Historia de un ignorante, ma non troppo… La Consagración de la Primavera, de Igor Stravinski
La obra que hoy aparece en esta serie musical que tanto tiempo hace que acompaña a los sufridos lectores de ElCedazo es seguramente una de las obras más influyentes del Siglo XX. Su estreno en el París de la Belle Époque en 1913 fue uno de los más movidos de los que se tiene noticias, llegando prácticamente a la agresión física entre los defensores y los detractores del espectáculo (en todos los sentidos) que se estaba representando en el escenario. Pero según transcurría el tiempo se fue haciendo más y más grande, más influyente, indispensable para entender las nuevas tendencias musicales de principios del siglo pasado. Y, para mi modesto entender, una de las quizá tres o cuatro obras orquestales más importantes del Siglo XX.[1][2]
Sí, estoy hablando de La Consagración de la Primavera, ballet cuya música es de Igor Stravinski, y su primera coreografía, del bailarín más célebre del mundo entonces y seguramente ahora, Vaslav Nijinsky. Estamos ante una de las piezas más rompedoras de la Historia de la Música, una obra que marcó un antes y un después… Pero basta de palabrería vana y vayamos al grano.
- Y eso es, amigos, mucho decir, pues para alcanzar esa condición debe competir, entre otras, con la mayoría de sinfonías de Mahler, con todas las de Shostakovich, con la Carmina Burana de Orff, los Pinos de Roma de Respighi, la Sinfonía de las Lamentaciones de Gorecki y algunas otras grandísimas obras del repertorio mundial. [↩]
- No, no incluyo en esta breve relación ninguna obra de Schönberg, ni de Webern ni de otros dodecafonistas, serialistas o *istas de pro. Sus obras no me gustan. Ni un poquito. [↩]