El artículo de hoy supone muchos cambios con respecto a los artículos publicados hasta ahora dentro de nuestra serie. Hablamos por primera vez de un bombardero en horizontal artillado. Y además, hablamos de un avión producido por el país con la mayor diversidad de aviones de toda la Segunda Guerra Mundial: Estados Unidos de América.
EEUU siempre ha sido conocida como una tremenda potencia militar. Es un país que ha estado en guerra 213 de los 235 años de su existencia, imponiéndose como potencia desde el principio mismo de su nacimiento. Curiosamente, los 22 años de paz en los que EEUU no estaba inmerso en ningún esfuerzo bélico son interesantes para nosotros, ya que son años del período de entreguerras.[1] Tras la ayuda prestada a Europa durante la Primera Guerra Mundial, EEUU comenzó una época de bonanza económica sin precedentes. El bienestar social creció a la vez que lo hacía la burbuja económica mediante la que la fiesta se estaba financiando. Esta época fue conocida como “los felices años 20″. Esta época se terminó bruscamente en el año 1929, en el que el crack de la Bolsa[2] sumió al país en una ruina dedicada a pagar por los excesos cometidos en la década anterior. Estas dos décadas son tan absorbentes que EEUU parece “olvidar” todo militarismo.
A finales de los años 30, el ascenso del nazismo en Europa y del imperialismo en Japón empieza a ser visto como una amenaza en EEUU. Pero siempre es una amenaza externa. El país se siente incómodo por la destrucción de las democracias occidentales, pero no considera que sucesos ocurridos en tierras tan lejanas tengan algo que ver con ellos. Por esta razón Japón consigue extender su dominio por todo el Pacífico ante la pasividad de los tranquilos y pacifistas estadounidenses de principios de los años 40.
Sin embargo, Japón sabe que la potencia económica e industrial de EEUU supondría una amenaza muy grave para su expansión en el caso de que decidieran tomar partido por el bando de los aliados. A tal efecto, el alto mando japonés desarrolla un plan para obligar a EEUU a mantener la neutralidad en el Pacífico: pretenden destruir toda su flota en un único y devastador ataque.
Basados en la idea de que “el que golpea primero golpea dos veces”, el ejército japonés ataca el 7 de Diciembre de 1941 la base americana de la flota del Pacífico en Hawaii: Pearl Harbor. El ataque conmociona a la opinión pública americana. El día anterior, la mayoría de la población estadounidense estaba en contra de una intervención bélica. Al día siguiente de lo que parece ser un injustificado ataque, clama venganza. El ataque japonés sobre Pearl Harbor tiene un efecto totalmente opuesto al pretendido: los aviones japoneses han despertado al león.
Nuestro avión de hoy tiene una gran importancia en estas primeras fases de la guerra del Pacífico. El Mitchell es un bombardero medio bimotor, que vuela por primera vez en 1940 y que se usa durante toda la guerra y en todos los teatros de operaciones. Es un auténtico caballo de batalla, un robusto y estable diseño modificado en el campo de decenas de maneras distintas para llevar a cabo todo tipo de misiones. Además, es el único avión estadounidense de toda la Historia que lleva el nombre de una persona.[3]
La historia del B-25 es la historia de sus versiones, que siguen dos caminos completamente diferentes. A lo largo de la producción del avión se fabrican un total de siete versiones diferentes. Las versiones A y B son poco más que prototipos y apenas llegan a tiempo para participar en la guerra. Se caracterizan por alojar al bombardero en el compartimiento del morro, que, además de apuntar las bombas, maneja una ametralladora flexible de calibre 30 situada en la punta del morro.[4] El resto de la protección la ofrecen una torreta superior y una torreta ventral, cada una de ellas con dos ametralladoras de calibre 50.[5] La torrenta ventral la dispara el operador de radio a través de un periscopio, manejándola por control remoto. Cuando no se usa, se puede retraer dentro del avión.
La primera versión real de combate es la B-25C/D. Las dos versiones se cuentan juntas, ya que son esencialmente la misma. La diferencia radica en que la versión D se fabrica en una planta en Kansas, ya que la planta principal de California no consigue alcanzar el ritmo de producción requerido. Esta versión lleva todo el morro acristalado, lo que dota al bombardero de una vista espectacular. También sustituye la pobre ametralladora de calibre 30 por dos de calibre 50: una fija, disparando hacia adelante, y otra en una montura flexible en la punta del morro, apuntada por el bombardero. Además, se añade la posibilidad, mantenida en adelante en todas las versiones, de montar bombas y afustes de cohetes en la alas, y además incluye un soporte para un torpedo bajo la bodega de bombas. Esta versión lleva cinco tripulantes: piloto, copiloto, navegante/operador de radio, bombardero y artillero dorsal. A partir de esta versión, todas las ametralladoras que carga el avión son siempre de calibre 50.
Casi a la vez que se producían las versiones C/D, llega la noticia de que el ejército americano quiere experimentar poniendo un cañón en un avión para dar soporte de gran precisión ante objetivos móviles y pequeños en tierra. North American recoge el testigo, y crea una versión de su B-25, la G, que tiene el morro completamente transformado.
Es 66 centímetros más corto que el anterior, y no va a acristalado. La posición del bombardero se pierde, siendo sustituida por dos ametralladoras fijas que apuntan hacia delante y un gigantesco cañón de 75mm en la parte inferior del morro. Este cañón es cargado por el navegante y disparado por el piloto. Sigue llevando cinco tripulantes, ya que la pérdida del bombardero se compensa con un nuevo artillero para la torreta ventral. Esta torreta, sin embargo, demuestra ser totalmente inefectiva, ya que el periscopio se ensucia con gran facilidad, cegando al artillero, es casi imposible de apuntar y se atasca continuamente, así que decide eliminarse una vez comenzada la producción de los B-25G. A causa de esto, algunos B-25 llevan esa torreta, pero la mayoría, no. Esta versión no tiene una gran actuación en combate, pues el cañón pesa demasiado y tiene un retroceso brutal, lo que causa fisuras en la estructura del avión. Además, dispara demasiado lento y se revela incapaz de acertar a objetivos pequeños y móviles.
Usando las experiencias acumuladas, se crean dos nuevas versiones casi simultáneas. Aparece en primer lugar, a finales de 1943, la versión B-25H, destinada a reemplazar como avión de ataque a suelo a la versión G. Esta versión añade muchos cambios en el armamento y en la tripulación del avión. La torreta dorsal se mueve hacia delante de la bodega de bombas, ocupando el espacio detrás del asiento del piloto, y desplazando al navegante hacia abajo. Además, la torreta de movimiento manual es sustituida por una eléctrica. El espacio que queda libre tras la bodega de bombas lo ocupa el operador de radio, que también dispara las dos ametralladoras montadas en fijaciones elásticas, una a cada lado del fuselaje. Además, se añade una torreta trasera con dos ametralladoras adicionales. Pero el armamento ofensivo real está en el morro. Se montan cuatro (posteriormente ampliadas a ocho) ametralladoras y un cañón de 75mm más ligero y resistente. Adicionalmente, se montan otras cuatro ametralladoras en unas carenas exteriores, dos a cada lado de la cabina, disparando fijas también hacia delante. A esta tremenda potencia de fuego se le suma la torreta superior durante los ametrallamientos, y, una vez se ha hecho la pasada, la torreta de cola puede volver a disparar sobre el objetivo que se va quedando atrás. Para manejar todo esto y seguir siendo tripulado por cinco personas, se elimina el puesto del copiloto, quedando: piloto, navegante/cargador del cañón, mecánico de vuelo/artillero de torreta superior, operador de radio/artillero lateral y artillero de cola.
La segunda versión de las dos casi simultáneas aparece a principios de 1944, y recupera la función de bombardeo. Se denomina B-25J. Vuelve a tener el morro acristalado con las dos ametralladoras disparando hacia adelante de la versión C, pero el resto del avión es idéntico al B-25H, mantiendo incluso las dos ametralladoras a cada lado de la cabina que disparan hacia delante. Se sustituye al navegante por el bombardero, pero la tripulación asciende a seis miembros por la reincoporación del copiloto y se añade una mira de bombardeo Norden para una mayor precisión en el bombardeo.
INCURSIÓN DOOLITTLE
No se puede hablar de este avión sin glosar la misión más importante llevada a cabo por un escuadrón de B-25: la incursión sobre Japón llevada a cabo por el teniente coronel James Doolittle.
El ataque de Pearl Harbor ha logrado el efecto contrario al deseado por Japón. La opinión pública norteamericana clama por una guerra en venganza por el injustificado ataque. La principal prioridad del presidente estadounidense, Franklin Delano Roosevelt, es golpear, aunque sea anecdóticamente, al Imperio de Japón en su misma capital. Con ese objetivo en mente, el teniente coronel Doolittle idea un plan para llevar a cabo un bombardeo sobre Tokio.
El plan consiste en acercarse a 400 millas de Japón y lanzar un escuadrón de aviones que bombardearán los mayores centros industriales japoneses. Dada la superioridad aérea y naval japonesa, el portaaviones que trasladará a los bombarderos no podrá esperarles en el mismo punto para volver juntos a la base. Deben acercarse en la oscuridad de la noche, intentando no ser detectados, soltar a los aviones y volver a Pearl Harbor a toda máquina. Para que los bombarderos tengan algún punto en el que aterrizar, se llega a un acuerdo con la Rusia de Stalin: los aviones aterrizarán en las pistas rusas de Vladivostok. Sin embargo, el gozo de los estadounidenses no tarda en esfumarse cuando, pocos días después, Stalin se retracta y deniega el permiso de aterrizaje, alegando que no quiere arriesgarse a abrir dos frentes de guerra al mismo tiempo. Así que se decide que los aviones intentarán tomar tierra en las bases aliadas de China.
El plan, aunque es extremadamente arriesgado, resulta ser el único factible para dejar caer algunas pocas bombas sobre Japón. Un análisis de las fuerzas disponibles concluye que el mayor avión capaz de despegar desde un portaaviones es el B-25. A tal efecto, se modifican 24 B-25Bs a los que se despoja de todo el peso accesorio, de las miras de bombardeo y de la torreta ventral. El peso ganado se usa para instalar depósitos de combustible extras y una torreta trasera falsa que aparenta ante los más que posibles cazas enemigos más potencia de fuego de la que realmente tiene.
Una vez decidido el avión a usar, sólo queda elegir a las tripulaciones que lo volarán hasta el objetivo. Para ello, se informa a todas las tripulaciones de B-25, explicando claramente los riesgos que conlleva la misión. Se estima un mínimo del 50% de bajas. Se anuncia que, dada la bajísima probabilidad de éxito y el gran peligro que se correrá, sólo volarán las tripulaciones que se ofrezcan voluntarias. Todas las tripulaciones de B-25 se ofrecen voluntarias. De ellas, se escogen a 24, y empiezan las prácticas de despegue desde pista corta, acortándola cada vez más hasta ajustarse a los 142 metros de cubierta del portaaviones que usarán.
Tras tres semanas de intenso entrenamiento en la base de Norfolk, el 2 de Abril de 1942 16 de los 24 aviones embarcan en el portaaviones USS Hornet, que pone rumbo a Japón. En la minuciosa planificación no se tiene en cuenta la astucia del almirante japones Isoroku Yamamoto. Este insigne militar, gran conocedor de la filosofía occidental en general y de la norteamericana en particular, intuye que habrá una incursión de castigo sobre Japón. Para prevenirlo, a falta de radar, dispone numerosas embarcaciones pesqueras armadas a patrullar el océano Pacífico a entre 600 y 1000 millas de la costa japonesa.
Gracias a este sistema de alerta temprana, una embarcación pesquera japonesa, el Nitto Maru, se encuentra con el USS Hornet, el USS Enterprise y la flota que los acompañan a 700 millas de la costa japonesa. Es rápidamente hundido por uno de los cruceros de escolta de la flota, aunque antes de hundirse consigue radiar la posición de los enemigos. Los comandantes saben que la llegada de una flota japonesa capaz de acabar con los portaaviones es cuestión de horas: no pueden acercarse más. Doolittle toma entonces la decisión de despegar, aún sabiendo que alcanzar las bases chinas, si antes era difícil, ahora resultará imposible. No les importa, ya se buscarán la vida para aterrizar.
La mañana del 2 de Abril, el B-25B modificado de Doolittle despega desde la cubierta del USS Hornet, convirtiéndose así en el mayor avión que, hasta el momento, ha conseguido despegar desde un portaaviones. Increíblemente,[6] uno tras otro, los 16 aviones despegan sin incidentes, y sin perder el tiempo haciendo una formación, se dirigen en línea recta hacia Japón volando a ras del mar. Justo antes de llegar a tierra, se dividen en grupos para dirigirse hacia los objetivos seleccionados y toman altura de bombardeo. Todos los B-25 dejan caer sus bombas sobre sus objetivos, para dirigirse a continuación hacia China. La sorpresa japonesa ante la osadía rayana en la estupidez de lo que estaban contemplando era tal, que sólo uno de los bombarderos sufre daños leves a causa de una batería antiaérea.
La vuelta, como puede suponerse, se complica por la falta de combustible. Uno de los bombarderos tiene que aterrizar en Vladivostok, y cae presa de los rusos. Los otros 15 encuentran un viento de cola providencial, que les permite llegar hasta China, donde algunas tripulaciones se estrellan intentando aterrizar en arrozales y otras prefieren lanzarse en paracaídas cuando la aguja del combustible marca cero. Una de las tripulaciones es capturada por soldados japoneses, que los torturan y condenan a muerte. Otras tripulaciones, entre las que se encuentra la de Doolittle son rescatadas por guerrilleros chinos y logran volver a su país.
Durante el tiempo que pasa en China, aislado del mundo, Doolittle está terriblemente deprimido. Todos los aviones se han perdido, más de la mitad de los tripulantes han muerto y las bombas lanzadas sobre Japón no han tenido ningún efecto significativo en su capacidad de hacer la guerra. Sabe que la misión ha sido un fracaso.
Pero la situación que se encuentra a su regreso a EEUU no puede ser más inesperada. Una multitud enfervorecida celebra la primera victoria sobre Japón: el golpe de Pearl Harbor ha sido devuelto. El impacto en la moral de las dos naciones es enorme. Lleno de incredulidad, Doolittle es condecorado y ascendido a general.
Así comienza la leyenda del auténtico caballo de carga de la aviación americana. El Mitchell es destinado a multitud de roles diferentes, propiciados por su alcance, su resistencia y su versatilidad. Actúa como avión de ataque a tierra, antibuque, torpedero, reconocimiento de largo alcance, bombardero en horizontal y transporte de personas y mercancías.
Durante los duros primeros años de la guerra en el Pacífico, el B-25 es el avión insignia del ejército americano. Un clásico intemporal cuya característica figura de morro largo y cola con doble deriva sigue siendo un emblema de la aviación de la Segunda Guerra Mundial.
- 1919-1941 [↩]
- Estallido de la burbuja, que diríamos hoy en día. [↩]
- El general Billy Mitchell, un pionero de la aviación. [↩]
- 7.7mm [↩]
- 12.7mm [↩]
- Era la primera vez que despegaban desde un portaaviones real, en vez de una pista simulada en tierra. [↩]
The Aviones de combate de la II Guerra Mundial (VI) – North American B-25 Mitchell by Juan Larriba, unless otherwise expressly stated, is licensed under a Creative Commons Attribution-Noncommercial-No Derivative Works 2.5 Spain License.
{ 4 } Comentarios
Me ha encantado la batallita.
Efectivamente, un excelente artículo.
Me recuerda la “guerrra” entre el blindaje y el proyectil que mantienen Barbicane y Maston, los “protas” de “De la Tierra a la Luna” del inigualable Julio Verne.
Felicidades
Mac
Gracias a ambos por vuestros comentarios. He estado de vacaciones sin nada parecido a una conexión a Internet toda la semana.
Bueno reportaje como toda la serie. Tomarse un respiro de vez en cuando, en forma de minivacaiones sin internet ni similares, es de lo más sano.
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