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Las monedas del euro




Dentro de esta serie sobre el euro, y tras haber hablado ya sobre los billetes de euro, en este artículo hablaré sobre sus complementarios, esos discos metálicos redondos y con dibujitos: hablaré de las monedas de euro.

Los diseños

En abril de 1996 el Consejo de Asuntos Económicos y Financieros de la Unión Europea, el ECOFIN[1] acordó las características comunes que debían tener todas las monedas de la nueva divisa, el euro. Se decidió que, al contrario que los billetes, las monedas tendrían una cara común para todos los países —el reverso— y una cara nacional, diferente para cada país —el anverso—. Del diseño de las caras nacionales se encargarían los bancos centrales de cada país, pero el diseño común estaba a cargo del ECOFIN y de la Comisión Europea. Así, se convocó un concurso a nivel europeo para decidir los diseños de las monedas que, a partir de 2002, serían una realidad en los monederos de la mayoría de ciudadanos europeos.

Los diseños tenían una única norma: debían aparecer tanto el nombre oficial de la moneda —«euro» para los euros y «euro cent» para los céntimos— como, lógicamente, la denominación. Dichas denominaciones, al igual que sucedía con los billetes, estaban predeterminadas: 1, 2, 5, 10, 20 y 50 euro cent, y 1 y 2 euro.[2] Además, el diseñador podía optar por varias temáticas diferentes, al igual que en el caso de los billetes; en esta ocasión, las temáticas eran «Arquitectura y Estilos Decorativos», «Los Objetivos e Ideales de la Unión Europea» o «La Identidad Europea».

El 13 de marzo de 1997, cuando ya se habían recibido 36 diseños diferentes, se cerró el plazo. Un grupo de expertos seleccionados por el entonces Secretario General de la Comisión Europea, el barón David Williamson, se encargó de elegir, de entre estos diseños, los que pudieran llevarse a la práctica, y la cosa se quedó en nueve opciones que puedes ver aquí. Estas nueve opciones se presentaron a los ciudadanos de todos los países de la Unión entre abril y mayo de 1997, para que eligieran la que más les gustara.

Si el austríaco Robert Kalina fue el elegido para los billetes, el honor de diseñar las monedas del euro le correspondió a un belga, empleado de la Real Casa de Moneda de Bélgica: Luc Luycx. Y no es que ganase por los pelos, ni muchísimo menos: un aplastante 64 % de los entrevistados eligió su diseño. Y obtener un 64 % de entre dos diseños ya está bastante bien, pero es que no había dos diseños: había nueve. O sea, que muy bueno debe de ser el tal Luycx.

Diseños antiguos

Diseño de la caras comunes de las monedas de 1 €, 0,50 € y 0,05 €, usadas hasta 2007 (click para ampliar).

El diseño de Luycx

El grabador belga eligió unos motivos para las monedas de euro que reforzaran la identidad europea; no en vano, de entre los nueve diseños finalistas, el suyo es el único en el que aparece un mapa de Europa. No obstante, si se hubiese limitado a colocarle un mapa de Europa a cada moneda y punto, tal vez su diseño no hubiese ganado; lo que lo hace especial, a mi modo de ver, es que cada diseño refleja algo distinto.

En las monedas de 1, 2 y 5 céntimos de euro, aparece un mapamundi en el que la Unión Europea se encuentra en el centro y resaltada: está diciendo «éstos somos nosotros, y ésta es nuestra localización en el globo, por si nos buscas». Observa que no aparecen fronteras: la Unión aparece como un todo. He aquí una representación de la unidad, pues por algo la Unión Europea se llama Unión.

En las monedas de 10, 20 y 50 céntimos tenemos a los 15 países que conformaban la Unión Europea para esa época, pero están notablemente separados, dando al mapa el aspecto de un archipiélago. Es como queriendo decir «sí, somos una Unión, pero no somos un solo Estado: aunque tenemos muchas cosas en común, somos países individuales, no una sola supernación». Por último, en las monedas de 1 y 2 euros se conjugan los dos aspectos reflejados en las monedas de denominaciones más bajas: la individualidad de las naciones por separado y la unidad de la UE. En efecto, la Unión aparece representada en bloque, con unas fronteras tan finas que hay que acercarse la moneda al ojo para darse cuenta de que aún están ahí… pero están, al fin y al cabo.

Cambios posteriores

Diseños modernos

Diseño de las caras comunes de las monedas de 1 € y 0,50 € desde 2007 (click para ampliar).

El diseño original de Luc Luycx tenía un problema: aparecían todos los países que componían la Unión Europea… en 1997, lo que se conocía como la «Europa de los Quince». Pero resulta que la Unión ha sufrido varias ampliaciones desde entonces: la primera fue en 2004, en la que se incorporaron Chipre, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Hungría, Letonia, Lituania, Malta, Polonia y la República Checa.[3] Alguien podría alegar «bueno, pero no importa, porque ninguno de esos países usaba el euro, así que daba lo mismo que salieran en las monedas o no». Muy cierto, sólo que en el año 2007 Eslovenia se incorporó a la Eurozona, tal como escribí en mi primer artículo. Y Eslovenia no aparece.[4] Por ello, en ese mismo año se introdujo un nuevo diseño para las monedas desde 10 céntimos hasta 2 €, en el que aparece, sin fronteras, todo el continente europeo —no sólo la Unión Europea—, incluidas las islas de Malta y Chipre. Islandia no aparece, cierto, pero, ¿quién sabe cuándo utilizará Islandia el euro?

Hay que aclarar, por cierto, que los nuevos diseños no entraron a la vez en todos los países: en 2007 lo empezaron a utilizar Alemania, Bélgica, la recién incorporada Eslovenia, España, Finlandia, Francia, Grecia, Irlanda, Luxemburgo y los Países Bajos. Por su parte, el resto de naciones —Austria, Chipre, Italia, Malta, Portugal, San Marino y la Ciudad del Vaticano— introdujeron el nuevo reverso en 2008.

Alguien habrá notado que no he dicho ni mu sobre las monedas pequeñas, de 1, 2 y 5 céntimos de euro. Cierto, pero es que estos diseños no han sido cambiados. A pesar de que los países que aparecen resaltados en el mapamundi son sólo los de la Europa de los 15, la Comisión Europea decidió que no era necesario un cambio en estas monedas, pues su diseño tiene únicamente la función de representar la situación del continente europeo en el mundo.

Por último, un detalle que no podía faltar: la firma. Luycx, como todo buen artista, firmó su obra, y su firma —una doble L estilizada— puede verse en la parte derecha de todas las monedas. En las más pequeñas está a la derecha del mapamundi, en las de 10, 20 y 50 céntimos está junto al cero del valor, mientras que en las de 1 y 2 euros se encuentra bajo la O de «EURO».

Las caras nacionales

Cada país estaba autorizado a diseñar su propia cara nacional, pero no libremente sino con una serie de restricciones y recomendaciones, tal y como sucedía con las caras comunes. Por ejemplo, en todas las monedas debían aparecer las doce estrellas de la Unión Europea. Sin embargo, las recomendaciones del Consejo Europeo han ido cambiando a lo largo de la breve historia del euro, haciéndose más estrictas en algunos aspectos, y obligando a algunos países —para regocijo de los coleccionistas— a modificar sus caras nacionales para adaptarlas a las nuevas normas, como ya ha pasado en Finlandia —2007—, Bélgica —2008— y España —2010—. Estas han sido algunas de esas recomendaciones:

  • DOUE C247/5 de 15 de octubre de 2003: Prohibido cambiar la cara nacional de las monedas hasta 2008, salvo fallecimiento del jefe de Estado.
  • DOUE L186/2 de 18 de julio de 2005: Obligación de que aparezca en la cara nacional el nombre del país emisor o una abreviatura del mismo. Se prohíbe la aparición en la cara nacional del valor de la moneda o su nombre, excepto si es debido al uso de un alfabeto diferente. En el canto sí puede aparecer el valor de la moneda o su nombre, si se emplea únicamente la cifra 2 y/o la palabra «euro».
  • DOUE L9/53 de 14 de enero de 2009: Obligación de poner en circulación las monedas de euro a su valor nominal. Obligación de que las estrellas figuren tal y como aparecen en la bandera europea. Prohibido cambiar la cara nacional de las monedas salvo fallecimiento del jefe de Estado, o bien cada 15 años para adaptar el diseño a la nueva apariencia del jefe de Estado. Se permite cambiar el diseño si es para adaptarlo a estas recomendaciones.

Podría parecer que estas recomendaciones son chorradas, pero hay que tener en cuenta que hay diseños que han cambiado debido a ellas, y otros deberán cambiar de un momento a otro: los de Alemania —en la moneda no pone por ninguna parte el nombre del país ni ninguna abreviatura—, Austria —porque repite el valor de la moneda—, Grecia —no aparece el nombre del país—, Luxemburgo —en la mayoría de monedas las estrellas no aparecen como en la bandera europea, sino trazando un semicírculo— y los Países Bajos —por la misma razón—. Ya cambiaron sus diseños nacionales debido a estas recomendaciones Finlandia, Bélgica y España.

Especificaciones técnicas

Para ayudar a diferenciar todas las monedas de un solo vistazo, están fabricadas de diferentes materiales. Las de valores inferiores son de acero recubierto de cobre: un 94,35 % de acero con un 5,65 % de cobre. Las monedas de 10, 20 y 50 céntimos, por su lado, son de una aleación denominada oro nórdico. El oro nórdico —que no contiene oro para nada, de hecho ni siquiera su aspecto es muy parecido al del oro— es una aleación que contiene un 89 % de cobre, 5 % de aluminio, 5 % de zinc y 1 % de estaño. Esta mezcla de metales no es exclusiva del euro, sino que ya se había utilizado con anterioridad, notablemente en la moneda de 10 coronas suecas —de ahí lo de nórdico—, y además tiene un montón de propiedades: es antimicrobiana, antialérgica e inoxidable.

¿Y qué pasa con las monedas gordas, las de 1 y 2 €? Pues que, como ya sabrás, son bimetálicas. La parte dorada —el anillo en la moneda de 1 € y el centro en la de 2 €— es de níquel-latón, aleación que consta de un 75 % de cobre, un 20 % de zinc y un 5 % de níquel, mientras que la parte plateada —el centro de la moneda de 1 € y el anillo de la de 2 €— es de cuproníquel, cuya composición no es muy difícil de adivinar: cobre (75 %) y níquel (25 %).[5]

20 céntimos - España

Moneda española de 20 céntimos de euro, con forma de «flor española» (Fuente: Wikipedia)

Los cantos de las monedas son también algo a lo que se debió prestar atención. Para ayudar a las personas de visibilidad reducida a identificar las monedas, sus cantos son diferentes, alternándose según su valor. Así, las monedas de 1 y 5 céntimos de euro tienen el canto liso, mientras que la de dos céntimos tiene una acanaladura que rodea toda la moneda, y que se nota fácilmente pasando la uña por el canto. Del mismo modo, las de 0,10 € y 0,50 € tienen un canto ondulado al que se le suele denominar festoneado o festonado, mientras que la de 0,20 € tiene forma de «flor española».[6] Para terminar, la moneda de un euro va alternando el canto liso con el estriado, mientras que la de dos euros tiene un canto estriado enteramente, con una inscripción, que varía según el país emisor. En España, esta inscripción es «2 ★ ★» repetida seis veces, del derecho y del revés.

El resto de datos técnicos —diámetro, grosor y peso— se detallan en esta tabla:

Valor (€) Diámetro (mm) Grosor (mm) Peso (g)
0,01 16,25 1,36 2,30
0,02 18,75 3,06
0,05 21,25 3,92
0,10 19,75 1,51 4,10
0,20 22,25 1,63 5,74
0,50 24,25 1,69 7,80
1,00 23,25 2,125 7,50
2,00 25,75 1,95 8,50

Las monedas pequeñas y el «redondeo sueco»

Producir y mantener en producción las monedas de más baja denominación del euro, las de uno y dos céntimos, es caro. Muy caro, más aún teniendo en cuenta la subida en los precios del metal, y sabiendo que el 80 % de las monedas emitidas en la Unión cada año son de 1, 2 ó 5 céntimos de euro. Es por ello que algunos países, en concreto Finlandia y el Reino de los Países Bajos, llevan a cabo por ley lo que se conoce como «redondeo sueco»: en los pagos en efectivo, los precios se redondean a los cinco céntimos más cercanos, de modo que 8,32 € se redondean a 8,30 €, y 4,13 € se redondean a 4,15 €. Este procedimiento se realiza en caja, lo cual quiere decir que los precios de los artículos, por ejemplo en un supermercado, no están redondeados. El «redondeo sueco» se aplica sobre el montante total de la compra, no sobre cada artículo individualmente, y sólo si se paga en efectivo.[7]

Las monedas de 1 y 2 céntimos de euro siguen acuñándose y emitiéndose, sí, pero sólo para coleccionistas, porque no circulan en la calle. Y aunque siguen siendo de curso legal —se puede pagar con ellas, aunque el país no las emita— muchos comercios no las aceptan como medio de pago.

Entonces, si es tan engorroso mantenerlas y tan caro producirlas, ¿para qué porras están ahí? ¡Que las quiten y punto! Pues va a ser que no. A pesar de que —según los Eurobarómetros— la mayoría de los ciudadanos europeos apoyaría la retirada de estas monedas, el Banco Central Europeo y algunos gobiernos centrales no están de acuerdo con la iniciativa. La razón más esgrimida es que las monedas de uno y dos céntimos permiten los famosos precios «con noventa y nueve», tipo 1,99 €, ó 29,99 €, o cosas así. Un 1,99 es mucho más atractivo que un 2, y claro, esto favorece el consumo una barbaridad. Eliminar las monedas pequeñas obligaría a los comerciantes a convertir un 1,99 en un 1,95, perdiendo cuatro céntimos de euro por artículo —que no es moco de pavo—, o bien en un 2,00, con la consiguiente pérdida de clientes, que aunque parezca que no, sería significativa.

¿La solución a este dilema? Bueno, una sería hacer que estas monedas fueran iguales para todos los países de la Unión, sustituyendo la cara nacional por otra común, lo cual abarataría los costes de producción. Sin embargo, lo más probable es que las cosas sigan como están.

Monedas conmemorativas

Moneda conmemorativa de 2 € emitida por España en 2005, por el aniversario de la publicación del Quijote. (Fuente: La Maison Numismatique)

El mundo del euro sería tremendamente aburrido, y no sólo para los coleccionistas, si absolutamente nada hubiese cambiado desde el 1 de enero de 2002. Por supuesto, como ya se ha dicho, si en una moneda aparece un jefe de Estado y éste fallece, está permitido que se cambie el motivo de la moneda, como ya pasó en 2005 en Mónaco —tras el fallecimiento de Su Alteza Serenísima el príncipe Raniero III— y en la Ciudad del Vaticano, el mismo año —por la muerte de Su Santidad el papa Juan Pablo II—. No obstante, dado que la muerte de un gobernante no es —por fortuna— algo que suceda todos los días, y los requisitos para cambiar los motivos de las monedas son bastantes y bastante estrictos, existen otros dos tipos de monedas, digamos «especiales», que se denominan monedas conmemorativas.

Las monedas conmemorativas, como su propio nombre indica, están pensadas para celebrar un acontecimiento importante, y pueden ser de dos tipos: bien monedas normalitas de dos euros con un anverso diferente, o bien monedas de metales nobles, como oro y plata.

Las monedas conmemorativas de 2 €

Desde 2004, el Consejo Europeo permite que una pequeña fracción de las monedas de dos euros que emite cada país tenga un anverso diferente, para conmemorar algún evento especial. Por supuesto, los diseños de estas monedas deben cumplir las recomendaciones del Consejo Europeo igual que las monedas normales —lo de que tienen que aparecer las doce estrellas y todo eso—, pero hay otras restricciones a tener en cuenta:

  • Sólo se puede emitir una moneda conmemorativa por país y año, excepto si se realiza una emisión conjunta —esto se explicará más adelante— o bien si el puesto de Jefe de Estado queda vacante.
  • Sólo se pueden emitir monedas conmemorativas en el formato de 2 €.
  • No pueden superar el 0,1 % de todas las monedas de 2 € sacadas el año anterior por todos los países de la Eurozona, o bien:
  • No pueden superar el 5,0 % de todas las monedas de 2 € sacadas el año anterior por ese país.

Por poner algunos ejemplos, en 2005 España emitió una moneda conmemorativa de 2 € para celebrar el cuarto centenario de la publicación de la primera parte de El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, en la que aparecía el protagonista de la novela —con su bacía y su lanza— junto a dos molinos de viento. Otro ejemplo podría ser el de San Marino, que en 2006 emitió otra moneda para conmemorar los 500 años de la muerte de Cristóbal Colón.

Tratado de Roma Genérico/Finlandia

Emisión conjunta sobre los 50 años del Tratado de Roma. Diseño genérico a la izquierda y moneda emitida por Finlandia a la derecha.

Emisiones conjuntas

Acabamos de decir que cada país sólo puede sacar una moneda conmemorativa cada año, a menos que se trate de una emisión conjunta. Pero, ¿qué es una emisión conjunta?

Una emisión conjunta se trata de una moneda conmemorativa que es emitida el mismo año por todos los países de la Eurozona[8] con el mismo diseño. Sólo cambia el nombre del país y, si hay algún otro texto, se va traduciendo al idioma de cada uno de los países.

Hasta la fecha se han realizado dos emisiones conjuntas. La primera, en 2007, fue para conmemorar el quincuagésimo aniversario de la firma del Tratado de Roma, el tratado que establecía la Comunidad Europea, el 25 de marzo de 1957. Fue diseñada, con posteriores modificaciones, por el Banka Slovenije —el Banco de Eslovenia—. La segunda, en 2009, celebraba la primera década de vida del euro, que como sabrás entró en vigor el 1 de enero de 1999, y su diseño corre a cargo del griego Geórgios Stamatópoulos —en griego, Γεώργιος Σταματόπουλος, quien firmó la moneda con sus iniciales en griego «ΓΣ»—, de quien volveremos a hablar cuando lleguemos a Grecia, si Dios quiere, o si el lector quiere, mejor dicho.

Las monedas de coleccionista

10€ plata

Moneda de plata de 10 € emitida por España en 2004, para conmemorar la boda de SS. AA. RR. los príncipes de Asturias. (Fuente: Wikipedia)

Las monedas de coleccionista, fabricadas normalmente en metales nobles como oro o plata, no están dedicadas a la circulación, sino al coleccionismo, y usualmente su valor facial es mayor que el de las monedas de circulación. Son de curso legal, y si quisieras pagar en algún súper con una moneda de oro de 100 euros, podrías hacerlo perfectamente, pero esto no se hace por una razón fundamental: en estas monedas, normalmente, el oro o la plata que lleva la moneda vale más que el valor facial de dicha moneda. En mi ejemplo de la moneda de 100 €, el oro que hay en esa moneda vale más de cien euros. Es por ello que estas monedas no están pensadas para que se pague con ellas, sino para coleccionismo, y también como inversión.

Como con todo, siempre hay excepciones: Austria, Francia y Portugal han acuñado monedas conmemorativas cuyo valor facial es de menos de dos euros. En concreto, Bélgica ha emitido una moneda de 1,50 €, Portugal tres de 0,25 € y dos de 1,50 €, y Francia veinticinco de 0,25 € y ciento cuatro de 1,50 €. Sí, lo sé, es una burrada, y es que Francia es el país de la Eurozona que más monedas de coleccionista ha emitido con muchísima diferencia: trescientas treinta y ocho. Para que te hagas una idea, los restantes quince países han emitido 471 monedas… ¡entre todos! La media saldría a 31 monedas cada país, sin contar a los franceses.

Y claro, es usual que estas monedas, debido a su bajo valor facial, no estén hechas de metales nobles. Por ejemplo, las de 3 € de Eslovenia son bimetálicas, con el disco central de cuproníquel y el anillo circular de níquel-latón. En Austria, además del oro y la plata, han utilizado niobio anodizado para algunas de sus monedas.

¿Y las caras nacionales?

En este artículo no he detallado los diseños de las caras nacionales del euro. La razón es que hay que hacerlo en varios artículos, ya que es un tema bastante extenso y hay muchos países, y me gustaría decir algo más que «en tal moneda aparece tal cosa y en tal otra aparece tal otra cosa». Así que en las próximas entradas que escriba iré hablando de las caras nacionales, país por país. Procederé en orden alfabético, comenzando por Alemania. Eso, si este tema tiene éxito, claro está ;-)


  1. Aunque la nota sea innecesaria: ECO por ECOnómico y FIN por FINanciero. []
  2. Oficialmente, las expresiones «euro cent» y «euro» no tienen plural. Mejor dicho, el plural se escribe igual que el singular: se dice «1 euro, 2 euro, 3 euro» y no «1 euro, 2 euros, 3 euros»… A mí me suena fatal, y en español ninguno lo decimos así en la vida diaria; pero es la denominación oficial, y en otros idiomas sí se sigue la norma. En italiano, por ejemplo, apenas nadie dirá «10 euri», sino «10 euro», y en alemán, igual. []
  3. Sólo ha habido una ampliación más después de ésa, en 2007, cuando se incorporaron Rumanía y Bulgaria. Se piensa que el próximo país en entrar será Croacia, que podría acceder a la Unión el año que viene. []
  4. Por supuesto, tampoco aparecían Malta y Chipre, incorporadas en 2008, ni Eslovaquia, incorporada en 2009, ni Estonia, recién añadida en este año 2011. []
  5. Por cierto, aunque en España no estemos muy hechos a las monedas bimetálicas, no son ninguna novedad: la primera moneda bimetálica de la Modernidad fue emitida por Italia en 1982 y era de 500 liras, y ya había ejemplos anteriores como una moneda de un centavo de Estados Unidos, del año 1792, fabricada en cobre con centro de plata. []
  6. La forma de «flor española», un borde liso con siete muescas, fue utilizado por primera vez —según Wikipedia— en la moneda española de 50 pesetas, acuñada entre 1990 y 2000. Hoy se puede ver, además, en la de 10 qəpik de Azerbaiyán y en la de 20 centavos de Nueva Zelanda. []
  7. Esta práctica era absolutamente normal, aunque no oficial, en España en los diez o doce últimos años de la peseta: como las pesetas eran minúsculas y casi nadie las usaba, se redondeaba al duro —5 pesetas— de forma sistemática en la gran mayoría de establecimientos, sobre todo supermercados. []
  8. Mentira: todos los países de la Eurozona que pertenecen a la Unión Europea. Esto significa que ni San Marino, ni Mónaco, ni la Ciudad del Vaticano participan en las emisiones conjuntas. []

Sobre el autor:

Saul_IP (Saúl Iglesias Prieto)

Con 22 años, soy estudiante de Ingeniería Química, me gusta casi todo tipo de música (sí, la clásica también, ¡viva Bach!), los coches antiguos y coleccionar cosas, en especial monedas de euro. Llegué a El Cedazo a través de El Tamiz, del que soy un fan incondicional desde 2008.
 

{ 6 } Comentarios

  1. Gravatar J | 25/03/2011 at 09:27 | Permalink

    Una pregunta: esas monedas de coleccionistas cuyo valor facial es menor que el valor de su oro, ¿a qué precio la vende el emisor? Es que si las vende al precio facial, está regalando dinero al coleccionista, ¿no? Dinero que sale de mis impuestos, claro.

    Yo tengo un par de ellas, de plata, conmemorativas del mundial de 2010, pero como fueron un regalo no sé lo que costaron…

  2. Gravatar Saul_IP | 25/03/2011 at 11:25 | Permalink

    @ J:

    Hasta donde yo sé (y que alguien me corrija si me equivoco) el banco las vende por el precio del metal. Hay excepciones: parece ser que las de 10 € de Alemania se venden por el valor facial.

    Yo tengo una de la era pre-euro: 1000 pesetas de 1998, creo recordar, de plata. Me la compró mi madre por aquel entonces y no sé cuánto costó, pero ya me informaré :)

  3. Gravatar Eagle | 26/03/2011 at 11:26 | Permalink

    Hola Saul. Debo decir que, aunque el tema del “euro” no era algo que en principio entraba entre mis temas de interés, ya me he leído dos artículos enteros de los que has hecho, sorprendiéndome en que han resultado muy interesantes.

    Por ejemplo en este he descubierto montones de detalles sobre las monedas que desconocía por completo, como el tema de las diferencias para las personas de visibilidad reducida. Nunca me había planteado que los cantos eran diferentes por eso. No siquiera me había fijado en el mapamundi de las monedas pequeñas.

    Son detalles tan pequeños que pasas por alto con facilidad pero realmente son muy interesantes. Enhorabuena por el artículo.

  4. Gravatar Saul_IP | 26/03/2011 at 02:16 | Permalink

    @ Eagle:

    ¡Gracias! Ése es uno de los objetivos: despertar algo de interés por el euro en gente que tal vez nunca se hubiese interesado especialmente por el tema.

    Me alegro mucho que te hayan gustado los artículos, sobre todo teniendo en cuenta que ¡son larguísimos! Intento escribirlos más cortos, pero siempre acabo enrollándome como las persianas :P

  5. Gravatar Alberto | 31/03/2011 at 11:08 | Permalink

    Me están encantando tus artículos sobre el euro.

    Muy curioso el apunte de las 10 coronas y el oro nórdico, no es la primera vez que la confundo la moneda de 10 céntimos al ir a pagar.

    No te preocupes por la longitud, siempre que sigan siendo tan amenos.

  6. Gravatar pululando | 03/04/2012 at 11:46 | Permalink

    Un temilla, del que quizá sepan algo, y quizá tengan a bien aclararme.

    Creo recuerdar que cuando se establecieron las características de las monedas hubo una discusión bastante larga en Bruselas acerca de cómo debería ser el reverso, si “reverso moneda” (el que tenían las pesetas) o “reverso medalla” (el que finalmente tienen los euros) [es decir que si estoy mirando la cara de la moneda con el mapita de Europa con el Norte para arriba, debo rotarla sobre un eje vertical para ver a cervantes del derecho ].

    Vamos, la cosa es si saben porqué se decidió esto y no lo contrario.

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  1. [...] Esta resistencia a la oxidación y la corrosión, además del hecho de que era más barato que la plata, hizo que desde el principio el níquel se utilizara, puro o aleado, como sustituto de ese metal en joyería o cubertería. Claro, no es exactamente plata ni brilla igual, pero menos da una piedra — salvo que esa piedra sea Kupfernickel, por supuesto. También se usaba mucho en monedas en vez de plata u oro, por ser más barato pero razonablemente bello. Al final ha resultado que hay gente alérgica a este metal, sin embargo, con lo que ya se usa mucho menos para joyería aunque algunas monedas siguen conteniéndolo. [...]

  2. Gravatar Las monedas del euro | 30/08/2012 at 05:52 | Permalink

    [...] "CRITEO-300×250", 300, 250); 1 meneos Las monedas del euro eltamiz.com/elcedazo/2011/03/25/las-monedas-del-euro/  por JohnPR775 hace [...]

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