Este artículo es el tercero de la miniserie que, dentro de esta ignorante serie sobre música clásica de El Cedazo, está dedicada a los concerti grossi que el músico eslovaco Peter Breiner ha arreglado y grabado con su Orquesta de Cámara sobre canciones de los Beatles.
En el primero de ellos escuchamos un concierto arreglado al estilo de uno de los principales compositores del barroco: Georg Friedrich Händel, mientras que en el segundo escuchamos otro estupendo concerto grosso arreglado al estilo de Antonio Vivaldi… ambos eran conciertos para orquesta de cuerda y continuo en cinco movimientos, con un papel preponderante del violín solista, sobre todo en el último al estilo de Vivaldi, que nos recordaba de alguna manera a las famosísimas Cuatro Estaciones.
En este artículo de hoy escucharemos un nuevo concierto grosso, esta vez arreglado al estilo del gran compositor barroco que faltaba y al que algunos de vosotros habíais echado en falta, Johann Sebastian Bach, y esta vez es un concierto diferente a los anteriores, en primer lugar por tener seis movimientos en lugar de cinco,[1] y en segundo, por estar escrito para flauta, orquesta de cuerda y, naturalmente, continuo. La flauta suele tener un papel solista, muchas veces en dúo con el violín solista de la orquesta, aunque en ocasiones es la flauta la que “hace los coros a la orquesta”… lo mismito que Bach hacía, por cierto. El resultado es asombrosamente parecido a algunos de los Conciertos más conocidos de Johann Sebastian Bach: los Conciertos de Brandeburgo que tarde o temprano deberían aparecer en esta serie, sobre todo a los números 4 y 5, que, aunque no exactamente escritos para flauta y orquesta, sí que necesitan una flauta (¡o dos!) para su ejecución, junto con otros instrumentos.
También éste será un artículo corto. Lo importante es la música y, como ya dije antes, hay una extensísima documentación sobre The Beatles en la red y fuera de ella… Poco puede aportar mi humilde persona a semejante acervo, así que… mejor no aporto nada.
Tampoco voy a hablar hoy de Bach, del que ya he contado algo en los artículos sobre obras suyas que han aparecido por aquí previamente: en la Tocata y Fuga en re menor y el magno artículo sobre La pasión según San Mateo. Así que no voy aquí a incidir más en la obra y milagros del Maestro Cantor de la ThomasSchule de Leipzig…
Dejémonos, pues, de cháchara inútil y vamos ya al grano con el Concerto Grosso sobre temas de los Beatles a la manera de Bach. El video tiene un buen sonido y de fondo tiene diversas fotos del cuarteto de Liverpool en diferentes fases de su vida juntos… que tampoco fue tanto tiempo: su primer disco lo lanzaron en 1963 y se separaban en 1969, aunque lanzaron su último LP, “Let it be”, ya en 1970. Menos de siete años, por tanto, pero siete años que marcaron una época y a una generación: la mía.
Esta vez Peter Breiner sí ha etiquetado los diferentes movimientos del concierto, pero “a la manera de Bach”, es decir, no tanto con lo de Allegro, Andante, etc, sino más bien con el tipo de forma musical de cada movimiento, método de etiquetado usado a menudo por Bach, y que podemos encontrar en sus Suites francesa o inglesa, o en su concierto italiano, etc. Lo veremos uno a uno.
El Concierto comienza con una Ouverture, como es lo normal en el contexto, sobre seguramente el último número 1 en las listas que consiguieron los Beatles, un número 1 “póstumo”, puesto que la canción formaba parte del último álbum de la banda: Let it be, publicado, como antes dije, en 1970, algunos meses después de la separación oficial del grupo. Se trata de la canción The long and winding road, una balada melancólica que podría hacer alusión al largo y sinuoso camino que habían seguido The Beatles desde su fundación hasta llegar a donde habían llegado: el precipicio.
Compuesta por Paul McCartney en 1968, aunque está acreditada a Lennon-McCartney, según su costumbre, en ella la flauta suplanta la voz de McCartney de forma bellísima, manteniendo la melancolía, casi la tristeza de la canción. Porque ésta es una canción triste, por su música, por su letra y por las implicaciones que la cancioncilla tuvo en el final de la banda… Seguid, si os place, el enlace a la Wikipedia, donde viene magníficamente explicada su contribución al final de los Beatles.
En el minuto 4:55 termina el tortuoso deambular por el camino y comienza el siguiente movimiento: un Rondeau (un tipo de danza barroca de origen francés de ritmo moderado, forma musical muy usada por Bach) sobre un nuevo número 1 de los veintitantos que lograron colocar los Beatles en las listas a lo largo de su existencia: Eight days a week, canción de 1964 compuesta por Lennon-McCartney, y que apareció en el álbum Beatles for Sale. Se trata de una danza no muy rápida, donde la flauta lleva el peso solista prácticamente todo el tiempo.
Eight days a week finaliza en el minuto 7:30, y da entrada a una Sarabande, otra danza barroca bastante más lenta para la que se ha usado como base una canción no demasiado conocida del cuarteto de Liverpool: She’s leaving home, compuesta nuevamente por Lennon-McCartney, y publicada en 1967 dentro del álbum Sargent Pepper’s Lonely Hearts Club Band, un LP imprescindible que, definitivamente, marcó un antes y un después en la historia de la música popular, tanto por sus temas, como por su orquestación, el diseño de la portada y del interior… fue el LP que marcó el camino a la modernidad psicodélica.
La mitad esperanzada, mitad angustiada, mitad melancólica historia[2] de la chica que se va de casa para emprender una nueva vida termina en el minuto 11:10, donde tenemos un nuevo número 1 conformado como una Bourrée, una nueva danza barroca bastante más agitada en la que la flauta toma en muchas ocasiones el papel de acompañante de la orquesta, para la que se ha usado como base la canción We can work it out, canción de 1965 y no sólo acreditada, como de costumbre, a Lennon-McCartney, sino que además esta vez fue compuesta realmente por ambos compositores trabajando conjuntamente, cosa que no siempre pasaba.
Termina la Bourrée en el minuto 13:15, y da paso a una nueva danza barroca, esta vez de origen polaco: una Polonaise de marcados pasos, sobre otro número 1 más de los Beatles: Hey Jude, canción de 1968 compuesta por Paul McCartney para consolar a Julian, hijo de John, tras el divorcio de sus padres consecuencia del affaire de Lennon con Yoko Ono, aunque acreditada, huelga decirlo, a Lennon-McCartney. Esta canción marcó un punto de inflexión en la historia del grupo, puesto que aparecen, además de los instrumentos que tocaban ellos mismos, otra serie de instrumentos, violines, violas, cellos, flautas, fagotes, trompetas… en una palabra, esta canción requería de una orquestación en toda regla. Ya no era suficiente con sus guitarras y su batería: los Beatles evolucionaban, querían más, necesitaban más. Ésta sería una constante desde entonces en su música… aunque… duró tan poco… Sniff
Por fin en el minuto 17:35 comienza el último movimiento del concierto, una rápida Badinerie basada en uno de los más imprescindibles números 1 de la banda: Yellow Submarine, de 1966, mayormente de Paul McCartney, aunque acreditada, como siempre, a Lennon-McCartney. Y Yellow Submarine, con su aire gamberro, casi psicodélico aunque de sofisticada orquestación, y su frescura, cautivó al mundo. No es, seguramente, la mejor canción de los Beatles, pero probablemente fue la que mayor impacto tuvo entonces… y ahora. ¿Quién no conoce al Submarino Amarillo? Cuando está a punto de terminar el movimiento (o sea, la canción), y con él el concierto, los componentes de la orquesta de Peter Breiner hacen un gamberro homenaje a los Beatles y al submarino amarillo con un sonoro “Hey!” en el punto exacto…
Bella forma de terminar el concierto. Y adecuada, pardiez. Un excelente concierto que, con toda seguridad, Bach no firmaría jamás… pero como no está aquí, habrá que conformarse. A mí, particularmente, esta fusión me encanta. Espero que a vosotros os haya gustado también.
El próximo día, el cuarto y último Concerto Grosso sobre canciones de los Beatles arregladas por Peter Breiner. Hasta entonces.
Disfrutad de la vida, mientras podáis. A ser posible, escuchando música.
- El número de movimientos de los conciertos barrocos era variable. Muy comunes son los de tres movimientos con la configuración Allegro-Andante o Adagio-Allegro, pero también es común encontrar conciertos de cuatro, cinco, seis o incluso más movimientos. [↩]
- Sí, son tres mitades, ¿qué pasa? Las canciones de los Beatles tenían todas las mitades que les daba la gana… [↩]
The Historia de un ignorante, ma non troppo… Beatles go Baroque. Concerto grosso al estilo de Bach. by , unless otherwise expressly stated, is licensed under a Creative Commons Attribution-Noncommercial-No Derivative Works 2.5 Spain License.
{ 3 } Comentarios
Sin palabras, en serio. Casi veinte minutos de disfrute total, pero… ¡ese Yellow Submarine! Maravillosamente divertido
Hola MacLuskey! Despues de disfrutar tanto con tu musica es justo que te devuelva un poco,aunque sea tan poco! He encontrado esta serie de videos explicando las bases de la musica y su evolucion en el tiempo. A mi personalmente me tiene absolutamente atrapado.¿La pega?Que esta en ingles,aunque sea el tipico ingles de documental claro y vocalizado.¡Espero que los disfrutes! http://www.youtube.com/watch?v=PnbOWi6f_IM&feature=related
@lburton: Pues tiene muy buena pinta, sin duda. A ver si dispongo de un ratito (o un montón de ratitos) para poder verlos con tranquilidad…
Muchas gracias!!
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