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El Universo Subprime – El Cuarto Poder

(Esta entrada es la continuación de la introducción a la serie que se publicó hace unas semanas).

Cuando el poder legislativo está unido al poder ejecutivo en la misma persona o en el mismo cuerpo, no hay libertad porque se puede temer que el monarca o el Senado promulguen leyes tiránicas para hacerlas cumplir tiránicamente.
El espíritu de las leyes, Montesquieu.

Charles Louis de Secondat, Baron de Montesquieu

Charles Louis de Secondat, Barón de Montesquieu

18 de enero de 1689, en el Castillo de la Brède, a escasa distancia de Burdeos, Charles Luis de Secondat nace. A finales de ese mismo año, en Inglaterra, la monarquía absoluta de derecho divino recibe su golpe de gracia. El parlamento inglés proclama como reyes de Inglaterra a María Estuardo, legítima heredera, y a su marido Guillermo III de Orange. A cambio éstos se avienen a reconocer la Bill of Rights, una declaración por la que, de facto, Inglaterra se convierte en monarquía constitucional. En lo sucesivo, el rey no podrá dictar leyes sin contar con la preceptiva aprobación parlamentaria.

Pero al pequeño Charles, que más tarde pasaría a la posteridad como Barón de Montesquieu, estos acontecimientos le vienen aún demasiado grandes. Todavía está por llegar el tiempo en que se convierta en uno de los más importantes representantes de la Ilustración. Ferviente admirador de las leyes inglesas, dedicaría parte de su libro El espíritu de las leyes a la Constitución de Inglaterra, obra de la cual está tomado el extracto que encabeza este artículo.[1]

Montesquieu no sólo fue un gran divulgador de las ideas de John Locke, pensador inglés que se anticipó a todos al preconizar la separación de los poderes ejecutivo y legislativo, sino que además defendió la separación del poder judicial de los otros dos. Él mismo expone de un modo inmejorable los motivos que hacen necesaria este nuevo cisma.

Tampoco hay libertad si el poder judicial no está separado del legislativo ni del ejecutivo. Si va unido al poder legislativo, el poder sobre la vida y la libertad de los ciudadanos sería arbitrario, pues el juez sería al mismo tiempo legislador. Si va unido al poder ejecutivo, el juez podría tener la fuerza de un opresor.[2]

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Historia de un Viejo Informático. El Data Warehouse entró en nuestras vidas… para quedarse.

En la entrada anterior os hablé de los antecedentes que nos llevaron algún tiempo después a los Data Warehouses; esa entrada acabó con la llegada al mercado de esas nuevas máquinas de proceso masivo en paralelo, casi todas con un cierto sabor de UNIX, que, herederas de los superordenadores de las décadas anteriores, comenzaron a ser ofrecidas al mercado a mediados de los noventa.

Como no había tanto mercado para tantísimo superordenador entre Agencias Gubernamentales, Universidades y Fábricas de Armamento Vario (sus clientes habituales), los fabricantes buscaron un nuevo nicho de mercado donde colocar tanta máquina con decenas de procesadores… Y este hecho coincidió en el tiempo con la creciente necesidad, entre tantas empresas comerciales, de contemplar su información de negocio de forma distinta a la que siempre habían usado: la transaccional.

La evolución de los Sistemas, y la creciente competencia en el mercado, hacía que cada vez más fuera necesario eliminar trabas a los usuarios en sus consultas de la información procedente del negocio, capturada por los Sistemas Operacionales normales de la Compañía, pero que antes sólo se podía ver de forma agregada, por ejemplo: Ventas totales en el mes (sí, pero ¿cómo se distribuyen por negocios, o por tipo de sucursal…?), Impagados totales en el trimestre (vale, pero ¿qué tipología de cliente impaga más, solteros o casados; jóvenes o mayores…?), etc.

De acuerdo, se vislumbraba que la solución vendría de la mano de esas nuevas máquinas con múltiples procesadores y coste más asequible que un mainframe, pero… ¿cómo conseguimos organizar un Sistema de estos para poder dar el servicio que necesitan las empresas? Porque con tener un hardware potencialmente poderoso no basta, hay que tener además un software que permita este acceso de forma cómoda y eficiente… y de eso aún no había a principios de los noventa, aunque pronto iba a cambiar la cosa… Llegaba el Data Warehouse para solucionarnos la vida… y aligerar la cartera de los clientes.

Como la serie tiene ya un cierto número de capítulos, cerca de la veintena, aquí os dejo el enlace donde hallaréis una cómoda forma de llegar a cada uno ellos.

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¿Qué significa ser escéptico?

Quizás no sea una palabra demasiado afortunada para representar lo que en verdad significa. O quizás sea su escasez en nuestra sociedad la que hace que pierda su significado. En cualquier caso, al escuchar, al ver o al leer lo que nos brindan los siempre amados medios de información, nos topamos con un desolador desafío: ¿en qué creer y en qué no?

Es alarmante el crecimiento de la difusión de pseudociencias, falacias, y demás disparates que atentan contra el futuro de nuestra sociedad (por no decir de la especie humana). Creo, pues, urgente detenernos a reflexionar sobre esto y empezar a tomar medidas. Por supuesto que no soy el primero, ni seré el último, pero no me sentiría feliz no habiendo hecho mi (modesto) aporte.

Casi irónicamente, la falta de escepticismo conduce a que la palabra escéptico sea malinterpretada. El hombre escéptico es visto (precisamente por el no escéptico) como aquel “reacio a aceptar nuevas verdades”, de “mente cerrada”, “que no cree nada”, y con otros adjetivos despectivos. Aquel que así lo piense no tiene la menor idea de lo que significa ser escéptico. La actitud escéptica no consiste en negar afirmaciones inconsistentes, como por ejemplo “anoche escuché un zumbido que muy posiblemente provino de un platillo volante extraterrestre”, sino en dudar, en examinar argumentos, en buscar evidencias, en no aceptar nada sin previo análisis, con el sólo afán de hallar conocimiento firme. El escepticismo no es un capricho; es una forma de vida.

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El Cedazo en mayo

Disculpas por la tardanza, pero está siendo una semana muy, muy mala. Aquí tenéis las estadísticas de El Cedazo en mayo.

Artículos

Durante abril se han publicado 8 artículos, lo que eleva el total a 108 entradas publicadas, obra de 14 autores diferentes. Este mes se ha unido a nosotros Mazinger con la introducción a su serie, tan anhelada por varios de nosotros, sobre la crisis global, cuya continuación tendréis dentro de unos pocos días. Una vez más, no es buena noticia que sólo crezcamos en un autor, pero por otro lado, al menos hay sangre nueva.

La serie que ha mantenido su momento sin titubeos este mes ha sido, una vez más, la de Macluskey con sus historias de la informática de los tiempos heroicos (aunque ya nos movemos por tiempos cada vez menos heroicos). Todavía nos quedan unas semanas más de disfrutar con ella, así que no lloréis antes de tiempo.

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Historia de un Viejo Informático. …Y en las empresas descubrimos qué era el “procesamiento paralelo”

En la entrada anterior, donde terminamos los dos capítulos dedicados a las convulsiones de todo tipo que acontecieron en los tormentosos años noventa, que acabaron con el cambio del foco de la rentabilidad, que pasó del hardware (que tradicionalmente había sido el máximo generador de beneficios) al software y los Servicios Profesionales, donde hoy sigue.

Pero lo más importante quizá de esa década tan movida fue que se vivió un enorme crecimiento de las aplicaciones informáticas instaladas en todas las empresas. Si a principios de la década podían existir empresas (no muy grandes, desde luego) sin apenas ninguna aplicación informatizada, a finales era ya imposible: o tenías tus aplicaciones principales soportadas en sistemas informáticos, o estabas muerto (más bien cerrado…).

Así que la cantidad de información de que se disponía almacenada en los ordenadores de las empresas e instituciones era cada vez mayor, y creciendo de forma exponencial. Centenares de millones de registros, miles de millones… Y claro, los usuarios querían acceder a toda esa información para aprender cada vez más sobre sus clientes, sus productos, sus proveedores, sus empleados… su negocio, en definitiva. Y parte de esta información era fácilmente accesible, y otra, no tanto. Y otra más, la gran mayoría, era totalmente inaccesible: estaba enterrada entre decenas de bases de datos, con estructuras en buena medida incompatibles entre sí… así que la información, estar, lo que se dice estar, estaba… pero estar, lo que se dice estar… pues no estaba. Se me entiende, ¿no?

De las causas de esta situación, de cómo la tecnología comenzó a encontrar soluciones, o mejor, a aplicar soluciones que ya había para otras cosas a estos problemas, y de cómo empezamos a resolverlo trata este artículo…

La serie va ya teniendo un buen número de capítulos, así que aquí os dejo el enlace, donde podéis encontrar un acceso directo a cualquiera de ellos.

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Historia de un Viejo Informático. Los tormentosos años noventa(II): La imparable ascensión de los “minis”.

En la entrada anterior dimos un personal repaso a los hechos que acontecieron durante finales de los ochenta y la primera parte de los noventa, que acabaron con el dominio de IBM en el lucrativo mundo del PC, y cambiando el foco desde el hardware al software: a partir de esos años, las compañías que fabricaban hardware dejaron de ser las dominadoras del mercado, lugar en el que les sucedieron las compañías fabricantes de Sistemas Operativos y Suites Informáticas.

En ésta de hoy me centraré en las convulsiones similares que acontecieron esa década en el mundo de las llamados “miniordenadores”, y cuya consecuencia fue, por un lado, la propia pérdida del concepto de “miniordenador”, y por otra, igual que en el mundo del PC, en el cambio de foco de la rentabilidad, desde el hardware donde siempre había estado, al software (situación que continúa vigente nuestros días).

Lago Baikal, desde el espacio

Lago Baikal, desde el espacio

Una vez más os advierto que no esperéis ningún tipo de crónica oficial, contaré todo esto tal como yo lo viví (o, al menos, como lo recuerdo), así que puede haber multitud de errores e inexactitudes, por los que os pido disculpas anticipadamente, y puede también que no estéis de acuerdo con parte de lo que os cuente… pero tened en cuenta que la memoria de este abuelo cebolleta puede tener lagunas… del tamaño del Lago Baikal, así que solicito comprensión, comprensión a espuertas

Además, debéis tener en cuenta que todo lo que os contaré hoy sucedía simultáneamente a la guerra de los PC’s de que os hablé en la entrada anterior, y a muchas otras cosas que ocurrían en todos los frentes… Fueron años divertidos, los 90 del siglo pasado. Y estresantes, ya lo creo, muy estresantes.

Como la serie tiene ya un número apreciable de capítulos, aquí está el enlace desde donde podéis acceder cómodamente a cualquiera de ellos.

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Historia de un Viejo Informático. Los tormentosos años noventa(I): La Guerra de los PC’s

En la entrada anterior terminamos el necesariamente incompleto periplo por tres de las tecnologías clave para la Informática de hoy en día que tuvieron su amanecer durante la década de los ochenta: el advenimiento de los PC’s y su rápida generalización, la aparición de las Bases de Datos Relacionales, y la llegada, muchas veces asfixiante, de las Metodologías de Desarrollo y de sus acólitos, los innumerables productos y herramientas CASE que nos animaron la existencia en los años ochenta y noventa.

En ésta nos moveremos por los singulares años noventa, que, como indica el título de la entrada, fueron realmente tormentosos en el mundo de la tecnología informática, sobre todo en lo que respecta a los movimientos alrededor de los PC’s y sus Sistemas Operativos, de los que hablaré en esta entrada de hoy, mientras que en la próxima me centraré en el resto de convulsiones tecnológicas de esos años: los cambios habidos en el mundo de los “minis” y de su software, que propiciaron enormes cambios en la misma forma de entender el papel de cada elemento tecnológico en nuestro mundo. Aunque, en realidad, todo ocurría simultáneamente, y muchas más cosas, haciendo de la profesión informática durante esos años algo realmente interesante

No esperéis, como vengo repitiendo, una crónica oficial de nada, contaré lo que a mí me parece más relevante e interesante, siempre desde el punto de vista de uno que pasaba por allí… me dejaré muchas cosas en el tintero, igual no estáis de acuerdo con algo, o mucho, de lo que escriba… pero ¡así es la vida!. Estaré encantado, como siempre, en contestar a los comentarios.

La serie tiene ya bastantes capítulos, así que aquí os dejo el enlace a todos los artículos, a partir de donde podéis acceder a ellos a vuestro gusto.

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Historia de un Viejo Informático. Herramientas CASE hasta en la sopa.

En la entrada anterior vimos cómo se fueron definiendo las técnicas de modelización que permitieron formalizar la resolución del Diseño Funcional y Técnico de las Aplicaciones, dado que la formalización de la Programación había sido realizada unos años antes, mediante la técnica de Programación Estructurada, y cómo, a partir de mediados de los ochenta, comenzó su difusión generalizada.

Vimos también que a principios de los ochenta había ya algunas Metodologías de Desarrollo por ahí danzando, y cómo adoptaron estas técnicas de modelización rápidamente para formalizar las Fases de Análisis y Diseño. Y también cómo algunos productos informáticos servían para ayudar al desarrollador (hablando con propiedad, al programador) a realizar su trabajo más rápidamente.

Método de Aprobación de Directivas en la UE. Ejemplo palpable de que el papel lo aguanta todo...

Método de Aprobación de Directivas en la UE. Ejemplo palpable de que el papel lo aguanta todo...

Pero estas técnicas de modelización, que estaban muy bien, seguían teniendo un problema: la documentación se generaba con lápiz y papel, lo que originaba un par de problemas: primero: que realizar cambios a un dibujo hecho a boli durante el mantenimiento de las aplicaciones no era muy práctico, precisamente (o sea, que casi nadie lo hacía, vaya), y segundo, que… ¡el papel lo aguanta todo! Allí puedes pintar una relación de 1:n entre un Proceso y una Relación n:m… y el papel no protesta lo más mínimo.

Por lo tanto, sin el concurso de una herramienta informática que se asegure de que el modelo que se diseña es factible y de acuerdo a la técnica, no es posible afirmar que el modelo es correcto.

Y la única manera conocida de modificar una y otra vez un cierto modelo, tanto durante su concepción, como luego, durante la vida de la Aplicación, y que en todo caso lo que está allí representado sea siempre correcto desde el punto de vista de la técnica, es guardarlo en formato electrónico, y gestionarlo mediante una herramienta informática.

En una palabra, si se quería que todo esto fuera de verdad aplicable, se necesitaban herramientas CASE, y de ellas trata esta entrada.

Como la serie va teniendo ya bastantes capítulos, aquí tenéis el enlace a todos los artículos, para poder acceder a ellos a vuestra conveniencia.

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Historia de un Viejo Informático. Aparecen las Metodologías de Desarrollo para facilitarnos la vida.

En la entrada anterior hablamos de los procesos batch, necesarios en casi todas las instalaciones, y en la anterior a ésta vimos cómo fueron los comienzos de las Bases de Datos Relacionales, las que hoy en día dominan el mercado, en la década de los ochenta del siglo pasado. Antes vimos la aparición de los PC’s, y hoy me centraré en la tercera tecnología de gran calado que apareció y cobró enorme importancia en la segunda mitad de los ochenta: Las Metodologías de Desarrollo, y cómo al poco empezaron a aparecer, como setas en un día soleado de otoño, decenas de Herramientas Informáticas para facilitar la cumplimentación de las técnicas incluidas en ellas: el software para hacer Ingeniería de Software Asistida por Ordenador, es decir, las Herramientas CASE (CASE Tools, según su nombre en inglés), aunque en estas últimas me centraré en el próximo artículo, por razones de espacio.

Repito una vez más lo mismo que vengo diciendo en toda la serie: no es mi intención escribir una crónica oficial de nada, sino más bien cuáles son mis recuerdos de las vivencias de aquella época (segunda mitad de los ochenta); el advenimiento de las Metodologías y de las Herramientas CASE la viví también muy de cerca… igual diréis que cómo es posible que estuviera metido en tantos fregados tecnológicos al mismo tiempo… en nuestros tiempos es muy difícil para un técnico, por muy listo que sea, estar al tanto de todo lo que acontece en cada parcela de la técnica informática; entonces tampoco era posible estar al tanto de todo avance… pero sí de la mayoría, siempre que se fuera muy, muy curioso, y se tuviera la suerte de estar trabajando en el puesto adecuado de la empresa adecuada… lo que, afortunadamente, era mi caso durante los ochenta y primeros noventa del siglo pasado..

Como la serie va teniendo ya unos pocos capítulos, para aquéllos que no hayáis leído los capítulos anteriores, y que dispongáis de algunas horas para hacerlo, aquí tenéis la dirección donde podéis encontrar el acceso a todos ellos.

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El Universo Subprime – Big Bang y Big Crunch de una odisea financiera

Not even God himself could sink this ship.

Frase atribuida a un empleado de la White Star Line.

El Capitalismo se extravió al primar al especulador sobre el emprendedor.

Nicolas Sarkozy, Presidente de Francia

El hundimiento del Titanic, de Willy Stöwer.

El hundimiento del Titanic, de Willy Stöwer.

10 de abril de 1912, el Capitán Edward John Smith se dispone a cerrar su brillante carrera con un viaje al mando del mayor barco de pasajeros de la historia. Un buque moderno, elegante, lujoso, veloz…, una fantástica obra de ingeniería naval sin parangón, si no fuese por un defectillo de nada: en caso de naufragio no hay suficientes botes para salvar a todo el pasaje. Pero bueno, pelillos a la mar, está claro que un barco como el Titanic no puede naufragar: los barcos nunca naufragan, el precio de las casas nunca baja, ya sabéis. Por si fuera poco, el barco es capaz de recorrer la distancia que separa Southampton de Nueva York en tan sólo 7 días, pero… ¡Qué gran hazaña sería conseguirlo en menos tiempo! ¡Cuánta reputación ganaría la  White Star Line! ¡Qué excelente mérito en la hoja de servicios del Capitán! ¡Y qué de ingresos podrían obtener si semejante acto de chulería finalizase con éxito!

Dicho y hecho, aquí tenemos al Capitán Smith, con el beneplácito de la White Star Line y siguiendo las instrucciones directas de su Vicepresidente Bruce Ismay, poniendo el barco a toda mecha por los helados mares del Atlántico Norte[1]. Todo va bien hasta que la gélida noche del 14 de abril el vigía ve un punto blanco en el horizonte que, según se acerca, resulta ser un iceberg del tamaño del Empire State Building. Gritos, bocinas y alarmas sonando por doquier. Hay que reducir la marcha y cambiar el rumbo. Pero claro, para que el monstruo pase de 22 a 0 nudos no basta con chascar los dedos. Frenemos no obstante. Sudores fríos, temblores… No da tiempo, ni de coña… Nos comemos el iceberg… Bueno, vale, pues a cambiar el rumbo cagando leches. Aquí tenemos al timonel dándole vueltas al volante, digo al timón, como un poseso, que le faltan manos al hombre… Y el barco que no quiere tirar para la izquierda, digo para babor… Claro, esto no es como conducir una bicicleta… Nervios, tensión… El barco que cambia poquito a poco su trayectoria a la vez que reduce la marcha… Pero al paso que va la burra… Que no va a dar tiempo… Que ya tenemos encima el iceberg… Que nos la vamos a dar… Que nos la damos… ¡Cataplof!

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