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Lo que se preguntan sus alumnos de 3º de la ESO – XI: ¿Por qué los animales no tienen los mismos conocimientos que los seres humanos?




Hoy, en esta serie que intenta responder a las inquietudes de los alumnos del profesor Lorenzo Hernández, vamos a afrontar una pregunta que parece tener una respuesta obvia: ¿Por qué los animales no tienen los mismos conocimientos que los seres humanos? Fácil. Pues… por qué va a ser, porque ellos son animales irracionales y nosotros pensamos un rato así de largo.

Ya, ya. Pero los participantes en esta serie no nos conformamos con lo obvio y siempre nos pica la más sana de las curiosidades. Así que hagamos nuestro petate intelectual y comencemos a desbrozar tan sugerente camino. Seguiremos nuestras pistas… [dato 1] qué es lo que entiendo por “conocimientos”, [dato 2] los cuales están soportados por nuestros organismos, [dato 3] de los que la evolución ha generado un inmenso y diverso abanico… ergo… [solución] no todos los animales tienen los mismos conocimientos.

[dato 1][1]

Nada más leer el enunciado nos encontramos con dos sutilezas que nos hacen pensar. Una sería el hecho de que hay que reconocer que los humanos actuales, como individuos de la especie Homo sapiens sapiens, somos tan animales como el “resto” del reino Animalia. Así que seguramente vamos a poder detectar las raíces de los “conocimientos” animales y humanos en las mismas estructuras orgánicas, lejos de necesitar el asirnos a una tabla de salvación metafísica fuera de nuestros cuerpos, ¡ah, la trascendencia! Sin discutirla, no la necesitaremos en nuestro análisis. Así que siento tener que defraudar a aristotélicos y cartesianos, pues no vamos a precisar echar mano del dualismo cuerpo-espíritu.

La segunda sutileza que revolotea al leer la pregunta es qué es lo que pueda ser eso que estamos llamando “conocimientos”. Porque la idea “conocimiento” incorpora el hecho de conocer, y conocer implica una consciencia de lo que se conoce. Y eso sí que sólo lo hacen muy pocos animales, ninguno con la excelencia con lo que lo hacemos los hombres. Así que tiro por el camino de en medio y asumo que todo lo que “conocen” los animales necesariamente se tiene que manifestar de forma muy clara a través de su comportamiento. No nos queda más salida que mirar muy atentamente a ver qué hacen en su vida diaria. Eso tiene que ser por fuerza “lo que conocen”, lo que saben hacer.

Camaleón demostrando uno de sus conocimientos: la caza con despiste (imagen obtenida de aquí)

Parece también lógico que observemos sólo los comportamientos elaborados, más allá de aquello que por pura fuerza vital se hace desde lo más subconsciente para vivir: andar, respirar, mover las mandíbulas para masticar, llorar para que te den de comer… En general, todos los animales, en lo más profundo de sus seres, saben lo que hay que hacer para vivir, saben lo que es perjudicial y lo que es bueno para ellos. Y, por tanto, en mayor o menos medida, dependiendo de la simplicidad orgánica del animal, saben desarrollar comportamientos, movimientos diría yo, que les acercan a la comida y bebida, les ayudan a encontrar a otros individuos con los que aparearse y así procrear o les facilitan practicar estrategias defensivas frente a amenazas de depredadores. Y, a niveles más elaborados, saben cómo relacionarse con sus congéneres, saben cómo comunicarse entre ellos, saben cómo desarrollar estrategias de comportamientos vitales –cazar o montar su habitáculo- o saben cómo proteger a su descendencia. Y aún más arriba en el nivel de la complejidad que soporta los conocimientos, por encima de lo hasta aquí descrito, hay animales que saben planificar el futuro en base a contrastar lo que experimentan en el presente con lo que recuerdan de su pasado. E incluso en estos cometidos algunos saben usar imaginadas alternativas, no sucedidas, del pasado.

Dicho lo anterior parece que hay un abanico de conocimientos que se mueven desde los más elementales de tipo vital, útiles para la simple supervivencia, hasta los más sofisticados desarrollados por el hombre que nos permiten, por ejemplo, escribir el guión de una película o afrontar un lienzo en blanco y pintar “Las Meninas”. Y efectivamente, al observar este muestrario en la Naturaleza podemos ver que cada animal tiene su singular forma de vivir, a través de la cual vemos claramente su enciclopedia de conocimientos.

Lo maravilloso de todo esto es que, desde el punto de vista de la Naturaleza, ninguno de los escalones en donde se apoyan los conocimientos de los animales es mejor que otro cualquiera. Cada nivel de conocimientos en el que se mueve cada animal es el mejor y más útil para él, para su vida. Gracias a esos conocimientos, y no más, ha llegado su especie, y él, a sobrevivir hasta el día de hoy. E incluso podemos decir que sólo con ellos, y no más, podrá seguir viviendo el mañana y el día de más allá. La lagartija “sabe” que debe salir cada mañana a tomar energía recalentando su metabolismo bajo la luz del sol, “sabe” que aquello que se mueve, una mosca quizás, es un objeto sobre el que catapultar la boca y tragarlo, “sabe” encontrar un hueco en una roca cuando aparece algo extraño del que “sabe” su posible peligrosidad. Vive perfectamente sin saber componer una sinfonía musical.

[dato 2][2]

Así que parece que la Naturaleza ha enseñado a los animales, y entre ellos al hombre, todo aquello que es necesario para su supervivencia. Y hemos dicho enseñado cuando en el fondo queremos decir que ha conformado a los organismos de la forma precisa para poder asegurar la supervivencia ¡sólo hay que abrir los ojos y mirar a nuestro alrededor! Y a esto se le llama el Proceso Evolutivo. Lo he escrito con mayúsculas para que resalte exactamente lo que quiero decir: todo nivel de conocimiento es consecuencia de un determinado nivel de desarrollo corporal, que a su vez corresponde a una solución concreta de las miles que ha promocionado la Evolución. Así que la respuesta a la pregunta inicial de los alumnos del profe Lorenzo es que si cada animal tiene distintos “conocimientos” es porque cada uno ha alcanzado el nivel que le posibilita su desarrollo orgánico, y por eso, al haber seguido cada especie animal un camino evolutivo distinto, cada animal tiene sus conocimientos propios, algunos coincidentes con los de otros animales y algunos otros de uso privado y particular.

Cada animal dispone de su propio manual, más o menos complejo, de cosas que sabe y que además son las adecuadas a sus necesidades de supervivencia. Como ya se ha comentado, físicamente están soportados por sus estructuras y fisiologías corporales. Cuanto más complejas sean éstas, más podrá ser la complejidad de sus “saberes”. La Biología y la Neurología nos enseñan que los comportamientos sobre los que aplicamos nuestros conocimientos tienen sus oficinas centrales en el sistema nervioso, descansando en el encéfalo -como módulo director- y en sus redes neuronales la mayor parte de la responsabilidad de la tarea. Allí están los datos de partida, los módulos que los procesan, las redes de trabajo entre ellos y los códigos de su especial lenguaje. Ya sea en el simple sistema nervioso radial de las medusas, como en el ganglionar de los insectos o en el sofisticado cerebro de un chimpancé. Esta observación nos afianza la idea de que el nivel de conocimientos de cada animal tiene que ser forzosamente distinto, al ser hijo de sus estructuras neuronales, distintas de las del vecino.

Los chips y circuitería de los “conocimientos”. Dibujo de neuronas del cerebelo de una paloma, dos grandes células de Purkinge y cinco pequeñas neuronas granulares, con sus interconexiones, realizado por el padre de la neurología y premio Nobel don Santiago Ramón y Cajal (wikimedia, Dominio Público)

En este sentido, los avances en el conocimiento de la fisiología y la anatomía de los sistemas nerviosos nos están permitiendo saber cuáles son las estructuras cerebrales que participan en los comportamientos de los animales, en cuáles se deposita la memoria –y por tanto los conocimientos-, cuáles son las estructuras emocionales que ponen la etiqueta del valor a estos conocimientos, cuáles son capaces de dar las órdenes primarias de comportamiento ordenando un movimiento e incluso las que son capaces de imaginar, planificar o cortocircuitar racionalmente lo que propone el normal funcionamiento del inconsciente. Tan sólo basta comparar físicamente estas estructuras en distintos animales para darnos rápidamente cuenta de que cada uno tiene su propia capacidad de conocer, el nivel que aquellas le permiten conocer. A partir de esta observación, aplicada al campo de nuestra pregunta inicial, es fácil imaginar por qué un tiburón tiene un distinto nivel de conocimientos que un águila o que ambos lo tengan con respecto a un ser humano.

[dato 3][3]

Y esto es así porque el devenir evolutivo lo hizo así. El estudio de la anatomía evolutiva del sistema nervioso es claro. Si observamos los encéfalos de diversos animales, mientras vamos recorriendo cronológicamente la escala evolutiva, vemos cómo se van complicando sus estructuras. Pero de una forma, como no podía ser de otra manera, completamente utilitarista y secundariamente innovadora: si una estructura antigua funciona, dejémosla como está y sobre ella apoyemos física y funcionalmente un añadido que la complemente, un nuevo paso estructural para unas nuevas habilidades. Algunos comparan el resultado de este proceso a una configuración como por capas de cebollas, y para algunos otros es como el helado de cucurucho al que sobre una bola de un sabor se le va apilando otra y otra sin perderse en el conjunto del helado la importancia de la primera. La realidad es que desde los encéfalos más simples a los más complejos la evolución ha ido añadiendo, en un primer paso, sobre el más simple y primitivo módulo de acciones autónomas exclusivamente vitales, un módulo emocional –una herramienta que refina la interacción del animal con su entorno- y más tarde un módulo de procesamiento complejo –que a la postre permitió alcanzar la habilidad del pensamiento-. El primero está más o menos centrado en unas estructuras que se conocen con el nombre de tronco encefálico, el segundo en lo que los neurólogos llaman cerebro límbico y el tercero en el córtex.

Todo lo anterior lo podemos constatar al mirar la figura siguiente, que compara estructuralmente el cerebro de varios tipos de animales, cada uno en una posición más avanzada del camino evolutivo. Desde una lamprea, algunos peces, un anfibio, un reptil, una ave y un mamífero de alto rango. En ella podemos observar cómo, sobre las estructuras más simples de la lamprea -en las que domina el entronque de la médula con el cerebro, lugar aquel donde residen los comportamientos vitales más elementales, y los órganos sensoriales que detectan lo que pasa en el exterior-, progresivamente se les van añadiendo otras más complejas hasta llegar a las del caballo, con un potente cerebro con giros y hendiduras que denotan ya el ingente número de neuronas que allí realizan sus labores de procesado de la información y un magnífico cerebelo que es el que se encarga de refinar la calidad de sus movimientos, evidentemente más “elegantes” que los de una rana. Ocultos bajo ellos, en este proceso evolutivo, han ido quedando las estructuras límbicas heredadas ya desde las primitivas lampreas. Sorprendente y maravilloso ¿no?

Evolución de las estructuras encefálicas (imagen tomada de aquí)

[solución]

En resumen, y para terminar con la respuesta a la pregunta inicial ¿por qué los animales no tienen los mismos conocimientos que los seres humanos?, diremos en primer lugar que cada animal tiene el nivel de conocimientos que precisa y son útiles para su vida. Cada tipo de vida, y son prácticamente infinitas, necesariamente exige unos comportamientos distintos. En segundo lugar, los conocimientos, en su aspecto más general, se asientan en las estructuras del sistema nervioso. Cada animal tiene su propio encéfalo, que es anatómicamente específico para él. Luego, también desde este punto de vista, cada animal está físicamente condicionado a tener campos de conocimientos que serán distintos a los de otros animales. Y en último lugar, como colofón, todo es el resultado de un proceso evolutivo que ha ido añadiendo paulatinamente potencialidad y diversificación en los conocimientos de los animales, hasta llegar al acervo cultural propio de los hombres, tan rico y variado como la evolución nos ha hecho capaces de conocer.

Y ahora que ya sabemos por qué los hombres tenemos distintos conocimientos que otros animales, o viceversa, me surge la pregunta: ¿Somos mejores por saber más…? Es evidente que no, simplemente somos distintos.

  1. Qué es lo que entiendo por “conocimientos”… []
  2. …conocimientos que están soportados por nuestros organismos… []
  3. …conocimientos de los que la evolución ha generado un inmenso y diverso abanico… []

Sobre el autor:

jreguart ( )

 

{ 13 } Comentarios

  1. Gravatar Macluskey | 16/08/2015 at 09:00 | Permalink

    Caramba, qué casualidad…

    El oscuro devenir del ritmo de publicación de cada serie ha hecho que, justo tras el artículo de Reflexiones de Jreguart en su serie de la Biografía de la Vida, le toque el turno a este no menos impactante y magnífico artículo de esta “infantil” serie…

    El debate, pues, continúa… ;)

  2. Gravatar ciudadano | 20/08/2015 at 10:21 | Permalink

    Muy interesante el desarrollo biológico de la cuestión, pero creo que el tiro está errado.

    El motivo por el que los otros animales carecen del conocimiento de los humanos, es que nosotros contamos con el lenguaje, y su principal derivado, que es la escritura. Ésto nos permite transmitir conocimiento entre generaciones, y por lo tanto, “construir nuevo cononocimiento” sobre el conocimiento de nuestros antepasados.

  3. Gravatar jreguart | 20/08/2015 at 12:54 | Permalink

    Hola Ciudadano,

    gracias por tu comentario que me ayuda a reflexionar. Lo que dices es bien cierto y es un punto de vista totalmente acertado. Aunque yo no diría que el tiro está completamente errado. Las circunstancias que apuntas fueron decisivas para la evolución intelectual de algún homo, o quizás de un individuo de un anterior género. Pero sin lenguaje y escritura, o uso de representaciones simbólicas, también nos podríamos plantear la pregunta de los chicos de 3º de la ESO y podríamos responderla como he intentado hacerlo, basándome en las diferencias que introduce la evolución. De hecho el lenguaje es una consecuencia de una serie de circunstancias que introdujo la evolución en algunos primates que se pusieron de pie. Apoyado por el ambiente adecuado, que también ayudó.

    Si no has leído la entrada de la serie “La Biografía de la Vida” número 55, te animaría a hacerlo ¡y a comentarla! En ella podrás ver que además del lenguaje considero que se acumularon otros parámetros en la emergencia del pensamiento humano, que evidentemente sirvieron para desarrollar nuestros conocimientos hasta poder llevarlos, vía ondas de radio, a unos cuantas decenas de años luz. Te copio el enlace http://eltamiz.com/elcedazo/2015/07/04/la-biografia-de-la-vida-55-el-corazon-de-la-evolucion-humana/

  4. Gravatar roque | 21/08/2015 at 03:32 | Permalink

    ¿Somos mejores por saber más…?. esta pregunta da para mucho . las ballenas , cachalotes , delfines , elefantes y otros tantos muestran comportamientos como : solidaridad y sensibilidad por ejemplo , que escasean en los humanos y ahora se les pretende dar la categoría para mi muy acertada de personas no humanas ; así, si por ejemplo atacas o matas a uno de ellos estas cometiendo un crimen contra una persona . suena fuerte al menos , algo es algo . como comienzo no está mal . a título personal el hombre sabrá mas y será mejor cuando realmente entronice los valores humanistas . me refiero al humanismo sin apellido cualquiera sea la vertiente de inspiración , pero centrada en los valores universales . todo lo demás nos convierte en bestias brutas o en maquinas frías .

  5. Gravatar jreguart | 21/08/2015 at 07:37 | Permalink

    Hola Roque,

    la idea de la “dignidad” del ser humano es simplemente una abstracción que pergeñó el cerebro en algún momento de su devenir evolutivo y sólo existe como un estado determinado de nuestras redes neuronales. Antes de estos hombres la dignidad no existía, vamos, que no se ve andando por un bosque. A lo peor soy muy bruto manifestando esta opinión. Pero estoy absolutamente convencido de que esto sucedió porque era bueno para la especie, sus grupos y sus individuos.

    Dicho esto ¿por qué no extender la idea también a los animales? Evidentemente no es imprescindible para nuestra supervivencia, ni siquiera le añadiría un vector positivo. Se el gran debate abierto al respecto e incluso sería harto complejo decidir desde qué tipo de complejidad animal se podría considerar merecedora de “dignidad personal”. Y no tengo las ideas muy claras. Aunque sí pienso que sería una gran demostración de la “esencia humana” de los hombres. Sería un pacto de especie del que nos deberíamos sentir realmente orgullosos.

  6. Gravatar roque | 22/08/2015 at 04:34 | Permalink

    jreguart : siguiendo tu razonamiento (ajustado según creo al rigor científico ) si todo lo metafísico – que es solo una ilusión – se diluye en el vacío , entonces mas que nunca debemos aferrarnos a los valores tradicionales logrados porque así como vamos integrándonos a la realidad virtual artificial seremos unos androides de carne y hueso despiadados .

  7. Gravatar jreguart | 22/08/2015 at 08:35 | Permalink

    Hola Roque,

    Pudiera ser. Pero ¿qué son los valores tradicionales? Es un terreno muy resbaladizo y creo, en lo que estamos hablando, que deberían estar alejados de cualquier personalismo particular. Pero la entrada no va de esto y tampoco quiero ser un filósofo predicador. Como tu muy bien dices… ajustémonos al rigor científico… aprendamos y que cada uno utilice lo aprendido de la forma menos contaminada posible.

    Al final de la entrada yo me hago una pregunta, a la que propongo una respuesta. A ti mismo, como nos decías en un comentario anterior, la pregunta te ha sugerido una reflexión acerca de la dignidad de ciertos animales… esto podría ser un buen ejemplo de lo que pretendo decir.

  8. Gravatar roque | 22/08/2015 at 04:09 | Permalink

    jreguart : con los valores tradicionales me refiero a los que son estrictamente necesarios para preservar la especie (mirado desde tu óptica) a no ser que los nuevos portentos tecnológicos reemplacen las vacas sagradas milenarias y sean los que guíen las conciencias del futuro – el omnipresente panteón grecorromano fue desmantelado rápidamente cuando tuvo un convincente reemplazante – …. mmmmh ahora si lo pienso mejor es el poder disuasivo el que permite que no nos destruyamos finalmente ; mas que esos valores tradicionales que no deben ser mas que una excusa bien adornada . y con respecto a tu pensamiento tengo la siguiente teoría : el mundo subjetivo de las ilusiones , fantasía , misterio , mitos etc,etc es como una burbuja a la cual entramos y nos embriagamos , pero afuera está la realidad esperándonos .

  9. Gravatar Argus | 28/08/2015 at 02:17 | Permalink

    Aquí la trampa está en caer en el tópico de que “somos mejores”. La palabra “mejor” confunde bastante, pero tampoco creo que seamos simplemente diferentes. Cada animal es el mejor en su hábitat, con sus diferencias respecto a otros y representa una pequeña victoria en la lucha por la supervivencia. El hombre está incluido en esto aunque siempre con ayuda por la complejidad que hemos desarrollado y de la que ya somos esclavos. Un bebé recién nacido sin atención médica en una isla desierta y sin adultos que lo críen morirá casi con toda seguridad, al contrario que un cangrejo que nazca a su lado en las mismas condiciones, lo que no hace al cangrejo “mejor” que el hombre. Entonces sin caer en quién es “mejor” y quién “sabe” más, hay una diferencia trascendental: Los humanos somos conscientes de la sabiduría de otras especies y las estudiamos, esto es, tenemos un conocimiento de un nivel superior. Este es el tema. Los animales más cercanos a nosotros como chimpancés no tienen ni el más mínimo pálpito de las características, clasificaciones o peculiaridades de otras especies. Creo que por ahí va la pregunta de estos alumnos: ¿Qué es lo que hace que los humanos estudiemos, clasifiquemos y analicemos TODO lo que nos rodea y ningún otro animal sea capaz de intuir mínimamente en qué consiste eso?

    Y añado una pregunta: ¿Qué capacidad podría tener una especie superior, que a día de hoy los humanos no seamos capaces de intuir ni mínimamente en qué consiste eso? …Porque digo yo que tarde o temprano alguna especie lo desarrollará, sea lo que sea.

  10. Gravatar jreguart | 29/08/2015 at 10:10 | Permalink

    Hola Argus,

    completamente de acuerdo con todo lo que dices. Con respecto al enfoque de la entrada, también estoy de acuerdo con que podía haber dado un paso más y comentar cómo todas nuestras estructuras cerebrales -las que nos ha regalado la evolución, con capacidades operativas en muchos de sus módulos distintas a las de los otros animales, tal como me quedé en el alcance de mi explicación- son las que nos permiten ser conscientes de lo que conocemos, como me parece es tu planteamiento (me ha quedado un chorizo de frases subordinadas, perdón). Pero bueno, ahí se quedó la argumentación que no entró en el sistema operativo de nuestros cerebros y sus respuestas conductuales racionales. Ni se me ocurrió.

    La pregunta que lanzas sobre las nuevas capacidades de una especie “superior”… ni idea. Pero creo que el Homo sapiens es el mejor posicionado para llegar a ello… si no nos ponemos la zancadilla a nosotros mismo. Tendríamos que bucear en este caladero de ideas al respecto que supone la literatura cifi… y aún así. Quizás ya esté inventado en algún punto del universo…

  11. Gravatar Kambrico | 29/08/2015 at 04:07 | Permalink

    Si es que hay mas vida inteligente en el universo , entonces tendremos con quien compararnos .

  12. Gravatar Argus | 31/08/2015 at 11:30 | Permalink

    jreguart, en algún sitio he leído que el árbol de la vida es en realidad un arbusto. Me gustó esta frase porque pone de manifiesto que las ramificaciones no son propiedad de la cúpula, sino que se producen a cualquier nivel y llega a ser difícil distinguir a veces qué es “rama” y qué es “tronco”. Por ejemplo, en una naturaleza donde prima la ley del más fuerte, no fueron los grandes depredadores los que evolucionaron. Los leones, tiburones, águilas y otros muchos ejemplos de lo que es un superviviente nato en mar, tierra y aire, vértice de la pirámide de la evolución en ese momento, se quedaron anclados en su “perfección” y fue un mono el que acabó construyendo zoológicos y metiéndolos ahí a todos para su uso y disfrute. Además ni siquiera fue un fuerte e imponente gorila, no. Fue más bien un enclenque chimpancé. Qué cosas, eh?!

    Con esto quiero decir que no doy por supuesto que el siguiente paso en la evolución tenga que venir necesariamente de la mano del hombre. Hasta los dinosaurios se las prometían muy felices con sus cuerpos de varias toneladas y sus hileras de dientes. Mira para qué les sirvieron.

    Ahora voy a hacer ciencia-estúpido-ficción y voy a pensar que el próximo paso evolutivo podría venir de la mano de un manejo eficaz de la Información. Pongo Información con mayúsculas para distinguirla de la información tal como la conocemos ahora, rudimentaria hasta el punto de que al hito de conectarse a internet y hacer búsquedas en Google le llamamos “El siglo de la información”. No sé si me da más risa o más miedo :-P

    Bacterias, virus, insectos y un montón de “pequeños grandes olvidados” podrían borrarnos del mapa en unos días si encontraran la forma de ponerse de acuerdo -nada más-. No se van a poner de acuerdo con un lenguaje ni con ayuda de la ciencia ni buscando en Google, sino de alguna manera que no podemos ni intuir. Y podrán poblar el universo y sobrevivir a casi todo. Nuestros análisis, conocimiento, nuestra ciencia y nuestra conexión a internet pasarán a la historia como pasaron a la historia en su día las toneladas y las hileras de dientes de los dinosaurios.

  13. Gravatar Phan | 31/08/2015 at 01:32 | Permalink

    La aleatoriedad y la selección natural nos pueden llevar a cualquier lugar .

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