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Biografía de lo Humano 06: La progresiva encefalización

Al escribir la entrada anterior de esta serie sobre la Biografía de lo Humano, que no pasaba de ser un opúsculo de la complejísima máquina que es el cerebro, mi intención era que, además de conocerlo mejor, sintierais emocionalmente a este órgano como el más próximo compañero de viaje, un mochilero que os acompaña desde antes de nacer, con todas sus manías y motivaciones. Yo así lo siento, con su presencia activa continua y silenciosa, cuando me sumerjo en el escenario de la aventura hacia lo Humano… desde el hábilis con su incipiente runrún… Os propongo que no perdáis esta sensación al seguir la historia de los homos, continuamente a la sombra de este incansable fabulador.

En la serie “La Biografía de la Vida” que se publicó con anterioridad en El Cedazo se comenta el camino y los vericuetos de la evolución de los primates. Allí se habla principalmente de las variaciones fenotípicas, y en particular de cómo el cráneo modifica su estructura y capacidad con el tiempo. Queden allí escritos los detalles de tamaño viaje para focalizar en esta serie otros aspectos relacionados con la evolución del encéfalo.

Los grandes simios y gibones habían comenzado a diferenciarse de los monos catarrinos hace unos 18 millones de años. Primero fueron los gibones, los cuales tenían un cerebro aún pequeño en relación al tamaño de su cuerpo, pero con un hipocampo muy desarrollado, mayor que el que le correspondería en comparación. En el hipocampo es donde se gestionan importantes habilidades sobre la memoria y la respuesta espacial, aspectos que resultaban fundamentales para tener éxito en el hábitat arborícola de estos animales. Esta conquista cerebral de los gibones les llevó a una excelencia en la planificación motora, lo que con gran probabilidad debió también suceder en la línea evolutiva que llevó a los Homo, a los que les debió resultar de gran ayuda en la manipulación y manufactura de herramientas. Sobre antecedentes somáticos de este tipo, seguramente heredados del ancestro común, se apuntalará la evolución de la organización neuronal de sus descendientes, los grandes simios.

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Computador mágico: el libro

Aunque por exceso de trabajo hemos tardado mucho, ¡por fin hemos sacado Computador mágico en forma de libro!

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[Química Orgànica] VII-Compuestos Polifuncionales

Como prometí en el último capítulo, hoy vamos a juntar todos los conceptos que hemos ido viendo en los artículos anteriores, que podéis encontrar en este enlace. Vamos a hablar de los compuestos polifuncionales (es decir, compuestos que tienen más de un grupo funcional).

Seguro que muchos de vosotros estáis hartísimos de que cada vez que vemos un grupo funcional termine dicho grupo con la frase “cuando este grupo no es el grupo funcional principal se escribe como…” y claro, luego veis que esos prefijos (o sufijos en el caso de los Éteres) no los usamos nunca… ¡Pues hoy ha llegado el día! Como en el último artículo no puse ningún compuesto para que lo pensarais, vamos a empezar directamente.

Como dije, en este artículo no hay nada nuevo que contar[1], así que voy a limitarme a (como siempre) poner ejemplos que, esta vez, recomiendo que los intentéis resolver vosotros antes de continuar.

Empecemos:

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  1. en realidad sí hay una sorpresita al final ;) []

Biografía de lo Humano 05: Entendiendo el encéfalo

En esta nueva entrada de la serie sobre la Biografía de lo Humano nos vamos a centrar en lo que definíamos como una de las tres columnas que soporta le evolución de la condición humana: el encéfalo. Por su importancia como órgano en donde se asienta las capacidades que nos definen y diferencian como humanos, me permitiréis que me centre ahora en algo meramente biológico, aunque quizás haya lectores que opinen que este matiz se aleja un tanto del tema de la serie. Estoy seguro que durante las próximas entradas os será útil recordar su estructura y sus modos de funcionamiento.

Dicho lo anterior, iniciaremos la entrada de hoy con una brevísima descripción de cómo entró a formar parte de los organismos animales, para acabar con unas pinceladas sobre su anatomía. A lo largo de este sencillo recorrido hablaremos de lo mayor, sus estructuras y topografía, así como de lo menor, las células que forman sus tejidos.

El cerebro surge como la consolidación orgánica de una necesidad vital de los animales: sólo tienen un sistema nervioso, más o menos desarrollado, aquellos organismos que necesitan moverse. Luego no nos queda más remedio que pensar que su desarrollo evolutivo responde a las necesidades del movimiento, y así se puede comprobar estudiando los individuos a lo largo del árbol filogenético y a sus descendientes actuales: Observamos cómo se ha ido añadiendo sofisticación a la gestión de las acciones motoras a medida que las especies adquieren complejidad.

Este órgano ancla sus antecedentes en algún organismo eucariota pluricelular primitivo, en el que debió aparecer inicialmente como ayuda y puente de unión entre las células sensoriales, que detectaban las condiciones de contorno, y las motoras, que dirigían los movimientos. Esta asociación triple, sensorial-nerviosa-motora, sin duda generaría en aquel sencillo animal unas mejores pautas de movimiento, las más adecuadas para cubrir sus necesidades de búsqueda de alimentos, de huida ante amenazas o de encontrar con quien aparearse.

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Lo que se preguntan sus alumnos de 3º de la ESO – XV : ¿Cómo sabemos cuándo estamos soñando y cuando estamos despiertos? ¿Cómo distinguir si estamos en un sueño o en la realidad?

En esta nueva entrada de la serie sobre lo que se preguntan nuestros alumnos favoritos de 3º de la ESO, vamos a intentar dar una respuesta a unas nuevas preguntas: ¿Cómo sabemos cuándo estamos soñando y cuándo estamos despiertos? ¿Cómo distinguir si estamos en un sueño o en la realidad?

Reflexionando sobre cómo debía plantear la respuesta a esta pregunta me surgió la posibilidad de que tuviera una trampa subliminal: ¿Realmente nos preocupa saber si el sueño es un estado especial consciente, porque evidentemente la vigilia es así, o estamos interesados en algo más indetectable que se podría expresar con la duda de si la realidad es el sueño o el sueño, la realidad?

¿Viviendo la realidad del sueño mientras un observador les contempla desde la irrealidad de su mundo consciente? Parece que va a ser que no (Wikimedia, CC BY 2.5)

Siento tener que defraudar a los partidarios del segundo enfoque ya que, según mi opinión, los sueños son realmente lo que a veces experimentamos cuando dormimos, muy distinto al estado que experimentamos como “despierto”.  Y lo argumento con el hecho de que sueño y vigilia, tal como normalmente se conocen, son estados medibles, caracterizables y controlables, mientras que las experiencias oníricas son inconmensurables, caóticas y con vida propia ¿Es este caos la realidad y la medición una ficción? Aplico la prueba de la navaja de Ockham y me dice que la medición me explica muchas cosas, todo mi macro y microcosmos perceptible durante la vigilia -incluso me permite bucear en el mundo físico del sueño-, mientras que el mundo de los sueños no me explica nada. Es más plausible que la vigilia sea la realidad y el sueño una invención neuronal.

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Biografía de lo Humano 04: La anatomía femenina

Comenzamos hoy una nueva entrada de la serie sobre la Biografía de lo Humano que completará la rápida panorámica que estamos dando sobre los cambios anatómicos que tuvieron algo que ver con la emergencia de esto que precisamente entendemos como Humano. Hasta ahora, en la penúltima y en la última entrada de la seria, hemos analizado pies, manos y cabeza. Hoy nos vamos a dedicar a la anatomía femenina. Y me atrevo a decir que esta nueva entrada, sin lugar a dudas, es también merecedora de otro encabezamiento: “De cómo las hembras resultaron clave en el proceso de humanización”.

Todo lo que veremos en esta entrada tiene relación trascendental en el progresivo reforzamiento de la socialización dentro de los grupos familiares y grupales de los primates Homo. Recordemos de la primera entrada de la serie  que un vértice del triángulo de la psicobiología humana descansa precisamente en la intensidad de las relaciones sociales.

Comenzaremos con las modificaciones de la pelvis acontecidas como resultado del andar vertical, atendiendo en particular a la de las hembras.

En las hembras de los primitivos antropomorfos -orangutanes, gorilas, chimpancés y bonobos- los huesos pélvicos conforman un especie de “barril”, largo, con un eje preferentemente orientado hacia una componente horizontal, lo que se conoce como una pelvis en tensión. En el momento del parto la cría sale sin casi dificultades. Por contra, el hecho de haber adoptado la postura vertical para desplazarse produjo una serie de modificaciones mecánicas en estos huesos en los Homo. Resulta intuitivo pensar que con el bipedismo los huesos de la zona pélvica sufrieron un progresivo esfuerzo de compresión, al tener que soportar la totalidad del peso corporal superior. Efectivamente, el peso del cuerpo se transmite a través de la columna vertebral hasta el sacro, que es la porción inferior de la misma. De ahí se tiene que transmitir hacia las articulaciones de los fémures a través de las alas ilíacas y finalmente, por los huesos de las piernas, hasta el suelo. El bipedismo (2 extremidades) hacía que esta cadena descendente de tensiones en los huesos se duplicara en intensidad con respecto al caso de los cuadrúpedos (4). La nueva dinámica de esfuerzos impuso cambios que “deformaron” la estructura ósea de la zona pélvica, acercando el sacro a las articulaciones de los fémures y acortando su eje longitudinal al retrasar el pubis, lo que, al disminuir las distancias entre articulaciones, disminuía también el esfuerzo sobre el resto de la pelvis. Pero estos recortes también trajeron consigo un estrechamiento del canal pélvico. Por último, esta misma compresión abriría el círculo superior de las alas ilíacas girándolas hasta una posición más lateral.

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[Química Orgánica] VI-Compuestos Nitrogenados

Seguimos con la serie de [Química Orgánica], donde hemos llegado al punto donde yo quería llegar, así que éste será el último artículo que dedicaré a introducir conceptos nuevos. Mi objetivo es, en este artículo, introducir los compuestos nitrogenados, y en el siguiente explicar compuestos que tengan varios grupos funcionales (tanto Oxígenos como Nitrógenos como Halógenos). Y tengo pensado terminar la serie ahí.

Vamos a corregir los ejercicios para casa, que en el último artículo os dejé un buen repertorio, pero antes pero voy a deciros algo que puede que todos ya hayáis hecho, pero por si alguien no, lo mejor a partir de ahora es que, primero, identifiquéis todos los grupos funcionales, para saber de cuales se trata antes de empezar a nombrar:

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Biografía de lo Humano 03: El cuerpo primate se moldea II

En esta entrada de la serie sobre la Biografía de lo Humano vamos a continuar lo iniciado en la anterior, donde, tras una introducción general, pasamos a describir cómo los cambios en los pies nos proporcionó una eficiente marcha terrestre. En ésta de hoy introduciremos una no menos importante estructura operativa de la anatomía humana, como es la pinza de precisión que conforman los dedos de nuestras manos. Acabaremos con la descripción de aquellos cambios estructurales del cráneo que considero decisivos para la compleja fonación de nuestro lenguaje.

La pinza de precisión de la mano

Comprendemos ya cómo los cambios anatómicos del pie decidieron en gran medida lo que vino luego tras la conquista de un bipedismo eficiente. Sin embargo, hay antropólogos, como el mallorquín Salvador Moyà-Solà, que afirman que lo realmente crucial e importante fue la evolución de la mano en unos brazos que se iban acortando con el tiempo.

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Lo que se preguntan sus alumnos de 3º de la ESO – XIV: ¿Por qué el universo es infinito?

El alumno que nos lanza hoy una pregunta hace trampa, pues pregunta por qué el universo es infinito, cuando en realidad no estamos del todo seguros sobre si es finito o no.

Una pequeña parte del universo: NGC 6744 (cc-by-3.0, http://www.eso.org/public/images/eso1118a/)

 

Sabemos que nuestro sistema solar es parte de la Vía Láctea, una galaxia que estimamos que tiene unos 150.000 años luz de diámetro (o aproximadamente 1.420.000.000.000.000.000 km)… y suponemos que hay unas 100.000.000.000 galaxias como esa en el Universo Observable… eso es mucho espacio, muy grande, inmenso, pero… ¿es infinito? Por muy grande que sea un número, no es infinito.

El truco está en que no hemos escrito “Universo”, sino “Universo Observable”.

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Biografía de lo Humano 02: El cuerpo primate se moldea I

En la entrada anterior de esta serie acerca de la Biografía de lo Humano se planteó como una especie de introducción en la que intenté definir lo que yo entiendo como el campo de juego en donde debemos estudiar la emergencia de lo que consideramos “ser humano”, como diferencial y añadido a “ser animal”. En aquella entrada lo concretábamos de forma muy simple: esto sucedió cuando un primate se pudo plantear con su lenguaje interior Yo, Don Homo, soy capaz de imaginar”. Ella era la manifestación de que este primate era consciente de él y de su entorno… y de que lo podía manipular.

La consciencia no evolucionó en solitario. Su gran éxito se vio en gran medida azuzado gracias a los azarosos cambios que experimentaban los cuerpos, en especial para el último empujón hacia el pensamiento reflexivo, los que hicieron al hombre un animal erguido. Por eso, por su trascendencia evolutiva, nos vamos a dedicar en esta entrada y siguientes a analizar cómo el hombre fue modelando su cuerpo. Al menos aquellos aspectos que considero más cruciales.

Hace trece millones de años, en las copas de las forestas ecuatoriales, algunos primates iniciaban una nueva forma de desplazarse abandonando el cuadrupedismo: la braquiación. La nueva modalidad permitía un desplazamiento más eficaz entre las ramas y hojas, que entendemos tenía sus grandes ventajas a la hora de procurarse el alimento. La consecuencia es que se fortalecieron los brazos, las manos y pies pasaron a formar unas pinzas de sujeción y las uñas dejaron de ser garras. Fue un paso previo y necesario para lo que vino después. Hoy aún lo podemos observar, por ejemplo, en el deambular de los gibones o, en cierta medida, de los orangutanes.

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