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Los dioses de Pegāna – Los tres profetas




Tras el largo abandono debido a la falta de tiempo, hoy os traigo no un cuento de Pegāna, ¡sino tres! Se trata de tres historias relacionadas y bastante cortas sobre sendos profetas (Yug, Alhireth-Hotep y Kabok) y su relación con el terrible Mung, viejo conocido del libro. Como siempre, hace falta leer a Dunsany con el ánimo adecuado y no es del gusto de todo el mundo, de modo que no te extrañes si esto te resulta infumable, y no te enfades conmigo por ello.

YUG EL PROFETA

Cuando los Años se habían llevado a Yonath, y Yonath estaba muerto, no quedaba ningún profeta entre los hombres.

Pero los hombres aún ansiaban saber.

Por tanto, le dijeron a Yug: “Sé tú nuestro profeta, y conoce todas las cosas, y háblanos sobre la razón de Todas las Cosas”.

Y Yug dijo: “Yo conozco todas las cosas”. Y los hombres quedaron satisfechos.

Y Yug dijo sobre el Comienzo que estaba en el jardín del propio Yug, y sobre el Fin, que estaba a la vista de Yug.

Y los hombres olvidaron a Yug.

Un día, Yug vio a Mung tras las colinas haciendo el signo de Mung. Y Yug dejó de ser Yug.

ALHIRETH-HOTEP EL PROFETA

Cuando Yug dejó de ser Yug, los hombres dijeron a Alhireth-Hotep: “Sé tú nuestro profeta, y sé tan sabio como Yug”.

Y Alhireth-Hotep dijo: “Yo soy tan sabio como Yug”. Y los hombres quedaron muy contentos.

Y Alhireth-Hotep dijo sobre la Vida y la Muerte: “Estos son los asuntos de Alhireth-Hotep”. Y los hombres le llevaron regalos.

Un día, Alhireth-Hotep escribió en un libro: “Alhireth-Hotep conoce Todas las Cosas, pues ha hablado con Mung”.

Y Mung apareció tras de él, haciendo el signo de Mung y diciendo: “¿Conoces Todas las Cosas pues, Alhireth-Hotep?” Y Alhireth-Hotep se convirtió en una de las Cosas que Fueron.

KABOK EL PROFETA

Cuando Alhireth-Hotep había pasado a ser una de las Cosas que Fueron, y los hombres aún ansiaban saber, le dijeron a Kabok: “Sé tan sabio como era Alhireth-Hotep”.

Y Kabok creció en sabiduría a sus propios ojos y a los ojos de los hombres.

Y Kabok dijo: “Mung hace su signo contra los hombres o no lo hace aconsejado por Kabok”.

Y le dijo a uno de ellos: “Tú has pecado contra Kabok, por lo que Mung hará el signo de Mung contra ti”. Y a otro: “Tú has traído regalos a Kabok, por lo que Mung se abstendrá de hacer el signo de Mung contra ti”.

Una noche, mientras Kabok engordaba gracias a los regalos que los hombres le habían traído, oyó los pasos de Mung caminando por el jardín de Kabok junto a su casa de noche.

Y, puesto que la noche era silenciosa, a Kabok le pareció muy siniestro que Mung estuviera caminando por su jardín, sin el consejo de Kabok, junto a su casa de noche.

Y Kabok, que conocía Todas las Cosas, se asustó, pues los pasos retumbaban en el silencio de la noche, y él no sabía qué había tras la espalda de Mung, que nadie había visto nunca.

Pero cuando la mañana trajo la claridad, y la luz iluminó los Mundos, y Mung ya no caminaba por el jardín, Kabok olvidó sus miedos y dijo: “Tal vez era simplemente un rebaño que entró en estampida en el jardín de Kabok”.

Y Kabok siguió con sus cosas, que consistían en conocer Todas las Cosas, y contar a los hombres sobre Todas las Cosas, y no tomar en serio a Mung.

Pero esa noche Mung caminó de nuevo por el jardín de Kabok, junto a su casa de noche, y se paró junto a la ventana de la casa como una sombra erguida, de modo que Kabok supo sin ningún género de duda que se trataba de Mung.

Y un enorme terror se apoderó de la garganta de Kabok, de modo que su voz se volvió áspera; y gritó: “¡Eres Mung!”

Y Mung inclinó silenciosamente su cabeza, y volvió a caminar por el jardín de Kabok, junto a su casa de noche.

Y Kabok yacía y escuchaba con el corazón lleno de temor.

Pero cuando la segunda mañana trajo de nuevo la claridad, y la luz iluminó los Mundos, Mung dejó de caminar por el jardín de Kabok; y durante un rato Kabok tuvo esperanzas, pero temía profundamente la llegada de la tercera noche.

Y cuando llegó la tercera noche, y el murciélago se había retirado a su casa, y el viento había cesado, la noche era muy silenciosa.

Y Kabok yacía y escuchaba, y para él las alas de la noche batían muy despacio.

Pero, antes de que la noche se encontrara con la mañana en el camino entre Pegāna y los Mundos, se oyeron los pasos de Mung en el jardín de Kabok, y los pasos se acercaban hacia la puerta de Kabok.

Y Kabok huyó de su casa como una bestia huye de sus cazadores, y cayó a los pies de Mung.

Y Mung hizo el signo de Mung, señalando hacia EL FIN.

Y los miedos de Kabok dejaron de perturbar nunca más a Kabok, pues tanto ellos como él se habían completado.


Sobre el autor:

Pedro (Pedro Gómez-Esteban)

 

{ 3 } Comentarios

  1. Gravatar Battosay | 08/12/2011 at 10:55 | Permalink

    ¡Yujuuuuuuuuuuuu! ¡Anda que no tenía ganas de Pegâna!

    Desde hoy, me declaro fan de Mung, este tío era un cachondo, vaya sentido del humor más macabro que tenía.

  2. Gravatar Jefe Rybback | 20/12/2011 at 08:58 | Permalink

    Sin duda alguna, todo un jashondo ese Mung.

    Me recuerda vagamente a la Muerte de Sandman (la versión de Neil Gainman). Ambos tienen una forma muy peculiar de entender y llevar a cabo “su tarea”.

  3. Gravatar Battosay | 26/03/2012 at 11:33 | Permalink

    No sé si Pedro se habrá enterado o no, pero han publicado hace poco el libro de los Dioses de Pegana en español. Incluye alguna historia más de las que aquí se están traduciendo. No sé si esto afectará a seguir o no con la traducción.

    http://www.casadellibro.com/libro-pegana-tiempos-y-dioses/9788492492527/1864793

    A mí me ha podido el ansia al momento y lo he comprado nada más verlo. Lo tengo en casa listo para empezarlo hoy mismo.

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