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Minimización de Funciones Lógicas. El algoritmo de Quine–McClusky explicado y mejorado-IV




En el anterior artículo de esta serie discutí la razón por la que el algoritmo de Quine-McClusky no siempre devuelve la expresión mínima correspondiente a la forma canónica original, que es la información de entrada para el algoritmo.

Efectivamente, en un importante porcentaje de casos, que puede acercarse hasta el 50% en cuanto la forma canónica tiene un cierto y relativamente modesto tamaño, el algoritmo tal como se define en la literatura no encuentra la expresión mínima solicitada. Y además, en dicho artículo he demostrado que de hecho hay tantas formas canónicas de una cierta longitud en las que el algoritmo tradicional encuentra la expresión mínima, como aquellas en las que no la encuentra y es preciso ejecutar el método alternativo para hallar dicha solución mínima absoluta.

En ese tercer artículo había indicado el modo de solventar esta engorrosa circunstancia para obtener siempre, siempre la expresión mínima correspondiente a la función original.

Pero algo faltaba: la definición del algoritmo no estaba aún completa, pues por motivos didácticos había postergado la definición del penúltimo paso del algoritmo, el Paso 7, que es el que de verdad consume cantidades ingentes de recursos informáticos para su resolución.

En los dos artículos que faltan de la serie, el de hoy, cuarto de los cinco de que se compone, y en el siguiente y último, definiré con toda la precisión de que sea capaz las diferentes alternativas para ejecutar este penúltimo paso, alternativas que, obviamente, tienen cada una de ellas sus ventajas e inconvenientes.

Aquí podéis encontrar el PDF del cuarto artículo.

Hasta el próximo, que será el último de la serie.

Disfrutad de la vida mientras podáis.


Sobre el autor:

Macluskey ( )

Macluskey es un informático de los tiempos heroicos, pero no ha dejado de trabajar en Informática y disfrutar con ella hasta la fecha. Y lo que el cuerpo aguante. Y además, le gusta la música...
 

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