El dinero es una cuestión demasiado seria para dejarla en manos de los banqueros centrales.
26 de marzo de 1851, en el Panteón de París todo está dispuesto para que el experimento comience. Anclado bajo su enorme cúpula se haya el extremo de un cable de 67 metros de longitud, del cual pende en el otro extremo, casi a ras de suelo, una bala de cañón de 27 kg. El mecanismo del que está colgado el extremo superior del cable está diseñado para que el péndulo (pues no otra cosa es este curioso artilugio) pueda oscilar libremente a lo largo de cualquier plano vertical, siendo su período de alrededor de 17 segundos. Adherido a la parte inferior de la bala se encuentra un estilete que, si todo sale bien, con cada oscilación irá dejando marcas en la arena que a tal efecto se ha amontonado bajo él.
Léon Foucault, inquieto físico francés impulsor y organizador del experimento, no alberga duda alguna sobre el resultado del mismo. Los cálculos son correctos y, por otro lado, lo que el experimento pretende demostrar es en realidad un hecho bastante obvio, al menos para un científico. Su confiado ánimo contrasta con la expectante inquietud de algunos de los asistentes. Foucault sonríe: dentro de 32 horas habrá quedado empíricamente demostrado que la Tierra gira sobre su propio eje.
La Ley del Péndulo fue el sencillo modelo matemático en el que se inspiró Foucault para idear su pintoresco experimento. Desde entonces, esta ley ha transcendido las fronteras de la Física y la Matemática, citándose en contextos bien distintos para intentar justificar algunos comportamientos sociales que, insólitamente, parecen ajustarse a ella. Por alguna desconocida razón cuyo origen resida quizás en su propio código genético, el zoon politikon recela del equilibrio. Las sociedades se mueven de un extremo al opuesto, regular y, en ocasiones, violentamente, casi sin sucesión de continuidad. Del exceso a la frugalidad, de la paz a la guerra, de la euforia al pánico… pocos pasos distan a veces.
Y la economía, como dolorosamente hemos podido comprobar, no es una excepción a la norma. Durante los primeros momentos de la Crisis Subprime las agencias de calificación pasaron del triple A al doble C con una facilidad harto sospechosa; por su parte, los bancos centrales no dudaron en cortar de un tajo el cable del ascensor en el que hasta entonces viajaban los tipos de interés para que cayeran a plomo.
Del mismo modo, como ya hemos visto en anteriores capítulos de esta serie, la autonomía de los bancos centrales ha sufrido algunos vaivenes, así como la transparencia (o la falta de ella) y sus políticas de comunicación. De nuevo la Ley del Péndulo marca el ritmo (o quizás simplemente lo sigue) de las concomitancias entre el poder político y el financiero y de las luchas intestinas entre los clanes de economistas. Política y economía, dos caras de la misma moneda. Sí, pero… ¿quién controla a quién? Empezaremos hoy a hablar de ello.
El abanico de filias y fobias que los bancos centrales despiertan entre las diversas familias de economistas es amplio, abarcando desde el prudente y algo desdeñoso distanciamiento de los herederos de Keynes, tradicionalmente más preocupados por la política fiscal que por la monetaria, pasando por la pragmática tolerancia del monetarismo moderno, que aboga más por las políticas monetarias y considera a los bancos centrales un vehículo adecuado para instrumentarlas, hasta la abierta beligerancia de los representantes de la Escuela Austriaca, muy incómodos con la idea de una elite de superbanqueros que distorsiona el mercado modificando artificiosamente los tipos de interés.
El papel privilegiado de las instituciones monetarias como directoras de orquesta de la economía no pasa ni mucho menos inadvertido. De hecho, con frecuencia han sido duramente criticadas no sólo por partidarios de conspiranoias más o menos infundadas sino también por reputados economistas como Milton Friedman o Friedrich Hayek , ambos laureados con el premio Nobel de Economía.
Friedman sostenía que la economía norteamericana tornó a ser más inestable desde la creación de la Fed en 1913, aduciendo en defensa de su punto de vista que los precios, y por tanto la inflación, se habían vuelto más volátiles[2]. Hayek y sus correligionarios iban mucho más lejos, al afirmar que la ligereza con que la Fed y los demás bancos centrales estimulan la economía mediante bajadas (a su juicio arbitrarias) de tipos de interés es la auténtica causa de los ciclos del capitalismo, esto es, de las burbujas y de los cracks económicos[3]. En el otro lado, la diferencia más patente entre ambos es que mientras que Friedman y los monetaristas sabían convivir con los bancos centrales, cuestionando no tanto su existencia como el modo en que llevaban a la práctica las políticas monetarias, la facción austriaca representada por Hayek jamás cejó en su empeño por combatirlos incluso hasta la erradicación si fuera posible.
Pero no toca hoy hablar sobre la opinión técnica que los distintos clanes de economistas mantienen acerca del modo en que los bancos centrales conducen la política monetaria. En este artículo estoy más interesado en la vertiente política de la cuestión, por lo que para abrir boca recurriremos a una de las lindezas que Friedman dedicó a la Fed:
“Cualquier sistema que deposita tanto poder al arbitrio de unos pocos hombres y cuyos errores, disculpables o no, pueden tener efectos tan profundos, es un mal sistema. Es un mal sistema para los que creen en la libertad, simplemente porque le da a unos pocos individuos tal poder sin un control efectivo por parte del cuerpo político.”[4]
Lo primero que salta a la vista es que éste no es un juicio de carácter técnico, sino político. De hecho es el argumento político por excelencia contra la autonomía de los bancos centrales y, con ligeras variaciones de forma, ha sido repetido hasta la saciedad por miríadas de críticos. Sin embargo, no muchos miembros del mencionado cuerpo político se lo han tomado lo bastante en serio como para proponerse reducir la independencia de las autoridades monetarias.
Pero a la luz de lo que hemos venido discutiendo a lo largo de la serie, ¿no parece anacrónica la idea de restar autonomía a los bancos centrales? Recordemos que la independencia de que disfrutan hoy es fruto del esfuerzo por evitar que las políticas monetarias estuviesen sometidas a los ciclos electorales, o, en otras palabras, a la necesidad de evitar que los gobiernos las usaran en su favor sobreestimulando irresponsablemente el crecimiento y el empleo, aún a costa de inflación, para facilitar su reelección. En su día vimos que dotar de autonomía a los bancos centrales parecía una buena solución a este problema, e incluso lo refrendábamos con datos empíricos[5].
Y no era éste el único provecho que se obtiene. De la independencia de los bancos centrales se deriva un aspecto práctico muy útil en épocas de vacas flacas. Los bancos centrales hacen aquello que, por impopular, los gobiernos difícilmente se atreverían a hacer: sanear la economía pese a que los costes sociales se disparen. Ya lo vimos cuando hablamos sobre la Curva de Phillips: reducir la inflación conlleva perder puestos de trabajo, mientras que disminuir el paro aumenta la inflación. Así pues, en un contexto de alta inflación, ¿qué hacer? ¿Ponemos en práctica una política monetaria expansiva (o acomodaticia) que reduzca el desempleo a corto plazo a costa de generar más inflación? ¿O una política monetaria contractiva para reducir la inflación aunque el desempleo aumente? ¿Cuál sería la opción por la que se decantaría un político si su reelección dependiera de ello? ¿Qué haría un banquero central? En fin, sin entrar en valoraciones morales, baste decir que la respuesta de un político, cuanto menos, es incierta, en tanto que la de un economista sería contundente: reducir la inflación para estabilizar la economía en el futuro aunque ahora las familias tengan que apretarse el cinturón. Es lo que la Fed (Reserva Federal) hizo a finales de los 70, a pesar de que a Reagan le disgustara el alto coste en desempleo (es decir, en impopularidad) que acarrearon las medidas que Paul Volcker, por entonces Presidente de la Fed, puso en marcha. Los bancos centrales hacen el trabajo sucio (pero necesario) que los gobiernos no quieren hacer. Las familias, como siempre, pagan el pato[6].
Ahora bien, si la autonomía de los bancos centrales es considerada un avance… ¿Por qué pensaba Friedman que la Fed era un mal sistema?
Bueno, a él nunca le gustó demasiado. La consideraba, en el mejor de los casos, un mal necesario. Siempre creyó que era preciso atar corto a la Fed para salvaguardar al mercado de los efectos de una mala política monetaria. Pero… ¿cómo ponerle el cascabel al gato? Porque despojar a la Fed de su independencia es desandar un camino que ya sabemos dónde empieza, y no es precisamente en un lugar mejor.
Además, si nos tomamos su reflexión al pie de la letra y hacemos el ejercicio de generalizarla y aplicarla, por ejemplo, al gobierno de cualquier país, que como sabemos suele estar formado por un grupo de unos pocos hombres (y mujeres) cuyos errores, disculpables o no, pueden tener efectos muy profundos, podríamos concluir que quizás la democracia es un mal sistema puesto que otorga tal poder a ese grupo de hombres (y mujeres) sin un control efectivo por parte del cuerpo social (la ciudadanía, que sólo vota cada cuatro años)[7].
Frente a esta osada y seguramente gratuita comparación, Friedman, tras acusarnos de demagogia, probablemente contraatacara diciendo que al Gobierno lo elige el pueblo, pero que al Consejo de Gobernadores de la Fed, incluido su presidente, no, o al menos no directamente. Lo cual, con algún pero[8], es cierto. Y quizás añadiera que la actividad del gobierno es controlada por la Casa de Representantes y por el Senado, los cuales pueden denunciar públicamente los dislates que un gobierno pueda cometer, pero que a la Fed no la controla nadie, ni el poder legislativo ni el ejecutivo. Lo cual, con matices, también es cierto.
Humildemente pienso que las palabras de Friedman iban por otros derroteros: hay que leerlas en clave de reforzamiento de los mecanismos de pesos y contrapesos. No se trata tanto de poner en cuestión la autonomía de la Fed como de someterla a un mayor control por parte del cuerpo legislativo (que no del ejecutivo). Al fin y al cabo el Congreso y el Senado son la representación más directa de la ciudadanía, y si tienen licencia para sacarle los colores al propio gobierno, ¿por qué no a la Fed? Ya lo insinuamos en la segunda entrega de la serie, aunque suene paradójico, es más fácil supervisar y controlar la acción del Gobierno de los EE.UU. que la de su banco central: en la práctica, la Fed es intocable.
O lo era…
El terremoto provocado por la Crisis Subprime ha propiciado que mucho de lo que se daba por sentado hace tan sólo un par de años esté siendo sometido ahora a revisión, así que no hay mejor caldo de cultivo que el actual para que los críticos con el sistema aprovechen la ocasión de hacerse escuchar. Y eso es precisamente lo que está haciendo el congresista republicado Ron Paul, uno de los pocos políticos norteamericanos, si no el único, que apoya las tesis de la Escuela Austriaca de economía. Por eso, durante más de treinta años ha liderado (no con mucho éxito) una particular cruzada para abolir la Fed[9], objetivo éste tan subversivo que incluso en las circunstancias presentes le ha impedido sumar demasiados adeptos entre sus colegas congresistas, mucho menos intrépidos que él y quizás también, aunque es tan sólo una opinión, más untados por el lobby financiero de Wall Street, bastante interesado en un banco central eventualmente dirigido por alguien afecto a su causa.
Posiblemente porque es consciente de ello, Ron Paul ha rebajado ostensiblemente sus pretensiones, conformándose con introducir una enmienda mucho menos ambiciosa de lo que quisiera, a fin de recabar los apoyos suficientes para que prospere. Hablamos de la Federal Reserve Transparency Act, una enmienda a una propuesta de ley más general[10], que en la práctica remueve las barreras que impiden a la Congreso de los EE.UU.[11] escudriñar hasta el último rincón del banco central estadounidense. Así, Ron Paul acepta a la Fed como animal de compañía a cambio de aumentar las facultades de supervisión del Congreso, que podrá auditar toda la contabilidad de la Fed en cuanto la ley entre en vigor.
Pero, un momento…
¿No habíamos quedado en un artículo anterior en que la Fed era auditada por una empresa independiente e incluso por la GAO (Government Accountability Office)? Bueno, lo cierto es que sí…, pero olvidé mencionar un pequeño detalle: en la actualidad, ni el auditor independiente contratado por la Fed ni la GAO tienen potestad para acceder a toda la contabilidad de la Fed. Y no porque no quieran, sino porque así lo dispone la Federal Banking Agency Audit Act[12] aprobada en 1978, que establece que las decisiones de política monetaria, las operaciones de mercado abierto, las deliberaciones en el seno de la Junta de Gobernadores y las transacciones entre la Fed y otros bancos centrales, gobiernos extranjeros y organismos financieros internacionales, quedan excluidas de las auditorías. O en otras palabras, la Fed no tiene por qué justificar que sus decisiones son técnicamente correctas, puede subir y bajar los tipos de interés sin dar explicaciones, sus reuniones son más secretas que las de una logia masónica y, por si todo esto fuera poco, puede flirtear entre bambalinas con el FMI (Fondo Monetario Internacional) y otros amantes igualmente distinguidos sin rendir cuentas a nadie.
Y ojo, que estas restricciones no significan que los auditores examinen todos los datos pero no puedan valorar ni comunicar algunos, sino literalmente que la Fed no les proporciona información relativa a los asuntos a los que nos acabamos de referir. En otras palabras, las auditorías que se llevan a cabo son incompletas y no sirven para evaluar técnicamente algunas de las actuaciones más importantes de la Fed.
(… Aquí una incómoda pausa…)
Ni que decir tiene que la transparencia no sale demasiado bien parada y que el pacto entre caballeros concretado en el lema “autonomía a cambio de transparencia”, que veníamos defendiendo para justificar la independencia de los bancos centrales, dista mucho de ser equilibrado. De hecho, no puede verificarse su cumplimiento, por lo que literalmente estamos a merced de la buena voluntad de la Fed, la cual puede comunicar o callarse lo que le venga en gana. La situación a la que se llega es bastante delirante porque, lejos de despejar el horizonte, lo único que hace es contribuir a sembrar dudas: ¿En nombre de qué razón el Congreso decidió desarmarse frente a la Fed y dejar fuera de sus pesquisas precisamente las operaciones de política monetaria más relevantes? ¿A quién interesa que tales actuaciones se mantengan en secreto, y por qué?
En fin, los argumentos que se esgrimieron en favor de la Federal Banking Agency Audit Act, a mi juicio, son un tanto peregrinos y falaces: el Congreso le propinó un doloroso puntapié a la transparencia en nombre de la autonomía de la Fed, para que fuese lo más independiente posible del poder político y pudiera trabajar libremente sin temor a intromisiones. Loable defender su libertad de juicio y su autonomía respecto del Gobierno, pero… ¿desde cuándo explicar con claridad los motivos de una decisión implica que dicha decisión no ha sido tomada libre e independientemente? Inferir que transparencia y autonomía están reñidas entre sí es un auténtico despropósito.
Veámoslo con un símil médico. Cuando un equipo de cirujanos se enfrenta a una operación quirúrgica compleja e innovadora (como por ejemplo un trasplante de cara), ha de pensar el mejor modo de abordarla, medir los riesgos y seleccionar la solución que considere más adecuada de entre, quizás, otras buenas posibles opciones. Explicar técnicamente a sus colegas, y, de un modo más llano, al paciente y a su familia, los motivos que han guiado su juicio en absoluto supone merma de autonomía. Muy al contrario, precisamente el hecho de compartir sus conclusiones y someterlas al escudriño de otros cirujanos es el mejor modo de ponerlas a prueba. Las críticas o sugerencias recibidas bien podrían ayudar a hacer un mejor trabajo.
Pero, tal y como quedaron las cosas, incluso si la Fed actuara de un modo ejemplar sería imposible impedir que se suscitaran dudas acerca de su honestidad, por la sencilla razón de que es imposible verificar tal comportamiento ejemplar. Tanta incertidumbre puede llegar a ser insufrible e incluso contraproducente, alimentando conspiranoias que de otro modo no tendrían lugar.
Pues bien, la Federal Reserve Transparency Act no es sino un intento por volver a dejar las cosas como estaban antes de 1978, de modo que la GAO pueda meter la lupa y examinar todos los apartados de la contabilidad de la Fed. A día de hoy, 4 de junio de 2010, la Federal Reserve Transparency Act ha logrado el patrocinio de más de 300 congresistas de los 435 que conforman el Congreso[13], por lo que su futura aprobación parece asegurada. El Presidente de la Fed, Ben Bernanke, que lo sabe, ha tirado la toalla, aunque no sin antes haber mantenido una dura pugna por preservar la sagrada independencia de la Fed que al menos le ha servido para algo: deberán transcurrir 180 días antes de que las operaciones de mercado de la Fed puedan ser reveladas por una auditoría.[14]
Aunque ya lo he puesto de manifiesto anteriormente, creo que no está de más recalcar el hecho de que esta enmienda, de salir adelante, no mermará en absoluto la capacidad de la Fed para seguir ejerciendo sus funciones libre e independientemente, sin que nadie le dicte lo que tiene que hacer ni cómo. Lo que se ha propuesto es simple y llanamente un reforzamiento de la transparencia, lo cual es sano, pues en todo caso obligará a la Fed a hacer un mejor trabajo, más técnico y menos político, más reflexivo y posiblemente menos arbitrario. Pienso por tanto que todos los debates que se han suscitado acerca de una pérdida de autonomía son falsos y tendenciosos, aunque es sólo una opinión.
Los próximos meses se presumen decisivos, no sólo para lograr un sistema financiero más transparente, sino también más equilibrado, justo y seguro. Obama ha conseguido recientemente que el Senado de los EE.UU. apruebe la Financial Regulation Bill, una ley de reforma del Sistema Financiero que pretende poner coto a las desaforadas prácticas de Wall Street[15]. La Casa de Representantes, que ha impulsado un paquete propio de reformas (la House Financial Reform) que incluye la enmienda de Ron Paul, tiene ahora la última palabra.
El futuro del Sistema Financiero depende de la ley que surja de la integración entre ambas propuestas. Aunque para muchos estas medidas no son aún suficientes, esperemos al menos que el nuevo marco regulatorio que emane de ellas aporte algo de raciocinio y mesura a un sector demasiado propenso al riesgo y a la locura.
Ese podría ser el tema, si es que no se interponen otros proyectos y queréis seguir acompañándome, para el siguiente bloque de artículos de… El Universo Subprime.
[Fin del bloque Autonomía, Transparencia y Comunicación de la serie El Universo Subprime. Si te ha gustado el artículo puedes seguir leyendo el siguiente pulsado en este enlace.]
- Aunque la cita original es de Clemenceau, es más conocida porque Milton Friedman la parafraseó en su obra Dollars and Deficits. Puede consultarse el extracto del libro en el que aparece la cita en la página 28 del documento Selección de escritos políticos y económicos de Milton Friedman. [↩]
- Página 26 de Selección de escritos políticos y económicos de Milton Friedman. [↩]
- La Wikipedia nos ofrece un extracto muy resumido de la teoría austriaca del ciclo económico en la biografía de Hayek. Los que deseen profundizar pueden leer Prices and production o Monetary theory and the trade cycle, ambas obras recogidas en la recopilación Prices and production and other works. [↩]
- Página 28 de Selección de escritos políticos y económicos de Milton Friedman. [↩]
- Concretamente el estudio de Alesina y Summers demostraba que existía una relación inversa entre autonomía e inflación, es decir, a mayor independencia de los bancos centrales, menores tasas de inflación. [↩]
- Seguramente un pato menos gordo que el que tendrían que pagar en el futuro si se dejase a la inflación campar a sus anchas. [↩]
- De hecho, muchas decisiones finales dependen casi exclusivamente de una sola persona, el Presidente de Gobierno. Sin ir más lejos, José María Aznar decidió apoyar activamente la guerra de Irak pese a la casi unánime contestación social. [↩]
- Al Presidente de la Fed lo propone el Presidente del Gobierno, elegido por el pueblo, y lo refrenda el Congreso, un órgano que representa al pueblo [↩]
- El título de su último libro, End the Fed, es bastante significativo y resume a la perfección uno de las principales pretensiones políticas de Ron Paul. [↩]
- Me refiero a la House Financial Reform, una iniciativa de la Casa de Representantes que pretende regular más estrechamente el Sistema Financiero. Puesto que este artículo está focalizado en la transparencia y autonomía de la Fed, no quiero extenderme en la descripción de esta otra propuesta de ley, que tiene un alcance mayor. Lo dejamos para futuros artículos. [↩]
- El Congreso de los EE.UU. recibe la denominación de Casa de Representantes (House of Representatives), por lo que uso ambos nombres indistintamente para referirme a la misma institución. [↩]
- En el informe Federal Reserve system audits: Restrictions on GAO’s Access, la propia GAO analizaba las limitaciones a que estaban sometidos por ley. [↩]
- Concretamente de 319. Para ver una lista de los mismos seguir este enlace y pulsar sobre show cosponsors (319). [↩]
- Según se indica en la propia página web de Ron Paul [↩]
- Léase el artículo Obama reordena por ley el sistema financiero de EE.UU. publicado en El País el 22 de mayo de 2010. Se incluye en esta ley la enmienda introducida por el senador Sanders en la misma línea que la del congresista Paul. [↩]
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{ 19 } Comentarios
¿Qué puedo decir? Plas, plas, plas… ¡menudo nivel de serie, pisha!
El turbio límite entre política y economía… donde realmente se arman los líos que acabamos pagando todos. Es increíble la cantidad de cosas que no sabemos de este tema y que al final nos pueden acabar afectando mucho.
Muchas gracias por tu serie.
P.D. En esta frase que hay al lado de la foto de Ron Paul “que en la práctica remueve las barreras que impiden a la Congreso de los EE.UU.” ¿No deberías sustituir remueve por elimina o quita? Creo que es un error muy común que cometemos (yo el primero) por leer tanto en inglés.
Excelente serie de articulos, como llevo poco tiempo por aqui aun voy descubriendo varias, asi que tras leer el articulo me he leido todos los anteriores (mas o menos detenidamente) asi que me han quedado muchas ganas de comentar algo, pero tampoco era cuestion de ir poniendo cosas en cada uno, con todas las cosas que me rondan ahora en la cabeza. Mas bien solo algunas reflexiones.
La primera (y que a mi me parece mas importante) la renuncia por parte del pueblo a parte de sus poderes por el bien del propio pueblo…¿no son teorias fascistas? Deja las cosas en manos del tito Paco, que el se preocupa de ti. No tienen nada que ver, parece, pero si personas con estudios y sentido critico son capaces (de nuevo) a verse sometidas por autoridades totalmente ajenas a su control y ademas considerarlo como el mal menor… a mi me parece un comienzo. O quiza un sintoma de algo muy establecido. He leido una y otra vez hablar de la clase politica como si esta no fuese una representacion del pueblo, como si fuesen una clase social y la unica labor del pueblo fuese elegir a unos o a otros. Eso no es democracia a mi forma de ver.
El sistema democratico actual esta en si muy lejos de ser democratico, al menos aqui. Hablar de separacion de poderes cuando el ejecutivo es elegido por la mayoria del congreso que forma parte del mismo partido que este ejecutivo y del cual es jefe precisamente el ejecutivo me parece bastante mentira. Ademas hay que sumar que los jueces son elegidos por estas mismas personas, asi que de separacion de poderes nada. Ya, ya, siempre me desvio. Pero es que parece que hablar de economia y hablar del gobierno se convierten en cosas inseparables, sobre todo en epocas de crisis. Que felicidad me daba cuando se hablaba del gobiernos que si bodas homosexuales, que si aborto, que si inmigracion…en fin temas politicos. No podemos renunciar al tan costosamente conseguido estado del bienestar y si bien una gran parte de la economia estan sometidas al libre mercado y a lo que pueda pasar no hay que olvidar que la alimentacion, la sanidad, la educacion, la vivienda y la seguridad publica, al fin y al cabo las cosas mas importantes, deben de ser garantizadas y facilitadas al pueblo por el gobierno ( a dia de hoy creo que sigue siendo asi). Para esto el gobierno puede dejar que sea el mercado el que se ocupe de ellos o, si este no lo hace, hacerlo el mismo. Ya se que esto pueda sonar a entelequia, pero creo que eso es lo que se le debe exigir a un gobierno en cuanto a temas economicos y que el resto de las riquezas, son bastante relativas. Entrando en que soy de esta opinion, supeditar poderes politicos a prioridades economicas (por muchos coches y teles de plasma que esto nos otorgue) me parece horrible y no tanto por la clase politica que los realiza sino por parte del pueblo que los propicia y los desea (sino veamos como ahora la mayoria de gente quiere votar al pp a ver si con un poco de suerte vuelve a quitar derechos a homosexuales, a reducir el aborto, a mantener a la mayoria de la inmigracion en la ilegalidad, etc).
La realidad cada vez se parece mas si bien no en forma si en contenido a la vision de Orwell en 1984. Tras decadas de avances tecnologicos y tras haber superado con mucho la posibilidad de eliminar del mundo el hambre, las epidemas y los abusos, por el simple hecho de que actualmente con realmente poco trabajo se podria producir todo lo que necesita la humanidad, seguimos encallados en un sistema con medios para destruir toda la riqueza que pueda periodicamente y de gente que no busca cosas buenas, sino menos malas (al menos son crisis economicas y no guerras, que tambien se usan).
Y eso que he intentado no separarme mucho del tema… en fin que me opongo rotundamente a poderes ajenos al pueblo sean cuales sean sus efectos beneficiosos y me parece que la transparencia es como vestir a la mona de seda.
@jaume, a mí eso me pasa todo el tiempo (en gran parte, por culpa de Geli), y ni siquiera lo vi en el artículo… ah, perra vida.
@sergio,
En mi ignorancia política, creo que no sólo fascistas… por razones estúpidas, parece inherente al ser humano dar el control a otros. Si es que, al final, nos da miedo decidir
¡Qué ganas tenía de más Mazinger!
Gracias a todos por vuestros cumplidos. Es muy reconfortante saber que hay gente que disfruta la serie.
@Jaume, Pedro.
Coincido con vosotros en que la influencia del inglés nos afecta mucho y acabamos diciendo barbaridades. Un caso curioso es el del verbo “inicializar”, que aunque hace algunos años era incorrecto, de tanto repetirlo los informáticos ha acabado por ser aceptado por la Real Academia.
Sin embargo creo que os equivocais con el verbo “remover”, que no es un anglicismo sino que deriva del latín (removere) y existe en español desde tiempos inmemoriales. Una de sus acepciones significa justamente “quitar, apartar u obviar un inconveniente”, que es el sentido en el que lo he usado en el texto. A modo de ejemplo, uno de los lugares más populares en los que ha sido usado es en el artículo 9.2 de la Constitución Española. Cito:
“Corresponde a los poderes públicos promover las condiciones para que la libertad y la igualdad del individuo y de los grupos en que se integra sean reales y efectivas; REMOVER los obstáculos que impidan o dificulten su plenitud y facilitar la participación de todos los ciudadanos en la vida política, económica, cultural y social.”
@Sergio B
Antes de nada, bienvenido a la serie. Tu comentario es muy bueno, de los que dan pie a abrir debate. Luego pienso ponerte un comentario. De momento callo por si algún otro quiere añadir, complementar o discutir alguna parte de lo que has dicho.
Saludos a todos.
Estoy con J. ¡Qué bien que Mazinger nos deleite de nuevo con sus reflexiones! (Y eso que yo ya lo había leído cuando lo revisé…).
Lo del remover yo sí lo ví, y lo dejé justo por lo que dice Mazinger. Y también vi el “escudriño”, me sentí tentado de cambiarlo por escrutinio, que parece más finolis… pero escudriño, aunque anticuado, es validísimo.
Un artículo perfecto, en suma, tanto en su contenido como en su uso del español.
@Sergio: Sí que es un asunto para debate, sí. Pero es que desde que cada componente del clan de australopithecus permitió que el Jefe del clan (o sea, es más bestia de todos) decidiera por el clan, cosa que hacen la mayoría de mamíferos y, desde luego, todos los simios, todo lo demás viene rodado. Interesante discusión.
Saludos.
@Mazinger, tus artículos son siempre excelentes. Por mucho que pase entre uno y otro, cada vez que veo uno nuevo me das un alegrón Por cierto, te dejo un par de links que quizá te interesen: http://es.wikipedia.org/wiki/Tasa_Tobin http://www.attac.es/espana-social-a-la-cola-de-la-ue/ http://krugman.blogs.nytimes.com/2010/06/11/dealing-with-chermany/ http://krugman.blogs.nytimes.com/2010/06/10/anti-straw-men-and-austerity/
@Sergio, interesantes tus reflexiones. En cuanto a si es fascista elegir un jefe, como dice Macluskey, es inherente a la ley del más fuerte. Creo que en general es una cuestión práctica. Si cada vez que se toma una decisión tienen que votar todos los ciudadanos, no se decidiría nada al final. Así que hay que delegar. Aparte que la mayoría de la gente es incapaz de asumir su responsabilidad política como ciudadano, a mi modo de ver. La mayoría prefiere ignorar la política y quejarse cuando les afecta negativamente.
Por otro lado, en tus reflexiones sobre economía me parece que hay un punto que no tienes en cuenta, y es que el dinero del que dispone el Gobierno es limitado. Precisamente por esto las medidas económicas de un Gobierno son pura política, ya que ha de decidir en qué invertir y cómo. ¿Más en defensa e infraestructuras? ¿Más en investigación y ayuda al desarrollo? ¿Quito de sanidad, quito de ayudas a discapacitados, de la carretera que une estos dos pueblos? Pura política.
En cuanto a que nos gobiernen otros “entes”, en la gran mayoría de los casos se trata más bien de “derivados”, de dejar que otros se preocupen de partes importantes de nuestra vida. Y vuelvo a lo de antes, mucha gente no sabe qué hacer cuando es libre. Me remito a la cantidad de personas que han vivido una dictadura y cuando están en democracia piensan que las cosas están peor.
Mazinger, gracias mil, porque no sólo me has enseñado algo nuevo, sino que además resulta que cuando escribo eso (algo que intentaba evitar, porque pensaba que era incorrecto), ¡resulta que no estaba metiendo la pata!
@Pedro: Si que es cierto que no es solo una particularidad del fascismo, mas bien lo use por usar un ejemplo radical y cercano. No creo para nada que sea inherente en el ser humano dar el control a otros y con una mejor educacion tal vez no tendriamos tanto miedo a algo que mas que nuestra responsabilidad es nuestro derecho.
@Macluskey y Naeros: Quiza no quedo claro como lo explique la cuestion no es si delegar o no, la cuestion es si eres tu el que delega o simplemente alguien se ocupa de ponerse ahi y ejercer ese poder en tu nombre sin que tu puedas decir nada. Quiza parezcan cosa mas de matices que de cambios radicales (si hubieran elecciones para el BCE a mi no se me ocurre nadie mejor que Trichet ahora mismo, tampoco conozco muchos mas). La sociedad va como va, pero deben de haber ciertas cosas en las que no deberiamos transigir y que en el fondo nos crea cierto recelo. Vale si, organismo independiente, pero que los eligan al menos los gobiernos, que sean transparentes, por mucho que nos parezca algo bueno, no podeos ceder algo si sin mas. Ya Platon en la republica planteaba la clase social de los dirigentes, pero les ponia todas las trabas necesaria para poder llegar a aceptar el mismo su propuesta. De pequeñitos tenemos a nuestros padres que son omnipotentes y saben todo lo que es para nuestro bien, que de adultos no consigamos superar eso y sigamos depositando nuestra fe en consejos de sabios es algo que aunque no deja de ser natural, nunca ha llevado a nada bueno.
@Naeros (aparte) Si el PIB de españa ronda el billon de euros y el presupuesto del estado contando seguridad social ronda los 350 mil millones de euros, esto supone que un 30% de la economia es controlada por el estado y de esta parte educacion, sanidad, sguridad y agricultura representan solo unos 26 mil millones y si suponemos que lo que se transfiere al las otras administraciones publicas se dedica integramente para estos campos nos dejaria con 100 mil millones, un 10% de PIB, eso es lo que haria falta. No dire que es poco, pero no es nada extraordinario tampoco.
En general, lamento haber sido demasiado emotivo al comentar sobre el universo subprime y haber sacado a colacion temas que si bien son interesantes son bastante ajenos a esta estupenda serie de articulos que son mas que nada informativos aunque a mi me tocaran un poco la vena. Si bien espero los comentarios de Mazinger quiza insistir en esto es desviarse mucho del tema y supongo que habra otros sitios mejores en donde si queremos podemos debatirlo. Gracias a todos por aguantar mis constantes salidas por la tangente siempre que comento.
@Mac, Naeros
Gracias, me alegro de que os haya gustado el artículo. Naeros, a buen seguro que me vienen bien esos enlaces.
@Pedro
Gracias mil a ti por la relatividad, la cuántica, los alienígenas matemáticos, los premios Nobel, los inventos ingeniosos… ¡Pero que empalagosos somos!
@Sergio B
De disculpas por irte por la tangente nada, y de buscar otro sitio para debatir también nada… Estamos en el sitio adecuado para debatir cualquier cosa, siempre que lo hagamos educadamente. En esta serie, y en otras, se ha hablado de cosas que no estaban relacionadas con el artículo y creo que es bueno.
En este comentario me centro en tus reparos acerca de la independencia de los bancos centrales respecto al poder político. A lo largo de la serie he ido hablando de lo que pasa cuando un banco central no es autónomo y depende de las instrucciones del gobierno: el ejecutivo lo usa para obtener réditos políticos, en su bien, no en el de la mayoría. Esto es fácil de imaginar y no creo, a juzgar por la historia reciente en nuestro propio país, que nadie pueda poner la mano en el fuego para decir que los políticos son absolutamente responsables, comprometidos con una idea y que anteponen el interés público al de su partido. Es mi visión de la política española, una visión muy triste que creo que se puede extender a otros países, y que en mi opinión se ajusta a lo que hay.
Esto lo pensaron muchos y se decidió de dotar de autonomía a los bancos centrales, para intentar evitar así los tejemanejes del ejecutivo. Esto pudo hacerse bajo dos supuestos básicos:
Los bancos centrales son instituciones TÉCNICAS que toman sus decisiones en base a criterios técnicos, no políticos. Sus miembros no son políticos, sino economistas, y sencillamente aplican los modelos económicos para trabajar.
Los bancos centrales son transparentes y hacen pública su actividad. Como trabajan en base a criterios técnicos no tienen ningún motivo para no serlo, siendo el legislativo el órgano al que primeramente deben informar.
El primer supuesto ya fue tratado por Kartoffel en unos comentarios que puso en “El Cuarto Poder”, por lo que no me extenderé mucho. Simplemente añadir que, asumiendo que la economía es una disciplina técnica (aunque no sea exacta), el supuesto tiene sentido. Ningún político tiene porqué decirle a un cirujano cómo tiene que operar, a un fontanero cómo tiene que soldar una tubería o a un ingeniero cómo tiene que diseñar un motor… Por tanto tampoco tiene porqué decirle a un economista cuándo es el momento apropiado de subir los tipos de interés. Insisto en que suponemos que esa decisión es técnica.
El segundo es de importancia capital para asegurar efectivamente que hacen un trabajo técnico. Sin él es imposible corroborar que los bancos centrales no abandonan sus criterios técnicos en favor de otros políticos. Porque sí, puede que los economistas sean técnicos, pero ocurre que, a diferencia de la medicina, la ingeniería o la fontanería, la economía es un instrumento del que se sirven los políticos para implementar sus políticas. Este es el hecho diferencial de la economía respecto de las demás disciplinas técnicas.
Pero lo importante es que si se cumplen los dos supuestos, no hay motivo para temer por la política monetaria. Primero porque está en manos de técnicos que harán su trabajo adecuadamente según la economía evoluciona. Segundo porque el legislativo conocerá el trabajo que hacen esos técnicos y podrá al menos determinar si no hay interferencias políticas.
Ahora bien, el problema lo tenemos cuando alguno o ambos de esos supuestos no se cumple, porque si no se cumplen tus reparos están más que justificados. Y lo que hemos hecho en esta serie de artículos, no es sino analizarlos y ponerlos en tela de juicio, especialmente el segundo. Hemos encontrado muchos déficits de transparencia: se niegan (con algunas excepciones) a facilitar sus análisis sobre la evolución de los tipos de interés, la Fed no tiene un objetivo de inflación definido, no informa sobre algunos aspectos de su contabilidad…
También el primer supuesto ofrece alguna duda porque se puede dudar de la independencia política de los cargos directivos de los bancos centrales, aunque me temo que esto siempre ocurrirá aunque sean elegidos por el legislativo.
Si se quiere mantener el modelo, no queda más remedio que reforzar la transparencia y que el legislativo lo supervise, minimizando así (eliminar del todo será difícil) las dudas sobre el funcionamiento de los bancos centrales.
Otros, la Escuela Austriaca de economía, apuestan por cambiar el modelo radicalmente: eliminar los bancos centrales, dejar que los tipos de interés fluctúen libremente y liberalizar el dinero para que cada banco pueda emitir sus propios billetes y se conviertan en garantes privados de su valor. Es otro camino…
@Sergio B, a lo que me refería con el tema del presupuesto es que es muy habitual escuchar críticas al Gobierno como si éste tuviera una capacidad económica infinita, y en el fondo aumentar el presupuesto de un área implica quitar de otra, con lo que entramos en una especie de juego de equilibrios bastante más complicado de lo que se suele asumir.
@Mazinger, al punto número 1 le veo un problema, y es que entre los propios economistas no hay consenso sobre ciertos modelos. Y hay veces que no está claro que se aplique ninguno (ejemplo).
Como dices, la economía es un área de conocimiento sujeto a la política en tanto la aplicación de una y de la otra van de la mano muchas veces (ejemplos: los impuestos, las subvenciones, la intervención del estado en el mercado) y uno a veces no sabe hasta dónde llega qué.
@Naeros
Tienes razón en que en muchas ocasiones los economistas no se ponen de acuerdo. Hay varias corrientes en economía con puntos de vista muy distintos. Es lo que he intentado poner de manifiesto cuando comparaba a los monetaristas con los austriacos y cuando hablaba sobre “luchas intestinas” entre clanes de economistas.
Ahora bien, en las luchas a las que me refiero, cada familia defiende su paradigma, su modelo, frente a los otros. Son luchas legítimas de ideas. Sin embargo el artículo al que enlazas habla de economistas que, con argumentos muy peregrinos y haciendo caso omiso a los más elementales modelos económicos, se permiten dar consejos irrazonables. Cuando algo así ocurre siempre sospecho que el lado político se ha impuesto sobre el técnico.
Pero los bancos centrales sí que disponen, por fortuna, de modelos para manejar los tipos de interés (sin ir más lejos la Regla de Taylor) sobre los que existe amplio consenso entre los economistas. Encima la mayor parte de los bancos tiene un objetivo de inflación claramente definido, o lo que es lo mismo, un potente control sobre su discrecionalidad: no pueden subir y bajar los tipos arbitrariamente sino de un modo compatible con el objetivo de inflación perseguido. Es esto lo que dota de sentido al supuesto 1.
Sin embargo el supuesto queda bastante en entredicho en el caso de la Fed, ya que ni tiene objetivo de inflación definido (su discrecionalidad al subir y bajar tipos es mayor) ni es lo suficientemente transparente. En parte es lo que hemos discutido en este artículo.
Personalmente creo que, dando por buenos a los bancos centrales (que a lo mejor es mucho dar por bueno), mejor cederles la política monetaria a cambio de que la empleen de acuerdo a reglas suficientemente acotadas, que no dejarla en manos del ejecutivo, que bastante tiene ya con la política fiscal.
@Mazinger Bien, supongo que no es algo que moleste, pero es algo que hago a menudo y no esta de mas pedir permiso.
Construir un sistema con la base de que el sistema politico no va a funcionar bien o incluso carecen de la capacidad o el compromiso para hacerlo, ademas de parecerme un paso atras en las aspiraciones personales que deberiamos tener sobre nuestra sociedad puede ser una peligrosa excusa, casi consentimiento, para que nisiquiera los politicos se sientan afectados por sus meteduras de pata (damos tan por hecho que los politicos son corruptos que un presidente de la generalitat puede salir diciendo que cobra comisiones del 3% y ¡casi nos parece poco!). Un precedente peligroso.
¿Debemos por ello dejar esta materia tan importante al riesgo de una incopetencia que hemos visto patente? No lo creo. Menos todavia a favor estoy de la escuela Austriaca, dejarlo en poder de bancos privados que yo no tomarian malas decisiones por beneficios electoral, sino por los suyos propios, muchisimo mas peligroso a mi parecer. Me parece bien articularlo como un cuarto poder, pero entonces como un poder del estado debe emanar del pueblo. ¿Elecciones entonces? No lo creo, por que para hacer mala politica financiera comprando votos ya esta el gobierno. Aunque tambien se podria confiar en que la gente entienda los argumentos economicos de los diferentes candidatos y voten lo mas adecuado… pero un momento, ¿es eso democracia? ¿Por que tiene que elegir el pueblo lo que a un economista le parezca mas adecuado?, ¿y si quieren irse la mayoria de vacaciones durante unos años aunque despues se vaya todo el tinglado a la porra?, ¿no deberia estar acaso en su poder hacerlo?
Segun Juan de Mariana:
La república, verdaderamente llamada así, existe si todo el pueblo participa del poder supremo; pero de tal modo y tal templanza que los mayores honores, dignidades y magistraturas se encomienden a cada uno según su virtud, dignidad y mérito lo exijan. Mas cuando los honores y cargos de un Estado se reparten a la casualidad, sin discernimiento ni elección, y entran todos, buenos y malos, a participar del poder, entonces se llama democracia. Pero no deja de ser una gran confusión y temeridad querer igualar a todos aquellos a quien la misma naturaleza o una virtud superior han hecho desiguales.
Es una cuestion de confianza. Si el pueblo elige bien, perfecto, sino no. Creo que deberiamos preocuparnos de facilitar los medios y la educacion para que el pueblo pudiese elegir bien y entendiese que es lo que elige mas que buscar mecanismos para proteger al pueblo de sus propias elecciones. Bancos centrales dirigidos por tecnicos y transparentes me parece que si bien puede ser una solucion temporal solo deberian de ser establecidos mientras que se realiza un esfuerzo en que la sociedad entienda estas cuestiones momento en que estas responsabilidades deberian ser devueltas a los gobiernos elegidos democraticamente que ya no las podrian usar como fuegos de artificio. Si bien esto seria aplicable al resto de campos del estado. ¿Se realiza este esfuerzo educador? No me lo parece. Sin ese esfuerzo educador para convertir estas instituciones en temporales, prefiero que no existan y asi aunque sea por la mala experiencia de crisis y desastres es mas posible que el pueblo vaya tomando conciencia de las consecuencias de sus elecciones o de las que realizan sus representantes en este campo.
Quiza hable de un estado de las cosas que pueda parecer demasiado hipotetico, pero no me preocupa tanto discutir como parece que es el mundo (ni nuestros politicos son tan corruptos ni son tan incompetentes, a dia de hoy el pais no se cae a cachos y ya hablamos de retrasar la recuperacion y no tanto de empeorar la crisis) sino mas bien de que decisiones tomar por parte de un estado democratico para mejorar y si esas decisiones nisiquiera se las plantea el pueblo, mal se le van a ocurrir a nuestros representantes…bueno, quiza si, pero entonces, ¿para que queremos democracia?
Respecto a que los politicos no dicen a los tecnicos como trabajar, existen millares de restricciones en todos los campos puestas politicamente. Por citar ejemplos, investigacion con celulas madres, en clonacion, en experimentacion en personas, en construccion de centrales nucleares (las mas limpias, baratas, seguras y hasta con menor impacto visual y sonoro, mal que mucha gente no lo crea), en urbanismo (¿por que en ciudades con edificios de 20 plantas ahora solo se construir casas con 2?) y bastantes medidas para combatir la contaminacion son bastante absurdas e ineficaces. Y a mi me parece bien que asi sea. Los tecnicos suelen pecar en ocasiones de arrogancia y se suelen rodear de otros tecnicos de sus mismas ideas o que hayan aprendido en el mismo sitio y si bien la ciencia puede ser falsa o cierta, las aplicaciones tecnicas son peores o mejores y por muy bueno que se crean no se puede decir que alguna decision sea la que irremediablemente es la mejor que se puede tomar, por mucho que lo argumentes (a la luz del actual estado del sistema financiero esta no solo la falibilidad sino lo increiblemente graves que pueden ser estas cagadas). Y como los efectos luego recaen sobre el pueblo, me parece correcto que este acote la libertad de actuacion de estas disciplinas o incluso las prohiba sino quiere enfrentarse con sus resultados.
@Naeros
Si, entiendo lo que quieres decir, yo tambien me enfrento a eso en muchas ocasiones. Pero la verdad es que nunca me habia dado por mirar unos presupuestos generales del estado y no lo hice muy en profundidad (quiza deberia hacerlo) pero la impresion que me quedo fue que el gasto en estas secciones son realmente muy menores a lo que yo me esperaba. Si que debe de hacer juegos de equilibrios en las otras secciones, pero esta a mi parecer no deberia tocarlas y seguiria teniendo bastante capacidad de cambio. Te dejo el enlace a los resumenes que a mi al menos me parecen fascinantes.
http://www.igae.pap.meh.es/sitios/sgpg/es-ES/Presupuestos/Estadisticas/Documents/2010/Estadisticas%20Presupuestos%20Generales%20del%20Estado%20hasta%202010.pdf
Creo que es un artículo excelente. Me quito el sombrero ante la simplicidad con la que explicas algo tan intrincado. Mi opinión al respeto es complicada. Por un lado es muy americano esto de dar rienda suelta a los poderes económicos. Respeto a los interesantes comentarios de delegar poderes, yo siempre he creído que hace falta que los expertos tengan voz y boto para temas importantes como son la economía. Si los miembros del BCE tuvieran que ser elegidos democrcáticamente, esto abriría la puerta a candidatos populista, como ocurre con la política. Muchas de las decisiones políticas que se toman en este país (como hemos podido comprobar los últimos meses), no se hacen en funcion de las recomendaciones de los expertos del tema, sino de los expertos en electorado. Sin embargo, tienes toda la razón, más independencia no implica menos transparencia. También coincido absolutamente con la poca capacidad que tenemos de castigar las malas decisiones de los bancos centrales. Sin embargo me ha quedado una duda… Planteas perfectamente el problema derivado de la excesiva independencia de los bancos centrales, también comentas que sin ellos la situación es peor. Entonces que, que opciones nos quedan? Más transparencia? Y si, así es, como les damos a entender que no nos han gustado sus decisiones?
@Belerofot
Gracias por tu cumplido. Sois todos muy generosos con vuestras valoraciones.
“Planteas perfectamente el problema derivado de la excesiva independencia de los bancos centrales, también comentas que sin ellos la situación es peor”.
¡Cuidado, que yo no he dicho que la situación sin bancos centrales sea peor! Habría que ver que pasa si se eliminasen los bancos centrales, algo que les encantaría a los de la Escuela Austriaca. Igual sería mejor y todo, pero vamos, yo eso no lo sé.
Lo que digo es que, dando por sentado el modelo actual de bancos centrales, es mejor que en materia de política monetaria actúen con independencia del gobierno que recibiendo instrucciones de él. Todo bajo el supuesto de que actúan de acuerdo a criterios técnicos y no políticos y de que son lo bastante transparentes, que es el quid de la cuestión de todo este debate.
Supongamos que, como planteas, toman decisiones que no nos gustan. Ese “que no nos gustan” debería significar que no han actuado de acuerdo a criterios técnicos sino políticos, o que, aún habiendo actuado como técnicos, lo han hecho negligentemente por acción y omisión. Un ejemplo muy claro de todo eso es la propia Crisis Subprime. En este caso hay un modo claro de darles a entender que sus decisiones no nos han gustado: regularlos mejor para que los problemas que han causado no se vuelvan a repetir. No olvidemos que los bancos centrales son instituciones sujetas a un marco regulatorio definido por el poder legislativo, y éste jamás perderá la potestad de cambiar las leyes que regulan el funcionamiento de los bancos centrales. Esto es lo que precisamente se está haciendo ahora, y la Financial Reform Bill o la House Finaicial Reform no son sino ejemplos de ello. Luego está el recurso de las destituciones, pero eso creo que sólo está contemplado en casos de incompetencia manifiesta.
Por último quisiera añadir que los bancos centrales a veces toman decisiones que “no nos gustan”, pero que no son incorrectas ni malintencionadas. Subir los tipos de interés no es bueno para los que tienen una hipoteca, por ejemplo, pero puede ser bueno para la economía en su conjunto si la inflación está creciendo demasiado.
@Sergio B
Lo que le decía a Belerofot enlaza un poco con lo que quería contestarte a tí. Ahora no tengo tiempo para hacerlo debidamente, te pongo un comentario luego.
Sergio B, te debía un comentario.
“Construir un sistema con la base de que el sistema politico no va a funcionar bien o incluso carecen de la capacidad o el compromiso para hacerlo, ademas de parecerme un paso atras en las aspiraciones personales que deberiamos tener sobre nuestra sociedad…”
Pienso lo contrario, que es un paso adelante. Creo que cualquier obra humana es imperfecta, y el sistema político no es una excepción. Es mejor intentar evitar la aparición de un problema que resolverlo una vez ocurrido. A mi modo de ver eso es lo que se intenta hacer dejando la política monetaria fuera del alcance del gobierno y acotando (mediante regulación) el modo en que pueden usarla los bancos centrales.
“Creo que deberiamos preocuparnos de facilitar los medios y la educacion para que el pueblo pudiese elegir bien…”
Completamente de acuerdo. La educación es la base para una sociedad sana (y para una economía más productiva, de paso).
Ahora bien, pongo las mismas reticencias que Naeros y Belerofot a la elección de banqueros centrales. Añado además que tal elección emana del pueblo, puesto que es el Congreso el que lo confirma. Es la democracia que tenemos, podemos debatir acerca de si es mejorable o debería hacerse de otro modo, pero sería otra cuestión.
“Respecto a que los politicos no dicen a los tecnicos como trabajar, existen millares de restricciones en todos los campos puestas politicamente. Por citar ejemplos, investigacion con celulas madres, en clonacion, en experimentacion en personas, en construccion de centrales nucleares…”
Hombre, yo creo que en el artículo está claro que, cuando digo que los políticos no deben interferir en el trabajo técnico, no me refiero a que renuncien a establecer un marco regulatorio para ese trabajo. Los políticos pueden hacer leyes para que un hospital reúna las condiciones higiénicas debidas, pero no para decirle a un cirujano cómo o en qué orden cortar tejidos humanos con un bisturí.
“Los tecnicos suelen pecar en ocasiones de arrogancia y se suelen rodear de otros tecnicos de sus mismas ideas o que hayan aprendido en el mismo sitio…”
Si cambiamos la palabra “técnicos” por “políticos” la frase cobrará sentido para mí.
Saludos.
hola, me gusta esta serie de artículos, gracias por hacerlos aquí públicos. Pero claro, siempre hay que poner peros y preguntas, si me gustan es en parte porque dan pie a ello. ¿Qué opinas/opináis de afirmaciones como la que vemos en el documental del año pasado de Michael Moore (Capitalism: A Love History)? Me refiero a que en el congreso de los USA habría sucedido lo que podría denominarse golpe de estado financiero (por parte de los de Goldman Sachs).
O misma pregunta o comentario sobre la impresión que me quedó, la impresión acerca de la supuesta “objetividad científica” de economistas renombrados, cuando vemos algunos de los intríngulis (y eso que muy moderadamente expuestos) en por ejemplo textos como el de Naomi Klein, la doctrina del shock.
Me parece demasiado blando el tratamiento que dáis a estos temas, vosotros, “las personas serias”, digámoslo así, las “del sistema”, como parece que así diríamos se presenta o propone Mazinger el autor de la serie.
Parece a veces como extremadamente impúdico, es pornográfico, digamos, casi, este objetivismo económico, “academizante” (y parto de que también se exponga, digamos, que hasta me gusta, en tanto “visión”; aún soy “demócrata” en esto, quizá no por mucho tiempo).
Quería entonces exponer a comentarios el contraste que provocan en mi cuerpo o historia vital: - la visualización de documentales sobre la situación social en los USA y/o el devenir del capitalismo expuesto por la bastante moderada Naomi Klein, - la “lectura neutra” de aspectos de la cruda realidad, como podamos ver en esta serie de Mazinger tan bien hecha.
muchos saludos
@Iván.
Me alegra mucho que te guste la serie. Y aún más que pongas todos los “peros” que te parezcan oportunos, porque gracias a las críticas de los lectores puedo mejorarla.
Antes de nada tengo que decir que estos primeros seis artículos han estado dedicados a un aspecto muy concreto del sistema financiero: la autonomía, transparencia y comunicación de los bancos centrales. Es por eso que no hemos entrado a hablar sobre cuestiones de otro tipo, como la influencia de los bancos de inversión (Goldman Sachs y compañía) en la política. Tiempo al tiempo, te prometo que en el futuro dedicaremos algunos artículos a las presiones de los lobbies financieros y a las prácticas de los bancos de inversión previas a la crisis, sobre todo viendo que hay gente, como tú, interesada en ellos.
Por otro lado, cada autor tiene su estilo. A mí me parece correcto partir de la ortodoxia para abordar cada tema. Es decir, me planteo cómo funciona algún aspecto del sistema financiero o político, me cuestiono porqué es así, intento estudiar sus debilidades y sus fortalezas, me hago preguntas sobre las debilidades e intento averigüar sus motivos. Por desgracia a veces encuentro que esas debilidades favorecen casualmente a intereses que no tienen mucho que ver con el interés general.
Busco en realidad más la objetividad que la neutralidad. Por eso te aseguro que, llegado el momento, criticaré todo lo sucio que vea en el sistema financiero (no me mantendré neutral ante la suciedad), pero a mi manera, pues no sé hacerlo de otro modo: sin altisonancias pero con razones y argumentos.
Y sí, lo haré desde dentro del sistema, porque formo parte de él. A mi no me gusta el sistema, pero lamentablemente no soy capaz de ofrecer una alternativa sólida para sustituirlo. Por eso creo que hay que cambiarlo, manteniendo sus fortalezas (democracia, estado de derecho, protección social…) y mejorando sus debilidades (protección del medio ambiente, erradicación de prácticas abusivas, regulación de la banca, mecanismos de control eficientes…). El sistema está enfermo, pero no hay que matarlo, sino curarlo. Como siempre, en mi humilde opinión.
También he decidido mantener la distancia con autores tan mediáticos como Michael Moore (conocido internacionalmente) o Leopoldo Abadía (muy conocido en España) por quienes siento enorme simpatía pero a los que quizás también pondría algún “pero”. En este sentido no ha habido ninguna referencia a ellos. Primero porque el tema de este primer bloque de artículos tampoco daba pié a ello, pero además es que quiero que mi trabajo esté desligado del de ellos en la medida de lo posible. Y ojo, que no estoy intentado compararme con estos grandes (no osaría jamás, pero es que además saldría perdiendo), pero pretendo que mi trabajo sea original, personal o al menos distinto, y que no huela a secuela o influencia de nada. El hecho de que haya gente a la que le guste lo que hago ya me sirve para continuar y para mentenerme en esta línea. Otros que lo hagan a su manera.
De todos modos, insisto en que este bloque de artículos estaba muy focalizado en la independencia de los bancos centrales, más adelante tocaremos los temas que te interesan, aunque me temo que aún falta tiempo para ello.
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