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Historia de un ignorante… ma non troppo. El Concierto para piano de Michel Camilo

Algunos de vosotros no conoceréis a Michel Camilo, así que no podéis opinar… muchos otros sí que conoceréis quién es Michel Camilo, y a prácticamente todos os extrañará muchísimo la presencia de esta entrada en una serie dedicada a música clásica (o culta, como la llaman algunos, aunque a mí no me gusta nada ese apelativo, como si el resto de músicas no pudieran ser cultas…).  En cualquier caso, de lo que sí que estoy razonablemente seguro es que, tanto unos como otros, difícilmente habéis oído este concierto alguna vez. Y puedo aseguraros también, sin la menor posibilidad de equivocarme, que éste es uno de los mejores conciertos para piano que he escuchado en toda mi vida. De los dos o tres mejores. Sin la menor duda. Y he escuchado muchos…

Es un placer para este pobre ignorante poder ayudar a los lectores (¡y oidores!) de elcedazo a conocer una de las obras cumbres del… ¡Siglo XXI!  Espero que me deis la razón…

Vamos, fiel a mi lenguaraz estilo, con la historieta de cómo llegué a conocer este deslumbrante concierto, historia que tiene su cierta miga, y alguna cosa más sobre la concepción e interpretación de esta obra cumbre de finales del Siglo XX o principios de XXI.

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Historia de un ignorante… ma non troppo. El Concierto para piano de Edvard Grieg

Después de dedicar artículos a un par de Sinfonías, una Misa (y de Réquiem, para más señas), una Obertura, una Sonata para piano y una Suite orquestal, creo que ha llegado el momento de explorar otro género: los conciertos para un instrumento y orquesta. Y el rey de los instrumentos solistas es el piano, sin duda.

Así que me dije yo a mí mismo… “Ahora toca un Concierto para piano y orquesta… pero ¿cuál?”. Y aquí comenzaron mis problemas…

Porque hay muchísimos conciertos para piano y orquesta extraordinarios, y no sabría deciros cuál me gusta más… o cuál me impactó fuertemente en tiempos remotos, porque igual que la música sinfónica me entró por los oídos en cuanto comencé a escucharla, pero no tanto la de cámara, parecido me pasó con los conciertos. Algunos me gustaron inmediatamente (el número 1 de Tchaikowsky, por ejemplo). De los demás, sólo poco a poco, escuchando uno y luego otro, comparando versiones (aquí es mucho más evidente la diferencia entre versiones, pues influye fundamentalmente el solista, además del director y de la orquesta) fui amando este tipo de obra en particular… y con el tiempo no sé por cuál decidirme. Hay diez o doce obras de este tipo que me parecen sublimes, y no sabría decir cuál de ellas me gusta más. Es como aquéllo de “¿y tú a quién quieres más, a papá o a mamá?”, que hay que ser mala gente para preguntar tal cosa a un niño…

Así que decidí atacar el problema justo al revés: “De todos los conciertos que me parecen sublimes… ¿cuáles tienen una buena versión subida en youtube?”. Y esto aclaró bastante la cuestión. Por ejemplo, del número 21 de Mozart (el archiconocido Elvira Madigan), no hay ninguna versión decente, o al menos el torpe de mí no la ha encontrado. Pero sí que hay tres o cuatro conciertos excelentes de los que existen excelentes versiones… Así que decidí ponerlos todos, uno detrás de otro, en una especie de informal miniserie dentro de la serie, siempre que no os parezca mal, naturalmente.

Hoy le toca el turno al Concierto para Piano y Orquesta de Edvard Grieg, el único que compuso. Y en artículos sucesivos iré repasando los otros dos o tres, antes de cambiar de tercio, digo, de género… y no os digo cuáles son, para mantener un poquillo la incertidumbre. Alguno de vosotros puede hacerse una idea bastante aproximada de lo que vendrá a continuación, pero ¡os garantizo una auténtica sorpresa! Mantengamos el suspense unos días más, y centrémonos en el impresionante Concierto para piano y orquesta de Grieg, que compuso en “la menor”… y esta vez me ahorro el chiste. Ya sabéis que ignoro la diferencia que hay entre un “la menor” y un “do mayor”, por mucho que lo haya leído…

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El Cedazo en octubre

Como siempre a la vuelta de mes, aquí tenéis las estadísticas mensuales de El Cedazo, en este caso las de octubre:

Artículos

Se han publicado seis artículos “de verdad” (no avisos o cosas parecidas) a lo largo de octubre, y el total es de 139 entradas publicadas por dieciséis autores diferentes.

Este mes el peso de la bitácora lo ha llevado Macluskey con su serie sobre música clásica, ayudado por los artículos de Mazinger en su serie del Universo Subprime y sebacine con su artículo sobre Troya (que promete convertirse también en algún tipo de serie).

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Historia de un ignorante… ma non troppo. La Octava Sinfonía, “Inglesa”, de Antonin Dvorak

Sí, sí, no me he equivocado de número de Sinfonía. Ya sé que la Sinfonía superconocida del checo Antonin Dvorak (pronúnciese algo así como Vóoszak; según me dijo tiempo ha un amigo mío que aparentemente sabía de qué hablaba) es la Novena, la famosísima Sinfonía del Nuevo Mundo… que ha sido utilizada hasta la saciedad. Su precioso primer movimiento ha sido usado en montones de películas, NODOs y noticiarios. El segundo movimiento, basado en melodías indias (indias de Norteamérica, quiero decir), lo mismo… incluso ha sido convertido en canciones pop de éxito, como hizo Mocedades en 1970, por ejemplo, con su canción “Más allá” (creo que se llamaba así) directamente plagiada del Largo de la Novena, con letra  de Juan Carlos Calderón, muy del estilo de “Paz y Amor” imperante en la época. El scherzo algo menos… pero claro, es que no es nada “americano”, sino más bien checo, bohemio hasta la médula, para más detalle.

Y del cuarto movimiento, qué decir… cuando se ha crecido escuchando cada miércoles por la noche el solemne comienzo del Allegro con fuoco, que era la sintonía del programa “Ustedes son formidables”, de Alberto Oliveras, durante el montón de años que estuvo en emisión en Radio Madrid (Cadena SER)… pues acaba uno un poco harto de escuchar tantas veces la misma música, y ahora le tengo un poco de manía a la Sinfonía del Nuevo Mundo. Es algo personal, ya lo sé, y un poco tonto, pero qué se le va a hacer.

Por eso traigo aquí su Octava Sinfonía, denominada “Inglesa”, a pesar de ser quizá las más bohemia de todas sus bohemias sinfonías (aquí uso “bohemia” como natural de Bohemia, en la República Checa, donde, cerca de Praga, nació Antonin Dvorak en 1841, y donde vivió, concretamente en la propia Praga, casi toda su vida, hasta su fallecimiento en 1904).

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El Universo Subprime – En el “Lado Acomodaticio”

(Atención, este artículo contiene información explícita sobre el argumento de la Saga de la Fundación, de Isaac Asimov).

P. ¿Quiere repetirnos, doctor Seldon, sus ideas respecto al futuro de Trántor? R. He dicho, y lo repito, que Trántor quedará convertido en ruinas dentro de cinco siglos. P. ¿En qué se basa? R. En las matemáticas de la psicohistoria. P. ¿Puede demostrar que esas matemáticas son ciertas? R. Sólo a otro matemático.

Fundación[1], de Isaac Asimov

Bernanke y Trichet con cara de sorpresa tras la Crisis Subprime.

Bernanke y Trichet con cara de sorpresa tras la Crisis Subprime. Fuente: Wikipedia.

13 de mayo del año 374 E.F. (Era Fundacional)[2], casi cuatro siglos después del establecimiento de La Fundación y pasadas dos generaciones desde la muerte de El Mulo, en el domicilio del Dr. Toran Darell, en Términus, tiene lugar una reunión decisiva para el devenir de la galaxia. Pelleas Anthor, brillante ingeniero electroneurólogo, Jole Turbor, popular comunicador denostado por las autoridades por dar pábulo a las teorías sobre la Segunda Fundación, el Dr. Elvett Semic, eminente físico teórico jubilado, Homir Munn, erudito bibliotecario especialista en El Mulo, el propio Dr. Darell, analista encefalógrafo experto en patrones mentales y microcorrientes nerviosas, y la hija de éste, Arcadia Darell, inquieta adolescente y precoz escritora, sorprendida escuchando a hurtadillas y obligada, como mal menor, a permanecer en el seno de tan selecto grupo, conspiran para llevar a la práctica un proyecto sumamente perturbador: ¡Acabar definitivamente con la Segunda Fundación!

Tras la muerte de El Mulo, La Fundación había recuperado el liderazgo que le había sido arrebatado y volvió a dejar sentir su influencia por toda la galaxia, como si El Mulo, conquistador de La Fundación, con toda su arrolladora entrada en escena, no hubiera sido nada más que una efímera sombra. Demasiado fácil, demasiado improbable…

En la conciencia colectiva de los habitantes de la Primera Fundación, la mano fantasma de la Segunda estaba detrás de tan feliz desenlace. De algún modo, ocurriese lo que ocurriese, la Primera Fundación siempre saldría con bien.  Era su destino, porque ¿acaso no contaban con la protección de la legendaria Segunda Fundación? Sin embargo, en el transcurso de una generación, el optimismo inicial fue siendo pronto sustituido por un incipiente recelo. ¿Dónde quedaba en todo aquel esquema el libre albedrío de la Primera Fundación? Corpúsculos como el del Dr. Darell y Pelleas Anthor empezaban a comprender que la Primera Fundación jamás sería dueña de su propio futuro si no se desenmascaraba y exterminaba a los agentes de la Segunda.

Mientras tanto, en el extremo de las estrellas[3], el Primer Orador de la Segunda Fundación se debatía en medio de un mar de ecuaciones psicohistóricas, intentando encontrar la solución matemáticamente óptima que salvara al moribundo Plan Seldon de los efectos de la imprevista y virulenta aparición de El Mulo. ¡La probabilidad de alcanzar un Nuevo Imperio Galáctico gobernado por psicólogos se había reducido a un escaso 21,4%! Decididamente el Plan Seldon está gravemente herido, aunque por fortuna aún no de muerte. Su antecesor en el cargo había conseguido derrotar a El Mulo en un singular combate mental sin parangón en la historia de la galaxia, ¡pero a qué precio! La Segunda Fundación se había expuesto muy por encima de los niveles que los postulados de la psicohistoria consideraban aceptables para que sus resultados fuesen fiables. Por su afinada mente revoloteaba incesantemente el axioma fundamental de la psicohistoria:

El conjunto humano debe desconocer que es objeto de análisis psicohistórico a fin de que su reacción sea verdaderamente casual.

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Mitos, Leyendas y otros Desvaríos – Troya, el principio del fin

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La Guerra de Troya

El relato que aquí les ofrezco intenta ser ameno y parte de la conjunción de diferentes versiones del mismo, seleccionadas más con la intención de hacerlos entretenidos y accesibles para todos, que con el rigor de los verdaderos estudiosos de la mitología, quienes nos brindan la posibilidad de acceder y disfrutar de estas maravillosas historias. Si sirve para brindarles un momento de apacible lectura y como puntapié inicial para despertar curiosidad sobre estos relatos ancestrales, estará cumplido con creces el objetivo de este humilde artículo.

Supongo que todos conocen con mayor o menor detalle la épica historia de la Guerra de Troya. Esta maravillosa historia, llena de pasiones y crueldades ha sido relatada completa o parcialmente innumerables veces, tanto por la prosa del inigualable Homero, como por las demás artes como la pintura, la música y el cine. Sin embargo no son tan conocidas las causas que llevaron a este colosal enfrentamiento del mundo Griego y la fundamental participación de los Dioses, que, como siempre en la mitología, dan el marco esencial para los acontecimientos mundanos.

La humanidad es así un personaje más o menos secundario, víctima de acontecimientos celestiales en los que su participación es a veces comparable a la de un títere movido por fuerzas que incluso puede llegar a desconocer. En el caso de la Guerra de Troya, todo comienza con un gran banquete celebrado en el Monte Olimpo (morada de los Dioses Griegos) en ocasión de la boda de la Diosa marina Tetis con el mortal Peleo, rey de Tesalia. Todos los Dioses fueron invitados a esta suntuosa celebración menos Éride, la Diosa de la discordia, quien tenía costumbre de sembrar peleas allí donde se encontrara, motivo por el cual tanto Zeus, el más poderoso de los Dioses Olímpicos, como su esposa Hera estuvieron de acuerdo en no invitarla.

Si por casualidad algún lector está organizando un festejo y se encuentra en la disyuntiva de decidir a quién invitar o no, le aconsejo que lea el artículo completo antes de repartir las invitaciones.

 

Situémonos ahora en el esplendoroso banquete, Dioses y Diosas reían y bebían alegres disfrutando de la maravillosa velada, complacidos por la ausencia de la siempre inoportuna Éride. Pero claro, ésta no iba a quedarse de brazos cruzados frente a tal descortesía y planeó un simple, pero efectivo, artilugio para vengarse. Deslizándose sin que la vieran en la sala, dejó caer una manzana de oro que contenía una pequeña inscripción.

Decía: “Para la más bella”.

No pasó mucho tiempo antes de que la manzana fuera encontrada por Hera, quien leyendo la inscripción, se alegró por tan bello presente. Pero recordemos que el lugar estaba lleno de Dioses y Diosas, y si hay una característica que comparten todos ellos, y ellas, es su belleza y orgullo.  Afrodita, al ver la manzana, se la pidió a Hera argumentando que evidentemente era para ella, pues claro, quién podría ser más bella que la Diosa del amor… Como si esto fuera poco Atenea, Diosa de la sabiduría y la estrategia de guerra, miró a su padre Zeus y le dijo -¿Acaso no me dices siempre que soy la más bella entre las Diosas?. Efectivamente Atenea gozaba del privilegio de ser la predilecta del grandísimo Zeus, lo que en ese momento no hizo mas que complicar las cosas, puesto que por grandísimo que uno sea, nadie quisiera encontrarse en la situación en que estaba Zeus en ese momento. Todos los Dioses lo miraban esperando que diera su veredicto, el cual lo obligaba a decidir entre la pulposa Afrodita, a quien todos querríamos tener de nuestro lado, o aun más, “a” nuestro lado;  su esposa Hera, quien lo miraba con esa mirada que para qué te cuento y Atenea, su hijita preferida.

A todo esto, por supuesto, la Diosa de la Discordia observaba todo fuera del palacio y se retorcía de la risa.

Pero volviendo a la situación en que se encontraba Zeus, la pregunta que se estarán haciendo es ¿Qué hizo?. Señores, permítanme decirles que hizo lo que todo hombre o Dios con los pantalones bien puestos hubiera hecho en tal situación. Se sacó el problema de encima. Argumentando que él no podía ser objetivo en tal elección, le ordenó a Hermes que fuera junto a las Diosas al monte Ida, le confiara a un pastor la manzana y luego de esto, al presentarse ante éste las tres bellísimas Diosas, decidiera quién de ellas se ajustaba mejor a la inscripción de la manzana.

Es aquí donde terminan por el momento los problemas de Zeus y comienzan los de Troya.

Paris, hijo de Príamo, rey de la rica ciudad de Troya, era sin duda uno de los playboys más codiciados de su época. Pero tenía, como tantos otros personajes mitológicos, un pasado oscuro, que incluía nada menos que una profecía en la cual se decía que sería el causante de la ruina de su padre y del reino que éste poseía. Por esta razón, luego de su nacimiento, Príamo decidió ejecutarlo para eludir tan funesto destino. Fue su madre Hécuba quien lo salvó, entregándoselo a un esclavo para que lo abandone en el bosque. Luego de ser amamantado por una osa, Paris es encontrado por un pastor, quien se ocupa de su crianza, y no es hasta su edad adulta cuando, con motivo de unos juegos celebrados en la ciudad de Troya, Paris vuelve a esta ciudad y se reencuentra con su verdadero padre. Entonces Príamo, ya anciano, celebra el regreso de su hijo dándole su merecido lugar como príncipe de Troya y se olvida de la antigua profecía.

Fuente: The National Gallery - The Judgement of Paris.

Fuente: The National Gallery - The Judgement of Paris.

Pero fiel a su humilde educación, Paris prefiere pasar la mayor parte de su tiempo cuidando los rebaños de su padre, en los alrededores de la ciudad. Es así como los caminos de Hermes, quien iba acompañado de Hera, Afrodita y Atenea, se cruzan con los de Paris. Mientras éste se encontraba cuidando el rebaño, se le aparecen estos Dioses y, tal como Zeus le había ordenado, Hermes le entrega la manzana de oro y le pide que decida cuál de las tres Diosas es la más hermosa.

¡Si para Zeus esta elección fue un gran problema, no me quiero imaginar lo que fue para el pobre Paris! Y, como si todo esto fuera poco, las Diosas no estaban dispuestas a dejar que este simple humano se decidiera así nomás por una de ellas, sino que una a una se acercaron a él e intentaron sobornarlo para inclinar la balanza a su favor.

¿Qué le ofrecieron? Y sobre todo, ¿por quién se decidió Paris?.

Si me siguieron hasta aquí supongo que pueden esperar un poco más para obtener estas respuestas, permítanme entonces que haga un pequeño paréntesis y les hable de una señorita cuya belleza aparentemente rivalizaba con la de las Diosas.

Helena

Helena

Su nombre era Helena y por aquel entonces era la mujer nada más y nada menos que de Menelao, rey de Esparta y hermano de Agamenón rey de Micenas. Pero este casamiento también tuvo sus detalles. Cuando Helena llegó a la edad de casarse, fueron tantos los pretendientes que se la disputaron, que Tíndaro, su padre (algunos dicen que Helena era en realidad  hija del mismísimo Zeus) tuvo miedo de que al decidirse por sólo uno de ellos, todos los demás le declararan la guerra. Fue entonces cuando el astuto Ulises sugirió que fuera ella misma quien eligiera y que antes de esto, todos los pretendientes juraran respetar la elección, asumiendo también la responsabilidad de castigar a quien se opusiera a este matrimonio, una vez pronunciado el nombre del agraciado. Finalmente Helena se decidió por Menelao. Seguramente este señor se habrá sentido muy feliz al poseerla como esposa, pero… poco le duró.

Volviendo a donde nos habíamos quedado, tenemos a Paris rodeado de ovejas, con la manzana en la mano, y tratando de decidirse entre las tres Diosas, quienes intentan sobornarlo.

Así es como entonces Hera se acerca a él y, susurrándole al oído, le dice: -Si me elijes te daré Poder sin límites.

Luego Atenea se acerca también y le dice que si en cambio la elije a ella poseerá –Absoluta sabiduría.

¿Y Afrodita?, Afrodita para ese entonces ya se había desabrochado la túnica y le ofreció -El amor de la mujer mas hermosa de la época, Helena. Posteriormente llamada Helena de Troya.

Pese a que todas las ofertas eran muy tentadoras, Paris no dudo en dar la manzana a Afrodita, y es así como, luego de quitarle a Menelao su radiante esposa, Paris se lleva a Helena a la ciudad de Troya. Menelao invoca el juramento que todos los anteriores pretendientes habían hecho de castigar a quien se opusiera a este matrimonio, los ejércitos griegos se amontonan frente a las murallas, el caballito de Troya y todo eso, que forma en realidad, parte de otra historia…

Pero permítanme que antes de cerrar este relato deseando que lo hayan disfrutado, haga hincapié sobre un hecho particular, que es el que a mí más me impresiona.

A Paris le ofrecieron Poder y Sabiduría sin Límites, pero prefirió en cambio el amor de una sola mujer.

¡Vamos Paris, todavía!… claro que las cartas del destino de Troya ya estaban echadas, sobre todo cuando Afrodita se desabrochó la túnica…

 

Troya ¿Ciudad olvidada?

 

Las Murallas de Troya, hoy

Las Murallas de Troya, hoy

En este artículo me propuse narrar las causas de la Guerra de Troya según la mitología, sin hacer referencia a las verdaderas ciudades de Troya descubiertas por el arqueólogo alemán Heinrich Schliemann, para mantener separadas las aguas entre el fabuloso mito y la no menos apasionante historia de su descubrimiento arqueológico. Este breve apartado en cambio, abordará este tema y dará las razones por las cuales elegí este enfoque en particular.

Porque… ¡No una, sino diez ciudades fueron descubiertas en ésta y otras excavaciones posteriores!. Se encontraban superpuestas en diferentes estratos geológicos, correspondiendo cada una de ellas a un período histórico particular, que en conjunto abarca desde el  2920 a.C. hasta el siglo XIV. El estudio de estos asentamientos ha llevado a la conclusión de que la llamada “Troya VII” corresponde a la Troya Homérica. Pero la fecha de su caída se encuentra aún en discusión, situándose aproximadamente entre el año 1185 a.C. (fecha propuesta por Eratóstenes) y el 1250 a.C. (propuesta por Herodoto).

Recreación del Caballo de Troya, sito en la propia Troya

Recreación del Caballo de Troya, sito en la propia Troya

De igual modo se discuten las verdaderas razones que desencadenaron el enfrentamiento. Y para desentrañar este misterio, es importante tener en cuenta la privilegiada ubicación geográfica de la ciudad que, al dominar el estrecho de los Dardanelos, se encontraba en una posición privilegiada para el control del rico comercio con el Mar Negro. Motivo que sin lugar a dudas fomentó su crecimiento y riqueza, pero muy probablemente también las rivalidades mercantiles y económicas. Claro que este tipo de explicación es mucho menos jugosa, si lo que se pretende es contar una historia que más que realista, sea cautivadora. Hollywood sabe esto, pero Homero lo supo mucho antes.

Como se ve, si bien hoy en día parece innegable la autenticidad de la Guerra de Troya, esto no significa que los hechos hayan sucedido como se relatan en la mitología. Quizás piensen que esto es algo obvio y no necesitaba ser aclarado; sepan que si este artículo es bien acogido por ustedes, algún día me gustaría hablarles, por ejemplo, del mito de la Atlántida, los numerosos mitos de diluvios universales y muchos otros, donde si no tenemos en claro la diferenciación entre mito y realidad histórica, podríamos terminar naufragando en aguas turbias, poco profundas y muy contaminadas de charlatanes para mi gusto.

Les dejo aquí varios enlaces para quienes se hayan quedado con las ganas de seguir leyendo sobre estos temas. Después de todo, ésa era la idea…

Personajes mitológicos mencionados en este relato

Historia de un ignorante… ma non troppo. Cuadros para una exposición, de Mussorsgky, orquestación de Ravel

Hoy no hay sorpresa alguna. La Suite “Cuadros para una Exposición” de Modest  Mussorgsky es taaan conocida

Efectivamente, los Cuadros, en la orquestación de Maurice Ravel, es una de las obras más interpretadas del repertorio musical, y es lógico: permite lucirse a la Orquesta (casi todos los instrumentos tienen su particular momento de gloria durante esta suite), es una obra muy apreciada por el público, y el resultado final suele ser extraordinario, así que es una de las obras más agradecidas que existen para una Orquesta. Si los traigo aquí a colación es porque la primera vez que fui a un Concierto (hará veinte años o más), entre otras obras, se interpretaba los Cuadros, que era el cierre del concierto… y del resto de las obras no me acuerdo. De los Cuadros, sí que me acuerdo. Y, claro, es que es una obra tan conocida…

…¿Tan conocida?  Pues no, los Cuadros no son tan conocidos como cualquiera de vosotros os pensaríais, son una caja de sorpresas, ya veréis…

Mac6-Mussorgsky y Ravel

Porque fijaos que he dicho que Los Cuadros para una Exposición, en la Orquestación de Ravel, son muy conocidos. En la ilustración anterior tenéis a ambos compositores, supongo que no tengo que decir quién es Mussorgsky y quién Ravel…

Y ¿qué significa exactamente eso de “Orquestación”? Pues, en este caso, que la obra original de Mussorgsky no fue escrita para ningún tipo de Orquesta, sino para piano solo, en 1874. Cuando yo oí por primera vez en concierto Los Cuadros, desde luego que el ignorante de mí no sabía nada de esto… me enteré leyendo el programa del concierto.

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Nuevos editores

Un brevísimo anuncio: Lucas y Macluskey son ahora Editores, de modo que, cuando mandéis algún artículo a revisión, puede que sean ellos y no yo quienes lo corrijan, publiquen o envíen de vuelta como borrador. Que el Hado os proteja de estos dos.

Historia de un ignorante… ma non troppo. La Sonata Waldstein de Beethoven

Ya os he contado cómo me fui aficionando a la música clásica, primero a la sinfónica, con la Novena Sinfonía de Beethoven, seguidas de otras Sinfonías que me fui agenciando, del mismo Ludwig van o de otros famosos compositores, como Schubert, Tchaikowsky, Bramhs, Dvorak, etc. Después descubrí la música programática, gracias a Piotr Ilich Tchaikowsky y su Obertura Festival 1812, y poco después o quizás al mismo tiempo, perdí el miedo, la prevención o lo que fuera a la música religiosa, gracias al Réquiem de Verdi.

Fui conociendo más música clásica. No en directo, no, mi modestísima economía de estudiante adolescente no me permitía comprar las entradas para los (escasos) conciertos que se daban en Madrid, creo recordar que en el teatro Real, que por la época funcionaba como Sala de Conciertos, y no de Ópera. Además, había que hacer colas de varios días para poder comprar una entrada… era mucho, así que me conformaba oyendo discos comprados (los menos, y siempre de rebajas) o prestados. Me acostumbré a los clicks y pops de los vinilos muy puestos, por muy cuidados que estuvieran (que lo estaban, lo juro).

Y así iba ampliando mi culturilla musical, poco a poco… pero, de alguna manera, no me interesaba ni la música de cámara, ni la música de solista. Algún disco que cayó en mis manos con Sonatas de Piano o Violín de alguien, o con algún Cuarteto o Trío… no me llenaron. Así que llegué a la (ignorante, por supuesto) conclusión de que “pues a mí no me gusta la música de cámara” (y de paso, tampoco las sonatas de piano, ni las de violín ni nada de nada). Y… ¡Hala! Tan pancho que estaba yo en mi ignorancia…

Afortunadamente, cambié de opinión. Ésta es la pequeña crónica de cómo comencé a cambiar.

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El Cedazo en Septiembre

Sí, otro mes se ha ido, qué rápido pasa el tiempo… Aquí tenéis las estadísticas de El Cedazo en Septiembre:

Artículos

Se han publicado seis artículos durante este mes, y ya hay 131 entradas publicadas por quince autores diferentes.

Como suele ser habitual últimamente, el duo dinámico formado por Lucas y Macluskey ha llevado el peso de la bitácora con sus series respectivas sobre el tiempo y la música clásica. Además, Mazinger ha publicado otro artículo de su serie económica, para los que merece la pena esperar.

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