Con este artículo termina, al menos de momento, la miniserie dentro de la serie dedicada a algunos maravillosos conciertos para piano… que tengan una buena representación en youtube, quiero decir. Tras los conciertos de Grieg, el de Camilo (el número 1 de Camilo, en realidad, dado que ha estrenado recientemente su concierto número 2), y el número 5, Emperador, de Beethoven, hoy le toca el turno a uno de los conciertos para piano más difíciles del repertorio pianístico: el número 3 de Sergéi Rachmaninoff. Y no sólo es de los más difíciles, es también de los más brillantes que yo conozco.
Si habéis visto la película Shine (dificilísima de encontrar, por cierto), basada, digamos libremente, en la vida del pianista australiano David Helfgott, narra las peripecias de un pianista que, obsesionado con ser capaz de tocar el complicadísimo Concierto número 3 de Rachmaninoff, tiene depresiones, arritmias, flato, desvanecimientos y tembleques varios intentado vencer al dichoso concierto. Y es que es un concierto de mucho cuidado, como veréis… y oiréis, espero. Precioso, desde luego, pero de mucho cuidado.
Sergéi Rachmaninoff fue un compositor ruso que nació en 1873, falleciendo en los Estados Unidos (Beverly Hills) en 1943. Aunque vivió de lleno en la época de las “nuevas corrientes musicales” de la Escuela de Viena (Webern, Schönberg, Berg y compañía…), que yo sepa nunca se vio atraído por estas nuevas formas musicales dodecafonistas… o sea, sus obras se pueden escuchar sin necesidad de tomarse un par de aspirinas después. Cosa que, por cierto, reza para la práctica totalidad de músicos rusos (mejor: soviéticos) de comienzos del Siglo XX: Dmitri Shostakovich, Sergéi Prokofiev o Aram Khachaturian entre otros. Parece que a los jerarcas soviéticos, el padrecito Iósif Stalin el primero, no les gustaba nada de nada la decadente música occidental en boga en esos años (lo que tampoco me extraña en absoluto: a mí tampoco), e incluso llegaron a proscribir obras de algunos de estos grandes compositores, incluido el propio Rachmaninoff, por no ser suficientemente “patrióticas”, y no exaltar convenientemente el “espíritu soviético”. En fin. Alguno de estos grandes compositores aparecerá tarde o temprano por estos lares, si me dejáis…
Con una sólida formación como pianista obtenida en dos de los Conservatorios más famosos del momento: los de San Petersburgo y Moscú, Sergéi Rachmaninoff decidió pronto componer también. De hecho, su Concierto número 1 para Piano y orquesta lo compuso en 1891, con sólo dieciocho años; es un concierto que a mí no me gusta demasiado, sobre todo comparado con los tres posteriores… pero ¡lo compuso con sólo dieciocho años, pardiez! Algunos años después, entre 1895 y 1897 dedicó Rachmaninoff grandes esfuerzos para componer su primera sinfonía, en cuyo estreno cosechó un fracaso estrepitoso, que le sumió en una profunda depresión… Dicen las crónicas que el director (Aleksandr Glazunov, un gran compositor y director en casi toda ocasión) estaba borracho, y que como consecuencia la interpretación de la orquesta fue espantosa, y además, que la abuela fuma… El caso es que el estreno fue un completo, total y rotundo fracaso. En aquellos tiempos no tan lejanos, sin consolas ni televisión ni programas del corazón, los estrenos musicales acaparaban una enorme atención mediática (los críticos musicales eran alguien), y como consecuencia tan demoledoras críticas fueron tremendas para el joven Sergéi, con sus 26 años. En fin, ni más ni menos que lo de siempre: un joven que quiere comerse el mundo, y el mundo se lo come a él.
Así que Rachmaninoff, al igual que Johann Sebastian Mastropiero en su mismo caso de completa falta de inspiración musical, se dedicó a la interpretación, la dirección de la Ópera Estatal Rusa, la crítica musical… Rachmaninoff está considerado como uno de los mejores pianistas de todos los tiempos: exacto en la interpretación, hasta el punto de tener la fama de no haber fallado nunca una sola nota en sus conciertos (cosa sin duda exagerada, pero que indica cómo era reverenciado por sus coetáneos), y dotado además de una memoria prodigiosa, gracias a la cuál le bastaba con escuchar una obra musical una única vez para ser capaz de reproducirla en cualquier momento, incluso años más tarde.
Para suerte de los amantes de la música, Rachmaninoff salió por fin de su crisis, y lo hizo a lo grande: componiendo entre 1900 y 1901 su extraordinario Concierto número 2 para Piano y Orquesta, tan bueno como este número 3 de hoy, aunque a mí me gusta algo menos (por eso este artículo está dedicado al número 3, y no al 2), y que, esta vez sí, obtuvo un sonoro éxito en su presentación. ¡Cómo no!
A partir de ahí, ya consagrado, comenzó su época más fructífera, en la que obtuvo una enorme fama simultáneamente como pianista, director de orquesta y compositor (lo que ni siquiera Mahler obtuvo en vida, pues aunque fue siempre admirado como director, sólo al final de su vida obtuvo reconocimiento como compositor). Dirigió, además, el archifamoso Teatro Bolshoi entre 1904 y 1906, hizo giras, dirigió conciertos…
Y en ese entorno triunfal compuso, en 1909 y en su tranquila y campestre finca Ivanovka (lo que se aprende en la Wikipedia…) este extraordinario concierto número 3, en Re menor, en el que el gran Sergéi quería demostrar por qué estaba considerado el mejor pianista del mundo mundial del momento, que sería estrenado en la capital del mundo, Nueva York, con el propio Rachmaninoff al piano, todo ello apenas un par de meses después de su terminación… En aquellos tiempos, para ir de Europa a Estados Unidos sólo había un medio disponible: el barco, que tardaba por lo menos dos semanas en llegar. Así que los ensayos de preparación del concierto los hizo durante la travesía, con un piano mudo, supongo que para no molestar al resto de pasajeros del trasatlántico… obviamente en aquellos tiempos, hace casi exactamente un siglo, aún no se había inventado el teclado con auriculares, que le hubiera facilitado mucho el trabajo.
Y el concierto fue un éxito sin precedentes. Los que ha cosechado desde entonces…
Vamos, pues, a oír este espectacular concierto.
Hay bastantes versiones de todo pelaje en youtube con este concierto, con los problemas y defectos habituales… Pues bien, la versión seleccionada hoy tiene un par de “defectillos“. Uno: que, aunque el primer movimiento está partido por su sitio (seguramente, por pura casualidad), el resto no lo están: El segundo y tercer movimiento están lamentablemente partidos… cosa a la que no me acostumbro, aunque, visto lo visto, es lo habitual por estos barrios. Dos: No es el video de una interpretación en el que sea vea al solista al piano y al director dándole a la batuta: es un video de imágenes fijas que pone un mínimo acompañamiento visual a la música de un disco. O sea, que este video sería un candidato evidente a ser descartado por mi exigente paladar.
Salvo que…
Salvo que se trate de la mejor interpretación que nnca jamás se haya grabado (siempre al gusto de este humilde ignorante musical) de tan espectacular y dificilísimo concierto: Arcadi Volodos a los mandos, con la Orquesta Filarmónica de Berlín dirigida por James Levine… ¡en directo! En la Sala Philarmonie de Berlín, en junio de 1999… sin una tos (bueno, sí, una, muy bajita, he cazado), sin un ruido (aaah, qué envidia, por favor!!). Con una calidad de sonido impresionante. Pero grabada en directo, sin cortes ni ediciones extrañas, con toda la magia que sólo tiene el directo, y una de las interpretaciones más asombrosas que he podido oír… y también presenciar.
Porque Arcadi Volodos vino a Madrid a interpretarnos justamente este pedazo de concierto número 3 hace tres años o así. Naturalmente que yo compré la entrada… y me quedé alucinado viendo cómo este enorme tipo ruso tocaba las partes más difíciles mirando al cielo, bueno, no, al techo… tampoco, en realidad, que tenía los ojos cerrados, arrobado, tarareando, viviendo la pieza como pocas veces he visto hacer a un solista. Impresionante. Eso sí, la Orquesta Nacional de España que le acompañaba, en aquellos tiempos funestos, estaba sumida en un desconcierto muy desconcertante, y el acompañamiento a tan extraordinaria actuación fue bastante calamitoso. Afortunadamente, en los últimos tiempos ha cambiado mucho, y para bien. Mérito de Josep Pons, su director titular.
Acompañadme, pues, si lo gustáis, con ese video con imágenes fijas, y cortado de cualquier manera, pero de sonido simplemente sublime. Vamos ya con ese maravilloso primer movimiento: Allegro, ma non troppo:
Comienza con una breve introducción orquestal, en piano (o sea, bajito), y la intervención del piano, que en seguida, al cabo de un minutito, se pone a hacer diabluras, mientras la orquesta continúa con la misma melodía…
Sobre el minuto 2:40, tras una introducción del piano en notas graves, comienza la segunda sección de este primer movimiento. Observad, sobre el minuto 3:20, la maravillosa técnica de Volodos, con un dominio poco menos que sobrenatural de los fortes y los pianos que a este pobre ignorante le deslumbra… Impresionante esta parte del concierto… que el gran Arcadi se permite tocar mirando al cielo, y con los ojos cerrados…
En el minuto 6:30 se recapitula y se vuelve a ejecutar el concierto desde su principio… pero sólo unos segunditos, en seguida viene otra complicadísima sección, que da gusto oírla… En el minuto 8:00 el piano comienza a competir con la orquesta en fortissimo (y ganando) y de pronto, nuevamente una lírica sección, que nos va a ir preparando para la cadenza, la famosa y temida gran cadenza de este Concierto número 3… pero justo cuando va a empezar, el video termina, y hay que cambiar de video:
Que comienza, desde luego, con el principio de la cadenza… la famosa y diabólica cadenza alternativa (ossia, en la terminología musical) que Sergéi Rachmaninoff escribió para este concierto. Sí, alternativa, porque la cadenza original, la que se interpretó en el estreno y en los primeros tiempos, es bastante más corta y sencilla (dentro de lo que cabe, claro). El propio Rachmaninoff siempre tocaba la cadenza original. Y Vladimir Horowitz, el pianista ruso que se convirtió en su sucesor como “mejor pianista del mundo”, cuando tocaba el concierto tocaba también la cadenza original, asegurando que “la ossia es en sí misma un final, y no conviene que el concierto finalice en el primer movimiento”. Pues bueno.
He leído por ahí en algún sitio que si Rachmaninoff no tocaba esa cadenza alternativa era por ser demasiado difícil para él. No me lo creo. ¿Qué gran compositor y pianista simultáneamente escribiría una cadenza tan endiablada como para no poder tocarla él mismo? ¿Siendo, además, como lo era el buen Sergéi, el mejor pianista de la época? No me lo creo en absoluto. Más bien pienso que, dada la premura de tiempo desde la finalización de la composición y el estreno (además, al otro lado del mundo en una época en que viajar seguía siendo una actividad para personas con paciencia), no tuviera tiempo material para ensayar lo suficiente semejante cadenza, y decidiera tocar la más sencilla. Recordad que los ensayos en el barco fueron con un piano mudo, con lo que ni siquiera podía escuchar cómo sonaba lo interpretado, o al menos, hacerlo como dios manda… Si queréis oír al propio Horowitz ejecutar la cadenza pequeña, aquí podéis escucharla.
El caso es que con el tiempo (y con el tiempo preciso para ensayarla, también) todo pianista que se precie toca la cadenza enrevesada… y me imagino que en nuestros tiempos no se le ocurrirá a ningún pianista reputado salirse por la tangente… aunque quién sabe, igual si tienen que hacer bolos en algún lugar recóndito, se la saltan. Y cuando digo enrevesada, es porque es tremenda. Y si no, podéis ver aquí a Johnny Fang (ni idea de quién es este señor, aunque no lo hace nada mal) para que veáis lo dificilísimo que debe ser tocar esta barbaridad. Y para más información, podéis ver aquí la misma cadenza ejecutada (con bastante peor técnica, y en un teclado digital) desde una perspectiva realmente curiosa: una cámara sujeta a la frente del pianista, lo que nos da una visión subjetiva del piano mientras se interpreta que es, eso, realmente curiosa… y no me extraña que el pobre pianista titubee, se quede parado de tanto en cuando, que falle notas… ¡qué burrada de cadenza!
En el minuto 2:30 más o menos de nuestro video con Volodos se acaba la cadenza y el concierto continúa, con la entrada de la madera acompañando al piano tocando ahora suavemente. En el minuto 3:15 comienza otra maravillosa sección lírica solista, mucho más corta, hasta que llegamos a otra parte frenética, y luego nuevamente tranquila… hasta que en el minuto 4:55 recomienza de nuevo el movimiento por su principio, esta vez para comenzar a… terminarle, final que comienza en el minuto 5:50, y que termina muy tranquilo, preparándonos para la sección lenta del concierto. Para verla, hay que cambiar de video de nuevo.
Aquí está el no menos extraordinario segundo movimiento: Intermezzo: Adagio.
Una introducción orquestal a cargo de la madera (flautas y oboes, mayormente) seguida de la cuerda, y luego de la orquesta entera, da entrada nuevamente al piano, en el minuto 2:20, aproximadamente… Sobre el minuto 3:30 comienza una nueva parte solista del piano, fantástica. No deja de admirarme el dominio de Volodos sobre la fuerza aplicada a las teclas: la gradación forte-piano-forte-piano… es sencillamente sublime.
En el minuto 5:40 aparece una nueva sección solista, rápidamente contestada por la orquesta, y el concierto sigue hasta que en el minuto 7:45 comienza una de las partes que a mí más me gustan del concierto: una frenética sección del piano solista acompañado en piano por la orquesta en el que, si no se es un genio, se fallarán notas a cascoporro. Y siempre alternando forte-piano-forte-piano… Genial. Sin más.
Y se prepara ya el final del movimiento, mediante una intervención de la cuerda grave, pero…
Pero el límite dichoso el youtube acecha… y el video se termina abruptamente, justo al llegar al minuto 10:00.
Y los últimos ¡49 segundos! del segundo movimiento están en el siguiente video, junto con el primer trozo del Tercero, Finale: Alla breve. Que empieza, claro, en el minuto 00:50. No comment. Al menos, como el paso del segundo al tercer movimiento se hace sin solución de continuidad, sin pausas… (attacca, sí), se puede soportar la chapuza… más o menos.
En realidad el final del segundo movimiento sirve para preparar la entrada triunfal del tercero. Nuevamente una melodía potentísima del piano y de la orquesta en pleno comienza este maravilloso tercer movimiento.
Sobre el minuto 3:45 cambia la decoración… vuelve el ritmo tranquilo, con una nueva sección dificilísima del piano, que el amigo Volodos interpreta sin pestañear… como el resto del concierto, desde luego. Minuto 6:40, y una nueva sección lírica del piano solista… rápidamente acompañado de una excelente flauta, y poco después de una trompa cantarina… y más diabluras del piano. En el minuto 8:55 termina esta sección y comienza, tras una breve introducción por el piano, la sección más característica de este concierto, repitiendo el comienzo del movimiento. Fijaos qué fácil hubiera sido cortar justo por aquí, teniendo en cuenta que el siguiente video dura menos de cinco minutos… Pero no. En fin. El movimiento continúa y el video termina de cualquier manera, en mitad de una frase… y continúa en el siguiente, donde encontraremos el final del tercer movimiento.
…El poderosísimo final del movimiento y del concierto… Sobre el minuto 1:55 comienza, ahora sí, la coda, es decir, el final-final del movimiento. Oídlo, sólo oídlo. Yo ya me callo… Y cuando finaliza, en el minuto 4:25, el educadísimo y entendidísimo público alemán se vuelve literalmente loco aplaudiendo y braveando… y no me extraña: ¡Menudo concierto, y menudo privilegio haber estado allí, oyendo semejante maravilla en directo…!
Extraordinario Volodos, extraordinario James Levine y extraordinaria la orquesta. Y extraordinario el público alemán. ¡Qué envidia!
Y maravilloso el concierto. ¿Es o no es el culmen de todos los conciertos de piano? ¿Tiene bien merecida o no su fama de concierto dificilísimo?
Ruego me perdonéis por todas las veces que he dicho “maravilloso”, “magnífico”, “extraordinario” y demás superlativos parecidos. Pero es que… si no es aquí… ¿dónde decirlos?
Este disco no es difícil de encontrar. De hecho yo lo encontré en El Corte Inglés, y no creo que sea inencontrable, como algunos otros. De hecho, si pones “Volodos” en “Music” en Amazon, te sale el primero de todos los discos de Volodos… por algo será.
Aquellos de vosotros que tengáis acceso a Spotify, lo podéis encontrar en esta lista de reproducción. Es el mismo Arcadi Volodos, con la misma Filarmónica de Berlín y el mismo James Levine dirigiendo… Aunque no es difícil encontrar excelentes versiones de este concierto: la de Rubinstein, la de Ashkenazy, la misma de Horowitz, aunque no toque la gran cadenza… Todo buen pianista ha grabado este concierto, y escuchar una y otra versión es muy curioso, pues cada cuál toma sus propias decisiones…
Pero, por muchas y buenas grabaciones que existan, ya sabéis lo que viene a continuación: No nada hay como la música en directo… Nada, absolutamente nada supera a la magia de ver cómo un solista se enfrenta a una pieza musical tan complicada, exclusivamente para tu disfrute personal… O a una orquesta, a un cantante, un cuarteto, o lo que sea interpretando una obra musical. Nada de nada…
Hasta la próxima. Y ya sabéis: Disfrutad de la vida, mientras podáis.
A ser posible, escuchando música.
The Historia de un ignorante… ma non troppo. El Concierto para piano número 3 de Rachmaninoff by , unless otherwise expressly stated, is licensed under a Creative Commons Attribution-Noncommercial-No Derivative Works 2.5 Spain License.
{ 20 } Comentarios
Como siempre, delicioso para escribir artículos a su son
Je je, eso de “escribir artículos a su son” me ha gustado… ¡qué buen juego de palabras!
Espero que te haya gustado, Gran Jefe… si este concierto no te gusta, me retiro… tras comerme el sombrero, desde luego.
Que forma mas agradabable de empezar el día.
Felicidades por el artículo
Uno de mis favoritos, de mis sagrados, de los que sólo escucho cuando realmente he hecho algo por merecérmelo.
No obstante, he de discrepar en lo de la mejor grabación existente…Lo siento Por lo demás, muchas gracias por dar a conocer esta genial obra a todo aquél que se pase por aquí.
Saludos!
Hombre, Kike… eso no se hace… Para mí ésta es la mejor versión que he escuchado, pero obviamente mi ignorancia es proverbial, así que… ¡Por favor; DINOS CUÁL ES LA TUYA!!! Estamos ansiosos por oírla… y comparar. Y cambiar de opinión, si efectivamente es mejor que ésta.
Gracias a todos por vuestros comentarios.
Fantástico concierto, Mac.
Me gustaron en particular las partes en fortissimo, que verdaderamente ponen la piel de gallina…
Ah, qué tiempos. Supuestamente debería tener algo más de tiempo en esta zona del año, pero las complicaciones salpican… o en algunos casos empapan. Ya veremos.
Un abrazo.
Me encanta que uses wikipedia, para dar valor añadido a la página. La página de este concierto de wikipedia fue ampliada por mi. Me entró una fiebre rachmaninoviana, hasta me compré un libro sobre su biografía, así como su integral por Briliant por 40 euros. El art. de Tchaikovski que usaste en el de la 1812 tb fue traducido por mi de la wiki inglesa. Mi versión favorita, creo que por ser la primera que oí, es la de Támas Vásáry, sello DG. Saludos, espero más!!
Se me olvidó decir que escuché a Volodos tocar el Tercero el año pasado en el Auditorio nacional. Sin palabras! Tb a Lang Lang tocar el Primero de Chopin.
@cmadrid: Efectivamente, ver y oír a Volodos en directo es un espectáculo. Lástima que la orquesta estuviera tan flojita ese día (y todos los demás de ese año, por cierto: ahora ha mejorado mucho).
Siempre procuro enlazar a la wikipedia, quizá en ocasiones no sea muy rigurosa, pero da siempre una pista para seguir investigando.
Gracias por tu comentario. Saludos
¿Hay alguna forma de contactar contigo vía e-mail? Me encantaría hablar de temas musicales tete-a-tete. Facebook, tuenti, gmail, hotmail… elige! Tengo noticias: ¿a ver si adivinas donde he estado hoy? No es difícil de adivinar… Si lo haces te cuento más… Saludos
Ja, Ja, Ja… Claro que lo sé!
Oyendo a Lang Lang tocar el concierto de Tan Dun… Yo no he comprado entradas para este concierto. Peligroso para mí… Y quizá haya sido el mejor de la temporada, como pasó con el de Camilo hace tres años, pero esta vez no me he atrevido. Es que soy un viejales…
Te envío un emilio…
¿No vas a sacar más capítulos? Y si me arrodillo y pongo carita de pena, no? Bueno, aún espero el correo ^^ UN abrazo
c_madrid: A lo primero, sí, claro, voy a sacar más capítulos, de hecho hay uno en el horno… Lo que pasa es que tengo menos tiempo ahora, por un lado, y por otro, preparar estos artículos me cuesta mucho, pero mucho. Así que difícilemente saldrá más de un artículo al mes…
Y a lo segundo, sí, te envié un correo hace un par de días a la dirección de email que das en tus comentarios (o quizá me equivoqué, que uno está ligeramente mayor). Esta tarde repito…
Saludos
Excelente la versión de Volodos, pero por favor escuchen esta de Yefim Bronfman con la Filarmónica de Viena dirigida por Gergiev.
Sencillamente insuperable
https://www.youtube.com/watch?v=aFkAwFDZGHk
Sr.Macluskey, casi por casualidad me encuentro con vuestra página. Venía de escuchar éste concierto nro.3 de Rachmaninov en youtube. Luego se me ocurrió preguntar en google cuales eran consideradas las mejores versiones. Y es cuando encuentro ésta página que ya mismo me guardo para tenerla siempre a mano, pues he de disfrutarla de a poco además de escuchar en otro momento ésta interpretación de Volodos que según ud.recomienda. Termíno de escuchar una interpretación de hace bastantes años, por Marta Argerich que me resulto grata, y desde ya me gustaría tener su opinión. Ahora le quiero aclarar dos cosas para que ud.pueda saber algo más de mí. No poseo estudios musicales, ni siquiera estudios universitarios y por otro lado soy fotógrafo aficionado. Sergei Rachmaninov es sin duda alguna mi compositor favorito. Tampoco conozco tanto éste universo inmenso que es la música y sus compositores. Mis 72 años han transcurrido escuchando y escuchando lo que me gusta y viendo en estos ultimos tiempos gracias a la tecnología, conciertos por youtube y unos pocos personalmente. Mi gran problema… ver grabaciones de conciertos…. ! dios mío que inmensos desastres ! que desperdicio, que bronca , que pena, que desilusión e impotencia ver las horribles compaginaciones fílmicas !! Me irritan terriblemente, no tienen ni la más mínima idea de lo que se está interpretando. Harto estoy de ver caras a destiempo, y movimietos de cámara de un lado a otro. Quiero ver un poco de caras pero no quiero que me burlen de ver las manos cuando una pianista desarrolla su arte. Si lo he aburrido, le pido disculpas, le he dicho todo esto porque creo encontrar en ud. la persona que pueda comprender lo que significa para mi ver y oir a un interprete. La música y la interpretación las considero sagradas. Como fotografo me resisto a la poca calidad de las filmaciones. Como oyente de música me gusta entregarme a cada nota ó silencio que me propone el compositor. Un saludo cordial.
Luis: Gracias por tus comentarios.
Sí que es cierto que las grabaciones de conciertos no suelen ser muy… musicales, si se me admite la expresión. Se centran mucho en el director, lógico, pero teniendo en cuenta que la mayor parte del trabajo del director se hace en los ensayos, pues eso. Y luego en cómo van ejecutando los diferentes intérpretes, muchas veces sin orden ni concierto, porque se enfoca a las tubas cuando el protagonismo los tienen los oboes, por ejemplo, etc.
Pero en cualquier caso es una bendición poder disfrutar, aunque sea así, de un concierto genial de la Gewandehaus o de la Wiener Philarmoniker…
En cuanto a versiones, desde luego que cada uno puede opinar que una u otra son las mejores; de las que yo he escuchado, ésta de Volodos con James Levine y la Filarmónica de Berlín, ¡en directo!, es la que más me gusta. Y es muy buena también la que nos recomendó alberto, justo un comentario más arriba…
En fin, lo importante es poder disfrutar de la música… ¡y si es en directo, mejor!!
Saludos
Maravillosa la versión de Gergiev. Quedé mas que satisfecho. Al fin el que lo filmó entiende algo de enfoque cuando tiene que apuntar a los solistas ó a la orquesta. Volodos ni hablar, que firmeza y suavidad al mismo tiempo. Gracias por el dato de ésta versión.
Tambien me conmocionó la versión de Yefin Bronfman.
Perdón ,corrijo mis comentarios. Lo expresado en el comentario anteultimo me refería justamente a la versión filmada en japon por Gergiev y Bronfman. En los ejemplos de ésta página, que tambíen me sorprenden gratamente, noto que el sonido del piano es muchisímo mas claro y potente.
Como siempre tus entradas bien documentadas y entretenidas. Todavía recuerdo cuanto disfruté tu entrada sobre la Pasión Según San Mateo. ¿El tercero o el segundo de Rachmaninov ? que es tanto como preguntar a quién quieres más a Papá o Mamá . Pues depende a veces a papá a veces a mamá. Y esas veces sea por uno o por otro es siempre con verdadera pasión. A Rachmaninov tal vez le pase aquello que le sucedía a Vivaldi cuando no se hablaba tanto del Barroco y menos de Vivaldi. Deciamos Vivaldi ? hombre claro !!! Las cuatro estaciones . Pues a Rachmaninov salvo para los que vivimos enamorados de toda su música , le pasa algo parecido con su Segundo Concierto. Parece que no te gusta mucho su primer concierto , mientras a mi cuanto más lo escucho más me gusta. Ya sabes para gustos los colores. El mismo compositor ya dijo que su Primero que era deudor del Concierto de Grieg. Cierto también que el ruso era enormemente sensible a las críticas y no pararon de recordarle que su Primer concierto era puro Grieg. Yo nunca lo he visto así . Con toda la belleza del concierto de Grieg que la tiene a raudales, carece del pathos y el drama del joven corazón de Rachaninov (17 años cuando lo compuso) Inmensa la versión que el compositor revisó en 1917. Pero que le vamos a hacer lo enamorados y yo lo soy de sus cuatro conciertos, también del primero , no hallamos defectos en el amado.
Un cordial saludo y que no se agote tu buen hacer
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