que se combinan en una relación de números enteros simples.
No creo que haga falta profundizar mucho en esto, así que pasemos al siguiente: el de Thomson.

Modelo atómico de Thomson:

El descubrimiento del electrón por parte de Joseph John Thomson gracias a los rayos catódicos hizo que los científicos propusieran que el átomo estaba formado por una parte positiva y otra negativa, y que Thomson propusiera su modelo. Este modelo recibe también el nombre de “el pudin de pasas” por su similitud.

Modelo atómico de Thomson "pudin de pasas"

Modelo atómico de Thomson: “pudin de pasas” (imágenes extraídas de socratic.orgquimica4atomos.blogspot.com.es)

Básicamente incorpora la idea de que el átomo es una especia de “esfera con carga positiva” con los electrones –que, recordemos, tienen carga negativa- incrustados.

Modelo atómico de Rutherford:

Este modelo fue propuesto por Ernest Rutherford. Rutherford hizo muchos experimentos con sustancias radioactivas (como sabréis si habéis sido curiosos y habéis mirado el enlace, le dieron el premio Nobel de Química de 1908 justamente por esto).

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[Química Orgánica] Presentación

Hola a todos. Mi nombre es Roger.

De ahora en adelante (y perdonad, porque seguramente entre artículo y artículo puede que pasen algunas semanas) voy a hacer esta serie de Química Orgánica.

Para empezar me gustaría hacer un comentario sobre el nombre. Antiguamente (como pasa muchas veces en ciencia, cuando digo antiguamente me refiero a hace un par de centenares de años) en química se distinguían, básicamente, dos tipos de química: la orgánica y la inorgánica (la orgánica era esos compuestos de los que estaban formados los seres vivos, mientras que la inorgánica era la química de todo lo “no vivo”), pero claro, como sabréis si habéis seguido la serie de El Tamiz [Premios Nobel], a esa línea clara e intocable que separaba lo vivo de lo no vivo le quedaban pocos años de existencia.

En el año 1828 el químico alemán Friedrich Wöhler (1800-1882) consiguió producir urea (un compuesto orgánico, por lo tanto producido únicamente por seres vivos, se creía por entonces) en un laboratorio a partir de dos compuestos inorgánicos. Desmontando así  la idea expuesta en el párrafo anterior (idea conocida, por cierto, como vitalismo). Así que en mi opinión el nombre debería cambiarse por Química de los compuestos de carbono o simplemente química del carbono (este nombre ya lo propuso Friedrich Kekulé en 1859).

Urea

Urea

Una vez aclarado lo del nombre (y para hacer esto como una simple presentación) voy a poner aquí cómo tengo pensado en un principio distribuir la serie:

  • Introducción histórica (donde vamos a hablar –muy por encima- sobre la evolución de los modelos atómicos desde Dalton hasta el de Bohr).
  • Tipos de enlaces (este artículo no creo que sea muy extenso, nombraré los tres tipos de enlace que se pueden formar para unir dos átomos y nos centraremos un poco en el enlace covalente).
  • Estructuras de Lewis (aquí voy a explicar qué son las estructuras de Lewis, enseñaré las bases para poder hacerlas y extraer la información que nos dan).

Y creo que con esos artículos estaremos todos preparados para empezar con la química orgánica (o química del carbono) propiamente dicha:

  • Hidrocarburos
    • Saturados
      • Cadena abierta
      • Cíclicos
    • Insaturados
      • Cadena abierta
      • Cíclicos
    • Aromáticos
  • Compuestos halogenados (derivados de los hidrocarburos)
  • Compuestos oxigenados
    • Alcoholes
    • Éteres
    • Aldehídos
    • Cetonas
    • Ácidos (carboxílicos)
    • Ésteres
  • Compuestos nitrogenados
    • Aminas
    • Amidas
    • Nitrilos

Mi idea es hacer una serie para que los lectores sepan las nociones básicas, así que por ahora tengo pensado solamente hacer la formulación. Más adelante, si tengo ganas y la cosa me ha gustado, puede que me extienda más con la isomería de los compuestos.

Por otro lado, ¡también os voy a poner deberes! (evidentemente se puede seguir la serie sin hacerlos, pero para entenderlo de verdad se tiene que practicar, así que los artículos serán mucho más fáciles si haces tus deberes). Espero que no me odiéis por ello.

Hasta pronto.

 

Historia de un ignorante, ma non troppo… Sinfonía número 5, de Jean Sibelius

Como soy un ignorante, de eso creo que no cabe duda alguna, hasta hace relativamente poco no conocía la obra del compositor finlandés Jean Sibelius. Bueno, sí que sabía quien era Sibelius y había escuchado alguna composición suya, sobre todo su poema sinfónico Finlandia, pero poco más. Fue entonces cuando en una conversación con un buen amigo mío, éste me desveló su admiración por la música de Sibelius, de quien me dijo que en su opinión era el mejor sinfonista del siglo XX, lo que, teniendo en cuenta que por allí circulaban monstruos como Prokofiev, Shostakovich o, no digamos, Gustav Mahler, me pareció exagerado. Sin embargo, como tengo a mi amigo por muy bien informado, de hecho bastante mejor que yo, me propuse conocer en más detalle la música de Sibelius, para así poder opinar la próxima vez con conocimiento de causa.

Así que compré a buen precio un pack con sus siete sinfonías, más el Concierto para violín y algunas obras sueltas más, las metí en un disco MP3 que me puse en el coche y las fui escuchando durante mis desplazamientos diarios entre casa y la oficina. Las escuché una vez… y otra… y otra más… Dí la vuelta al disco lo menos cinco o seis veces. Porque me gustaron. Bueno, más que gustarme, me impactaron, todas y cada una de ellas. Alternan momentos deliciosos con otros desasosegantes, temas tremendamente pegadizos, de esos que te cuesta quitar de la cabeza, porque resuenan una y otra vez, con “extrañas” disonancias que te arrancan súbitamente de la contemplación…

A cualquiera de sus siete sinfonías podría haber dedicado el artículo de hoy de esta longeva serie musical. Pero será la Quinta Sinfonía en mi bemol mayor la que será objeto de mis desvaríos. Que no os pase ná.

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