Hoy es un día muy especial para mí y espero que para la docena o así de lectores de estos artículos… Hoy es el día en que voy a hablar de una obra especial, realmente especial dentro de la ignorante serie con que os doy la tabarra de cuando en cuando. Especial… y realmente maravillosa, seguramente la música más impactante que he conocido en los últimos diez o quince años.
La Sinfonía número 3, llamada “de las Lamentaciones” o algo parecido según la traducción (Song of Sorrows o Sorrowfull Songs son los títulos que suelen usarse indistintamente en inglés; en polaco es nada menos que Simfonia Piesni Zalosnych), del compositor polaco Henryk Gorecki. Es una obra larga (entre cincuenta y cincuenta y cinco minutos), en tres movimientos, que tiene una serie de características que, así, dichas de saque, son como para poner pies en polvorosa… pero no lo hagáis, por favor, que os vais a sorprender muchísimo.
Estas tales características nada atrayentes a priori son, en primer lugar, que sus tres movimientos son lentos. Lentísimos. Son adagios tranquilos, o tranquilísimos, y así. En segundo lugar, la obra apenas tiene pasajes en forte y mucho menos en fortissimo, es decir, la música, además de lenta, es suave, piano, toda ella. En tercer lugar, hay una soprano que canta unos ciertos textos… en perfecto polaco. Pero es que, además, los textos son tremendos, tanto por lo que dicen como por las circunstancias en que fueron escritos, así que casi mejor que estén en polaco… Un detalle menor es que, aunque en la plantilla orquestal requerida para ejecutar la obra hay abundante madera (cuatro flautas, cuatro clarinetes, dos fagotes y dos contrafagotes), metal (cuatro trompas y otros tantos trombones) y un arpa… no se oyen. De veras, sé que están porque lo dice el papel, pero oírse, lo que se dice oírse, no se oyen. Sólo se escucha la cuerda, la potentísima cuerda y, en ciertos pasajes, el piano. Y a la soprano cuando le toca, claro. El resto de instrumentos se usan para dar color a la música en no sé qué pasajes… pero no se distinguen en ningún momento.
En fin. Con semejantes antecedentes, lo normal es que los que hayáis llegado hasta aquí cerréis la página y a otra cosa, mariposa… NO LO HAGÁIS, por favor, no lo hagáis. Escuchar esta obra majestuosa es una experiencia única. Yo lo sé. Eso sí, requiere una cierta concentración. Si estáis oyendo la obra y simultáneamente mirando un partido de algo o leyendo el periódico o buscando un hotel para el fin de semana… igual os parece un tostón. Sé que pediros que dediquéis casi una hora a escuchar la obra es mucho, vaya si lo sé, pero no os arrepentiréis. Espero no defraudaros (en realidad, estoy completamente seguro de no defraudaros).
Henryk Gorecki nació en la población polaca de Czernica en 1933. ACTUALIZACIÓN: Falleció el 12 de noviembre de 2010, apenas tres semanas después de la publicación de este artículo. RIP. Hijo de su tiempo, escribió, y escribe música de diferentes estilos: modernista disonante, serialista, minimalista y últimamente, minimalista sacro… Muy religioso, como buen polaco que es, escribió una serie de obras religiosas, algunas dedicadas a la visita del Papa Juan Pablo II, polaco como él mismo, a Polonia.
Su Sinfonía número 3, la protagonista del artículo de hoy, fue escrita en 1976 y estrenada el año siguiente, con escaso éxito. De hecho, las críticas que recibió fueron ácidas, seguramente porque los oyentes y críticos no estaban preparados para la barbaridad que escucharon, y porque además es una obra perfectamente tonal, sin atisbos de ninguno de los ismos que tan de moda estaban en la época.
Al respecto, una pequeña anécdota, que escuché al compositor español Ramón Barce, en una conferencia en la Fundación March, ayudará a entender el ambiente que se vivía en la pomada compositiva en los años 60 y 70 del Siglo pasado. Él se refería a España, pero seguro que no sería muy distinto en Polonia ni en cualquier otro sitio.
Refería Barce que en los círculos musicales de vanguardia, cuando se reunían compositores de diferentes lugares y contaban sus últimas composiciones, estrenos y experiencias, la pregunta que todo el mundo hacía para evaluar una obra (sin haberla siquiera escuchado, claro) era: “Y… ¿cuándo has compuesto la obra?” No era “¿De qué va?”, o “¿Qué tipo de composición has hecho?” o lo que sea, no… “¿Cuándo has compuesto la obra…?”. En fin. Invariablemente, si la respuesta era “hace un par de años o tres”, inmediatamente quedaba denostada, por demodé. Lo que se valoraba era que la obra hubiera sido compuesta, como mucho, hacía seis meses. En otro caso, tu obra ya no servía… ¡Era vieja! O sea, que Mahler o Beethoven o Bach no servían… ¡Eran viejos, pasados de moda! Por cierto, esto explica los horrores espantosos que se componían en la época: había que ser más minimalista que nadie, más atonal que nadie y más de todo que nadie. Y si además habías inventado otro infumable ismo más, por ejemplo el filotardocuentismo, sin ir más lejos… ¡Entonces eras un dios en los círculos de avant-garde! …durante dos o tres meses.
Así eran las cosas cuando de pronto se presenta el amigo Gorecki estrenando una extraña obra tonal, sólo con cuerda, toda adagios tranquilissimos y pianos… y con una letra… ¡vaya letra! La obra pasó más o menos desapercibida en su estreno, y fue convenientemente olvidada. Gorecki, para los occidentales (Polonia era parte del Pacto de Varsovia por entonces), continuó siendo un oscuro compositor polaco del que casi nadie había oído hablar.
Y sin embargo…
… Sin embargo, bastantes años después, en 1992, quince años después de su estreno, alguien rescató la obra y realizó una grabación sorprendente. Fue David Zinman dirigiendo a la London Sinfonietta, y con Dawn Upshaw como soprano. Fue una bomba, una auténtica revelación para críticos y aficionados. Henryk Gorecki pasó de pronto, de ser un perfecto desconocido, a estar en boca de casi todos los que sabían algo (o sea, no en la mía, pues yo soy de los que no saben nada de nada…).
En un breve espacio de tiempo este disco vendió la burrada de más de dos millones de copias,[1] y casi veinte años después, sigue vendiéndose bien. Su música ligeramente agobiante (sobre todo el segundo movimiento) se comenzó a escuchar, sin embargo, en Hilos musicales, Salas de Espera de Hospitales, Aeropuertos, Centros Comerciales… Muchos se preguntaban cómo era posible que una obra tan anticomercial por las características que cité antes y que no repetiré de nuevo hubiera tenido tanto éxito… La clave está en la potencia brutal de la música, que llega directamente al hígado, no al corazón, no… al hígado mismo. A mí me remueve las entrañas, hace que se me salten irremediablemente las lágrimas, me transporta a no-sé-dónde…
Bueno, pues a pesar de todos estos elogios que he vertido hasta ahora, hasta hace relativamente poco no conocía yo ni a Gorecki ni a su Tercera Sinfonía. Ni idea. Cuando se es ignorante, se es con todos los atributos, ya veis. Fue un amable comentador de este blog, cuyo nick es Oboecrack, quien me puso sobre su pista. Él había asistido a un Concierto de la Orquesta Nacional de España en febrero de 2009 donde se ejecutó esta obra y le dejó literalmente conmocionado (como luego me ocurrió a mí), hasta el punto de escribir el extraordinario artículo sobre esta Sinfonía en la Wikipedia española, lo mejor que he encontrado nunca sobre una obra musical en dicha Wikipedia, y que he usado extensivamente para escribir este artículo. Nunca le agradeceré lo suficiente a Oboecrack por haberme mostrado tamaña perfección. La pena es que nunca he escuchado en directo la obra. A ese concierto que me refería antes yo no asistí, me lo perdí, [2] y no sé el tiempo que tardarán en programar de nuevo la obra en Madrid, supongo que bastante, así que… me conformo con el disco, qué se le va a hacer.
Vamos con la obra. Como dije, son tres movimientos lentos, lentísimos y pianos, pianissimos… Pero cada movimiento tiene su aquel. Y cada uno tiene su letra, cantada por una soprano, unas letras bastante agobiantes, como tendréis ocasión de comprobar a continuación.
La versión que seguiremos es precisamente la antes citada de la London Sinfonietta, dirigida por David Zinman y con Dawn Upsahw como soprano. Aunque tanto el primer movimiento como el tercero están partidos en dos trozos, el momento de la partición está muy bien elegido, en el único punto donde es posible hacerlo sin que te chirríen los dientes en el primer movimiento, y en un largo silencio de casi diez segundos que hay en el tercero. Además, parece que youtube ha debido cambiar su política en algún momento, porque algunos videos tienen más de diez minutos… Buena noticia para la música clásica.
El primer movimiento tiene una estructura realmente peculiar. Mucho. Se trata de una melodía que se repite una y otra vez (no sé si quince o dieciséis veces, no las he contado), pero con dos peculiaridades: primero, que en cada repetición se van incorporando más y más instrumentos, a la vez que el tono va subiendo (una quinta, según dice la Wikipedia, y debe ser verdad) cada vez, o bajando; después, y segundo, que la entrada de los distintos instrumentos se va haciendo en canon, es decir, no entran exactamente en el mismo momento para reforzar la melodía, sino ligeramente antes, mientras se mantiene la melodía anterior, mejor dicho, las melodías anteriores… Bueno, no sé si lo he descrito adecuadamente, pero cuando lo oigáis lo entenderéis.
Aquí está la primera parte del primer movimiento, Sostenuto tranquillo ma cantabile.
La melodía básica (ésa que se va a repetir no-sé-cuántas veces) la comienzan los contrabajos, no sé exactamente cuántos, quizá dos o cuatro, no más. Casi no se oye, lo sé. Supongo que en la propia sala de conciertos apenas se oirá tampoco, está buscado aposta. La melodía se desarrolla, y en el minuto 1:05 entran, en canon como dije antes el resto de los contrabajos, en un tono más alto[3]. La melodía se repite una vez más, hasta que en minuto 2:09 entran, también en canon (esto es así durante todo el movimiento) unos cuantos cellos, y también una quinta de esas más alto que la melodía precedente. Y otra vez más, en el minuto 3:10 entran el resto de los cellos, siempre en canon (las melodías anteriores se siguen ejecutando “por detrás”), y en el minuto 4:10 entran como la mitad de las violas, y en el minuto 5:15, el resto de las violas, siempre en canon, siempre una perfecta quinta perfecta más alto…
Los segundos violines se suman a la fiesta en el minuto 6:10… ya lo sabéis, siempre en canon, siempre una quinta más alto… Más violines (no sé si seguirán siendo segundos violines o parte de los primeros: como no la he visto ejecutarse…) se suman en el minuto 7:10, y por fin, los primeros violines (o el resto, no sé), entran potentísimos sobre el minuto 8:10… sí, siempre en canon, siempre una quinta más alto.
Pero aquí se encuentra Gorecki con un problemilla (que obviamente tarde o temprano tendría): No es ya posible seguir subiendo quintas la melodía, pues se iría fuera del rango armónico de los violines (que no llegarían a dar las notas más altas requeridas, vaya), así que, sencillamente, el desarrollo de la música sigue exactamente igual que hasta ahora, siempre en canon, pero esta vez bajando quintas a la melodía, y eliminando grupos de instrumentos en el orden inverso en que se sumaron a la melodía, la machacona y extremadamente pegadiza melodía principal. El resultado es una original especie de palindrómico fresco sinfónico. Efectivamente, en el minuto 9:05 se detraen los primeros violines que tan rotundamente atacaron la melodía hace un minutito, y luego en el minuto 10:00 se detraen más violines. En estos momentos la línea principal la llevan los segundos violines, que se detraen a su vez en el minuto 11:00, dejando el protagonismo a las violas, dejando poco a poco la melodía en el chasis, pues en el minuto 11:55 las violas hacen mutis por el foro y son nuevamente los cellos los que llevan la melodía, con el resto de cellos y contrabajos por detrás, siempre en canon…
Pero al llegar aquí Gorecki no continúa quitando más grupos de instrumentos… una larga nota de la cuerda grave (eso se llama “nota pedal“) es rota de pronto con un acorde del piano, en el minuto 13:00, que es seguido de otro y otro más, preparando la intervención de la soprano, que va a cantar su texto… Pero eso ya no cabe en este video, así que la música se desvanece artificialmente, para introducirnos la conclusión del movimiento en el siguiente video.
Ésta es la segunda parte del primer movimiento, que sigue siendo Sostenuto tranquillo ma cantabile:
El partidor del video ha decidido, con buen criterio, según mi modesto entender, retroceder ligeramente el comienzo del video al momento en que los tres acordes del piano del final del video anterior rompen el canon perpetrado por Gorecki y dan entrada al texto cantado.
Dawn Upshaw comienza el canto del texto, acompañada por la orquesta en pianissimo con acordes ocasionales del piano entre las frases de la soprano. El texto está tomado de la colección de canciones de Lisa Gora, en el Monasterio de la Santa Cruz, en la Sierra de Swietokrzyskie (Santa Cruz), en la Polonia central, y es un lamento atribuido a la Virgen María, fechado en el Siglo XV. El texto es el siguiente (pongo el texto original en polaco y su traducción al español, extraído de la Wikipedia):
Conforme el texto avanza, la orquesta va subiendo o bajando el tono de sus frases, acompañando las variaciones en el tono del texto cantado, y la música va acercándose a su clímax hacia el final del texto, cuando Dawn Upshaw retoma con la máxima fuerza de sus pulmones la última frase… y entonces, en el minuto 3:30, cuando parece que la intensidad emocional nos va a reventar el lagrimal, toda la orquesta en pleno ataca con potencia la melodía básica, la misma que fueron ejecutando, siempre en canon, siempre una quinta más alta… y la retoman en el punto de máxima altura, con los violines primeros en sus notas más agudas y todo el resto de la orquesta interpretando la melodía en canon… Fijaos bien, el tramo entre el minuto 3:00 y el 4:25, el final de la declamación de la soprano, y el final de la intervención de los primeros violines, es, desde mi punto de vista, uno de los dos o tres momentos de máxima intensidad emocional de toda al historia de la música. En este punto yo ya no puedo contener las lágrimas… ¡y eso que me la sé de memoria![4]
Como no podía ser de otro modo, ahora la melodía se va desvaneciendo, siempre en canon, siempre descontando cada vez un grupo de instrumentos, siempre una quinta más baja, en el orden inverso a la entrada… y esta vez llega hasta que sólo quedan los contrabajos, ésos que casi no se oían al principio del movimiento… y que igualmente ahora tampoco se oyen casi. Cuando ya no queda grupo instrumental que eliminar, tres o cuatro notas en pianissimo (¡vaya sorpresa!) del piano cierran el movimiento, cuando termina por fin, desvaneciéndose en la nada, la interminable nota pedal de los contrabajos…
En fin. Menudo movimiento.
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Y, sin embargo, el movimiento más conocido del mundo mundial, y con diferencia, es el Segundo, Tranquilissimo, que es aún más “lúgubre” que el primero. El motivo está en el texto que Gorecki usó, un texto sencillamente abrumador, tanto por lo que dice como por lo que representa y las circunstancias de su escritura… Vamos al video de este segundo movimiento, que cabe entero en él.
Bien, el formato de la música es similar al de la parte cantada del primer movimiento, con Dan Upshaw dando un recital, y nunca mejor dicho, con su portentosa voz, mientras la orquesta le acompaña, mayormente en pianissimo, con notas largas y predominio de la cuerda grave. En cuanto al texto…
El texto fue encontrado en los muros de la prisión de Zakopane, en Polonia, y fue escrito en 1944 por Helena Wanda Błażusiakówna, una joven polaca de 18 años detenida y en espera de interrogatorio (o algo peor) por parte de la Gestapo. Supongo que todos sabéis cuál era la función de la Gestapo, la policía secreta de la Alemania hitleriana, y qué cosas les pasaban habitualmente a las personas que caían en sus manos, así que no me extenderé más.
Gorecki dijo al respecto (no sólo sobre este segundo movimiento, sino sobre la obra entera): «Gran parte de mi familia murió en campos de concentración. Tuve un abuelo que estuvo en Dachau y una tía en Auschwitz. Sabes lo que hay entre polacos y alemanes. Pero Bach era alemán, y también lo fueron Schubert y Strauss. Todo el mundo tiene su lugar en esta pequeña Tierra, así que todo eso quedó atrás. La Sinfonía n.º 3 no trata de la guerra; no es un Dies Irae; es una simple sinfonía de lamentaciones». El texto lo he sacado de la Wikipedia, cómo no.
A continuación tenéis el texto en cuestión. Imaginar a Helena escribiendo en la pared de la celda pone la piel de gallina. A mí me la pone.
Bien, tras el canto del texto por Dawn Upshaw, en el minuto 8:20, Gorecki hace que el movimiento termine, mediante una suave nota pedal interrumpida cada pocos segundos por un acorde del piano, proceso que se repite durante más de un minuto, hasta el final, como si se tratara de una campana lejana entonando un toque de difuntos, mientras se escucha el rumor de las letanías al fondo… Enorme, demoledor, emotivo hasta el paroxismo este brutal movimiento.
No tengo datos sobre si la autora del texto, la Błażusiakówna, sobrevivió o no a su detención… lo más probable es que no lo hiciera. En fin.
Debido a su contenido y connotaciones, este segundo movimiento ha sido usado en muchas ocasiones, sobre todo en videos o reportajes o programas de radio o lo que sea que narren cosas sobre la ocupación alemana de Polonia o del resto de países que fueron invadidos entonces, o sobre el Holocausto judío, los campos de concentración, etc, así que es muy probable que la música os suene, aunque no entendáis una palabra de lo cantado.
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Pasemos ahora al tercer movimiento, Cantabile – Semplice, que está partido en dos videos, pero como hay un silencio de casi diez segundos en medio, puede partirse sin problema alguno para nuestra salud mental. La primera parte del movimiento está aquí:
En este tercer movimiento el peso de la acción lo lleva la soprano, la orquesta se limita a acompañarla, con los inevitables acordes de piano ocasionales para remarcar las entradas, salidas y pausas del canto. La música de todo el movimiento tiene siempre la misma cadencia… tiiii – taaaa – tiiii – taaaa… una y otra vez, como si estuviéramos acunando a un bebé. De vez en cuando sube o baja el tono del tiiii y del taaa, pero siempre manteniendo la diferencia relativa de altura entre la nota alta (el ti) y la baja (el ta).
El texto esta vez ha sido tomado de una canción popular de Opole, Silesia, de un pasaje donde la desolada Virgen María habla a su Hijo durante la crucifixión. También tiene lo suyo, el texto en cuestión. Aquí está.
Sobre el minuto 8:00 cambia por fin la cadencia tiiii – taaaa, que ahora pasa mayormente a ser taaaa – taaaa (sin el tiiii), acompañando la parte más emotiva, si aún cabe, del texto…
El canto del texto termina momentáneamente en el minuto 11:00, más o menos, y resta una coda machacona, que se repite una y otra vez, marcada siempre por los acordes omnipresentes del piano, hasta que hasta el piano calla, y en el minuto 13:20 se desvanece definitivamente la música en un silencio estremecedor… pero no, la obra no ha terminado aún.
Veamos la conclusión de este tercer movimiento, Cantabile – Semplice, en el siguiente video:
Donde Gorecki nos regala la coda del movimiento y de la obra… Comienza de forma similar al movimiento, y la soprano entra casi inmediatamente a declamar su parte final. La misma melodía tiiiii – taaaa salpicada por los acordes del piano aparece de nuevo, con variaciones, y rápidamente, en el minuto 2:00 cambia su cadencia para atacar, ahora sí, el final. Final que no es, en absoluto, un “Grand Finale” de los que tanto gustan… la música se desvanece suavemente, tranquilamente, en pianissimo, como no podía ser de otro modo tratándose de la obra que es…
Y ahora sí, el movimiento, y la Sinfonía, han terminado. Enhorabuena a los que hayáis llegado hasta aquí sin conocer la obra de antemano, seguro que os ha impactado como lo hizo conmigo. Repito una vez más: nunca agradeceré lo bastante a nuestro buen amigo comentador, Oboecrack, que me desasnara y me diera a conocer semejante obra.
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Tras el inesperado éxito de la versión de la versión de la London Sinfonietta, se han grabado varias, bastantes, versiones más. Pero mi recomendación es quedarse con la versión primigenia, la que lanzó al estrellato tan estupenda obra. No es que las otras versiones sean malas, que no es eso, es que además de ser una excelente versión y con el tempo justo, Dawn Upshaw realmente se sale cantando sus textos…
En Spotify hay unas diez versiones… pero no está la de la London Sinfonietta. Tampoco es tan malo oír otras diferentes y comparar. Las hay más rápidas y las hay muuucho más lentas. Yo he escuchado tres o cuatro (no enteras) y la que mejor versión me parece de ellas es la de la Orquesta Nacional de Polonia dirigida por Antoni Witt, y cantada por Zofia Kilanowicz, cuyo enlace podéis encontrar aquí.
Y al llegar a este punto nada me gustaría más que deciros lo que siempre digo, que siempre que podáis oigáis la música en directo y tal y tal. Esta vez me abstendré, dado que yo no he tenido la fortuna de poder disfrutar de tal privilegio. Aunque, no obstante, sigue siendo igual de cierto que el directo es siempre mejor que lo enlatado…
Disfrutad de la vida, mientras podáis. A ser posible, escuchando música.
- Para un disco de música clásica, y encima sin Herbert von Karajan a los mandos, dos millones de discos vendidos es una auténtica barbaridad. [↩]
- Sin conocer lo que se iba a tocar, el título de la obra y el del autor, un polaco contemporáneo, no me provocaron el menor interés por comprar el concierto. Lo siento, pero ya no hay remedio. Me está bien empleado, por ignorante. [↩]
- Para ser preciso, una quinta más alto, que ya os dije que lo he leído en la Wikipedia [↩]
- Actualización: Me dice en un correo nuestro amable amigo Oboecrack que “claro que éste es el clímax de la obra, como que es el único pasaje de toda la sinfonía en el que intervienen los fagots, los contrafagots y los trombones…” distinguirse, lo que se dice distinguirse de la cuerda, no se distinguen, pero ayudan a darle potencia y color a la melodía. Desde luego, el resultado es estremecedor. [↩]
The Historia de un ignorante, ma non troppo… Sinfonía núm. 3, de las Lamentaciones, de Gorecki by , unless otherwise expressly stated, is licensed under a Creative Commons Attribution-Noncommercial-No Derivative Works 2.5 Spain License.
{ 28 } Comentarios
Yo estoy aún en el primer movimiento… y me está encantando. Desgraciadamente, no sé suficente para explicar por qué, pero tiene que ver con las matemáticas seguro
Buenoooo…. Gorecki es un músico que, entre otras cosas, hizo serialismo, que no deja de ser una especie de música matemática, o matemática música, no sé, y algo de eso hay aquí. Además la estructura de la obra, sobre todo el primer movimiento, con su canon y su subida en quintas, y su palindromismo, al acabar cmo empezó, le dan una rara simetría difícilmente encontrable… quizás en Bach…
Me alegro que te gustara.
Mac
Qué decir tiene que sí, me he dado por aludido, y que las gracias en todo caso son para ti por hacer este maravilloso blog. Yo me limité a traducir la versión del artículo de la wikipedia inglesa. Añadir que los trombones y contrafagots sólo se usan en el clímax del primer movimiento. Desgraciadamente para los oboístas no se precisa de ningún oboe o su pariente el corno inglés, supongo que por su timbre penetrante que no pinta ni con cola con el ‘tranquilismo’ que respira esta obra.
Para quien quiera saber más, he encontrado en Taringa un triple pack: CD de la sinfonía de Upshaw y Zinman, documental sobre la sinfonía y el compositor y un facsímil de la partitura, para comprobar que Mac sin saber música, sabe de lo que habla a través de su experiencia.
Sinceramente, unas gracias no es suficiente. Pero es lo que hay. Gracias por compartir, por enseñar y por todo el trabajo que hay detrás y a simple vista no se ve.
Gracias
Si esta musica es maravillosa he impactante el Canon de Pachebel no sabria como definirlo
@Oboecrack: Gracias a ti, amigo. Sin tu indicación, no hubiera descubierto esta obra. Por cierto, he arreglado el artículo gracias a tus indicaciones de dónde me había equivocado, así que ahora está mucho mejor.
@Xanax: Supongo que querías decir “maravillosa e impactante”…
Y el Canon de Pachelbel es una maravilla absoluta, y además escrita doscientos años antes que ésta… pero no tiene la carga emocional de esta Sinfonía de las Lamentaciones. El canon lo puedes oír en cualquier momento y te gustará. Esta obra, no. Requiere un momento especial, una concentración especial para apreciarla en su totalidad.
Así que… si tengo que elegir entre Pachelbel y Gorecki… ¡Me quedo con los dos!!
Gracias por vuestro comentarios
¡Qué grande! No he podido escucharlo hasta llegar a casa, pero me ha encantado.
Qué canción más triste, ¿no?
Síiiiii, triste, ya lo creo que es triste.
Pero tiene un no sé qué que te llega, ya lo creo que te llega. Y no te deja chafado. Hay por ahí músicas que, para mi gusto, son mucho más tristes, o al menos te dejan con un regusto triste que ya, ya… por ejemplo, la Novena de Mahler. Es maravillosa, pero te deja laminado. O la Patética de Tchaikowsky, ese tremendo final de su cuarto movimiento (Adagio lamentoso, nada menos) te deja abrumado. Ésta, en cambio, es triste, pero no te deja fastidiado cuando acabas de escucharla.
Y mí me parece sublime.
Será la edad…
Ponte a oir el Adagio para cuerdas de Barber, eso si es que es triste. O la Lacrimosa del Réquiem de Mozart, eso es más triste aún. El clímax del primer movimiento es para llorar sí, pero tb tiene partes conmovedoras.
¿Cómo hago solo para suscribirme a tus entradas que no sea por feeds?
Hace muchos años vi una película cuyo título no recuerdo. Creo que estaba protagonizada por Jeff Bridges. Poco antes de aparecer los créditos empezó a sonar una sinfonía, instrumentos de cuerda (no recuerdo otros), sonido grave. La música fue creciendo de intensidad, atrapándome como en una tela de araña de la que no tenía intención alguna de huir. Fue impresionante.
No tenía ni idea del autor de esa música y mi increible torpeza para describirla no dio demasiadas pistas a un amigo mío, amante de la música clásica. El caso es que me remitió a Gorecki, precisamente a la sinfonía a la que dedicas este artículo y que desde entonces yo traducía por sinfonía de la pena. Desde entonces he tenido la cuenta pendiente de escuchar esta sinfonía, a pesar de que, por lo que parece, no es la que escuché en aquella película.
Creo que la tarde de hoy será un buen momento para escucharla.
Pues una vez escuchada… ¡resulta que sí!, que la música aquella de la película se correspondía con el primer movimiento de la Sinfonía de los Lamentos.
Tras confirmar el hecho he buscado información sobre la película. Se trata de Fairless, titulada en España “Sin miedo a la vida”, protagonizada por Jeff Brides. La Sinfonía de los Lamentos es una música muy apropiada para una película que va sobre un superviviente de un accidente aéreo con serios problemas existenciales. Se escucha, al menos, en los créditos del final de la película.
No recuerdo si la película era buena, creo que me gustó… Pero de lo que estoy seguro es de que no la recordaría ahora si no hubiera sido por la música de Gorecki.
A lo mejor es que no he tenido el momento necesario para apreciarla.
Y dichosa h , me ha hecho daño en la vista volver a leerme. Lapsus calami.
El texto que sigue lo redacté unas semanas antes del fallecimiento de Henryk Gorécki. Nunca llegó a su conocimiento porque no pude conseguir su dirección e-mail
Estimado Señor Górecki: Tengo necesidad de escribirle para contarle que desde hace varios meses vivo bajo el tremendo impacto emocional que me ha causado escuchar su 3ª sinfonía, “De las Canciones Lastimosas”. Me resulta una obra tan maravillosa que la escucho cada vez que tengo un rato libre, para emoción y confort de mi espíritu. Tal vez deba decirle que soy melómano, con algunos años más que Ud., pero que he descubierto su música hace muy poco tiempo y de forma casual: por la radio. Mi gusto por la música culta se remonta a mi niñez y mis compositores preferidos van desde Palestrina y Monteverdi, pasando por todos los barrocos, clásicos y románticos hasta terminar con Gustav Mahler. Nunca pude entender a los modernos y menos a los contemporáneos, salvo algunas pocas obras de Ravel, Respighi, Copland y los conciertos para piano de Rachmaninof. Con Ud. ha pasado algo muy distinto. Diría que es la excepción que confirma la regla. Hace unos pocos meses no sabía nada de Ud. En mi país casi no se lo escucha. Ahora tengo varios discos suyos traídos desde los Estados Unidos, pero la emoción que me embarga cuando escucho su 3ª sinfonía no tiene comparación con la que siento con las obras de ningún otro autor. Por eso quiero hacerle llegar mi más sincero agradecimiento por haberme permitido gozar de una composición inigualable en todo sentido y tener la suerte de poder enviar estas líneas a su autor. Reciba mis más atentos saludos. Afectuosamente – SB – Buenos Aires, Argentina
@Sergio Pedro: Amén
Nada más que añadir.
Cuánta música que leer. Muchas gracias.
Muy buena la comparación con Bach
Para quien le interesen otros ‘minimalistas-sacros’, aquí dejo un enlace a un programa de Radio Clásica de Arvo Pärt (compositor estonio):
http://www.rtve.es/alacarta/audios/los-imprescindibles/imprescindibles-arvo-prt-muy-espiritual-summa-sang-vor-langen-jahren-pari-intervallo-stabat-mater-profundis-26-01-12/1305154/
Han echado el 5 de abril en “Correo del oyente” la versión de Z. Kilanowizc, Orq Nacional de la Radio de Polonia, A.Wit. Al comienzo del programa de ese día también se incluyen la mazurca nº 4 de Chopin y El Concierto de Aranjuez, así que es un programa bastante interesante (como en realidad la mayoría de ellos):
http://www.rtve.es/alacarta/audios/correo-del-oyente/correo-del-oyente-05-04-12/1368605/
Para su información le aviso que el jueves 4 de abril de 2013, la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires interpretará la Sinfonía Nº 3 de Henryk Górecki en el Teatro Colón de Buenos Aires. La dirección orquestal estará a cargo del mexicano Enrique A. Diemecke y la parte vocal a cargo de la soprano argentina Carla Filipcic Holm. En setiembre pasado, acompañado por el superintendente de la Orq. Filarmónica de Katowice, rendí homenaje a Górecki, depositando unas flores sobre su tumba en el cementerio de esa ciudad. Le aseguro que fue muy emocionante para mí.
@sergio pedro: Gracias por la información, amigo.
Estoy casi seguro de que no me va a ser posible asistir (Buenos Aires está a 10.000 kms de Madrid), pero que sepan que me pone los dientes largos. Tengo unas ganas de oírla en directo…
De todos modos, seguro que hay lectores argentinos que agradecen la información.
Saludos
Hola, me gusta la forma en que escribes y describes, coincido contigo sobre Gorecki en muchos sentidos, esa obra me cautiva, no quise arriesgarme a leer la traducción, solo me dejaba llevar, pero agradezco las notas…curioso, creo que un año antes de su muerte era una pieza que escuchaba de continuo…hoy la he retomado y me sabe cada vez más exquisita…supongo que a ti te ha pasado lo que a mí buscando al musicalizador de Kieslowski…hasta dar con Preisner me di por bien servida, gracias por tu espacio y comentarios.
@lorena: Puedes leer la traducción tranquilamente, pues no desmerece nada al texto polaco. Es más, sobre todo en el segundo movimiento, conocer qué decía y cómo lo decía Helena Wanda Błażusiakówna en la cárcel le da un toque dramático adicional que no veas…
Es maravillosa, realmente. Y, por cierto, alguien ha subido esta misma versión a youtube, pero ¡completa, sin partir!… es fácil encontrarla, y seguro que se escucha mejor que ésta, por muy bien partida que esté, porque éste era de la época en que youtube no admitía videos de más de 10 o 15 minutos…
@Macluskey: Siempre con tus geniales posts sobre música! estoy escuchando el primer movimiento y realmente es muy conmovedor…. la repetición de una misma melodía una y otra vez tiene ese efecto como de trance y la subida en quintas va aumentando la tensión, para luego volver al comienzo, me encantan esos efectos circulares.
Escucho el segundo ahora, que voz más hermosa….
jajaj me equivoqué los dos primeros videos son un movimiento! bueno, acabo de terminar de escucharlo, hermoso!
Recuerdo que Ramón Trecet presentó esta obra en sus programa de radio Diálogos 3 hace muchos años, a principios de los 90. Había olvidado la pieza hasta que he leído este artículo, pero ahora veo por qué la coletilla “Sinfonía número 3 de Gorecki” se me quedó grabada junto a los habituales Enya, Glass, Loreena McKennitt… Gracias por traerla a tu magnífica serie.
Completo comentario y exhaustiva información sobre la obra… Y cuidada redacción, que siempre se agradece, a la vista y al entendimiento. Enhorabuena. Que siga así de bien mucho tiempo. Un cordial saludo.
He escrito una novela donde mi personaje irreal, una chelista, va a compartir celda con Helena Blazusiak para contar su historia y cómo Gorécki dio con ella y escribió la impresionante sinfonía. Investigando, para los que desconozcan el paradero de Helena, yo he dado con ella y con una hija a través de internet.
Helena sobrevivió, cambió su nombre y se casó en 1950 con Roman Pawlik y tuvieron cinco hijos. Una de las hijas, Bogumila Stanek, cuenta que, aunque se negaba a hablar de su experiencia en “El resort de la muerte”, así llamada la prisión de Zakopane, o “el salón de Pohdale, le contó a su marido un día, en el que él intentó sonsacarle información, que había escrito la oración en la pared de la celda con un diente que le arrancaron después de torturarla. Falleció en 1999.
Información más completa y su foto en GOSC.PL
Muchas gracias, María José, por la información.
De alguna manera me alivia pensar que Helena sobrevivió, a diferencia de tantos otros que no lo hicieron.
Mucha suerte con tu novela; el tema, así de saque, parece muy interesante. Si yo me encuentro con un resumen como ese al mirar libros para comprar (aunque ya no sepa dónde guardarlos, que esa es otra), seguramente me sentiría atraído por él… y el libro acabaría en mi bolsa de la compra.
Un saludo. Mac
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