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Lo que se preguntan sus alumnos de 3º de la ESO – VIII: ¿Por qué trabajamos con las manos en vez de con los pies?




Nuestra comunidad de curiosos preguntadores, alma y soporte de esta serie, hoy se van a cuestionar el porqué trabajamos con las manos en vez de con los pies. Yo me atrevería a afinar un poco más la idea diciendo que por qué nuestras manos y pies han optado por tan diferentes objetivos en sus labores: unas polivalentes herramientas en las extremidades superiores y unas potentes bases para la aproximación o la huida en pies y piernas.

Pues hay que remontarse a hace un montón de años para entender tan distinta vocación… Vamos allá.

Hace unos 20 millones de años en nuestra querida Tierra se estaban produciendo unas circunstancias geológicas y climáticas que fueron decisivas para el desenlace de nuestra pregunta. Por un lado se estaba consolidando una senda de enfriamiento general en el planeta, que hizo que la humedad atmosférica disminuyera y que los mares se enfriaran. Por otro lado, en el este de la franja ecuatorial de África, se estaba produciendo una elevación del terreno debido a la presión que bajo ella ejercía el magma. ¿Cuáles fueron las consecuencias?

Se produjo una alta meseta interior en lo que hoy es Kenia, Etiopía, Uganda y Tanzania, con irrupción de potentes volcanes que formaron tremendas montañas de más de 5.000 metros de altitud -montes Kenia, Kilimanjaro o Stanley- y una gran grieta en dirección norte-sur, conocida como el valle del Rift. Mientras, el oeste ecuatorial seguía dominado por la potente cuenca hidrográfica del río Congo, en su mayor parte por debajo de los 600 metros de altitud.

Perfil de altitudes (línea roja) de un corte ecuatorial (línea horizontal negra) de África (mapa a partir de Google maps, términos de uso)

Esto era lo que sucedía en tierra. Pero hemos dicho también que el enfriamiento del planeta afectaba a los mares y a la sequedad atmosférica. Eso hizo que progresivamente los monzones atlánticos fueran perdiendo fuerza, penetrando menos profundamente en el continente: cuando antes regaban toda la franja ecuatorial, ahora descargaban en la cuenca del Congo, debilitándose, con lo que las lluvias monzónicas apenas llegaban a las nuevas montañas del interior. La consecuencia es que en la zona oriental se iba instalando paulatinamente la sequedad.

Todo ello condujo a un cambio trascendental en la biosfera. En el oeste ecuatorial africano permanecieron las grandes selvas lluviosas tropicales, mientras que en el este se iban aclarando, cambiando el tipo de arbolado y viéndose dominado el terreno por plantas más resistentes a la nueva climatología, como son las gramíneas. De forma que en la meseta oriental y el valle del Rift se estructuró una vegetación en forma de islas arbóreas rodeadas por un mar de praderas y arbustos: la sabana africana.

Como podéis comprender, estas circunstancias afectaron en gran medida a la fauna. Si particularizamos en los primates, muy abundantes hace 10 millones de años, vemos que sus poblaciones y la variedad de sus especies decayeron de forma exponencial. Aunque tremendamente disminuidos, aún seguían habitando la zona ecuatorial hace unos 6 millones de años.

Vista de la sabana de Tanzania con el volcán Ol Doinyo Lengai  de 2.960 metros (Celia Nyamweru, Wikimedia, Dominio Público)

Me gusta imaginar aquel momento, cuando distintos primates, posiblemente muy parecidos al Sahelanthropus tchadensis de la foto siguiente, vivían en aquellas selvas sometidos a la variable presión medioambiental. Hacia el Atlántico continuarían con sus costumbres arborícolas, alimentándose básicamente de las frutas y hojas que encontraban en la seguridad de las frondas. Se movían por ellas con extrema soltura, braquiando, es decir, colgándose de pies y manos por las ramas. Aquellos animales habían evolucionado en las cuatro extremidades hacia pies y manos prensiles: los pulgares se oponían a los otros cuatro dedos, lo que les servía para efectuar una segura presa en sus agarres. Con el tiempo, estos primates occidentales, o quizás algún pariente suyo, se transformaron en los chimpancés y bonobos de hoy en día.

Esto sucedía en los bosques del río Congo y del golfo de Guinea. Pero en el levante africano la cosa era diferente. Ya hemos dicho que la vida se había puesto difícil, o al menos sustancialmente distinta, para el Sahelanthropus. Allí cada vez había menos árboles y se hacía preciso complementar la comida arriesgando el cuello al atravesar las zonas de pradera para llegar al siguiente bosque. Se trataba de unos animales que lo que sabían era moverse “volando” por las alturas de los doseles arbóreos de la selva, pero que eran unos perfectos inútiles para desarrollar un desplazamiento ágil y eficaz como el que se necesitaba cuando había que transitar por las zonas abiertas llenas de depredadores oportunistas.

Cráneo de Sahelanthropus tchadensis, fósil de uno de los primeros homínidos que se conocen (6 a 7 millones de años), encontrado en el Chad (Didier Descouens, Wikimedia CC Attribution-Share Alike 3.0 Unported)

Pero como dice el refrán: “¡A la fuerza ahorcan!”. Y así como en el occidente se evolucionó hacia el chimpancé, en el oriente se evolucionó hacia el Homo sapiens.

¿Qué tuvieron que “aprender” evolutivamente? A moverse con soltura, eficacia y resistencia. Primero no arriesgando mucho, no haciendo salidas muy prolongadas desde el cobijo de los árboles, para, con el paso de mu…uuucho tiempo, encontrar unas formas anatómicas y unas habilidades mentales que les proporcionaran la seguridad. Esto es lo que consiguieron algunos de aquellos individuos africanos, gracias a unos particulares procesos evolutivos, y con ello no sólo salvaron sus vidas de la quema de los carniceros, sino que también abrieron las puertas de nuestra existencia. Homininos como el Orrorin tugenensis, el Ardipithecus o los Australopithecus aprendieron a bajar de los árboles y a moverse, una especie tras otra, de forma progresivamente más segura por el nuevo entorno. Cada vez más ágiles al moverse por el terreno, y cada vez con la “torre de control” –cerebro y detectores sensoriales- más elevada sobre el suelo, como si hubieran inventado la postura “periscopio” que les permitía anticipar lo que pudiera suceder en su entorno más próximo.

Siguiendo la pista que dejan sus fósiles podemos observar cómo la estructura corporal se fue orientando hacia lo necesario para una postura que permitiera caminar erguido. Así, en el yacimiento keniata de Laeotoli se ha encontrado una senda de huellas correspondientes a tres individuos Australopithecus que hace unos 3,7 millones de años deambulaban por una llanura recubierta de cenizas volcánicas. En las huellas se puede percibir claramente que el pie ya había abandonado la estructura de un pulgar opuesto a los otros dedos, apreciándose ya los indicios de una arquitectura en forma de arco, lo que hace que en cada paso el pie actuara como una ballesta impulsora del siguiente.

Parte de la traza de huellas de Austalopithecus en el yacimiento de Laetoli, Tanzania (Momotarou2012, Wikimedia CC Attribution-Share Alike 3.0 Unported)

Durante estos largos millones de años las manos se habían ido transformando en consonancia a lo que permitía la posición vertical, incorporando aquellas modificaciones que aportaban unas claras ventajas evolutivas. El deambular erguido había liberado a los brazos y manos, y pronto se les encontró otros cometidos: buscar nuevos alimentos escondidos bajo tierra, como tubérculos, y transportarlos en mayor cantidad, llevar “presentes” a las hembras, favoreciendo la posición personal frente a la competencia de selección sexual, transportar a la prole hacia sitios más seguros, defenderse de las amenazas utilizando palos o piedras y… usar herramientas cada vez más complejas. Dejando al lado las implicaciones de tipo racional que ello supuso, el uso de herramientas necesariamente pasó por el hecho de unas transformaciones anatómicas en las manos, acortándose los dedos sin perder su capacidad prensil, hasta llegar a crear una perfecta pinza de precisión con las puntas de los dedos pulgar e índice. Hace un poco más de dos millones de años, el Homo había comenzado a dominar la tecnología, como podemos intuir al observar las piezas de piedra talladas y usadas por el Homo habilis africano.

He aquí, entonces, el porqué hacemos unas cosas con las manos y otras con los pies. Ambas extremidades se han ido especializando poco a poco bajo el empuje de las oportunidades evolutivas. Creo que debió ser un proceso imparable, ya que algo parecido, aunque no tan definitivo, también ha aparecido y se ha desarrollado en los hábitos de nuestros primos los chimpancés, descendientes, quizás, de aquellos Sahelanthropus que quedaron en las selvas del río Congo y del golfo de Guinea. Características evolutivas convergentes o tics ancestrales heredados de antepasados comunes. En cualquier caso, “la fuerza del destino”.

CODA FINAL: No obstante, si somos completamente precisos con la respuesta, también trabajamos con los pies: por ejemplo, cuando se pisa la uva para extraerle todo el zumo y hacer con ello mosto o, si lo dejamos fermentar, vino[1] ¡Incluso hay gente que se gana la vida con un calzón corto y practicando habilidosos malabarismos con una pelota en los pies!

Pisando uvas (Jesús Pérez Pacheco, Attribution-NonCommercial-NoDerivs 2.0 Generic, a través de Flickr)

 

  1. Vale: En realidad hoy en día la mayor parte del prensado de la uva se hace con máquinas, pero… ¿y lo bonita que queda la cita? []

Sobre el autor:

jreguart ( )

 

{ 6 } Comentarios

  1. Gravatar Luciano | 11/05/2015 at 10:36 | Permalink

    Las preguntas de los alumnos se nota que son de cachondeo, para quitarse la tarea de encima sin pensar mucho, pero aún así se llevan una respuesta interesante y compleja.

    Lástima (esto ya es una manía personal) el comentario socarrón al final sobre los futbolistas. Pareciera que todo el mundo al que no le gusta el fútbol tiene que caer en la simplificación de que se trata de “darle patadas a un balón”. Ya he perdido la cuenta de las veces que he visto escrita esa frase odiosa. Los que disfrutamos viendo en acción a los más hábiles jugadores de este deporte, sabemos que eso es como decir que Velázquez manchaba lienzos o que Bach daba mamporros a un clavicordio.

  2. Gravatar Macluskey | 11/05/2015 at 07:21 | Permalink

    Hombre, Luciano, no te lo tomes tan así… yo creo que era un comentario irónico, pero no deja de ser cierto, hablando de manos y pies… ;)

    De todos modos, según informaciones bien fundadas, parece que el deportista mejor pagado de la historia fue… un auriga, Gaius Appuleius Diocles, que competía en los anfiteatros romanos hacia el año 130 d.C. Se calcula que llegó a hacer una fortuna de unos 36 millones de sextercios, equivalente a unos 15.000 millones de dólares actuales.

    Así que aún les queda mucho a los Cristianos, Messis, Neymares,Beckhams y demás ases del balón para llegar a eso.

  3. Gravatar jreguart | 11/05/2015 at 07:49 | Permalink

    Hola Luciano,

    como responsable de la frase, por simple cortesía tengo que “re-comentar”, aunque me apunto a las sabias palabras de Mac. Tienes razón con lo de que a veces se disfruta con las habilidades de estos profesionales del balón. Sin embargo la acritud que puede subyacer el comentario proviene de otros razonamientos que me hago y que no merece la pena que los manifieste, más que nada porque no vienen al cuento con lo que estamos tratando. Te puedes imaginar que va por el tema económico… ¡uf! se me ha escapado. Está claro que un negocio que da millones se supone tiene que pagar millones a los que lo generan… pero me parece una pasada lo que se ve en este deporte… ¡Uf! se me ha vuelto a pasar… “este negocio”. Perdona las bromas pues yo también disfruto ¡cómo no! con la galopadas de Bale, las paradas de Diego Alves, los chotis que se marca Iniesta o las vaselinas de Mesi.

    Y como en el fondo tienes razón y no hay porque incomodar a nadie, quizás sea más acertado el poner “darle habilidosas patadas a un balón” o algo en este sentido. Ya sé que la práctica del fútbol es mucho más que esto, pero es que lo de El Cedazo de hoy va de manos y pies.

  4. Gravatar blad | 12/05/2015 at 02:19 | Permalink

    Srs : Jreguart y mackuskey . no caigan en este juego de comentar temas que a la larga se les podrían ir de las manos , lo de ustedes son otros tópicos , yo mismo soy un admirador de ambos y no quisiera ver esta y otras entradas del cedazo convertidas en discusiones interminables con descalificaciones ; sino basta ver en los periódicos la sección comentarios ; los cuales finalmente se alejan del tema central . en youtube los temas científicos se convierten en ideológicos , religiosos , políticos ; los vídeos musicales en cualquier cosa menos el propósito inicial.

  5. Gravatar jreguart | 12/05/2015 at 08:19 | Permalink

    Hola Blad,

    completamente de acuerdo con lo que dices. Lo que pasa es que, y seguramente estaré equivocado, creo que cualquiera que se ha molestado en hacer una apreciación o un comentario me merece una respuesta. Aunque sólo sea por educación. Procuro que todo se quede en un primer asalto.

    Agradezco tus palabras de admiración… ¡buf! esto es demasiado… aunque a mi me pasa lo mismo con Mac.

  6. Gravatar Luciano | 12/05/2015 at 10:29 | Permalink

    Tiene razón blad. Con lo que me fastidia a mí la gente que se desvía del tema en los comentarios y he caído en lo mismo. Me jode mucho el tópico que mencionaba y a la enésima vez de verlo escrito “exploté” y comenté mis razones, cuando debería haberlo hecho en cualquier otro sitio donde el asunto fuera más relevante y no tan tangencial. En lo que a mí respecta, el tema está cerrado, y si sirve de algo, pido encarecidamente a los próximos comentaristas que no lo reabran :)

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