Biografía de lo Humano 06: La progresiva encefalización
Al escribir la entrada anterior de esta serie sobre la Biografía de lo Humano, que no pasaba de ser un opúsculo de la complejísima máquina que es el cerebro, mi intención era que, además de conocerlo mejor, sintierais emocionalmente a este órgano como el más próximo compañero de viaje, un mochilero que os acompaña desde antes de nacer, con todas sus manías y motivaciones. Yo así lo siento, con su presencia activa continua y silenciosa, cuando me sumerjo en el escenario de la aventura hacia lo Humano… desde el hábilis con su incipiente runrún… Os propongo que no perdáis esta sensación al seguir la historia de los homos, continuamente a la sombra de este incansable fabulador.
En la serie “La Biografía de la Vida” que se publicó con anterioridad en El Cedazo se comenta el camino y los vericuetos de la evolución de los primates. Allí se habla principalmente de las variaciones fenotípicas, y en particular de cómo el cráneo modifica su estructura y capacidad con el tiempo. Queden allí escritos los detalles de tamaño viaje para focalizar en esta serie otros aspectos relacionados con la evolución del encéfalo.
Los grandes simios y gibones habían comenzado a diferenciarse de los monos catarrinos hace unos 18 millones de años. Primero fueron los gibones, los cuales tenían un cerebro aún pequeño en relación al tamaño de su cuerpo, pero con un hipocampo muy desarrollado, mayor que el que le correspondería en comparación. En el hipocampo es donde se gestionan importantes habilidades sobre la memoria y la respuesta espacial, aspectos que resultaban fundamentales para tener éxito en el hábitat arborícola de estos animales. Esta conquista cerebral de los gibones les llevó a una excelencia en la planificación motora, lo que con gran probabilidad debió también suceder en la línea evolutiva que llevó a los Homo, a los que les debió resultar de gran ayuda en la manipulación y manufactura de herramientas. Sobre antecedentes somáticos de este tipo, seguramente heredados del ancestro común, se apuntalará la evolución de la organización neuronal de sus descendientes, los grandes simios.