Escipión el Africano (II)
Comenzamos ahora la última parte de la serie sobre Escipión. Recapitulando, en la entrega anterior vimos las grandes victorias de éste en Hispania, espero que les haya gustado y sorprendido a la vez. La campaña en Hispania es considerada una de las obras maestras de la historia militar. Ahora veremos, con un poco más de detalle que en la serie de Aníbal, las genialidades de este gran general romano en suelo africano, decidiendo de una vez la segunda guerra púnica.
Nuevamente me gustaría aclarar que todas las fechas mencionadas se asumen que son antes de Cristo, por lo que omitiré poner a.C. Sólo cuando la fecha sea después de Cristo lo indicaré con d.C.
Desembarco en Africa
Escipión vuelve a Roma y es recibido como un héroe por sus victorias en Hispania, el pueblo lo aclama y en el año 205 lo nombran cónsul a pesar de su juventud. Su nuevo plan es atacar la ciudad de Cartago para que Aníbal vuelva a su rescate y abandone la península itálica, plan muy osado pero muy inteligente a la vez, ya que Aníbal hace muchos años que deambula a sus anchas en suelo italiano, aunque sin grandes éxitos. Al principio el senado duda de la utilidad de la empresa, teniendo en cuenta que Aníbal y Magón (éste último se hallaba en el norte de Italia) eran aún una amenaza, y se le oponen firmemente ya que no quieren desviar recursos y además creen que en Italia tendría más éxito que en África. Uno de los principales opositores era el mismísimo Quinto Fabio Máximo (el dictador de la segunda entrega sobre Aníbal, ¿lo recuerdan?). Escipión argumenta sobre la conveniencia de amenazar las bases africanas, pero el asunto no queda muy decidido. Intenta de todas formas armar un ejército en Sicilia. Allí los entrena duramente. Finalmente el senado lo autoriza cuando Escipión lleva ya más de un año en la isla siciliana y logra juntar, con casi nada de ayuda del senado romano, 30.000 hombres para la enorme tarea de invadir África. Es importante recalcar este hecho, ya que muchas veces se compara la ayuda que recibió Aníbal del senado cartaginés y la ayuda que recibió Escipión del senado romano. En ambos caso fue nula o escasa. Mucha gente cree que Escipión contaba con el apoyo de la maquinaria bélica romana cuando en realidad no fue así, ni en Hispania ni tampoco en África.