Otro de nuestros alumnos favoritos se pregunta hoy: ¿Por qué los extraterrestres no vienen a la Tierra?
Aunque de momento no hemos encontrado Vida fuera de nuestro planeta (Vida, con mayúsculas), sabemos que hemos buscado solamente en nuestros alrededores más cercanos (algunos de los planetas y satélites del Sistema Solar, y además solo superficialmente) y el Universo es taaaaaaaaan grande que nos parece relativamente probable que existan seres vivos en otros planetas (probablemente en otros sistemas estelares). Si estamos en general convencidos de que eso es lo más probable… ¿por qué no nos visitan?
La pregunta no es nueva y de hecho se conoce en la literatura como la “Paradoja de Fermi“: si hay taaaaaaaantas estrellas en el universo y hay taaaaaaantos planetas dando vueltas alrededor de esas estrellas, lo más probable es que exista vida en alguno de ellos. Aunque la probabilidad de que en un planeta concreto haya vida sea pequeña, muy pequeña, hay tantíiiiiiiisimos planetas que la probabilidad total es muy alta.
Miles de personas han intentado resolver esta paradoja; de hecho nuestro profesor favorito en el blog de al lado recopiló hace unos años las respuestas más habituales en un artículo similar a este. Así pues, para no escribir el n-ésimo artículo sobre la Paradoja de Fermi, no vamos a preguntarnos por qué no hemos encontrado Vida extraterrestre, sino solamente lo que estrictamente pregunta el alumno: ¿por qué no vienen? Veamos las respuestas más habituales.
Primero, puede que no vengan simplemente porque no existen. El por qué no existen… pues puede haber varios motivos. Puede ser que realmente la Tierra sí sea realmente especial y hayamos sobreestimado las probabilidades de que exista Vida en otros sitios. Pero también puede ocurrir que aún no exista la Vida en otros planetas (es decir, que sí haya condiciones para que la Vida se desarrolle, pero simplemente necesite más tiempo), o que sí haya existido pero haya desaparecido, quizá debido a algún cataclismo natural o a alguna guerra o accidente o algo así.
Explicaciones menos radicales se basan en que a lo mejor sí existe vida extraterrestre, pero está muy lejos: para nosotros, recorrer la distancia que nos separa de Plutón supone un montón de años de viaje… a lo mejor ya están viajando hacia nosotros, pero aún no han llegado. Eso por no contar con que no tengan la tecnología suficiente para venir: cuando un profano piensa en extraterrestres se los imagina como unos seres ultratecnificados que pueden saltar de estrella a estrella como quien viaja en coche… pero quizá no están lo suficientemente avanzados como para venir a visitarnos. O quizá simplemente no hemos coincidido: igual que a nosotros el universo nos parece inmenso, tanto que no sabríamos ni por donde empezar a buscar, también puede parecérselo a ellos. Y, además, no solo hay que coincidir en el espacio, también hay que coincidir en el tiempo. Quizá sí han venido en otro momento, hace eones, o van a venir dentro de 1 millón de años… 1 millón de años a nosotros, pobres mortales, nos parece una inmensidad de tiempo, pero en términos astronómicos es un suspiro.
Otra alternativa más es que no les interesa venir a visitarnos: para nosotros, encontrar Vida fuera de la Tierra sería un acontecimiento espectacular, iríamos corriendo a ver cómo son, los estudiaríamos hasta la saciedad… pero suponer que otros seres inteligentes son curiosos como nosotros puede ser demasiado suponer: a lo mejor no les interesamos lo más mínimo. Una variante de esto podría ser: existe Vida extraterreste, pero no es inteligente.
O quizá es que no pueden. Puestos a imaginar, a lo mejor están atados de alguna forma a su planeta natal, bien sea por una limitación de su mundo o su biología, bien por una limitación de las propias leyes de la física. Leyes de la física que, si para ellos es cierto como lo es para nosotros que la velocidad de la luz es un límite insuperable, pueden hacer simplemente inviable el viaje. Si esa civilización se encuentra a, digamos, 1.000 años luz de distancia de nosotros, necesitarían tanto tiempo a velocidades sublumínicas en llegar que quizás no les compense el viaje. Eso, por no tener en cuenta que nuestra civilización apenas lleva poco más de un siglo “enviando señales”, es decir, emitiendo ondas electromagnéticas que avisen a un posible observador de nuestra presencia
Explicaciones más especulativas, por fin, se basan en la idea de que sí han venido, pero no lo sabemos. Quizá son una forma de Vida tan extraña para nosotros que ni siquiera los reconocemos como Vida, o quizá algún Gobierno o la CIA o alguien así oculta su existencia, o quizá las historias sobre dioses, ángeles, demonios y otros seres paranormales son precisamente extraterrestres visitándonos.
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{ 6 } Comentarios
Hola J,
Te alabo la entrada en un equilibrio perfecto entre la información científica y la información cifi. A mi me costaría un montón concretar en este tema, tan dado a la especulación. Enhorabuena.
Aprovecho la ocasión para animar a los alumnos: ¡Chic@s! Las películas son superentretenidas y sería genial encontrar un ET y su nave espacial… pero os juro que mientras lleguen, y para eso hay tiempo, resulta también muy emocionante perseguir simplemente a la vida, esté donde esté, la más simple. Una minúscula bacteria… os asombraréis de como funciona su pequeño pero infinito universo.
Permitidme que os envie un cuentecillo que escribí hace unos años sobre el supuesto encuentro entre humanos y aliens…Por cierto, me encanta el Cedazo…
Paco
Encuentro
Estaba desolada. Con ocho años -“para nueve”- no entendía en absoluto a los adultos. La bronca que su madre le había echado hacia un rato era un ejemplo mas de ello. ¿Qué había de malo en recoger a un pobre gatito de la calle, con lo escuálido que estaba y el frío que hacía por la noche? Además, en casa había leche de sobra, el gato no les iba a dejar sin ella. Simplemente no entendía por qué su madre se enfadaba tanto. Además, estaba claro que el gato no tenía mamá, ¡y era tan mono! Es verdad que tenía algunas pulgas y su pelo estaba todo enmarañado y sucio, pero justo por eso le había dado tanta lástima cuando lo vio cerca de la basura, hurgando en el cubo. Pero su mami no lo entendía…
No hacia mas que gimotear mientras se columpiaba en el viejo columpio del árbol, a unos cien metros de su casa, cerca de la playa. El gatito, de unos tres meses, se había acurrucado cómodamente en su regazo y dormitaba. Su mano reposaba en su cabecita, acariciándola. La playa era un sitio fascinante, aunque le daba un poco de miedo cuando anochecía. Su potente imaginación infantil no paraba de crear criaturas horripilantes que salían del oscuro mar para acechar la casa e incluso colarse en su dormitorio. Por eso siempre le pedía a su mami que dejase una luz encendida hasta que se durmiera. Pero por el día, el mar le fascinaba. El incesante ir y venir de las olas, el graznido continuo de las gaviotas, los bichos de la arena, aquel olor tan especial…¡qué suerte que sus padres tuviesen esa casita de verano en la costa! Y además había conocido a una niña de su edad que a veces venía con su familia a la misma playa. Se llamaba Alicia y solo se llevaba dos meses con ella. Mañana quizás la viese. La verdad es que a veces se aburría un poco, su hermano era un pequeñajo y además le tiraba del pelo cuando mamá nos les veía, ¡y siempre le echaban la culpa a ella cuando el renacuajo se ponía a llorar!
De pronto la descubrió. Una niña mas o menos de su edad se acercaba a ella. No la había visto antes. Venía de la playa. Se sorbió los mocos y con la manga se enjugó la última lágrima.
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Era el último planeta de los sistemas solares en el brazo de Orión de la Galaxia con el perfil adecuado. La densidad de chatarra que habían encontrado orbitando el planeta indicaba que sus habitantes al menos dominaban ya algo la astronáutica y que todavía no les preocupaba demasiado su entorno inmediato. No sabía nada realmente del grado de inteligencia de la especie. En los últimos 5600 planetas visitados se había encontrado con especies de inteligencia entre los grados 4 y 49 de la escala de WUXZYO, basada en el número de sinapsis que el órgano rector del individuo podía establecer en base logarítmica, así que en cualquier caso no cabía encontrarse con ninguna sorpresa. Por supuesto, su civilización se había auto-adjudicado el nivel máximo, el 100. Además, sólo con ver la pinta de la superficie y la composición de la atmósfera sabía que se encontraría con los típicos especímenes producto de la química del carbono, el oxígeno y el hidrógeno y compatibles tan solo con un estrecho margen de temperaturas y estructuras rígidas y frágiles. En fin, nada fuera de lo corriente.
Acababa de salir del agua. Dejar la nave en el fondo del mar era la mejor forma de camuflaje. Aunque llevaba ya un año terrestre fuera de su planeta, no sentía ninguna añoranza. De hecho, los habitantes de Krun, un planeta algo menor que la Tierra pero mas denso y caliente que se podría considerar su “tierra”, no conocían nada similar a los sentimientos. Al estar situado en la parte mas central de la galaxia, el núcleo, las comunicación con civilizaciones vecinas eran muy fluida, al fin y al cabo la densidad de estrellas y planetas en esa zona era tremenda. Por eso siempre se habían preguntado si existirían civilizaciones en la parte mas periférica de la galaxia y cómo serían. No eran muchos los habitantes de Krun y su vecindad que creyeran que existían sistemas inteligentes basados en la química del carbono, pero el último año había sido revelador. Al parecer, las condiciones de enrarecimiento de materia en la periferia de la galaxia favorecía la vida basada en esa química exótica. ¡Y algunas formas de esa vida poseían grados de inteligencia nada despreciables!
Su sistema vegetativo ajustó automáticamente el nivel de antigravedad necesario para levitar sobre la arena de la playa una vez que emergió de las aguas. Para cualquier habitante del planeta en el que se encontraba su aspecto resultaría repugnante. Un gigantesco moco con incrustaciones negras en su interior que se movían, ni mas ni menos. Sin embargo, su cuerpo era el fruto de la evolución de centenares de miles de generaciones y estaba perfectamente adaptado a su medio natural: el viaje intergaláctico. La ausencia de forma rígida y de órganos vitales localizados eran imprescindibles para soportar las inmensas aceleraciones experimentadas en las fases de despegue y aterrizaje a velocidades ultra-lumínicas. El polímero -tipo silicona- que constituía su cuerpo poseía propiedades semiconductoras, fundamentales para la absorción de energía estelar y la inteligencia holística distribuida- todo él era una especie de microprocesador. Los nódulos especializados que “flotaban” en la burbuja de silicona eran sensores sofisticados y reguladores de gravedad, temperatura, campo magnético y emisión electromagnética, entre otros. Pero el elemento fundamental a la hora del contacto era si duda el “regulador de aspecto mimético”. Cambiando su densidad y color podía mimetizarse con cualquier espécimen a la vista.
Según levitaba sobre la arena de la playa los números fluían desde su sistema cognitivo a la memoria de la nave: 12768956342 granos de arena, 67349825 hojas en el bosquecillo al que se dirigía, 7564 conchas de crustáceos diseminadas por la playa, etc.…No sabía si esa información sería útil o no, pero se producía y almacenaba de forma automática cada vez que descendía en un nuevo planeta. Cuando descubrió a los individuos, la información nuevamente fluyó a través de su cuerpo de forma natural: dos cuerpos con estructura rígida interna, temperatura superior a la ambiente y sistema nervioso central. Pesos respectivos de 40 y 1.2 kg, densidad de 1.04, simetría externa de grado dos con órganos sensoriales localizados en protuberancia portadora de sistema central de inteligencia. Grados en la escala WUXZYO: 34 y 30 respectivamente. Decidió mimetizarse con el individuo de mayor inteligencia, que aparentemente sostenía al otro en su cuerpo, aunque eran seres claramente diferenciados. Transfirió automáticamente la información importante para la comunicación del cerebro del individuo a sus sistema cognitivo. Por su experiencia anterior, sabía que no debía calcar al espécimen sino solamente parecerse a él, así que introdujo ligeras variaciones sobre el modelo que había descubierto.
No importa. Mejor que se quede contigo. Parece que está muy a gusto… A pesar de la novedad, Ana no podía quitarse de la cabeza la discusión con su madre. Entonces le preguntó:
Oye, ¿tú quieres a tu madre aunque te riña y se enfade contigo?
No estaba preparado para esa pregunta. Un mar de emociones- aunque el no sabía que se llamaban así- la acompañaba. ¿Que era una madre?, ¿que era querer?, ¿qué era enfadarse?…Nada de ello correspondía a la actividad racional de una inteligencia de grado 34. Nada de ello tenía sentido. Intentó leer en la mente de la niña pero lo que encontró le aterrorizó, o mas bien, disparó sus alarmas de autodefensa. Aquel individuo utilizaba una forma de conocimiento totalmente ajeno a la lógica, un idioma completamente extraño para él. Había que actuar urgentemente, la situación se había descontrolado. Por falta de otras referencias, decidió mimetizarse con el ser inferior, al que llamaban gato. Una vez conseguido, echó a correr hacia la seguridad de su nave, en la playa.
La niña no salía de su asombro. ¡Su nueva amiga había desaparecido de repente! ¿Había dicho algo malo? Y, además, un gatito salió de repente de no se sabe donde y se puso a correr hacia la playa. El suyo pegó un brinco y salió tras de él. Ella, por supuesto, salió disparada del columpio en pos de los gatos. Lo que llegó a ver en la playa la dejó boquiabierta. Su gato se había detenido justo al borde del agua, pero el nuevo se había sumergido en ella y ¡buceaba! Jamás hubiera pensado que los gatos supieran bucear, máxime cuando todo el mundo sabía que los gatos… ¡odiaban el agua! Entonces, simplemente desapareció. ¿Se habrá ahogado? -pensó ella con angustia. Esperó un rato -las lágrimas habían vuelto a sus ojos- sin resultado. Pronto el gatito se desinteresó y se puso a jugar con un pobre cangrejo que intentaba escabullirse como podía. Entonces recordó la primera impresión que le había producido la aparecida. Había algo raro en sus ojos, como si nunca hubiesen llorado…
Trasmitió la información urgentemente a la base, a 30.000 años luz de distancia. Había descubierto una nueva forma de conocimiento y comunicación en la galaxia. Una forma que nadie mas conocía. ¿Estaban frente a una raza superior?
Decidió esperar. No era prudente descubrirse ahora, esperaría hasta la noche para el despegue. Quizás alguna de las esporas inteligentes de un planeta vecino supiera cómo actuar.
Gracias, Francisco por tu aporte.
Muy interesante y bien escrito.
Felicidades!
Hola Francisco (Tabares), espero que te llegue mi propuesta.
Me ha gustado tu aportación, creo que tienes madera para este tipo de relatos entre la ciencia y la ficción. Al leerte saltó en mi mente un comentario que hicieron en la última entrada de mi serie “La Biografía de la Vida”. El amigo Karlos F me proponía lo siguiente:”¿Que te parece hacer un análisis de las 50 soluciones a la paradoja de Fermi?”
Yo le dije que no. Pero creo que tú estás capacitado para ello. Zambullirte en la paradoja de Fermi y filosofar acerca de ello puede ser muy interesante. Para ti como escritor y para los lectores. Se puede hablar de mucha ciencia aplicando la imaginación que tu demuestras tener.
Por eso te animo a que comiences con nosotros la aventura. Se que te lo vas a pasar bien pues ésta ha sido mi experiencia participando en El Cedazo.
¡Nueva serie… “Resolviendo la paradoja de Fermi: 50 soluciones que hermanan ciencia e imaginación”! ¡Por el gran Tabares!
OK, acepto el reto…dime como se empieza….
Saludos
Paco
Hola Francisco,
no sabes lo que me alegro de tu decisión. Como experiencia personal no te vas a arrepentir.
Quienes te pueden asesorar mejor son los dos editores Mac y J, que no por ser lo “jefes” no dejan de ser amigos y colaboradores. Pero para empezar mira a la parte inicial de esta entrada, en la cabecera, y verás que pone “Únete”. Le das y se abre otra página en donde te explican cómo se puede participar. En esta nueva página verás el enlace “Escribir” que te permite entrar en el editor WordPress y así empezar a escribir y juguetear.
Como dice la página todo es bastante intuitivo. Mi experiencia es que con la ayuda de Mac y J, que seguro se pondrán en contacto contigo, vas a dominar rápidamente el tema.
Seguro que veremos una gran serie.
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