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La memoria – 1) Las funciones de las neuronas




Antes que nada, quiero decir que esta serie que hoy empieza se debe al estímulo que recibí desde un hilo del Foro de El Tamiz. Dedico por eso esta serie a quienes me animaron a escribir y espero cumplir con las expectativas.

El sistema nervioso funciona con una nanotecnología creada por la naturaleza.

Las ideas son, en cierto modo, un resultado de la memoria. Si tu cerebro no percibe algo, tampoco lo recordará (lógico) pero tampoco podrás pensar en lo que tu cerebro nunca registró. O sea, para pensar es necesario recordar. Veamos entonces como es que el cerebro registra la información que le llega.

Los datos se registran en la memoria en forma de ciertas proteínas que tienen determinadas “formas” y son capaces de encajar – o no – unas en otras, como llaves en diferentes cerraduras. Esas proteínas son los neurotransmisores. Cuando encajan, se produce la transmisión neuronal, pues esas proteínas actúan en las sinapsis (así se llama al punto de contacto en las terminaciones nerviosas). Esa es la “llave” para que la información fluya o no entre las neuronas. El resultado puede ir desde una emoción desatada o una ocurrencia brillante, hasta el acto de realizar un trabajo aprendido. Si mueves no más que un solo dedo, hay neurotransmisores que te permiten recordar como moverlo y por eso piensas moverlo y lo haces.

Imagina un par de cables, pero cada uno de ellos cortado en algún punto. Sin embargo, ambos cables parten de un lugar que llamaremos A y terminan en otro lugar que llamaremos B. Si en cada punto donde los cables se cortan pones un interruptor cerrado, la corriente podrá pasar como si no estuvieran cortados. Pero si en uno de los dos hay un interruptor cerrado y en el otro uno abierto, la corriente eléctrica llegará hasta B con una información diferente que si en cambio la electricidad llega por ambos cables a la vez, o quizá primero por uno y luego por el otro alternadamente. Esquemáticamente, así es como funciona el sistema nervioso.

Pero más en detalle, lo que corre por los nervios desde y hacia el cerebro, intercomunicando neuronas, es ciertamente la electricidad que se genera mediante reacciones químicas en las propias neuronas. Luego, esa energía eléctrica recorrerá el “cable”, o sea el nervio, hasta la sinapsis que lo conectará con otras neuronas o con ramificaciones del mismo nervio. La sinapsis permite así a las neuronas comunicarse entre sí, transformando una señal eléctrica en otra química.

Si la corriente eléctrica no halla ni produce respuesta de ningún neurotransmisor (ninguna “llave” encaja en otra como para abrir la conexión) el flujo de información queda interrumpido.

Pero esta no es la única forma en que un flujo de información puede ser interrumpido. Algunas de estas moléculas pueden funcionar también como inhibidores, es decir, la “llave” cierra en tal caso el paso y el flujo se interrumpe aun habiendo otras moléculas cuya afinidad permitiría abrir el circuito.

¿Pero cuál es el destino final? ¿Adónde terminará el proceso y cuál será el resultado?

Antes de responder, conviene saber que se estima que en el cerebro tenemos alrededor de 100.000 millones de neuronas desde donde parten conexiones hacia varios millones más de conexiones, y la suma de la longitud de todos los componentes del sistema nervioso daría la vuelta a la Tierra. En ese intrincado laberinto comprimido en el espacio de un cuerpo humano, la información fluye a una velocidad de aproximadamente 1.100 m/s.

Con las investigaciones de Holger Hydén (1917-2000) se inició una nueva etapa del estudio de las funciones mentales. Este investigador sueco descubrió que la memoria corresponde a una ordenación de moléculas de ácidos nucleicos en el cerebro. Una de las funciones de las neuronas es transmitir los impulsos nerviosos mediante reacciones electroquímicas casi instantáneas. Hydén comprobó que el estímulo se traduce por incremento de ciertas proteínas cuya molécula varía según la naturaleza del mensaje.

Esto significa que las neuronas fabrican moléculas de la proteína correspondiente, como si fuesen llaves capaces de abrir o cerrar el registro exactamente correspondiente a una acción o pensamiento determinado y nunca a otro. La riqueza, la variedad del pensamiento, a la vez de la enorme variedad de acciones que ejecutamos a cada momento, se explican por el hecho de que cada una de las neuronas encierra varios millones de moléculas de distintos ácidos nucleicos y el número posible de combinaciones es astronómico.

Esta teoría explicó por qué en el cerebro no se han podido descubrir zonas netamente diferenciadas de cada una de las funciones cerebrales superiores (inteligencia, capacidad de raciocinio y recordación de datos en forma combinada y asociativa). Como cada neurona dispone de varios ácidos nucleicos, puede participar en procesos mentales diferentes y evocar pensamientos diversos y aun asociarlos entre ellos.

La sicología y principalmente la psiquiatría moderna ha llegado a explicar así por la vía de la química gran parte de los procesos mentales. Hoy ya no se cree tanto que la “mente” sea algo abstracto sino material, o – para decirlo más exactamente – la mente sería de base molecular.

Los experimentos de Hydén comprobaron todavía algo más. Una neurona, luego de haber aprendido algo, había aumentado de peso debido a la creación de moléculas neurotransmisoras. Esta comprobación planteó inmediatamente la posibilidad de un límite para la memoria y el aprendizaje, ante todo por una simple razón de espacio. Sin embargo, la probabilidad de alcanzar ese límite depende del tiempo necesario para ir acumulando información y excedería la duración de la vida humana.

Resumiendo todo esto en palabras sencillas, cuando recuerdas que debes ir a tal o cual lugar a determinada hora, en tu cerebro se desata una especie de tormenta eléctrica donde los neurotransmisores te permiten visualizar casi a la vez, con la imaginación, el lugar adonde irás, tus músculos recibirán la orden de caminar, tendrás posiblemente evocaciones emocionales, etc. Pero si toda la información necesaria para poner este mecanismo en marcha no estuviera previamente registrada en tus neurotransmisores, ni te darías cuenta de que debes ir a aquel lugar.

El sistema nervioso es ciertamente una máquina muy compleja que funciona con una nanotecnología creada por la naturaleza. Y contrariamente al conocido refrán popular, el conocimiento “ocupa” un lugar y además tiene su propio peso y lo llevamos encima.

Un mecanismo sutil.

Hay también una comunicación sutil – todavía sin haberse podido explicar en su totalidad – donde la neurona “pide” los impulsos eléctricos necesarios para actuar según cierto orden preestablecido por el cerebro. Esto ha sugerido que la codificación del pensamiento incluye un componente de intencionalidad y es a la vez selectivo. Si vas por ejemplo a hablar, tienes en tu cabeza todo un diccionario registrado en la memoria, pero según sea la idea que quieras expresar seleccionarás las palabras y las pronunciarás letra por letra. Pero para decir la primera letra, debes tener la intención de hablar.

Los mecanismos del lenguaje han sido muy reveladores en el campo de las investigaciones. Se sabe que para decir una palabra hay que recordarla letra por letra y decirla en ese mismo orden sin fallar. Lo mismo sucede si se dice una frase completa; cada palabra deberá seguir una secuencia sintáctica correcta que la haga comprensible. Sin embargo, la memoria que interviene en el proceso hace que pensemos toda la frase como una unidad compuesta pero donde cada palabra también es una unidad. Esto se ha comprobado de forma indirecta, mediante experimentos de lectura. Uno de los experimentos más famosos presenta casos como este que se me termina de ocurrir ahora:

EN EL COLELGIO YO SIEMPRE FUI DEFCNIENTE EN HORTOGRAFIA, PERO QUE DIGO. DIGO EN ORTROGAFIA.

Las palabras mal escritas no se descubren fácilmente e incluso se podría apostar a que “hortografía” saltó a la vista pero bastó corregir la H para que el error siguiente ya no se viese automáticamente. Esta particularidad se debe a que leemos sólo la primera y la última letra de cada palabra y la memoria reconstruye o reordena el resto sólo con esas referencias. Esto se cumple en la lectura incluso en voz alta, y parece deberse al mecanismo selectivo autónomo donde algunas neuronas le “piden” información a otras para conseguir un resultado final perfecto. Ahora bien, si leemos – o hablamos – en un idioma que estamos intentando aprender, sentimos que es inevitable el deletreo y la dicción cuidadosa de cada una de las palabras y resulta difícil “armar” la sintaxis con anticipación, todo lo cual indica que el mecanismo que estamos describiendo debe ser aprendido hasta que la memoria pueda actuar ajustadamente.

Un hecho curioso (se diría casi una comprobación) para quienes dicen que la música también es un lenguaje, es que su comprensión desde la lectura hasta la audición responde exactamente a los mismos mecanismos del lenguaje hablado. El principiante debe “deletrear” cada nota, pero el músico ya ducho lee grupos de notas casi como si fuesen palabras. Se detendrá a leer con mayor cuidado si las combinaciones son poco convencionales, casi como si leyese en una especie de dialecto del idioma que ya conoce. Cuando un músico bien entrenado piensa en un acorde (ejecución de tres o más sonidos simultáneos) no lo piensa nota por nota sino que lo piensa como una unidad – por ejemplo, “do mayor” no necesita ser deletreado “do-mi-sol”. Y lo mismo sucede al escuchar la música. Aun el lego aficionado, si bien no hace identificaciones técnicas, igualmente puede comprender lo que se ha dado en llamar “discurso musical” y lo hace sólo oyendo, lo que viene a demostrar que a pesar de su “analfabetismo” igualmente puede entender lo que la música le “dice”.

Estos mecanismos donde la memoria elabora una síntesis, valen absolutamente para cualquier tarea que se haya vuelto un hábito e incluso alcanza a lo que podríamos llamar el “pensamiento rutinario”, es decir, esas ideas obstinadas que rondan gobernando nuestra conducta y la forma de pensar.

El alimento de la memoria.

La información almacenada en la memoria debe sus orígenes básicamente a dos factores:

a) Factores externos: estímulos provenientes del medio circundante, transmitidos al cerebro desde los órganos sensoriales.

b) Factores internos: la actividad cerebral es permanente y constantemente está procesando toda la información que le llega desde el medio circundante, aun durante el sueño. Esta actividad que jamás se detiene, es la que permite elaborar pensamientos y aun recordarlos.

Tanto los factores externos como internos, dejan sus “huellas” registradas en la memoria creando las proteínas capaces incluso de generar ideas y hasta formas de pensar que irán definiendo la personalidad. Por eso, cuando vas a decir algo, lo que digas provendrá exclusivamente de ese registro elaborado que te hará hablar en nombre de lo que piensas. El disparador puede ser cualquier factor externo que, por coincidencia u oposición con la información almacenada en tu memoria, te hará hablar. O te hará callar, también en nombre de lo que piensas que no puedes – o no debes – decir, y esa decisión también será codificada en tu memoria y con relación a lo que NO dijiste y ese acto quedará almacenado como una experiencia.

Con la muerte, los neurotransmisores se destruyen, o sea la “computadora” se desintegra y el cerebro (disco duro) desaparece como entidad orgánica.

¿Algún día se podrá llegar a transplantar un conjunto de proteínas de un cerebro hacia otro, para que funcionen de manera idéntica a como lo hacían en las neuronas originales?

Por el momento la biología está tan lejos de ello como está la física de hallar la forma de viajar en el tiempo. Sucede que el cuerpo de los seres vivos no está constituido únicamente de células nerviosas y es todo un conjunto, muy heterogéneo, donde cada parte funciona en armonía con todas las demás.

No obstante, y tal vez por esto mismo, para muchos filósofos el alma y la mente siguen siendo misterios que la ciencia experimental no explica. No es sencillo descubrir por qué una persona es más creativa que otra, por qué alguien tiene sensibilidad más desarrollada que otra persona que es menos emotiva, por qué hay quienes se hacen preguntas trascendentales y otros en cambio no saben más que pensar si no se olvidaron de comprar algo en el supermercado.

Lo único que se sabe es que parecería que, cuanto más ricas son las experiencias de la vida de una persona, hay más variedad de neurotransmisores de diferentes composiciones químicas, lo cual le permitiría poseer un cerebro con infinitas más posibilidades de interconectar elementos de los registros de la memoria. A esto último, algunos le llaman creatividad pero, según la química, sería tan sólo el resultado de una combinación más rica de una cantidad mayor de proteínas en las conexiones neuronales. Acerca de la capacidad de cada individuo para crear esas proteínas, todavía está abierta la discusión.

Algunos investigadores creen a este respecto que los factores culturales son prácticamente decisivos, pero los educadores observan que impartiendo idénticos contenidos el resultado intelectual sigue variando de persona a persona. Otras opiniones apuntan por eso a la hipótesis de que serían decisivas las experiencias directas del entorno social donde cada persona se desenvuelve, pero en oposición se ha objetado que ello no influye en la capacidad de aprender sino en las cualidades de lo que se aprende.

Y así llegamos a lo que será el tema de la próxima entrada: por qué aprendemos y cómo lo hacemos.

Link de interés: http://www.tendencias21.net/index.php?action=article&id_article=380013


Sobre el autor:

Gustavo (Gustavo Britos Zunín)

Investigador en varias áreas del conocimiento, no se limita a su profesión de pianista y compositor. Los grandes temas del mundo moderno, y la ciencia en particular, son el foco permanente de sus intereses.
 

{ 15 } Comentarios

  1. Gravatar lucas | 19/02/2009 at 06:19 | Permalink

    Fantsatico arítuclo, Gutsavo. Yo tabmién iba a halbar de la percecpión de las palrabas, cmoo un tdoo, idnetfiicadas por una esturcutra ya aperhenidda en base a la piremra y úlitma lerta de étaas. Y admeás qué psaa con la letcura cnuado inetrevineen otors fatocres cmoo el contarste.

    Muy bien explicado cada concepto.

    Es curioso que a la mayoría de las personas le sea sencillo diferenciar y memorizar distintas frecuencias de luz, que interpretamos como colores, pero no así con las diferentes frecuencias de sonido. Yo, en lo particular, que vivo haciendo música, me he acostumbrado a identificar tonos y acordes de forma casi automática… A veces, al imaginar una canción que escuché en el pasado, puedo identificar los acordes mentalmente, de la misma forma que identificamos colores en un recuerdo visual, y al ir a un instrumento verifico que efectivamente esos eran los acordes, cosa que me parece fascinante.

    Y yo no estaría tan seguro de “…Por el momento la biología está tan lejos de ello como está la física de hallar la forma de viajar en el tiempo.” :)

    Saludos.

  2. Gravatar Pedro | 19/02/2009 at 06:21 | Permalink

    Lucas, espero que no dejes de hablar de eso porque lo haya hecho Gustavo: que habléis de lo mismo, de maneras diferentes, enriquece El Cedazo, así que espero que lo sigas haciendo ;)

  3. Gravatar Brigo | 19/02/2009 at 09:55 | Permalink

    El artículo muy interesante y ameno, pero lo de la frase con errores creo que no queda claro. ¿Cuál es el error que es fácil que se nos pase? ¿Deficiente?

  4. Gravatar Furre | 20/02/2009 at 06:42 | Permalink

    Fantástico artículo, Gustavo; muy interesante. Felicitaciones.

  5. Gravatar Mazinger | 24/03/2009 at 05:53 | Permalink

    Es soprerdnte lo que el cbreero es cpaaz de hcear.

    Revelador artículo, Gustavo. Es un tema del que lo desconozco prácticamente todo. Voy a por los siguientes.

  6. Gravatar Carlos Licea | 30/03/2009 at 04:39 | Permalink

    Muy interesante y a la vez fascinante… pero no he podido evitar notar que el artículo utiliza erróneamente los términos “cerrar” y “abrir” cuando se refiere a circuitos, intercambiandolos: ” la “llave” cierra en tal caso el paso y el flujo se interrumpe aun habiendo otras moléculas cuya afinidad permitiría abrir el circuito”.

  7. Gravatar sebacine | 18/09/2009 at 11:28 | Permalink

    Muy buen artículo Gustavo, sigo con los demas.

    @Lucas Ya leí varias cosas tuyas y me encantaron, ahora leo en el comentario que hiciste la capacidad que tenés para interpretar la música y la verdad que ya me estás haciendo enojar. Que envidia!. Me he pasado horas tratando de sacar una canción con mi guitarra. Y al final nunca suena muy bien. Soy un músico frustrado. :-(

    Ah Gustavo, sobre todo me pareció interesantísima la parte en que hablás de la música como lenguaje. Sigo leyendo.

  8. Gravatar Mickivt | 10/08/2010 at 12:20 | Permalink

    Primero de todo me gustaría felicitarte por el gran trabajo que hacéis en esta web, la verdad es que desde hacia tiempo buscaba un sitio como este.

    Dicho esto me gustaría corregir algunas partes que están en disyuntiva con lo que he estudiado este año en fisiología y neurobiologia.

    [...]Este investigador sueco descubrió que la memoria corresponde a una ordenación de moléculas de ácidos nucleicos en el cerebro.[...]

    -Los ácidos nucleicos son el ADN o el ARN. De ADN tenemos en el núcleo de la célula (también en las mitocondrias, pero da igual) y tiene una “ordenación” muy estricta que si se modifica la célula muere. De ARN hay muchos tipos pero el que nos interesa es el ARNmensagero, el unico que se podria “ordenar” (transporta el mensaje de hacer X proteína, como un mapa, del núcleo al resto de la célula donde se “lee el mapa” y se hace una proteína). La ordenación de el ARN en el espacio es indiferente, solo esta ahí para ser leído; es mas, el ARN se degrada con rapidez por tanto para la memoria de poco sirve.

    -La memoria, como todos los procesos mentales no corresponde a algo tangible (una molécula) sino a circuitos neuronales que se pasan los impulsos como si se pasaran pelota. Lo que pasa con la memoria o el aprendizaje es que estos circuitos se modifican: se hacen mas grandes, se hacen atajos etc… se modifican a partir de moléculas que les dicen que crezcan, pero el hecho de la memoria no es ninguna ordenación de cualquier tipo de molécula.

    [...]La riqueza, la variedad del pensamiento, a la vez de la enorme variedad de acciones que ejecutamos a cada momento, se explican por el hecho de que cada una de las neuronas encierra varios millones de moléculas de distintos ácidos nucleicos y el número posible de combinaciones es astronómico.[...]

    • Una vez mas la combinación de “distintos ácidos nucleicos” no tiene sentido al hablar de redes neuronales. Es como decir que el orden de los diferentes tipos de mensajes que envía una empresa determinan el “pensamiento” de una empresa. La empresa (el ADN) con la información (las señales eléctricas y químicas) determinan que hacer y que mensajes enviar y no al revés. Eso si el numero de combinaciones (rutas) entre las neuronas es astronómica, cada neurona puede tener mas de 10.000 conexiones con otras neuronas.

    • La variedad de pensamiento es determinado por las forma en que tus neuronas están conectadas. Evidentemente la formación de estas conexiones es determinada por tu bioquímica cerebral y tus vivencias.

    [...]dejan sus “huellas” registradas en la memoria creando las proteínas capaces incluso de generar ideas y hasta formas de pensar que irán definiendo la personalidad[...]

    -Las proteínas no crean ideas, son moléculas. El cerebro no funciona como un disco duro, la información no se guarda materialmente, si fuera así el transplante de cerebro sin la muere sería factible.

    [...]cuanto más ricas son las experiencias de la vida de una persona, hay más variedad de neurotransmisores de diferentes composiciones químicas[...]

    • Hay una variedad limitada de neurotransmisores que TODOS expresamos. Lo que si es verdad es que las experiencias ricas y estimulantes hacen que muchas vías (rutas) neuronales se estimulen y generen mas cantidad de determinado tipo de neurotransmisor cosa que estimula la producción de mas conexiones y/o transforma las propiedades de las neuronas del lado.

    PD. Si resulta que estoy errado y eres un experto del tema te pido perdón, pero tenia la necesidad de corregirte.

  9. Gravatar Gustavo | 20/03/2012 at 04:49 | Permalink

    Mickivt:

    En primer lugar te pido disculpas por esta tan larga demora en responder tu comentario. Mi falta de tiempo me tuvo alejado de El Cedazo hasta ahora. Y ya paso a responderte, citándote:

    “(…) me gustaría corregir algunas partes que están en disyuntiva con lo que he estudiado este año en fisiología y neurobiología.” “(…) Los ácidos nucleicos son el ADN o el ARN. De ADN tenemos en el núcleo de la célula (también en las mitocondrias, pero da igual) y tiene una “ordenación” muy estricta que si se modifica la célula muere. De ARN hay muchos tipos pero el que nos interesa es el ARN mensajero, el único que se podría “ordenar” (transporta el mensaje de hacer X proteína, como un mapa, del núcleo al resto de la célula donde se “lee el mapa” y se hace una proteína).”

    En mi entrada cité como fuente al respecto a Holger Hydén, quien hace más de 40 años realizó estudios que hasta el día de hoy se consideran válidos y fundamentaron nuevas investigaciones. Comprenderás que en una serie que no es para especialistas (yo tampoco lo soy, pero, como investigador, cuido de verificar las fuentes) no es bueno ser “complicado” aunque no “incomprensible”. Lo que Hydén descubrió fue, precisamente, que el aprendizaje cambia la composición básica del ARN y, por ejemplo, puede inducir a alguna alteración de la expresión genética de la célula. Este descubrimiento comprobó, además, que el fenómeno afecta a las neuronas y a las células gliares. Hydén demostró que la memoria es correlativa a la síntesis de proteínas, luego del acto de aprendizaje. Los descubrimientos de este científico (fallecido en 2000) revolucionaron la neurociencia y hoy orientan las investigaciones acerca de las células gliares, que, según el mismo autor, los cambios del RNA en dichas células influirían en enfermedades como la de Parkinson.

    Desde luego, que nadie se confunda, creyendo equivocadamente que el acto de aprender pueda estar relacionado, de alguna manera, con las enfermedades cerebrales. Es el desequilibrio de la función natural puede llevar a desencadenar la enfermedad

    “(…) La ordenación de el ARN en el espacio es indiferente, solo esta ahí para ser leído; es mas, el ARN se degrada con rapidez por tanto para la memoria de poco sirve.”

    Ya ves que no es exactamente así. Como no quiero convertir esta respuesta en una “entrada” – o una especie de apéndice de la misma – te resumo un punto que pienso aclara un poco las dudas. Siempre según el mismo investigador, y a modo de ejemplo, la proteína S-100 que se encuentra principalmente en las células gliares, resulta muy incrementada durante el acto del aprendizaje, pero hay anticuerpos que actúan contra esa proteína inhibiendo la consolidación de la memoria. No debemos confundir la mecánica de la memoria en si misma, con la vida de una molécula; el papel del RNA no sería el de “archivo de datos”, que creo que es lo que entendiste.

    “(…) la combinación de “distintos ácidos nucleicos” no tiene sentido al hablar de redes neuronales. Es como decir que el orden de los diferentes tipos de mensajes que envía una empresa determinan el “pensamiento” de una empresa. La empresa (el ADN) con la información (las señales eléctricas y químicas) determinan que hacer y que mensajes enviar y no al revés.”

    Yo no he dicho que las moléculas transmitan mensajes = pensamiento. El pensamiento, en realidad, sigue siendo un misterio para la neurociencia y para la psicología. Es decir, se ignora cómo es que el cerebro ordena las informaciones que circulan en las redes neuronales y las transforman en eso que llamamos “pensamiento”.

    Tampoco he dicho que las proteínas “sean” ideas, pues, como bien dices, son moléculas. Lo que sí dije, o mejor dicho, sugerí, es que el proceso en conjunto puede llegar a definir el comportamiento y aun la personalidad. Pero en ese terreno, volvemos al misterio del “pensamiento” que, evidentemente, no queda registrado como en un disco duro de una computadora. Por eso dejé en mi artículo, esta salvedad con una interrogante:

    “¿Algún día se podrá llegar a transplantar un conjunto de proteínas de un cerebro hacia otro, para que funcionen de manera idéntica a como lo hacían en las neuronas originales? Por el momento la biología está tan lejos de ello como está la física de hallar la forma de viajar en el tiempo. Sucede que el cuerpo de los seres vivos no está constituido únicamente de células nerviosas y es todo un conjunto, muy heterogéneo, donde cada parte funciona en armonía con todas las demás.”

    Finalmente, observaste:

    “Hay una variedad limitada de neurotransmisores que TODOS expresamos. Lo que si es verdad es que las experiencias ricas y estimulantes hacen que muchas vías (rutas) neuronales se estimulen y generen mas cantidad de determinado tipo de neurotransmisor cosa que estimula la producción de mas conexiones y/o transforma las propiedades de las neuronas del lado.”

    Los neurotransmisores a que te refieres que TODOS expresamos, son aproximadamente sesenta identificados hasta el momento, todos divididos en cuatro categorías, que son, la colina, las aminas, los aminoácidos y los peptídos. Las variedades de la colina intervienen en los procesos de la memoria, la atención y el aprendizaje. Los neuropéptidos (molécula pequeña de proteína) integran este grupo con alrededor de cincuenta variedades conocidas, y muchas de estas proteínas se asocian con la transmisión de la información neuronal. Entonces, imagina lo siguiente: si cada categoría se divide en variedades, si el cerebro es capaz de generar (o bloquear y hasta restaurar) rutas de comunicación entre células del sistema nervioso – de ello hablo en otro artículo de la serie – , en toda esta variedad no es sorprendente que ese resultado que entendemos como “pensamiento”, “comportamiento”, “emociones”, etc., sea de una naturaleza química donde todavía hay mucho, pero mucho, para investigar. Sólo sabemos que las proteínas tienen la función que mencioné: “Si la corriente eléctrica no halla ni produce respuesta de ningún neurotransmisor (ninguna “llave” encaja en otra como para abrir la conexión) el flujo de información queda interrumpido.” – entendiendo que la “llave” no es el neurotransmisor sino la proteína.

    Sé que me extendí más de lo normal para comentarios, pero tus observaciones valieron la pena. Te las agradezco, porque otros lectores pudieron quedar en las mismas dudas y merece aclaraciones.

    Un saludo.

  10. Gravatar janet | 09/07/2012 at 05:50 | Permalink

    muy bueno

  11. Gravatar sandra | 10/12/2012 at 01:28 | Permalink

    Fantástico artículo!! He disfrutado mucho, y es muy curioso.

    Además de estar muy bien explicado para aquellos ajenos a la materia! Un saludo

  12. Gravatar Desde el respeto | 15/06/2014 at 12:52 | Permalink

    Con todos los respetos que el tamiz, el cedazo, y todos sus autores me merecen, en este caso creo que este artículo es un poco un despróposito

    Gustavo, Mckivit te propuso unas críticas muy acertadas sobre el artículo, y no es que sea simplista en lugar de incomprensible, es que hay ciertas cosas que sencillamente chirrían demasiado:

    “Los datos se registran en la memoria en forma de ciertas proteínas que tienen determinadas “formas” y son capaces de encajar – o no – unas en otras, como llaves en diferentes cerraduras”

    Esto no es así, todavía no se sabe bien como se almacena la información en el cerebro humano, afirmar así de rotundamente que los datos se almacenan en forma de proteína no es simplista, es acientífico.

    Además desde el principio del artículo parece que todos los neurotransmisores son proteínas, cuando no es así, pero supongo que debe dar esa impresión por la manera de haberlo escrito, porque luego en los comentarios creo que explicas los diferentes tipos de neurotransmisores.

    Más adelante: “la memoria corresponde a una ordenación de moléculas de ácidos nucleicos en el cerebro”

    Esto es incluso contradictorio con lo que explicabas antes. Entiendo que aquí estás exponiendo lo que decía el investigador sueco aquel, no tus ideas, pero esa afirmación es demasiado potente, repito, todavía ni se sabe bien como se almacena la información, pero lo que está claro es que la memoria a corto plazo, o peor aún, la sensorial, es muy difícil que vaya por ácidos nucleicos. No creo que aquí valga refugiarse diciendo que esa era la investigación del sueco ese, porqué coger entonces esa investigación y no cualquier otra? hay otras mucho más modernas y más válidas…

    “La riqueza, la variedad del pensamiento, a la vez de la enorme variedad de acciones que ejecutamos a cada momento, se explican por el hecho de que cada una de las neuronas encierra varios millones de moléculas de distintos ácidos nucleicos y el número posible de combinaciones es astronómico.”

    De nuevo una afirmación demasiado dura. Es muy osado dar la explicación de la riqueza, variedad de pensamiento y acciones que ejecutamos, simplemente no se sabe. En cualquier caso la mayor corriente neurocientífica no te diría que se explica porque cada neurona encierre varios millones de ácidos nucleicos. No sé bien a que te refieres con millones de ácidos nucleicos, pero las neuronas tienen el mismo ADN que cualquier otra célula del cuerpo, y parece que los hepatocitos, por ejemplo, no colaboran en nada a la memoria.

    “Resumiendo todo esto en palabras sencillas, cuando recuerdas que debes ir a tal o cual lugar a determinada hora, en tu cerebro se desata una especie de tormenta eléctrica donde los neurotransmisores te permiten visualizar casi a la vez, con la imaginación, el lugar adonde irás, tus músculos recibirán la orden de caminar, tendrás posiblemente evocaciones emocionales, etc. Pero si toda la información necesaria para poner este mecanismo en marcha no estuviera previamente registrada en tus neurotransmisores, ni te darías cuenta de que debes ir a aquel lugar.”

    De nuevo vuelven a ser los neurotransmisores donde se almacena la información. ¿Qué pasó con los ácidos nucleicos?

    Saludos cordiales!

  13. Gravatar Gustavo | 26/08/2014 at 07:51 | Permalink

    @ desde el respeto:

    Siempre agradezco las críticas buenas y malas también. Solamente te pregunto una cosa: ¿Has leído algo acerca de las investigaciones del “sueco ése”? Mira que estamos hablando de uno de los investigadores más importantes del siglo XX y que falleció en 2000 y sus teorías siguen siendo, aún hoy, la base de nuevos descubrimientos que no invalidan, sino que confirman, lo que él descubrió. Ojo que no estoy diciendo esto cegado por “un reconocimiento a la autoridad”…

    Saludos.

  14. Gravatar Desde el respeto | 06/09/2014 at 11:15 | Permalink

    Gustavo, estaría encantado de leer alguna de las investigaciones de Holger Hydén, podrías incluir algún link o algo por el estilo? Yo no he encontrado nada suyo. O enlaces a las investigaciones recientes que confirman lo que él descubrió. Que sigue sin quedarme claro si es que la memoria era cuestión de neutrotransmisores o de ácidos nucleicos.

    saludos!

  15. Gravatar traiano | 22/10/2014 at 06:53 | Permalink

    (Conferencia de Ramón y Cajal en la “Royal Society” de Londres). 1894 “Podemos admitir como algo totalmente verosímil, que la ejercitación mental suscita, en las regiones cerebrales más solicitadas, un mayor desarrollo del aparato protoplasmático y del sistema de colaterales nerviosos. Así, las conexiones preexistentes entre ciertos grupos de células, se reforzarían notablemente a consecuencia de la multiplicación de las fibrillas terminales de los apéndices protoplasmáticos y de los colaterales nerviosos, pero además, podrían establecerse conexiones intercelulares totalmente nuevas” “LA FINE STRUCTURE DES CENTRES NERVEUX” http://rspl.royalsocietypublishing.org/content/55/331-335/444.full.pdf+html

    Por lo que he leído las afirmaciones de D. Santiago sobre la plasticidad de las neuronas siguen vigentes actualmente y esa plasticidad, es la base física tanto del aprendizaje como de la memoria, y es en los mecanismos desencadenantes de las modificaciones de las sinapsis donde intervienen los genes, el ARNm y las proteínas.

    Para aquellos que quieran abandonar el “antes simplista que incomprensible”, todo el proceso (conocido) está ampliamente explicado en: En busca de la memoria: el nacimiento de una nueva ciencia de la mente de Eric R. Kandel

    Solo me queda felicitar a Gustavo por meter todo un siglo de ciencia en 4 artículos. ¡Animo!

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  1. Gravatar meneame.net | 19/02/2009 at 10:08 | Permalink

    La memoria – Las funciones de las neuronas…

    "El sistema nervioso funciona con una nanotecnología creada por la naturaleza. Las ideas son, en cierto modo, un resultado de la memoria. Si tu cerebro no percibe algo, tampoco lo recordará (lógico) pero tampoco podrás pensar en lo que tu cerebro …

  2. [...] en el campo de los mecanismos del aprendizaje, con diversas aplicaciones en el desarrollo de la memoria y el dominio de la motricidad [...]

  3. [...] tienen su punto de partida en los descubrimientos de Holger Hydén (1917-2000), a quien ya cité en este artículo donde hablo sobre la memoria, aquí en El Cedazo. Este científico sueco marcó una etapa al [...]

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