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El euro: Actualización final – Segunda parte

Salutaciones, mi querido lector. En el artículo anterior de esta serie que ya acaba nos dimos un garbeíllo por aquellos países que estrenan caras nacionales este año: Andorra, Letonia y Lituania —adelantándonos a los acontecimientos— entran nuevas en la Eurozona, mientras que Bélgica, los Países Bajos y la Ciudad del Vaticano han cambiado de jefes de Estado y, por lo tanto, han variado los anversos de sus monedas. Pero hay un dato en el que merece la pena que nos detengamos: si estos países han cambiado sus diseños nacionales es porque existe una regulación a nivel europeo que se lo permite. Una regulación, además, de muy reciente redacción. Así que en este artículo —muy cortito, por cierto— resumiré esas «reglas de juego», esas normas que deben cumplir todas las monedas de euros que se emitan, e intentaré enlazar al texto oficial cada vez que mencione un reglamento. Después de ese pequeño repaso hablaremos de algo más interesante: la nueva serie de billetes de euro, la serie Europa.

Comencemos, pues.

Las circunstancias varían: nuevas normativas

Hasta hace dos años, la norma europea que regulaba las características de las monedas de euros era bastante antigua: se trataba del Reglamento (CE) n.º 975/98 del Consejo, de 3 de mayo de 1998, modificado por el Reglamento (CE) n.º 423/1999 un año posterior. En estos reglamentos solo figuraban las características técnicas de las monedas, tales como diámetros, pesos, metales, cantos, etcétera. No se hacía ninguna mención a los diseños de las monedas, a la existencia de monedas conmemorativas ni de coleccionista… nada de nada. Desde esa fecha hasta 2012, la emisión de monedas de euro se basaba en recomendaciones, dictadas por la Comisión Europea pero sin carácter vinculante, es decir, no eran de obligado cumplimiento.[1] Para remediar esta situación, el Consejo de la Unión Europea aprobó el 18 de junio de 2012 un nuevo reglamento, el Reglamento (UE) n.º 566/2012, que modificaba al de 1998 añadiéndole diez nuevos artículos —el original tenía un único artículo, con la tabla de especificaciones técnicas—. Algunas de las normas que se decidían en este reglamento ya las conocemos, pues aparecían en las sucesivas recomendaciones que iba emitiendo la Comisión, pero también hay algunas innovaciones. Sigue leyendo ›

  1. No tenían carácter vinculante… pero como si lo tuvieran: las monedas debían ser aprobadas por la Comisión antes de su emisión y, evidentemente, esta institución no aprobaba ningún diseño que no siguiera sus recomendaciones. []

La Biografía de la Vida 31. El devónico: la edad de los peces

En la anterior entrada de esta serie sobre la Biografía de la Vida nos adentramos en el Devónico. Hablábamos sucintamente sobre su geografía, geología y climatología, marco en donde se desplegó la evolución de las plantas que conquistaron definitivamente las alturas gracias a innumerables nuevas tretas y estrategias. Vimos que les acompañaban los hongos, que ya por entonces practicaban los métodos actuales de interrelación con ellas.

Hoy vamos a continuar con la biota de este periodo geológico adentrándonos en el mundo de los animales. Nos asomaremos también a lo que sabemos de los insectos del Devónico, así como en la intensa historia evolutiva de los peces.

Al igual que sucedió con la colonización de las plantas, en un principio la tierra firme supuso una doble oportunidad para los pequeños artrópodos marinos. Huyendo de la predación brutal que dominaba las aguas del mar habían migrado ya a zonas de aguas poco profundas y charcas, remontando posiblemente ríos y torrentes. El huir hacia la tierra suponía poder huir de aquellas amenazas. Por otro lado, ya hemos hablado en la entrada anterior de la cantidad de desechos vegetales que se generarían en los bosques del Devónico, que podían ser aprovechados por los pequeños animales detritívoros como los milpiés, sus primos los gigantes Arthropleura, los ácaros y los hexápodos colémbolos. La tierra era un gran almacén de comida para el primero que llegara. Y así no fue difícil que la migración de los artrópodos prosperara. ¿Cuándo se debió producir?

Al dejar hace dos entradas al periodo Silúrico ya teníamos la intuición de que en aquel momento algún artrópodo había empezado ya a abandonar el agua. Sin embargo, los primeros datos fósiles que permiten asegurar esta realidad provienen de un yacimiento paleontológico datado en hace aproximadamente 410 millones de años, localizado en el yacimiento de Rhynie Chert, en los alrededores de la ciudad escocesa del mismo nombre. Hablábamos de él en la entrada anterior al estudiar los fósiles de hongos. En dicha formación aparecen artrópodos terrestres que incluyen escorpiones, pseudoescorpiones, ácaros e insectos con alas, los cuales debieron evolucionar independientemente unos de otros hacia sistemas de respiración aérea.

Fósiles conservados en ámbar de Rhyniella y de Rhyniognatha (www.fossilmuseum.net y www.evolution-textbook.org, fair use)

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Computador mágico XXIX – Sistema operativo I: historia

La serie “El computador mágico” está disponible también en forma de libro.

En el último capítulo de esta serie vimos las diferencias entre los ordenadores reales y los sistemas supersimplificados que hemos contado aquí para aprender, y vimos que muchas de esas diferencias solo se entendían como apoyo en su relación con el sistema operativo.

Pero, ¿qué es el sistema operativo? En el último capítulo esperábamos que tuvieras una idea más o menos intuitiva de lo que era un sistema operativo simplemente viendo los ejemplos de nuestra vida cotidiana: Windows, en todas su variantes, es un sistema operativo. Linux también lo es. Mac OS. Android, iOS,… en fin, esos son los ejemplos que a todos nos vienen a la mente rápidamente. En sistemas más grandes tenemos UNIX en todas sus variantes, así como los sistemas operativos de los mainframes de IBM y similares: z/OS (el antiguo MVS), DOS/VSE…

Así que ya tenemos claro lo que es un sistema operativo… ¿o no?

Pues no, no tanto. Y es que la discusión no es baladí, incluso con implicaciones legales y denuncias por abuso de monopolio de por medio.

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La Biografía de la Vida 30. El devónico: desarrollo de las plantas

Siguiendo el recorrido fijado por esta serie sobre la Biografía de la Vida hoy nos toca avanzar hacia un nuevo periodo geológico. En la entrada anterior nos quedamos en el año 416 millones, anterior al día de hoy, por lo que hoy nos toca dar un paso más y adentrarnos en el Devónico, que duró hasta hace 359 millones de años. Su nombre procede de Devon, un condado ubicado en la península de Cornualles, en el suroeste de Inglaterra, donde las rocas de este periodo son muy comunes.

A este periodo le podemos poner la etiqueta de “el de las tres migraciones”: las plantas se extienden por la tierra llegando a formar enormes bosques; los artrópodos la colonizan fundando la estirpe de insectos y arácnidos; y los peces, después de su evolución en el agua, siguen sus firmes pasos hacia tierra firme.

La configuración de los continentes es aún semejante a la del Silúrico.  Gondwana dominando la posición austral mientras Siberia migraba hacia el norte. Entre los dos se consumaba la unión de Laurentia, Báltica y Avalonia que formaron sobre el ecuador el provisional continente de Euramérica. Su posición geográfica le confirió una climatología seca, que se tradujo en unas zonas prácticamente desérticas en donde se formaron los antiguos depósitos sedimentarios de arenisca roja, compuesta por hierro oxidado de color rojo características de las zonas secas. Es por eso que a Euramérica se le conoce también como el continente de las Viejas Areniscas Rojas.

La orogenia Caledónica completa su estructura y es seguida, al ir cerrándose la proximidad entre Laurasia y Avalonia, por la orogenia Acadia que formó los montes Apalaches, actualmente en la costa este de Estados Unidos.

Poco a poco se iba acercando Gondwana, que empujaba desde su posición sur, hacia Euramérica, firmemente asentado en su posición ecuatorial, haciendo desaparecer progresivamente el océano Rhéico, al sur. Al mismo tiempo la deriva norte de Siberia le dirigía hacia posición de colisión con Euramérica, haciendo cada vez más angosto el océano Ural.

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Historia de un ignorante, ma non troppo… Sinfonía número 3, de Brahms

Muchos compositores han venido ya a saludarnos desde las páginas de esta estulta serie musical. Han aparecido autores de más o menos todas las épocas y todas las nacionalidades, algunos de ellos poco conocidos, y otros de gran importancia. En general, creo que he dedicado un artículo, o varios, a todos los grandísimos compositores que han sido, al Olimpo de la Música (o al menos al “Olimpo Macluskeyano”, no sé si m’explico).

Mmmm… ¿A todos? Caramba, pues no, a todos no. Resulta que falta uno de los más grandes: Johannes Brahms. Cierto que hace ya tiempo dediqué un artículo a la orquestación que Arnold Schönberg hizo de su Cuarteto de Piano número 1, en el que todo el material original era, desde luego, del gran Johannes, pero la brillantísima orquestación de Schönberg quizá escondiera un poco el genio de Brahms. Así que aprovecharé este artículo de hoy para reparar esta injustificable ausencia en la serie, destripando con mi lenguaraz estilo una obra magna del compositor hamburgués.

Claro que… ¿qué obra magna en concreto? Porque, queridos lectores, ésa es una difícil decisión. Hablando sólo de composiciones para orquesta, cualquiera de sus cuatro sinfonías, de sus dos conciertos para piano o su concierto para violín, o su Réquiem alemán, por ejemplo, merecerían sin dudarlo la catalogación de “obra maestra”. Por no hablar de sus archiconocidas “Danzas Húngaras”, compuestas originalmente para piano a cuatro manos,[1] pero que una vez orquestadas son posiblemente de lo más popular del músico alemán, sobre todo la famosísima Danza Húngara número 5. Y de música de cámara, no digamos: Brahms está considerado como uno de los tres o cuatro más insignes compositores de música de cámara que en el mundo han sido. En una palabra: tenía para elegir entre doce o quince obras maestras brahmsianas… ¿cuál, entonces?

Bueno, pues entonces, a la hora de elegir, me decanto por su espectacular Sinfonía número 3 en fa mayor, Op. 90. Y el motivo es en este caso puramente biográfico: el disco con la grabación de la Tercera de Brahms de la Filarmónica de Viena dirigida por Karl Böhm fue uno de los primeros que adquirí para mi entonces mínima colección musical. Quizá fuera el cuarto o quinto disco que compré con mis menguados ahorros de adolescente, debido probablemente a que tuviera un importante descuento sobre su precio habitual, pues normalmente no podía comprar discos no rebajados, y menos aún si eran de la Deutsche Grammophon, como era el caso: no tenía dinero suficiente. Esta sinfonía me atrapó desde la primera vez que la escuché, lo reconozco. Muchos años más tarde, ahora que conozco bien todo el resto de obra sinfónica del maestro hamburgués, sé que cualquiera de sus otras obras es tan genial como ésta y que todas merecen un artículo, pero permitidme que aquí evoque nostálgicamente mi lejana adolescencia de descubrimientos musicales y que elija la Tercera, que me sigue teniendo atrapado, todo hay que decirlo. Seguro que os gusta (la sinfonía, digo, mis letras mal juntadas… ya lo veremos).

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  1. Había que comer, no lo olvidemos, y las partituras para cuatro manos se vendían muy bien para que los profesores tocaran la pieza junto con el alumno o la alumna, o para que dos hermanos distrajeran una velada familiar, etc. []

El euro: Actualización final – Primera parte

Multitud de novedades, estimado lector: eso es lo que nos han deparado los tres años transcurridos desde que esta serie dio sus primeros pasos. Las normativas han cambiado, la Eurozona ha cambiado, han cambiado los gobiernos… ¡incluso han cambiado los billetes! Así pues, después de haber viajado desde Alemania hasta la Ciudad del Vaticano, me despido de ti y de esta serie con este broche final, en el que desgranaremos juntos todos esos detalles nuevos, además de vaticinar lo que nos depara el futuro. Lo haremos en tres partes: en ésta descubriremos qué países han empezado a acuñar sus propios euros recientemente o lo harán dentro de poco, y también veremos qué naciones han cambiado sus diseños nacionales este 2014. En la segunda parte hablaré de la nueva normativa de 2012, que esconde unas cuantas sorpresas, y descubriremos los nuevos billetes del euro. Por último, en la tercera parte descubriremos las monedas conmemorativas de 2 € que se han emitido desde 2012.

¿Intrigado? Vamos allá, pues.

La Eurozona crece: nuevos países

El año 2014 está siendo un año realmente apasionante, pues ha traído dos nuevos países a la zona Euro: Andorra y Letonia.

El Principado de Andorra

BanderaEscudoEl Principado de Andorra[1] es una pequeña nación situada en la frontera hispano-francesa. Anclada en los Pirineos, limita al sur con las provincias españolas de Lérida[2] y Gerona[3] y al norte con el departamento francés de Ariège.[4] Su propio nombre —«Principado»— indica que se trata de una monarquía, pero su organización, como la de la mayoría de microestados, es curiosa: más que una monarquía es una «diarquía», como San Marino, ya que la jefatura del Estado está repartida entre dos copríncipes que son, ex officio, el presidente de la República Francesa y el obispo de Urgel, diócesis de la que depende Andorra.[5] Así pues, los actuales copríncipes son el arzobispo español Joan-Enric Vives i Sicília —desde 2003— y el presidente francés, François Gérard Georges Hollande, desde 2012. De todos modos, los copríncipes tienen, desde la aprobación de la Constitución de 1993, un papel eminentemente representativo, y el poder es ejercido por el jefe del Gobierno: desde 2011, Antoni Martí Petit. Internamente, el país se organiza en siete parroquias: Andorra la Vieja[6] —la capital—, Canillo, Encamp, Escaldes-Engordany, La Massana, Ordino y San Julián de Loria.[7]

Antes de la entrada del euro, Andorra empleaba de facto —es decir, de forma no oficial— dos monedas: el franco francés y la peseta española, sin ninguna clase de acuerdo monetario con España ni Francia, al contrario que Mónaco, San Marino o el Vaticano. El parlamento andorrano, el Consell General, emitió en algunas ocasiones monedas de coleccionista denominadas en dineros o, en catalán, diners —símbolo: «D.»—, sin curso legal y con una equivalencia aproximada de 1 D. = 100 ₧, o bien 1 D. = 5 ₣.[8] Cuando el euro entró en circulación en 2002 Andorra comenzó a usar el euro de forma extraoficial, igual que hicieron otros territorios como Montenegro —que usaba previamente el marco alemán— o Kosovo. Sigue leyendo ›

  1. En catalán: Principat d’Andorra. []
  2. En catalán: Lleida. []
  3. En catalán: Girona. []
  4. Léase «ariésh». []
  5. Se puede decir que San Marino era una diarquía «republicana», pues los sanmarinenses elegían a sus Capitani Reggenti, mientras que Andorra es una diarquía «monárquica», ya que los andorranos no participan en la elección de los copríncipes. []
  6. En catalán: Andorra la Vella. []
  7. En catalán: Sant Julià de Lòria. []
  8. Una equivalencia muy laxa, como puedes ver, ya que 100 ₧ no equivalían a 5 ₣. []

La Biografía de la Vida 29. El Silúrico

A estas alturas de la serie sobre la Biografía de la Vida nos encontramos en los últimos 542 millones de años de la historia. Tras haber disfrutado de las conquistas durante el Hadeico, el Arcaico y el Proterozoico, a partir de ahora la historia presenta otro perfil al ser más conocida, ya que se dispone de infinita información comparada con la de los eones anteriores. Puede parecer que se concreta en una simple y fría nómina de actores, pero el hecho de ser más conocidos los posicionan muy próximos a nuestras emociones. ¿A quién no le interesa saber cómo una planta colonizó la tierra o quién no se excita al oír acerca de la vida de los archifamosos dinosaurios? Esta especie de nueva sensación la inauguramos con la entrada número 18 del Cámbrico y las que le siguieron, habiéndonos quedado temporalmente expectantes tras la última, dedicada al Ordovícico.

Hoy damos un paso cronológico más para adentrarnos en el siguiente periodo, conocido como Silúrico, que se extendió a lo largo de 27 millones de años, desde hace 443 hasta hace 416.

Como ya vimos por primera vez con el Cámbrico, y continuamos al nominar al Ordovícico, seguimos con la costumbre de nombrar a los periodos geológicos con gentilicios de tribus celtas. Esta última fue bautizada a partir de los siluros, una tribu de Gales.

 

Habíamos dejado el Ordovícico con Gondwana cubierta de glaciares y el mar de Iapetus cerrándose por la deriva continental de Laurentia, Avalonia y Báltica. El nivel del mar se situaba muy bajo, debido a la enorme masa de hielo sobre Gondwana, lo que había producido una extinción masiva de vida.

Por el contrario, la entrada del Silúrico coincide con el comienzo de otra época de templanza climática, por lo que los hielos comenzaron a derretirse y el nivel del mar volvió a subir.

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Computador mágico XXVIII – Ordenadores reales

La serie “El computador mágico” está disponible también en forma de libro.

Hemos dedicado los últimos capítulos de esta serie a ver unos ordenadores muy sencillitos, pero que capturaban la esencia de los ordenadores modernos. Como te imaginarás, los ordenadores reales son bastante más complejos, así que vamos a dedicar unas palabras a dar algunas pinceladas sobre las diferencias.

A diferencia de los capítulos anteriores, este será de mucho blah-blah-blah, mucha batallita. No creas, no obstante, que se trata de un capítulo trivial: algunas de las cosas que veremos serán importantes para los siguientes capítulos. De hecho, algunas de las cosas que veremos solo las nombraremos someramente, porque su importancia solo quedará patente cuando veamos los sistemas operativos más adelante. Eso quiere decir que si alguno de los párrafos te resulta un poco… inútil… como si no supieras muy bien por qué eso es importante… no te preocupes mucho, que profundizaremos en ello en el futuro.

 

Diagrama del microcontrolador 8051 de Atmel (http://www.atmel.com/Images/doc4316.pdf)

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La Biografía de la Vida 28. El Ordovícico

En las últimas entradas nos habíamos desviado del relato biográfico que estamos intentando hacer. Desde aquella entrada número 18 en que compartimos mesa y mantel con la biota del Cámbrico, impresionados por su repentina exuberancia, solamente nos hemos dedicado a estudiar sus avances en habilidades y morfologías. En la última entrada de esta serie sobre la Biografía de la Vida acabamos el recorrido de ese pequeño monográfico con un gran protagonista: el ojo.

Hoy seguimos con el relato retomando su orden cronológico. Vamos a adentrarnos en un nuevo periodo: el Ordovícico. Aunque antes permitidme que tenga una licencia con vosotros, sufridos lectores, ya que comenzaré con una breve historia imaginada que espero nos sirva de enlace y recuerdo de aquel momento cámbrico que se perdió hace ya diez entradas.

Un novelesco recuerdo del Cámbrico

El día iba declinando tranquilo. La tarde, templada y agradable. Costaba respirar un poco, ya que el nivel de oxígeno era un 30% inferior al actual, pero la atmósfera era clara. Las últimas nubes desaparecían detrás de las nuevas montañas, sinfonía de ocres y grises. Áridas y desnudas, rocosas y polvorientas, arañadas por las escorrentías del agua de las lluvias pasadas. Los torrentes saltaban rápidos y las corrientes sólo se frenaban una vez llegadas a las llanuras sedimentarias. Aquel día no soplaba el viento que lija las tierras desnudas y arremolina el polvo. Se podía oír el crepitar lejano de un volcán. Nada se movía, a excepción del agua del río próximo, remansado de vez en cuando como queriendo competir con las charcas de la lluvia. Su verde fondo daba una alegría a las tonalidades ocres y grises del paisaje. Salpicando los bordes de las charcas, unas manchas marrones, limosas y aterciopeladas, formaban unos tapetes húmedos, colonias bacterianas de las que se alimenta algún lobopodio solitario bajo el agua.

La vista se dirige ahora hacia una playa cercana en donde las olas rompían mansamente, como correspondía a la calma tras la tempestad de primeras horas de la tarde, removiendo las arenas entre las que se veían infinidad de restos de conchas y caparazones, o así lo parecían. A pesar de los arrastres del río cercano, las aguas permanecían tan claras que nos pareció ver en ellas un enjambre que se movía rápidamente, reflejos diminutos y brillantes que contrastaban con la quietud de tierra firme. La atención se desvía hacia estos destellos. El enjambre se acercó curioso: se trataba de un pequeño banco de Haikouitchtys (1, ver imagen siguiente) que estaba dando cuenta de algún resto orgánico que las olas habían aproximado a la orilla.

Panteón zoológico del Cámbrico (ilusión artística tras recorta y pega del autor, imágenes de Wikimedia) Podemos curiosear la numeración en el texto que acompaña.

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Computación Cuántica III – Las puertas lógicas de un qubit

En la entrada anterior vimos lo que era un qubit, y que su estado general se podía escribir como a|0>+b|1>; ahora vamos a ver las primeras puertas lógicas que usaremos en los circuitos cuánticos, las que solo tienen un qubit de entrada (y uno de salida). Pero primero vamos a repasar las puertas lógicas clásicas de un bit, aunque J ya nos habló de ellas. Solamente hay cuatro puertas lógicas de un bit, y tres de ellas apenas pueden ganarse el nombre de puerta:

  1. La puerta NO – si a la entrada ponemos un 0, a la salida nos da un 1; si a la entrada ponemos un 1, a la salida nos da un 0.
  2. La puerta  – si a la entrada ponemos un 0, a la salida nos da un 0; si a la entrada ponemos un 1, a la salida nos da un 1.
  3. La puerta UNO – si a la entrada ponemos un 0, a la salida nos da un 1; si a la entrada ponemos un 1, a la salida nos da un 1.
  4. La puerta CERO – si a la entrada ponemos un 0, a la salida nos da un 0; si a la entrada ponemos un 1, a la salida nos da un 0.

Y ya está; no hay más posibles puertas que tengan un bit a la entrada y un bit a la salida. Y como se puede ver, las tres últimas no hacen nada interesante; sólo la puerta NO es una puerta útil. Sin embargo, en computación cuántica no hay cuatro posibles puertas de un bit… hay infinitas. Y hay unas cuantas que son útiles, no solamente una. Sigue leyendo ›