Después de mi encuentro frontal con la Novena (sí, ya sé que hay muchas novenas sinfonías, pero para mí sólo hay una Novena), comencé a interesarme por otras obras de Beethoven y también, poco a poco, de otros compositores. Pedía prestados discos a amigos (en realidad, a padres de amigos), miraba las rebajas de tiendas de discos y grandes almacenes en busca de chollos, pedía para cumpleaños y demás eventos que me regalaran discos clásicos…
Mi familia pensó que me estaba volviendo tarumba. Después se acostumbró. Incluso, cuando estaba sonando algo bonito, se quedaban escuchando, disfrutando… aunque sin reconocerlo, claro.
Y fui oyendo más música clásica, que en su mayor parte me gustaba, aunque seguía sin saber muy bien cuál era la diferencia entre Bach y Mendelssohn, por ejemplo, o entre Falla y Schubert, quitando que uno era español y el otro, alemán.
En esto, en medio de mi ignorancia, otra obra me impactó profundamente, y elevó mis escasísimos conocimientos un poquito. La cosa fue como sigue:
Debió ser en el Preuniversitario, o quizá fue en Sexto de Bachillerato, no me acuerdo bien, cuando yo tenía dieciséis o diecisiete años, en la asignatura de Literatura que había ese curso (yo era “de Ciencias”, pero aún así había una asignatura de Literatura), el profesor nos sugirió amablemente que leyéramos una de las novelas cumbre del realismo, Guerra y Paz, de León Tolstói, dado que en el examen final habría, tontamente, preguntas sobre ella. Así que hubo que buscar o comprar una edición barata de la tal obra, y enfrentarnos a ella… 600 o 700 páginas. ¡Menudo rollo!, pensamos todos los colegas, a los que lo que de verdad nos gustaban eran los comics de Mortadelo y las Hazañas Bélicas…
¡Menuda sorpresa me llevé! Porque me gustó mucho Guerra y Paz. No sé a mis colegas qué tal les fue con ella, pero a mí me encantó. La vívida descripción de las intrigas en la Corte, los manejos del Conde Pedro Bezukhov y las intrigas del príncipe Andrés, entre los bailes y fiestas cortesanas en Moscú, las privaciones de los escuchimizados ejércitos en la estepa, las batallas, los cañonazos y los asaltos a la bayoneta, el frío… el frío permanente de los campos rusos en invierno. La invasión napoleónica, cómo llegó a tomar de Moscú tras la batalla de Borodino, y cómo fue, finalmente, rechazada y los invencibles ejércitos franceses, masacrados…
Mientras estaba yo en esta lectura (que me llevó algunas semanas, porque además había que ir a clase, e incluso estudiar algo), encontré en una rebaja, a precio realmente de saldo, un disco que contenía dos obras de un tal Piotr Ilich Tchaikowsky: El Capricho Italiano y la Obertura 1812.
No sabía muy bien de qué iba aquello, pero como era barato, y tanto el compositor como las obras me sonaban (o sea, que las había visto en varias versiones distintas en mis andanzas rebajeras en las secciones de música clásica de las tiendas de discos y grandes almacenes, así que debían de ser buenas… esos, y no otros, eran los criterios sesudos que yo seguía en aquellos tiempos), me rasqué el bolsillo y compré el disco.
Antes de que me lo digáis, ya sé que ahora las normas “oficiales” de transliteración entre el alfabeto cirílico y el occidental dictan que el nombre del compositor ruso se escriba “Chaikovski”. Vale, de acuerdo, pero en mi disco, en ese primer disco suyo que compré, ponía Tchaikowsky, y para mi siempre será Tchaikowsky, digan los que digan los que de verdad saben de esto… ¡que lo hubieran dicho hace cuarenta años!
No recuerdo para nada qué versión era, pero sí que tenía el sonido de las campanas de San Basilio de Moscú, porque me llamó la atención, pensé que debía tratarse de una versión muy lujosa…
Y llegué a casa, y lo puse, mientras continuaba leyendo Guerra y Paz (desde aquella época me acostumbré a leer y oír música a la vez, con lo que a veces no me entero de lo que leo, y otras, no me entero de lo que oigo, pero en fin).
El Capricho Italiano estaba bien, ya lo creo que sí. Pero la Obertura 1812… caramba con la Obertura 1812.
En la Wikipedia está muy bien explicado cómo la obra se encargó para la inauguración de la Catedral de Cristo Salvador, en Moscú, y cómo Tchaikowsky resolvió el encargo con una faena de aliño, obteniendo una obra resultona y convenientemente patriótica, utilizando himnos religiosos y melodías tradicionales rusas muy conocidas (incluyendo el “Dios salve al Zar”, el Himno Ruso en la época en que se escribió la obra, aunque no lo era precisamente en 1812) para exaltar el fácilmente exaltable corazón del pueblo ruso, así como acordes de la Marsellesa para reflejar a los odiosos enemigos. Por cierto que este mismo recurso lo había utilizado nada menos que Ludwig van Beethoven, casi setenta años antes, en su “La Victoria de Wellington en la Batalla de Vitoria”, así que ni siquiera en eso fue Piotr Ilich original…
No se quebró mucho la cabeza, aunque, eso sí, preconizaba el uso de cañones que debían disparar en ciertos momentos de la obra, que a ver cómo se podía hacer eso en una Sala de Conciertos… Él mismo citaba refiriéndose a su “Obertura Festival 1812″, que era una obra sin méritos artísticos, compuesta sin la menor emoción… Vamos, casi como si del mismísimo Johann Sebastián Mastropiero se tratara, del que se decía que cuando escribía obras de encargo, resultaban obras vacías e inexpresivas, mientras que cuando componía siguiendo exclusivamente su inspiración… jamás escribió una nota. Aunque no es ése, desde luego, el caso de Tchaikowsky.
Yo entonces no sabía nada de esto. Y no existía la Wikipedia (ni internet, ni casi los ordenadores, ya puestos). Ni conocía aún a mis ídolos, Les Luthiers, que sólo en 1973 o 1974 vinieron por fin a España. Así que sólo puse la música y la escuché…
Acompañadme, si lo gustáis, con dos videos de Youtube, en los que aparece el excelente, aunque ya un poco cascado, director japonés Seiji Ozawa dirigiendo, al aire libre, a la Filarmónica de Berlín (¡palabras mayores, señores!), supongo que en conmemoración de alguna efemérides importante. Sí, son dos videos, comenzando el segundo de ellos donde termina el primero: se ve que youtube no permite subir videos de más de diez minutos a según quién… La interpretación es muy buena, no tanto la grabación… y la realización televisiva es lamentable. En fin: es lo que hay… ¡Y no hay cañones! Aunque sí campanas…
Comienza la obra con una entrada de la cuerda grave (violas, cellos y contrabajos), entonando una melodía lírica, suave, preciosa… pero también premonitoria, como diciéndonos… “Preparaos, que os vais a enterar”. Resulta que es un himno religioso ortodoxo muy conocido, de nombre “Dios proteja a su pueblo”… ya lo creo que tenía que protegerle, con la que se le venía encima. Esta parte, en ocasiones, se interpreta por un coro en lugar de la orquesta, generalmente de voces graves, a capella, usando la letra del himno religioso original. Yo tuve, años después, una versión dirigida por Herbert von Karajan, a no recuerdo qué orquesta rusa, mejor dicho, soviética, donde este comienzo lo interpretaba el Coro de Cosacos del Don, dirigidos por Serge Jaroff… no sé qué hice del disco (en vinilo, claro), y, que yo sepa, no se ha editado esta versión en CD. Hay otras versiones con coro, incluyendo alguna que se puede encontrar en youtube, como ésta.
Bien, el himno termina, y entonces comienza el espectáculo… porque la música me estaba contando, a mí, personalmente a mí, con pelos y señales, exactamente la misma historia que estaba yo leyendo en Guerra y Paz. ¡No me lo podía creer!
Allí estaban las fiestas, los bailes y los saraos aristocráticos, ajenos a lo que se estaba cociendo, por encima del bien y, sobre todo, del mal…
Allí estaban los ejércitos rusos, mal pertrechados y peor preparados, y peor aún pagados, huyendo, arrastrándose malamente por la estepa, derrotado, perseguido, pasando hambre, frío y calamidades…
Allí estaba el glorioso ejército francés, avanzando sin oposición, conquistando la Rodina (la Madre Rusia, vaya)… Y más fiestas, y más aristocráticos amoríos y tejemanejes varios… hasta que (en el minuto 2:45 del segundo video) por fin la Marsellesa se impone, triunfal: los ejércitos rusos dan por fin la batalla en Borodino, y reciben… hasta en el cielo de la boca. ¡Moscú en manos francesas! ¡A la porra con los bailes y los saraos! ¡Todos a Siberia!
…Sólo que entonces viene a ayudar el Séptimo de Caballería: el invierno ruso. El sempiterno invierno ruso. Un invierno frío. Muy frío. Y la logística del victorioso ejército francés no está preparada para ese clima. La alegría francesa se disipa poco a poco, a medida que bajan las temperaturas y se acaban las provisiones… Oíd (minuto 3:30) esa melodía descendente interpretada por la cuerda, machacona, repitiendo la cadencia una y otra vez, pero cada vez más grave, hasta que incluso las trompas intervienen para ayudar a la pobre cuerda maltrecha (el ejército francés) a seguir sufriendo… hasta que se deben batir en retirada y por fin la Madre Rusia es liberada.
Irrumpe glorioso el “Dios salve al Zar” (minuto 4:05), ribeteado de repiques de campanas y con salvas de cañonazos… y los metales (trompetas, trompas y trombones y la tuba) sonando a pleno pulmón, hasta la conclusión triunfal de la obra, celebrando la victoria final contra el invasor… ¡Qué bonito, por favor!
Guerra y Paz condensado en quince minutos gloriosos… Ahí fue cuando aprendí yo que la música puede ser tan descriptiva como un libro, un cuadro o una escultura… depende de la habilidad del compositor para transmitir sus sentimientos. Es lo que se llama “música programática”, donde el autor se atiene a una historia, un programa, un guión, que es contado por medio de la música.
Ahora que he oído muchísima más música de muchos compositores, mucha de ella, gloriosa, de Tchaikowsky, entiendo que el compositor tenía razón, que la Obertura 1812 es, efectivamente, una de sus obras con menos sentimiento y menos trabajada; una faena de aliño, en definitiva, para resolver un encargo.
Alguna otra obra de este insigne compositor aparecerá por aquí, pero aún no he decidido cuál. ¡Son tantas! Tres de sus cuatro Conciertos son inmensos, sus siete sinfonías son impresionantes (aunque unas más que otras), qué decir de sus tres ballets, o de Romeo y Julieta, o de su Gran Sonata para piano… Tendré que decidirme por una o dos de estas obras maestras, pero eso será más adelante.
La Obertura 1812 es muy conocida; es tocada habitualmente por todas las orquestas del mundo, y muy usada en momentos de celebración, típicamente en las Fiestas Nacionales y otras festividades, a ser posible con tintes heroicos. Es muy normal, por ejemplo, que Orquestas estadounidenses la toquen el 4 de julio, con cañones o, en su defecto, fuegos artificiales (que quedan muy chulos si se interpreta de noche y al aire libre, como suele ser habitual). En este enlace tenéis otro video de youtube, de pésima calidad por cierto, donde casi no se oye nada, salvo a los autores de la grabación charlando animadamente entre ellos (cosa que nunca, nunca se debe hacer en una Sala de Conciertos), pero sí que se ve el techo de la Sala de Conciertos durante el Finale apoteósico con unos fuegos artificiales de mucho cuidado… Un poco peligroso veo yo esto de poner fuegos artificiales en una Sala de Conciertos, igual eso fue lo que en realidad pasó cuando se quemó el Liceu, quien sabe… Y fácilmente podréis encontrar también en youtube vídeos con grabaciones del final de la Obertura con cañones de avancarga, con cañones modernos de 105mm y recarga automática, con fusiles, fuegos artificiales… Da mucho juego, esta Obertura Festival 1812, ya lo creo…
Pero lo que sí puedo deciros es que no hay nada como la música en directo. No hay disco que se le compare, por muchos cañonazos y repiques de campanas de San Basilio de Moscú que se añadan en la edición. Nada supera a la magia de ver a un director dirigiendo a una Orquesta, tocando, por una única vez, exclusivamente para tus oídos… Aunque no haya cañones…
Hasta la próxima, cuando hablaremos de la Misa de Réquiem de Verdi. Y ya sabéis: disfrutad de la vida, mientras podáis.
A ser posible, escuchando música.
The Historia de un ignorante… ma non troppo. La Obertura 1812 de Tchaikowsky. by , unless otherwise expressly stated, is licensed under a Creative Commons Attribution-Noncommercial-No Derivative Works 2.5 Spain License.
{ 27 } Comentarios
Soy el primero en comentar.
Se ve que hace tiempo que leiste Guerra y Paz. Según Tolstoi la cosa fue más bien un empate (en tu enlace por las bajas lo parece). La victoria fue napoleónica, pero no fue fácil, ni mucho menos. Las cifras son muy discutidas, pero es posible que los franceses tuvieran incluso más bajas que los rusos.
Por otro lado, el libro está muy bien, ciertamente. Lo que más recuerdo de él es ese aire de que todo está predestinado. O esa forma de ser de los rusos, tan desapegada de la propia vida.
Sobre la versión de Karajan con el Coro de Cosacos del Don dirigidos por Serge Jaroff, querría añadir que sí se ha editado en CD. Cómo no, Deutsche Grammophon. Yo la tengo Ah, y la orquesta de esa grabación es la Filarmónica de Berlín.
Estupendos los artículos, como siempre. Y vienen bien, porque yo sí que soy un verdadero analfabeto en cuestiones de música clásica.
Aunque se hecha de menos poder escuchar la música al tiempo de la lectura. O ya puestos, escuchar la música sin los inevitables saltos a trompicones de los vídeos.
Lo de you tube está bien, pero no me acaba de gustar del todo.
Como no está bien criticar sin aportar ideas, ahí va la mia: ¿Por qué no usais enlaces de Spotify?
Son rápidos, la música se oye bien y de forma continua, no interrumpen el artículo y no dan problemas de copyright (o si los dan, al menos, Spotify es quién se peleará con los abogados en vuestro lugar) además, ejecutar Spotify es gratis. Y como los compositores clásicos son de sobra conocidos, es casi seguro que los tendrán incluidos en su catálogo.
Espero que os sirva.
Fantástico. El concepto de música programática es sin duda muy interesante. Es increíble todo lo que puede sugerir una melodía (cuando está bien ejecutada, claro).
No sé bien por qué, pero mi cerebro asocia los sonidos automáticamente a un color particular, más o menos correspondiente al tono y a la intensidad. A veces la complejidad visual es tan maravillosamente extrema, que me cuesta entender lo que es exactamente la música.
Cuando de música se trata, a mi parecer no estamos hablando de otra cosa más que de metafísica.
Grande, Mac.
Saludos.
Dadá,
¿La versión gratuita de Spotify no es por invitación? ¿Cómo garantizamos que todo el mundo que llega al artículo pueda escucharlo?
Posible segunda pega, ¿requiere bajarse un programa? ¿funciona en todos los sistemas operativos?
Tercera pega, bastante más importante: del FAQ, “Spotify is currently available in Sweden, Norway, Finland, the UK, France and Spain”. Con lo que muchísimos lectores no lo podrían escuchar…
Me respondo a mí mismo: Spotify sí requiere descarga, y sólo funciona en Mac y Windows.
@Brigo: Efectivamente, hace mucho que leí Guerra y Paz. Casi cuarenta años… No me extraña que tenga recuerdos confusos.
@Raul: No lo sabía… Gracias por decírmelo, buscaré el CD. Lo busqué en su día y no lo encontré ni vivo ni muerto.
@Dadá: Efectivamente, en youtube hay lo que hay, y spotify es, en principio, mucho mejor. Pero tiene problemas, que ya ha recalcado Pedro. Me hubiera gustado poder ofreceros versiones realmente buenas que yo tengo o conozco, como la de Antal Dorati, por ejemplo, pero no queremos, ni Pedro, ni yo, tener problema alguno de derechos. Esa es la razón de ceñirnos a youtube. En cualquier caso, de lo que se trata es de que conozcáis la pieza aquellos que no la conocieran ya, que os incite la curiosidad, y que compréis, o pidáis prestado, o consigáis una buena versión para disfrutarla. Con eso, el objetivo estará cumplido.
@lucas: Pues yo no asocio sonidos a colores, más bien a sensaciones, a emociones… quizá por eso me gustaba tanto la música sinfónica cuando era joven, y ahora me gusta casi más la música solista (sonatas, estudios) o la música de cámara… Ya se sabe: para gustos hay colores… y músicas.
Procuraré en adelante buscar la mejor versión posible dentro de youtube (es muy limitado, ya lo sé, pero es lo más universal), y deciros cuáles son las versiones que a mí más me gustan (lo que no quiere decir, ni mucho menos, que sean las mejores).
Gracias por vuestros comentarios
¡Ay Mastropiero! ¡Qué andanzas las suyas! Y Les Luthiers, unos maestros. Una vez tuve la oportunidad de estar en una cena con dos de ellos, Jorge Maronna y Carlos Núlez. ¡Qué noche!
En cuanto a la obra, espectacular como corresponde al “programa”. De ésta conocía ya la historia y de hecho tengo una versión (que no sé de quién es) que escucho de vez en cuando.
@Lucas, eso suena a sinestesia
@Naeros: ¡Loor a los mejores humoristas en español! (Les luthiers, claro). Argentinos universales.
Les vi por primera vez, sobre 1974, cuando vinieron por primera vez a España, en un programa que la tele (la única tele que había, esde luego) grabó en el Teatro (Alcalá Palace, para más señas) en que actuaban. No había probñemas de derechos como hoy habría, ni se habían inventado los videos ni nada…
La consecuencia: Tengo todos sus vinilos. Casi todos sus CD’s. Todos sus videos editados. He visto todos sus espectáculos cada vez que han venido a Madrid. Todos. Tengo entradas compradas para su próximo espectáculo desde el años pasado (vienen a Madrid de nuevo en octubre, y sí, tengo las entradas desde hace diez meses). En una palabra: los conozco como si los hubiera parido.
¡Qué más decir! Sólo recomendar que el personal se rasque el bolsillo y pague los setenta eurazos que cuesta cada entrada y los vea en directo… ¡si quedan entradas, que lo mismo no queda ya ni una!
¡Loor a Les Luthiers!
En diciembre de 2007, concurrí al concierto que la radio Amadeus organiza todos los años en el Monumento a los Españoles, en la zona de Palermo (Buenos Aires, Argentina). En esa ocasión finalizaron el concierto con la Obertura de 1812, interpretada por la Orquesta Sinfónica de Buenos con campanas y cañones DE VERDAD (no recuerdo de dónde eran las campanas ni tampoco el regimiento que proveyó los cañones, aunque presumo que debió ser el de Patricios).
La emoción audiovisual que sentí escuchando esa música, con los cañones, las campanas y además un show de fuegos de artificio; fue un espectáculo que nunca podré olvidar.
A ver… Efectivamente Spotify tiene problemas y restricciones inherentes al servicio que presta ésa empresa.
Pero no acabo de ver cuál es el problema. Es decir, se trata de poner un enlace, por ejemplo, justo debajo del video de youtube que ponéis actualmente.
Y bueno, es verdad, que habría mucha gente que no tendría acceso. Pero no sería culpa vuestra y, en todo caso, no les molestaría para nada.
Lo que yo propongo no es que cambiéis de opción. Si no que añadais una opción.
Aunque, por supuesto, hacerlo o no queda a vuestra elección. A mi ya me vale con disfrutar de vuestros artículos.
Y gracias por contestar!
Hola lucas,
Supongo que lo sabías, pero lo que tú manifiestas se conoce como sinestesia.
¡Uy! Lo de la sinestesia ya lo había comentado Naeros, perdón por repetirlo.
@Naeros, Carlos, no creo que sea para tanto. Creo haber leído alguna vez sobre la sinestesia, pero no pienso que se dé en mi caso. Y desconozco si hay alguna forma fiable de comprobarlo. De cualquier manera, creo que no debería traerme problemas, ¿no?
Y hablando de Les Luthiers, ¡qué genios, por Dios! Una de mis preferidas es “La payada de la vaca”
Saludos.
Ningún problema, Lucas. No es un defecto, ni mucho menos, sino una característica de la percepción que tienen bastantes personas.
Yo tengo una amiga, por ejemplo, que ve colores asociados con las palabras escritas. Y no supo que era una habilidad sinestesica hasta que era bastante mayor, porque siempre pensó que era algo que le pasaba a todo el mundo.
Hay muchos tipos de sinestesias diferentes, y según el enlace a la wikipedia que ha mandado @Naeros le ocurre alguna a 1 de cada 23 personas.
No conozco si hay alguna forma fiable de comprobar la sinestesia, ya que la percepción de un individuo es algo completamente subjetivo, pero si siempre ves los mismos colores con los mismos sonidos es muy problable que se trate de ese fenómeno.
@macluskey no está mal la pieza. Viendo al director en estos videos, en algunos momentos casi parece que esté haciendo Tai-Chi o un Kata de algún arte marcial
Precisamente me he dado cuenta que no comprendo exactamente todo el papel del director (a parte de dar el pistoletazo de salida y servir como una especie de metrónomo). Espero que le dediques un artículo al “momento ¡ajá!” en el que lo comprendiste, a ver si con la explicación de tu experiencia consigo entenderlo yo (y algún otro neófito como yo).
@lucas, Creo que un buen documental sobre sinestesia es “Derek Tastes of Earwax” de la BBC, te recomiendo echarle un vistazo (si no lo has visto ya).
Está disponible en Google Video en VO (por el sitio y el tiempo que lleva ahí online, supongo que de manera legal), y en la propia página de la BBC hay una transcripción completa.
Comentan que todos tenemos en más o menos medida, que no te extrañe que sea eso.
@maegith: No sé si estoy calificado para intentar hablar de la labor del Director de Orquesta. Sé que una pieza determinada puede sonar completamente diferente según la versión. Y no es cosa de la Orquesta, pues la misma Orquesta tocando la misma pieza con diferentes directores puede sonar comletamente diferente…
En algún post posterior contaré quizá lo que yo creo que hace un Director de Orquesta… (que vaya Vd. a saber si será verdad o no… ¡Soy tan ignorante!).
Saludos
Creo que de momento tendré suficiente con eso. Gracias
Bravo y gracias por compartir de esa manera ese gran placer solitario, que es, escuchar música clásica, otra vez gracias y lo mismo que en los artículos anteriores, QUE GANAS DE ESCUCHAR MUSICA…
Hola! Que gusto leer tu amenísimo y documentado comentario ma non tropo. El Coraje! Quitaron los videos, que por violación a no se qué. Te informo: Estoy organizando la ejecución de la Obertura 1812 en un costado de la Catedral de Morelia, Mich. México, Con coro y cañones de 105 mm del ejercito, entre el mes de septiembre y noviembre del 2010. Disque para celebrar 200 años de independencia de no se qué! Estas invitado. Hospedaje gratuito.
Saludos
Onofre
Hola, me han pasado tu page, y estoy disfrutando de ella como nunca había pensado. La 1812 es facilona como has dicho, pero no por ello deja de ser emocionante.
Por cierto, no sé si lo sabes, pero te cuento: en la villa segoviana de Pedraza tienen por costumbre hacer durante el verano una serie de conciertos de clásica. Lo llaman los conciertos de las velas, poque toda las callese de la villa son iluminadas con velas, prescindiendo de la luz artificial. En uno de ellos tocó la 1812, pero con cañones de verdad. Creo que fue impresionante, porque el encargado de los cañones fue un teniente de artillería enamorado de la música clásica, que hizo las salvas con la antelación debida. Me explico: los cañones no podían estar junto al escenario por motivos de espacio, y fueron ubicados unos metros más allá… como unos 300. Este señor tuvo la habilidad de hacerlos disparar un segundo antes de cuando debían oírse según partitura, para que así el sonido de los disparos llegara al público en el momento justo (la velocidad del sonido es de 340m/s, más o menos la distancia que los separaba del escenario). Todo un lujo.
Suerte y adelante con los artículos.
Los videos ya no están disponibles.
Sí, tiempo ha que los retiraron… qué le vamos a ahcer. Igual ahora hay otros vídeos con la Obertura completa, es sólo cuestión de buscar.
Por ejemplo
http://www.youtube.com/watch?v=rgOGl_OWOqg
y
http://www.youtube.com/watch?v=qW4C2h3lPac
Eso si, de la calidad no puedo responder. No tengo tanto bagaje
Hola Mac, gracias por esta recomendación, recién esetoy comenzando a escuchar musica clasica y no me animaba a escuchar esta obra porque me parecía muy lenta, pero ahora se ha convertido en una de mis favoritas. Saludos.
Jaja, como prometí me estoy leyendo la serie, nada que comentar solo una curiosidad de lo que has dicho sobre el Liceu (soy Catalán, de Sabadell, cerca de Barcelona) y la historia siempre me ha parecido curiosa, la verdad es que no se que opera estaban representando, pero era una opera donde era necesario usar fuego y claro… un gran teatro -y menos uno con la importancia del Liceu, con miles de decorados, vestidos, partituras originales…- tiene una protección anti-incendios, el problema es que, si se usaba fuego, bajaba una cortina de metal para evitar que se quemara nada. Así que decidieron quitar esa protección y seguir adelante con la obra (todo el mundo asustado por la probabilidad minúscula de que algo pudiera salir mal y se quedara todo) y claro… las cosas fueron como fueron… hicieron la obra, pasó el primer acto sin que pasara nada… luego el segundo… y… terminó la obra. Todo había ido a la perfección, un éxito total. Lástima que justo cuando estaban volviendo a poner la protección pasó lo que nadie había previsto, saltó una chispa que, con que mala suerte, fue a parar al telón, y este empezó a arder. Creo que conocen como sigue la historia.
Roger
Escribe un comentario