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Biografía de lo Humano 02: El cuerpo primate se moldea I




En la entrada anterior de esta serie acerca de la Biografía de lo Humano se planteó como una especie de introducción en la que intenté definir lo que yo entiendo como el campo de juego en donde debemos estudiar la emergencia de lo que consideramos “ser humano”, como diferencial y añadido a “ser animal”. En aquella entrada lo concretábamos de forma muy simple: esto sucedió cuando un primate se pudo plantear con su lenguaje interior Yo, Don Homo, soy capaz de imaginar”. Ella era la manifestación de que este primate era consciente de él y de su entorno… y de que lo podía manipular.

La consciencia no evolucionó en solitario. Su gran éxito se vio en gran medida azuzado gracias a los azarosos cambios que experimentaban los cuerpos, en especial para el último empujón hacia el pensamiento reflexivo, los que hicieron al hombre un animal erguido. Por eso, por su trascendencia evolutiva, nos vamos a dedicar en esta entrada y siguientes a analizar cómo el hombre fue modelando su cuerpo. Al menos aquellos aspectos que considero más cruciales.

Hace trece millones de años, en las copas de las forestas ecuatoriales, algunos primates iniciaban una nueva forma de desplazarse abandonando el cuadrupedismo: la braquiación. La nueva modalidad permitía un desplazamiento más eficaz entre las ramas y hojas, que entendemos tenía sus grandes ventajas a la hora de procurarse el alimento. La consecuencia es que se fortalecieron los brazos, las manos y pies pasaron a formar unas pinzas de sujeción y las uñas dejaron de ser garras. Fue un paso previo y necesario para lo que vino después. Hoy aún lo podemos observar, por ejemplo, en el deambular de los gibones o, en cierta medida, de los orangutanes.

Más tarde, hace unos seis millones de años, una circunstancia geológica y climática hizo que algunos miembros africanos de la tribu hominina, herederos de aquellos pioneros braquiadores, tuvieran que descender al suelo en busca de alimento. Mientras, sus familiares más próximos se quedaron evolucionando en los árboles próximos a la cuenca fluvial del río Congo. El hambre obligó a aquellos pioneros a aventurarse progresivamente por los espacios abiertos de las sabanas que el nuevo clima había recién creado. Incitados por los nuevos hábitos nacían nuevos modelos de vida, mientras que nuevas especies evolucionaban por aislamiento geográfico en las cuencas del fracturado valle del Rift.

(En este punto, y para los más curiosos, hago un paréntesis para sugerir la lectura de las entradas de la serieLa Biografía de la Vida” que amplían la información sobre este tema. Comenzando con la número 52, “Iniciación a los más próximos homínidos“). Continúo.

Inicialmente, los madrugadores individuos Sahelanthropus, Orrorin o Ardipithecus no serían más que unas imitaciones de los que quedaron en los árboles, todos ellos posiblemente bastante parecidos en morfologías y costumbres al actual chimpancé, incluso los más modernos Australopithecus, con su casi seguro andar erguido a dos patas y pies “humanos”. Circunstancia esta última que podemos asegurar gracias a unas huellas homininas fósiles encontradas en Laetoli, Tanzania, recuerdos del deambular –hace ya 3,7 millones de años- de tres individuos sobre una alfombra de cenizas volcánicas recientes. A partir de ahí… un largo camino.

Parte de la traza de huellas de Austalopithecus en el yacimiento de Laetoli, Tanzania (Wikimedia CC Attribution-Share Alike 3.0 Unported)

El conocido antropólogo y prehistoriador francés André Leroi-Gourhan nos sugirió una serie de escalones por los que se fueron moviendo los cambios anatómicos de estos primates aventureros a lo largo de unos pocos millones de años, cambios que, “casualmente”, fueron seguidos por las conquistas cognitivas que llevaron al hombre moderno.

Coincidiendo con las evidencias arqueológicas conocidas, según él todo se inició en el hito de caminar erecto, el bipedismo. Ello produjo un alargamiento de la parte posterior del cráneo al desplazarse el punto donde conecta con la columna vertebral. A la par, las manos habían quedado libres y modificaron su estructura hacia la de una eficiente y precisa pinza, con la que pudo construir y manejar herramientas. Ello le permitió cambiar sus hábitos de alimentación, lo que le modificó las mandíbulas y los dientes, lo que tuvo como consecuencia liberar la estructura y formas craneales de la servidumbre de tener que anclar unos fuertes músculos masticadores. Ello dejó al cráneo libre para extender sus zonas frontal y parietales, con su repercusión en la modificación del volumen del encéfalo interior. Por último, se produjo la expansión de la corteza cerebral prefrontal en un cráneo que se encontraba en proceso de expansión.

Lo anterior constituye el núcleo de una serie de cambios físicos absolutamente trascendentales en la evolución hacia lo humano. Sin ellos dudo que se pudiera producir la progresiva tecnologización que observamos y la complejidad social que sirvió de cuna protectora y acicate para ello.

En Australopithecus contemplamos ya el inicio de estos cambios físicos: el caminar erguido, aunque no lo practicaría durante el 100% de su tiempo. Esta nueva forma de desplazarse, como ya se ha comentado, vino forzosamente acompañada por sutiles modificaciones estructurales corporales que supusieran un soporte más cómodo del peso y un desplazamiento más eficiente, equilibrado y directo de su centro de gravedad durante la marcha. En los pies, donde se había abandonado la pinza primate del pulgar, surge un arco soporte muy remarcado que proyecta al cuerpo como una ballesta en cada uno de los pasos. La modificación del hueso de la cadera, por razones exclusivamente mecánicas impuestas por el bipedismo, se manifestó sorprendentemente crucial, como veremos más adelante, para el afianzamiento de las relaciones sociales. Los dedos de las manos fueron acortando su relación de tamaño con relación al pulgar, cambio que seguramente habría comenzado de forma gradual al tener que mantener el imprescindible equilibrio entre la necesidad de refugiarse aún en los árboles –estructura en gancho- y la de gestionar en el suelo la búsqueda y transporte de alimentos –estructura en pinza-. El resultado evolutivo fue que en las extremidades anteriores la punta del dedo pulgar pudo hacer contacto con la punta de cualquiera de los otros cuatro dedos, formando la pinza de precisión que es la mano humana. Con ella se le posibilitó la realización de tareas “sofisticadas”. Los ligeros cambios en la estructura masticadora -mandíbula, cara y dientes- que se iban adaptando al nuevo entorno anuncian el inicio del camino hacia nuevos hábitos alimenticios más energéticos. El descenso de la laringe, al situarse el cuello por debajo de la cabeza en vez de por detrás, posibilitó nuestro complejo lenguaje.

Con relación a las modificaciones craneales diremos que ya en el Australopithecus se observa un ligero incremento del volumen craneal, lo que indica el inicio de un proceso de encefalización. A partir de él, y en las sucesivas especies humanas, el cráneo irá pasando de una forma apepinada a una forma globular con mayor capacidad para albergar unas estructuras cerebrales más voluminosas, lo que desembocará con el tiempo en la compleja maquinaria neuronal del Homo sapiens.

Es evidente que los cambios anatómicos han sido casi infinitos. Sólo hay que comparar el cuerpo de un hombre con el de un chimpancé, nuestro familiar evolutivamente más próximo. Pero hay algunos que creo son más significativos. Hablemos de ellos.

La palanca del pie

El cambio más característico en la estructura del pie fue la pérdida de la capacidad prensil del dedo gordo. En unas piernas que progresivamente se iban haciendo más largas y esbeltas, los pies dejaron de ser una mano más para convertirse en lo que son hoy: unas bases de sustentación y unas palancas propulsoras.

Con ello podríamos pensar que se dio un paso evolutivo regresivo, ya que se perdía un factor determinante para trepar y desplazarse por los árboles. Sabemos que esta estrategia en la huida, por la vía de las alturas, sería un elemento decisivo para contrarrestar en la medida de lo posible el ataque de los depredadores. Además, allí, en el dosel del bosque, podía encontrar la abundante comida habitual.

Sin embargo aquellos primitivos primates evolucionaron hacia un pie en el que todos los dedos cubrían una misma función: participar en el soporte del peso corporal, pero con un valor añadido: se pasó del pie plano, como tienen por ejemplo los chimpancés, a un pie con una estructura en arco.

Pies de algunos primates modernos. De izquierda a derecha y de arriba a abajo: chimpancé, gorila, orangután, humano, siamang y babuino (Imagen obtenida de Paleos-blogCC BY-NC-ND 4.0)

Si observamos el andar bípedo, el último punto de contacto pie-suelo se lleva a cabo con el dedo pulgar del pie. Por un lado, esto implica el prolongar la palanca impulsora que proporciona el arco del pie durante el desplazamiento, una especie de fleje que lanza al cuerpo hacia un nuevo paso, a la vez que eleva la posición del cuerpo mientras se apoya en él, posición que permite un balanceo sin esfuerzo de la otra pierna, que quedó libre y en péndulo, hacia posiciones más adelantadas. Con ello el andar se hizo[1] más grácil y más eficaz en cuanto a consumo de energía: la gravedad hace la mayor parte del trabajo.

Se habían cambiado habilidades que favorecían la trepada por una mayor eficiencia en el desplazamiento a nivel de suelo, en un mundo donde los árboles empezaban a escasear. Realmente los hombres somos muy buenos, sin tener que ser los más veloces ni los más ágiles, desplazándonos por el suelo.

****************************

Vamos a hacer una interrupción en el desarrollo de este tema sobre las modificaciones anatómicas en el camino hacia lo Humano, ya que el tamaño, en este caso escrito, sí que importa. En la siguiente entrada seguiremos con la pareja superior de los pies, las manos, y con lo que hay aún más arriba, la cabeza. Hasta entonces.

  1. https://www.google.es/url?sa=t&rct=j&q=&esrc=s&source=web&cd=1&cad=rja&uact=8&ved=0ahUKEwiz85z9haTRAhXEQBQKHRpXBW0QFggcMAA&url=http%3A%2F%2Fwzar.unizar.es%2Facad%2Fcinesio%2FDocumentos%2FMarcha%2520humana.pdf&usg=AFQjCNGud94ccTJRXPKFklIQv3mxuTlxkA&sig2=ljzxkRdnWMCyoGDmssuEUQ []

Sobre el autor:

jreguart ( )

 

{ 12 } Comentarios

  1. Gravatar JC | 11/12/2015 at 09:58 | Permalink

    Muy interesante el artículo, como siempre. Recomiendo ver el documental “el simio acuático”, y quizás podrías sacar material para otro artículo o al menos comentar esta interesante teoría alternativa: https://es.wikipedia.org/wiki/Hipótesis_del_simio_acuático Me gustan mucho vuestras series y artículos y soy lector habitual. Un saludo.

  2. Gravatar jreguart | 11/12/2015 at 11:36 | Permalink

    Hola JC,

    me encanta que te gusten las series de El Cedazo. Gracias por la parte que me toca.

    Con relación a la teoría de que algún antepasado de los simios vivieron en un hábitat mixto tierra-agua te comento que desde un punto de vista evolutivo bien pudo ser. PEEEEERO… no hay ninguna evidencia fósil que la sostenga. Hablando de ciencia… experimentar, contrastar y “falsabilizar” (vaya palabrota), hoy por hoy no nos queda más remedio que quedarnos con lo que sabemos, o creemos saber a la vista de los datos paleontológicos. Si un día descubrimos evidencias del simio acuático ¡Bienvenidas sean! Habremos enriquecido nuestro conocimiento… y esto si que es importante.

    Recordando algunos comentarios anteriores acerca del significado de la palabra “teoría”, este caso si que no tiene que ver con “teoría científica” y sí con otra acepción que propone el diccionario de la RAE: “Conocimiento especulativo considerado con independencia de toda aplicación”.

  3. Gravatar Sergio B | 08/01/2016 at 12:16 | Permalink

    Saludos jreguart,

    Muy interesante articulo, pero creo que hay que tomar con cuidado estos “pasos” hacia la humanificacion. No me preocupare del antropocentrismo esta vez, sino que me preocupa el efecto observador. Nosotros siguimos un camino para ser humanos y como unica especie que lo ha seguido, este puede parecer el unico camino a seguir y ser fruto de increibles coincidencias, sin embargo pueden haber mas caminos y no ser el resultado final tan improbable. No creo que una especie que hubiese empezado a usar las manos habilmente hubiese perdido esa habilidad al volverse arborea o semiacuatica. Quiza de nosotros evolucione el homo espacialis, adaptado a la ausencia de gravedad y el bipedismo, sera irrelevante.

    Respecto a tu respuesta a JC, me gustaria matizar que la paleontologia no es ciencia estrictamente, en el sentido de la fisica, ya que no se puede n realizar experimentos para falsear cosas y pocas veces repetir las evidencias que se encuentran. Es una teoria completamente deductiva que se apoya en “pruebas” para deducir sus argumentos y en el consenso para decidir cuantas pruebas son “suficientes” (en ocasiones poquitas). No tengo mucho en contra del conocimiento deductivo, pero decir que algo es pseudociencia por que no hay pruebas que lo sostengan es incorrecto, algo es pseudociencia si no es falseable y aparte se hace pasar por ciencia.

  4. Gravatar jreguart | 08/01/2016 at 02:32 | Permalink

    Hola Sergio B,

    nada más lejos de mi intención el que pudiera quedar como que nuestro camino hacia lo humano pudiera ser el único evolutivamente posible. Sin lugar a dudas podrá repetirse o incluso sobrepasarse, si las circunstancias se confabularan. Lo que pasa es que hoy por hoy sólo lo podemos contar nosotros. Y esto lo digo como un hecho, no como un orgullo de especie.

    En cuanto a que la Paleontología no sea una ciencia “propiamente dicha” me parece que discrepo. Tiene una parte de historia pero tiene una parte de ciencia. No podrás construir leyes aunque si teorías. Que debes intentar asegurar tras el estudio de todos los eventos posibles. No podrás repetir el experimento porque lo que pasó pasó, pero sí podrás buscar la repetición del experimento a través de parecidas evidencias paleontológicas. Entonces sí que tienes que contrastar los datos, mirarlos bajo la lupa de metodologías proporcionadas por otras especialidades de la ciencia: geología, biología, química, física, climatología… y emitir tu hipótesis. Que como todo en el mundo de la ciencia debe ser analizado, rebatido y falsado… De esto se encargan, entre otros, los envidiosos y orgullosos colegas de la profesión, je, je… Y si aparece otra evidencia, un nuevo fósil o dato, habrá que estudiarlo, comparar y asegurar si la hipótesis primera sigue siendo válida o hay que cambiarla. Para mi esto es ciencia.

    ¿No te parece semejante a cierta parte de la Cosmología… a nuevos instrumentos, nuevos datos y nuevas teorías de lo que ocurre en el Universo?

  5. Gravatar andros | 08/01/2016 at 05:32 | Permalink

    Por muchos millones de cuervos negros que se vean, no será posible afirmar que «todos los cuervos son negros». En cambio, basta encontrar un solo cuervo que no sea negro para poder afirmar: «No todos los cuervos son negros».

  6. Gravatar Sergio B | 08/01/2016 at 07:40 | Permalink

    Saludos jreguart,

    Leyendo tu comentario, si algo tiene una parte de historia y una parte de ciencia, a mi me parece que entonces no es una ciencia. No quiere eso decir que no sea un conocimiento ordenado y probablemente bastante cercano a la verdad simplemente que no es una ciencia. Yo creo que es por donde se cuelan casi todo lo que llamamos pseudociencias o la ignorancia en general, en que nisiquiera pretender ser ciencias sino que pretenden ser otro tipo de conocimiento y se cuelan por unos contrargumentos que son completamente inadecuados.

    Pensemos en la medicina por ejemplo, yo pruebo un medicamento para curar el sida en un millon de pacientes, con doble ciego y toda la pitufada, funciona en un 99%, al otro 0,5% no les funciona y el otro 0,5% les hace explotar un ojo. Seria un medicamente amplimente aceptado y producido en masa. Pensemos ahora en fisica. Yo ponemos un millon de bolas rampas inclinadas en muchos sitios distintos, con condiciones controladas y toda la perroflautada, en un 99% de los casos la bola baja la rampa segun la gravedad, la resistencia y la friccion, en un 0,5% la bola se va para arriba y en otro 0,5% de las veces la bola explota. Tendriamos un problema de los gordos para explicar (estrictamente, con que una vez la bola se fuese para arriba ya seria un problema). Si pensamos en paleontologia, tendriamos que empezar con que no tenemos un millon de huesos ni en broma, las condiciones en que han sido creados son conocidas con solo aproximada certeza y en lugar de un resultado que explique una teoria, creamos una teoria que explica un resultado. Creo que nos quedaria pensar en la matematica o la logica, pero a quien le apetece?

    Para mi hay cuatro tipos de conocimiento (los nombres no es que sean aceptados, los uso por que asi me entiendo), tenemos los ingenieriles, los historicos, los formales y los teologicos, mas viejos que el hablar y los cientificos, mas recientes. Los formales, los teologicos y los cientificos estan en sus mundos, los ingenieriles y los historicos han ido cogiendo cosas de la ciencia y dejando cosas de la teologia ultimamente con bastante exito pero no se han convertido en ciencias y a veces hasta se puede discutir que algunas adaptaciones sean cientificas o no.

    Por cierto de la cosmologia, no te dire lo que me parece, pero a mi como ejemplo me gusta ver los resultados deducidos de la existencia de exoplanetas. Ley un articulo (que es de lo que vive esta gente) deduciendo de los resultados del kepler y demas encontrados que pese al sesgo de observacion de la metodologias empleadas, deducia los porcentajes de cada clase de planeta que existe. Ellos tendrian sus razones y dios sabe en cuanto se equivocaran pero es como mirar en un campo de flores con una gafas que solo te dejan ver en azul y no todo el campo de flores, cuantas flores hay de color rojo. Todo muy formal y con los saltos de fe claramente especificados hasta que dentro de 10 o 20 aanos tengamos un telescopio mejor que nos diga algo mas, pero mientras contamos eso. En fin, que yo sepa en los libros de texto sigue explicandose cosas de la formacion del sistema solar segun la cual las supertierras no pueden existir (planeta mas abundante segun los colegas adivinos esos si mal no recuerdo) ni los jupiter calientes tampoco. Vamos, que si adoptaran mas la humildad de los paleontologos me caerian mejor.

    En fin, lo mas positivo de la ciencia es que cualquier conocimiento cientifico podra ser imperfecto (como las teorias de newton) pero no completamente erroneo (al menos por ahora nunca ha pasado). Con la paleontologia estamos a desenterrar un antiguo laboratorio de extraterrestes manipuladores de isotopos y huesos para destruir todas nuestras teorias y nada nos da ninguna seguridad de que no pase manana (o algo no tan divertido). Y ojo eso no es ningun demerito para la paleontologia, simplemente es otro tipo de conocimiento y estoy seguro de que es el mejor que podemos tener de ese tipo sobre este tema, pero es lo que es. Y por eso si hay una teoria que intenta ser de paleontologia no se puede tratar como teoria cientifica, por que la paleontologia no lo es de un principio y sino te encontraras con contra argumentos cientificos encontra de la paleontologia, que seran bastante validosy estaras embarrado. Claro que son mas sonados cuando pasan en medicina, pero ahi estan en casi todas las ramas. “Las vacunas no funcionan” “esta demostrado cientificamente…” “como que cientificamente? algunas veces no funcionan y algunas veces matan!” “pero si haces doble ciego” “la ciencia no se basa en eso” etc etc.

    Perdon por el rollo.

  7. Gravatar Armot | 08/01/2016 at 09:31 | Permalink

    Alguna vez leí que otra consecuencia de la omnivorización y uso del fuego (además de la relajación de los músculos que contenían al cráneo) fue que el estómago, y el sistema digestivo en general, dejaron de gastar inmensas cantidades de energía para procesar celulosa, y este superávit energético fue redirigido al cerebro. Si fue así, la dieta carnívora tuvo un papel clave en la aparición del Homo sapiens.

  8. Gravatar kambrico | 09/01/2016 at 04:32 | Permalink

    jreguart : quería informarte que estoy disfrutando la entrada . gracias

  9. Gravatar jreguart | 10/01/2016 at 01:41 | Permalink

    Hola Andros,

    esto es lo que me gusta de la Ciencia: que se pase la vida buscando el cuervo blanco por si hay que cambiar el axioma.

  10. Gravatar jreguart | 10/01/2016 at 01:54 | Permalink

    Hola Sergio B,

    muy buena argumentación ¡chapeau! y gracias por el tiempo que le has dedicado. A pesar de todo, en mis entretelas queda aún arraigado un perfumillo de componente científico de la Paleontología… y me gusta. Debilidades humanas.

  11. Gravatar jreguart | 10/01/2016 at 02:01 | Permalink

    Hola Armot,

    si lo centras en el consumo de carne, así opinan la mayoría de sesudos antropólogos. La carne tiene unas proteínas más fáciles de digerir que las que podemos conseguir de los vegetales. Y no digamos tras cocinarlas.

    En la futura entrada 6 hablaré un poco de ello.

  12. Gravatar jreguart | 10/01/2016 at 02:04 | Permalink

    Hola Kambrico,

    me alegro de ello. Espero conseguir que te pase lo mismo hasta la última entrada. Aunque ya te aviso que verás algunas un poco durillas…

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