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Cayo Julio César (I)




Cayo Julio César

Introducción a nuestro personaje

Estimados tamiceros:

Luego de mucho tiempo sin publicación alguna les traigo hoy el último personaje de la serie. Sin lugar a dudas el Olimpo conformado por Aníbal Barca, Publio Cornelio Escipión y Alejandro Magno no estaría completo sin este gran romano, Cayo Julio César.

¿Qué decir de este hombre? ¿Qué puedo yo agregar desde un humilde escrito a lo que ya se conoce sobre este gigante? Pues nada nuevo. Pero puedo al menos intentar presentárselo de forma amena, sin sacrificar contenido valioso que ayude a definir el carácter de una persona como nuestro personaje.

Como siempre hago, aclaro que relato acontecimientos que sucedieron antes de la llegada de Cristo, por lo que las fechas mencionadas serán todas asumidas como a. C. Sólo aclararé con d. C. si algún hecho ocurrió después de Cristo.

Sin lugar a dudas César fue una persona con una enorme capacidad y fuerza de voluntad. Uno de los más grandes políticos de la historia. Su capacidad de interpretar a la gente y a sus rivales políticos no tiene parangón. A su vez fue un gigante militar, condición necesaria para ser “alguien” en la historia antigua. Resultará ser, para sorpresa de muchos que no creían en él, un comandante nato, amado por sus hombres. Un líder natural que además contaba con una gran inteligencia para saber enfrentar a sus rivales. Tanto en la arena política como militar contaba con una enorme ambición de triunfar y sobresalir sobre el resto. Tuvo algunos desaciertos políticos y militares, es cierto; y le costaron caro, cierto también. Sin embargo, su capacidad radicará en saber aprender de los errores y levantarse tras los golpes sufridos. No es casualidad que, cuando sufría una derrota, inmediatamente se reponía y en la batalla siguiente daba el golpe mortal a sus confiados enemigos.

Como buen romano, era austero en su vida. Tenía una ética impecable para los estándares romanos. Sin embargo, en algunos aspectos gustaba de llamar la atención de la gente. Cosa que por otro lado es inevitable para cualquier aspirante a político. Era, además, un mujeriego famoso y tuvo romances con mujeres casadas de la clase aristocrática e incluso con mujeres de sus enemigos políticos.

Esta serie tratará de mostrarles lo que hizo “grande” a Julio César. Veremos muchos artilugios políticos, campañas militares, y además veremos un poco cómo era la convulsionada Roma de la época. Si todo sale bien podremos tener un poco más claro qué propició la aparición de hombres como César y qué ocurrió en Roma como para que el decadente sistema republicano entrara en sus fases finales. La serie será larga, pero prometo no aburrirles.

César será reconocido como un gran orador, pero también como un gran escritor, ya que legará al mundo uno de los libros antiguos más famosos de la historia: Sus Comentarios. Un genial escrito sobre su campaña en las Galias y en la Guerra Civil, donde César relatará sus aventuras, desafíos y batallas, refiriéndose siempre a él mismo en tercera persona. Su capacidad narrativa sorprenderá a todo el mundo de la época.

Aprovechó todas las oportunidades que se le presentaron. Arriesgó mucho, pero también confió en su suerte y destino. Sabía explotar las debilidades del enemigo, sea político o militar, y atacarlo en los momentos apropiados.

Sus tropas lo amaban. Era duro en campaña y exigente con ellos, pero también justo, y premiaba los actos valerosos. Como todo gran comandante, era un gran arengador de tropas. Recordaba los nombres de cada oficial y de los hombres valerosos.

También veremos cómo César se mostrará benévolo con sus propios enemigos políticos y duro con quien lo traiciona.

¿Creíais que Julio era el nombre?


Pues no, Julio era lo que hoy usamos como apellido. Analicemos, pues, los nombre de los ciudadanos romanos de la República y del Imperio.

El nombre consistía en 3 partes. Primero el praenomen (equivalente a nuestro nombre de pila). Luego seguía el nomen (equivalente a nuestro apellido) que hace referencia a la gens patricia a la que pertenece (ejemplo Julia, Cornelia, Claudia, etc.). La gens es el grupo de familias a las que un romano aristocrático y patricio pertenecía. Finalmente viene el cognomen (usado como el segundo de un doble apellido o a veces apodos, la idea era diferenciar a dos ramas familiares miembros de la misma gens).

Veamos algún ejemplo: Cayo Julio César (en latín Gaius Iulius Caesar) o a otro gran romano, Publio Cornelio Escipión. Si somos amigos de trasnochadas, a César lo llamaremos “Cayo”, y a Escipión, “Publio”. La familia o gens de nuestro personaje es la Julia (Iulia) y César es el cognomen o distintivo, y en el caso de Publio, su apellido es Cornelio, de la gens Cornelia. Con el correr de los siglos, en el común de la gente quedó simplemente establecido Julio César a secas, y eso es incorrecto. Probablemente la genial obra de Shakespeare, Julio César, tenga algo de culpa. En fin.

El distintivo César se cree que viene de otra rama de la gens, cuando la familia de Cayo (lo podemos tutear) se separa y se distingue de otras ramas de la misma gens Julia. Este método era muy común, ya que los nombres dentro de la misma gens se acababan rápido, pues se usaban muy pocos praenomens. Esto hacía que hubiera varios “Cayo Julio”, y de allí la necesidad. Otros piensan que proviene de la palabra cartaginesa “elefante” y se le atribuyó por primera vez a un romano que había matado un elefante durante la primera guerra púnica (año 250 a. C. aprox.). César incluso acuñó monedas con la imagen de un “césar”.

Como toda sociedad antigua, la romana era machista y consideraba sólo importante llevar registro de los nombres de los hombres, ya que sólo estos ocuparían los cargos importantes y no era deseable andar confundiendo personas. Las mujeres siempre llevaban como nombre propio el femenino de su clan. Julia, en el caso de la familia de César, sería el nombre de todas las mujeres. Si se repetía no importaba. En la familia de los Cornelia, todas las mujeres de la familia llevarían el nombre “Cornelia”.

Cabe recordar que el registro de personas se hacía exclusivamente entre miembros de cierto nivel económico. Rara vez se hacían registros de los plebeyos. El status de una persona se definía en un censo que realizaba el Estado donde, en base a las propiedades que ese ciudadano poseía, se definía a qué clase social pertenecía.

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El pequeño Cayo

Cayo Julio César nació en lo que hoy es el 12 ó 13 del mes de Julio del año 100 en Suburra, un barrio no aristocrático de Roma. La familia de Cayo no había tenido suerte económica y no podían darse el lujo de vivir en un barrio mas coqueto. Claramente el mes de julio no existía en aquella época y fue dado en su honor como veremos más adelante. Al día de hoy todavía se debate sobre la fecha y el año exacto de su nacimiento, pero ésta es la versión más aceptada.

Como vimos, su familia proviene de la gens Julia que es uno de los linajes más antiguos de Roma, proveniente de Ascanio (conocido como Julo), hijo de Eneas, quien era famoso por haber escapado de la destrucción de Troya y dirigirse al Lazio. Otros famosos descendientes de Eneas, Rómulo y Remo, fundarían Roma. Eneas es hijo de Venus, equivalente romano de la griega Afrodita. César utilizará la imagen de Venus en el sello de su anillo y además construiría templos en su honor.

A pesar del gran apellido y su vinculación divina, ningún miembro de su familia había tenido cargos muy distinguidos hasta ese entonces. Cabe recordar que los apellidos más antiguos de Roma siempre decían provenir de algún dios o héroe, por lo que los Julia no eran, ni mucho menos, los únicos.

Sin tener suerte la familia en destacarse, hacían entonces lo que hacía la gente de antes (y de ahora): casar a sus hijos con personas importantes y ricas de las familias patricias de Roma para poder así seguir “perteneciendo” al grupo selecto. Como se ve, algunas costumbres nunca cambian. Su antepasado más exitoso, su padre, con quien compartía el nombre, llegaría a ser pretor, un cargo importante, pero cabe mencionar que ninguno de ellos llegó a cónsul. Ya veremos más adelante qué es esto de pretor y de cónsul.

De niño le enseñaron literatura griega y romana, muy de moda en los círculos cultos. Leía una traducción al latín de la Odisea de Livio Andrónico que, según se creía entonces, la tradujo el mismísimo Homero. Si bien no se cree mucho esto último, vale mencionar la anécdota. También le gustaba el arte y la poesía. Tomó clases de oratoria, asignatura obligatoria para cualquier joven aspirante a político, y gustaba mucho de ir al foro a presenciar los debates y juicios públicos.

En Roma había un rito en el que uno pasaba de ser niño a adulto, lo que ocurría cuando llegaba a los 15 años. César tuvo su momento. Fue en el año 85 a. C. y curiosamente un 15 de marzo, fecha que volveremos a escuchar. El ritual consistía en que los jóvenes recibían una toga blanca reemplazando la que tenían. La nueva toga se llamaba toga virilis y era un símbolo del paso a la edad adulta. A continuación, los muchachos eran inscritos en los registros como ciudadanos romanos. Lamentablemente su padre muere al poco tiempo de este acto, y entonces su madre tomaría en adelante un rol importante en su vida.

La tía de Cayo, Julia, hermana del padre de César, se convertirá en la mujer de un personaje clave en la historia de Roma: Cayo Mario, eterno rival de Lucio Cornelio Sila. Pero ya hablaremos de ellos dos.

En cuanto a su preparación militar, se cree que desde joven fue un gran jinete y muy diestro en el uso de las armas. Sin embargo, era una persona considerada físicamente débil, no musculoso, y flaco, lo que intentaba compensar ejercitándose mucho. Cayo era epiléptico, y se le conocen algunos episodios convulsivos.

Le prestaba mucha atención al aspecto exterior, ya que lo consideraba un elemento importante en las personas. Por esto gustaba de imponer algunas modas en su atuendo, rompiendo algunos ritos clásicos sobre el uso de la ropa. Con esto, al principio logró llamar la atención y hacerse conocer pero pronto le trajo quejas entre los viejos carcamales.

Haremos ahora un paréntesis para hablar un poco sobre Roma y cómo venían sucediendo los últimos acontecimientos.

Un repaso de Roma y su conformación política


Roma, aquel pueblucho fundado según la leyenda en el año 753 a. C. (conocido como el año 1 para los romanos), tuvo 7 reyes hasta que, en el año 509, se transformó en república. El miedo a volver al pasado monárquico se reflejó en sus normas, donde se hacía lo posible por no otorgar demasiado poder a una persona. Nadie deseaba volver al autoritarismo monárquico. Sólo en casos excepcionales de extrema urgencia se le otorgaba poder universal a una sola persona, siempre por tiempo limitado. Un caso así lo vimos cuando Aníbal acechaba a Roma.

El poder en Roma se lo puede definir en tres partes: Los magistrados, el Senado y las Asambleas Populares. En las Asambleas Populares, especialmente la Comitia Centuriata, se votaban las magistraturas del año siguiente. Allí los ciudadanos se dividían en grupos y tribus, y sus votos se contabilizaban como uno. La votación se realizaba en Roma, lo que dificultaba a muchos campesinos viajar a la ciudad para votar. Por esto siempre las resoluciones eran a favor de los habitantes pudientes de Roma, quienes de alguna manera influenciaban a los ciudadanos comunes.

Los magistrados eran una suerte de poder ejecutivo y judicial. Los cargos duraban un año y no podían volver a presentarse como postulante hasta transcurridos otros 10 años, al menos en la teoría. Los magistrados más importantes eran los cónsules. Se elegían por votación dos cónsules para el año siguiente, y compartían el poder. Podían vetarse leyes mutuamente. De esta manera se protegía la premisa de no otorgar demasiado poder a una sola persona. Para ser cónsul, el candidato debía tener 42 años por los menos.

En cuanto a las tareas, el cónsul es la autoridad civil y militar. El cónsul consultaba con el Senado a la hora de pasar leyes y pedir legiones. Cuando meritaba una campaña en el extranjero o en defensa del suelo romano, se creaba un ejército consular que, como su nombre indica, estaba al mando de un cónsul. El Senado otorgaba de esta manera imperium al cónsul.

El segundo cargo más importante entre los magistrados eran los pretores, también elegidos en la Comitia Centuriata. Se elegían 6 por año y los candidatos debían tener al menos 39 años. Al extenderse los dominios de Roma fue necesario tener magistrados en las provincias, por lo que era normal otorgar al año siguiente, al cónsul o pretor, el cargo de pro-cónsul o pro-pretor respectivamente, para que administre las provincias con autoridad delegada por el cónsul o pretor en ejercicio.

Otros puestos elegidos en la Comitia Centuriata era el puesto de censor: encargado de llevar el censo de ciudadanos y de sus propiedades, controlar la ética y la moral del pueblo y las finanzas del estado. También había cargos administrativos muy importantes en Roma como los ediles y cuestores. Las elecciones de estos eran muy influidas por los patricios del Senado.

Un joven aristócrata patricio que tenía aspiraciones políticas seguía el cursus honorum, una especia de carrera y puestos preestablecidos donde el destino final era el consulado, y de allí quizás ser senador. Sin embargo, no estaba prohibido que un plebeyo hiciera la misma carrera política y, ¿por qué no?, llegar a ser cónsul e incluso… ¡senador!. De hecho, hubo varios cónsules plebeyos, lo que habla muy bien del sistema político romano.

Existía un puesto muy importante, también votado por la gente en el Concilio Plebeyo, llamado tribuno de la plebe. Era un cargo muy respetado en Roma, ya que defendía los intereses de los plebeyos para evitar abusos de poder. Por esto, los tribunos de la plebe eran elegidos entre los plebeyos: ningún patricio podía presentarse, aunque, claro, en la práctica no dudaban en comprar alguno a su favor. Los tribunos de la plebe podían vetar actos y leyes de los  mismísimos cónsules y senadores. No sólo eso, sino que también podían aplicar la pena de muerte contra quien interfiere en su tarea. A su vez podían presentar leyes para su votación en el Concilio Plebeyo que él mismo llamaba a juntarse. Como veremos, habrá tribunos muy valientes, y otros, muy amigos del poder de turno.

El otro grupo importante era el Senado, compuesto por 300 personas pertenecientes a las clases más pudientes de Roma. Cada 5 años se realizaba un censo entre los ciudadanos romanos para establecer el nivel de sus propiedades y así catalogarlos en una clase social. Como requisito mínimo se debía ser un Equite (clase ecuestre). Dentro de este grupo, y siendo de los más selectos y adinerados, se encontraban los patricios, miembros de las familias más antiguas e influyentes de Roma. Ser aceptado como senador era dificilísimo, requería de mucho prestigio, dinero, linaje y capacidad política.

Una forma de lograr incrementar el poder político era comandando ejércitos en campañas militares.  No confundirse, no todos los aristócratas tienen origen patricio. Muchos tienen origen plebeyo, pero con el tiempo llegaron a ser poderosos. Ejemplo: Marco Porcio Catón, conocido como Catón el Viejo, o la familia de los Metelo. A estos les costaba mucho más trabajo llegar a puestos claves, y ni hablar de llegar a tener un puesto en el Senado. Sin embargo, llegaron a ser muy respetados.

El Senado podía debatir proyectos de leyes, pero no podía aprobarlas legalmente hasta que no fueran votadas en Asambleas Populares. Es por esto que el Senado dependía mucho de simpatizar con grandes figuras con gran aceptación popular, como los cónsules que hubieran triunfado en campañas militares, pues estos podían influir en los votos. Otra artimaña de los senadores era ejercer una especie de patronazgo sobre plebeyos, así luego votarían a favor de ellos en las asambleas.

Existía la creencia de que la capacidad de una persona era hereditaria, lo cual hacía al linaje de una familia un parámetro importantísimo a la hora de elegir magistrados. El éxito en campaña y la capacidad oratoria sumaban considerablemente al prestigio de la persona.

El centro del imperio era Roma, pues allí se juntaba el Senado, más precisamente en la Casa del Senado o en algún templo. Cerca de allí estaba el Foro, donde todo sucedía. Negocios, debates, juicios públicos, discursos, etc. Todo sucedía en el Foro.

A modo de desafío a aquellos que quisieran expandir su conocimiento de la organización política romana, los invito a entender el complejo diagrama donde se ven los distintos grupos con sus límites de poder. En azul se representa al Senado, ¿casualidad que tengan sangre azul? :) Luego, las magistraturas importantes en rojo, la asambleas de los ciudadanos romanos con derecho a voto para las magistraturas en amarillo, y los plebeyos en verde.

Al que no le interese tranquilamente puede continuar con la lectura. Pueden ampliarla pinchando en la imagen.

Organización política de la república romana.

Organización política de la república romana. (Wikipedia)

¿Qué Pasaba en Roma?

Mapa de los dominios de Roma antes y después de César y de Pompeyo

Mapa de los dominios de Roma antes de César y de Pompeyo. Luego se ven las expansiones que lograron aquellos dos grandes generales romanos. (Wikipedia)

Roma vivía una época revolucionaria. Después de la expansión de Roma en África, Europa y Asia, se le hacía realmente muy difícil al Senado manejar tan grandes dominios, que en el mapa superior están representados en rojo. Con las conquistas de territorios[1] afluían a la metrópoli grandes cantidades de cereales baratos, provocando que bajara el precio de los mismos en Roma. Además, las campañas militares eran cada vez más largas y en lugares más remotos. Los campesinos propietarios de sus tierras formaban parte del ejército, y se ausentaban durante mucho tiempo sirviendo al mismo. El descuido de sus tierras en la península italiana, más la bajada en los precios, provocaba que a la larga quebrasen y las perdiesen. Éstas pasaban justamente a manos de quien tenía recursos suficientes: las clases dominantes, es decir las familias poderosas que controlaban el Senado y a su vez formaban parte del mismo. Sin otro lugar a donde ir, estos campesinos sin tierras comenzaban a migrar a las ciudades, especialmente a Roma, y formaban así un proletariado. Caldo de cultivo para políticos ambiciosos.

Aparece también una creciente y pujante clase social de comerciantes, que pide ser tenida en cuenta. Estos crecieron muchísimo su poder económico, algunos al punto de rivalizar con la riqueza de las familias patricias. Esta nueva clase aparece con la expansión del comercio originada por la expansión de territorios, y no metían las narices en el Senado. En cambio, los patricios hacían sus fortunas cuando ejercían cargos importantes y se hacían del botín que les correspondía. A los miembros de esta nueva clase comerciante les era muy difícil acceder a los puestos clave, sin embargo hubo casos de personas que sí lograban introducirse en la élite. Estos hombres se llamarían homo novus. Hombre Nuevo. Cayo Mario, tío de César como vimos, era uno de estos hombres nuevos.

Pues bien, tenemos una clase dominante de aristócratas que domina el Senado y los cargos importantes. Tenemos también una nueva clase de hombres adinerados, sin linaje importante pero que busca crecer. Y, para finalizar, una gran clase del proletariado que va a ser usada por aquellos senadores y políticos que quieran romper con el status quo.

Cayo Mario, tío de Cayo

Cayo Mario, tío de Cayo (Wikipedia)

No es casual que en esta época, alrededor del año 134 a. C., aparezca en escena un tribuno de la plebe que empezará a defender los derechos de los campesinos. Hablo del gran Tiberio Sempronio Graco, de la gens patricia Sempronia y sub familia Graco, más con tintes de plebeyo, pero muy adinerada y respetada. Tiberio tendrá ideales distintos a los que acostumbraban los de su clase. Claro que esto le costará la vida, como veremos, y será asesinado por orden de los senadores, a quienes que no le caía muy bien. ¿Pero… por qué?

Simple. Tiberio, gracias a su puesto de tribuno de la plebe, podía vetar leyes y además hacer aprobar otras. El pobre no tuvo mejor idea que pasar algunas, que serán llamadas la reforma agraria, que serán su perdición. La situación de los campesinos era muy precaria y orillaba la esclavitud. Él propuso darles tierras públicas para que las trabajasen como colonos en los territorios conquistados. Incluso propuso que se repartieran los bienes del recién adquirido reino de Pérgamo por partes iguales, entre todos los ciudadanos sin excepción.

El Senado, naturalmente, lo miraba atónito y no le gustaba nada lo que decía. Sus discursos públicos y demagógicos exaltaban al populacho, cosa que los senadores no deseaban. Pues bien, este muchacho sería asesinado públicamente. Pero sus ideas perduraron y muchos políticos se percataron del poder de las masas. La posta la tomaría su hermano Cayo Sempronio Graco, quien propondrá asentar colonos en la abandonada Cartago e incitará a los hombres adinerados a pelear por sus derechos a ostentar cargos que eran exclusivos de los senadores. Lamentablemente, el hermano seguiría la misma suerte que Tiberio. Se ve forzado a huir con su esclavo, a quien luego le pedirá que le quite la vida.

Con la historia de los hermanos Graco la gente se hartó del Senado, de su burocracia y su corrupción. Encima, en la guerra con Yugurta ocurrieron escandalosos casos de corrupción. Ocurre que un tal Yugurta, noble númida, primo de los herederos de Massinisa (sí, el mismo Massinisa de la segunda guerra púnica), ambicionaba arrebatarle el trono a sus primos. A uno lo asesinó, mientras que el otro hermano huyó a Roma a pedir auxilio. El asunto es que Roma envió tropas que fueron fácilmente sobornadas por Yugurta. Uno por uno, los comandantes enviados eran comprados y dejaban tranquilo a Yugurta en su guerra por el poder de Numidia. Papelón de enormes dimensiones… el Senado estaba enviciado en corrupción.

Entra entonces en escena Cayo Mario, el tío del aún no nacido Julio. Mario venció a Yugurta entre el 107 y el 105 a. C. Mario luego sería llamado a defender las provincias romanas del norte contra una migración de Cimbrios y Teutones que habían destrozado a los ejércitos romanos en la batalla de Arausio, en el 105 a. C. Les vencería en las batallas de Aquae Sextiae, año 102 y Vercelas, año 101. Estos pueblos germanos habían migrado del norte, amenazando la paz romana. Los recuerdos del saqueo de los galos  en el año 390 aún perduraban en las mentes de los romanos. Por suerte para Roma, aún había generales capaces. De todas formas, el pueblo comienza comprender la ineptitud del Senado, su corrupción y la incapacidad de la mayoría de sus cónsules, y empieza a admirar a hombres como Mario.

Campaña contra los cimbrios y teutones

Campaña contra los cimbrios y teutones. (Wikipedia)

Roma nunca está en paz, y el descontento se prolonga a otros ámbitos. Por estos años (90 a. C., aproximadamente) varias ciudades italianas se rebelaron por una medida que Roma había tomado, ya que los consideraba ciudadanos de segunda. Esta guerra se llamará Social. Roma reprime brutalmente a las ciudades itálicas rebeldes, pero la presión era tal que, a pesar de destruir la revuelta, extendieron el concepto de ciudadano romano a las todas ciudades al sur del río Po.

El Senado y los aristócratas tenían los días contados.

Reformas de Mario


Mario fue muy importante en la historia de Roma. Tan importante que fue cónsul 7 veces, de las cuales 5 fueron consecutivas, rompiendo todas la reglas que prohibían a un ciudadano perpetuarse en el cargo. Aclaro que resumiré mucho sobre él, ya que sólo me interesa que vean su vínculo con César y además comentar el contexto de la época, sin el cual sería imposible comprender muchos eventos futuros.

Mario fue un gran general. Es así que para formar los ejércitos que necesitaba en las campañas de África realizó cambios en la forma de reclutar soldados. Como vimos anteriormente, las legiones eran milicias reclutadas entre los granjeros, que se creía que defenderían a muerte sus tierras y, por tanto, a Roma. Finalizada la campaña volverían a trabajar sus tierras. Era menester que el granjero tuviera una propiedad de cierto valor para ser reclutado. Luego de la reforma agraria de Graco la alícuota de mínima propiedad había bajado, lo que permitía que propietarios más humildes fueran reclutados.

Sin embargo, al expandirse Roma hacia África, Hispania, Grecia, Asia, etc. las campañas eran cada vez más largas y el pobre granjero-legionario debía ausentarse por mucho tiempo de su granja. Muchas veces el descuido de las mismas provocaba que, al volver, sus propiedades fueran confiscadas, al declararse el pobre hombre en bancarrota.

¿Qué hizo Mario? Pues bajó estrepitosamente el límite necesario de propiedades que una persona tenía que tener para poder ser reclutada. Además, comenzó a profesionalizarlas, para que una persona humilde pudiera hacer una carrera profesional durante años en el ejército. Los nuevos legionarios recibirían ahora una paga un poco más digna y se les proveería del uniforme y demás impedimenta, ya que anteriormente cada uno debía comprarse su propio equipo. El Comandante del ejército ahora pasó a ser como un padre, repartía parte del botín y defendía los derechos de sus hombres frente a los senadores. Empieza así una tendencia en el nuevo ejército: profesionalidad y afinidad de los soldados por sus generales, y no tanto por la república.

Otro aspecto importante de su reforma es que definirá la unidad de mando táctica como una cohorte en vez de un manípulo. Las legiones manipulares de ese entonces estaban constituidas por: Velites (infantería ligera especial para escaramuzas, compuesta de clases bajas), Hastati, Princeps y Triarii (legionarios compuestos por los granjeros que eran llamados a servicio; la diferencia entre estas tres clases era la edad y experiencia en combate). Las caballerías siempre fueron y serán compuestas por personas adineradas, los Equites, ya que son quienes pueden financiarse el costo del caballo, el ayudante y el alimento del caballo. En el nuevo esquema no habría esta clase de diferenciación entre legionarios.

El asunto es muy interesante, pero lamentablemente debo resumirlo. Los motivos de las reformas fueron que Mario se dio cuenta de que el viejo esquema, que tan bien sirvió en su momento a Roma, ya no era eficaz para los tiempos que corrían, donde Roma se había convertido en la superpotencia del mundo conocido.

Primera guerra Civil

Luego de las guerras sociales comienza una guerra civil que desangrará y debilitará a Roma. Todo comenzó por una disputa sobre quién tomaría el mando contra un nuevo rebelde que amenazaba Roma. Ese nuevo enemigo era Mitrídates VI, el gran rey del Ponto, región ubicada en el noreste de Turquía, quien en el año 90 empezó a expandirse y a entrometerse contra aliados romanos. Llegó al punto de realizar una matanza de ciudadanos romanos en la región.

Lucio Cornelio Sila

Lucio Cornelio Sila (Wikipedia)

Con este panorama, el Senado debía definir a quién le daban el mando de las legiones. Estamos por el año 88 a. C., y Mario está ya muy entrado en años. Por esto el Senado le da el puesto de mando a Sila, quien parte para allá. Sila, a quien hemos nombrado al principio del artículo, es más joven que él y ex oficial suyo. Pero Sila tenía sus propias ambiciones de poder. Mario, disgustado por haber sido dejado de lado, convence a la asamblea popular para que le otorgue el imperium a él. Así comienza la disputa… y la guerra civil. Roma se polarizó entre las dos facciones, los populares, pro-Mario y los optimates o “mejores hombres”, aristócratas, que apoyaron a Sila.

Sila, que se encontraba ya en camino a Oriente, se entera de lo sucedido y, enojado, vuelve y avanza contra Roma con sus tropas. ¡Algo impensable, y acción prohibida para cualquier militar romano![2] Mario intenta una defensa desesperada de la ciudad con gladiadores, ya que no tenía muchos soldados a su disposición. Finalmente es vencido y huye a África. Sila, entonces, impone en Roma su gobierno y se dirige nuevamente contra Mitrídates, en lo que se conoce como la primera guerra contra el rey del Ponto.

Mario aprovecha entonces la ausencia de Sila y entra, a su vez, con su ejército en Roma, con la ayuda de su aliado Lucio Cornelio Cina, un patricio que simpatizaba con la facción popular y que había sido designado cónsul por Sila para quedar bien con aquella facción. Mario y Cina, en cuanto lograron el poder, mandaron ejecutar a muchos seguidores de Sila por traición a Roma. Sin embargo, Mario murió poco después por causas naturales, y Cina quedó al cargo, persiguiendo a los hombres de Sila, pero es finalmente asesinado. Sila vence a Mitrídates y vuelve inmediatamente a Roma a saldar cuentas con los sucesores de Cina. Una vez en el poder de nuevo instauró una feroz dictadura. Siguió habiendo cónsules, y también república, pero la manejó a su antojo. Quitó poder a las asambleas populares, ordenó ejecutar a una gran cantidad de partidarios de Mario y persiguió y proscribió a otros. Entre ellos, como veremos, a Cayo Julio César, por ser sobrino de Mario, y a un tal Quinto Sertorio, quien se exilió en Hispania y creó desde allí una magnífica resistencia al régimen de Sila. Quizás en algún momento hablemos más de él. Muchos de ustedes ya han de conocer la historia.

Aqui vemos las provincia romanas de Grecia y Asia Menor 90 BC. El vecino reino del Ponto acecho a los reinos aliado romanos

Aquí vemos las provincia romanas de Grecia y Asia. El vecino reino del Ponto acechó a los reinos aliado romanos.(University of Texas at Austin. Historical Atlas by William Shepherd (1911))

Asia luego de las guerra contra Mitrídates en el 63 A.C.

Asia luego de las guerra contra Mitrídates en el 63 a. C. University of Texas at Austin. Historical Atlas by William Shepherd (1911)

Finalizamos aquí la primera entrega.

Reconozco que la historia es compleja de seguir al principio, dada la enorme cantidad de nombres. Pero lo importante a saber aquí es que el modelo republicano, que lleva vigente cientos de años, está extinguiéndose. La corrupción y la ambición de los senadores y la aristocracia provocan el surgimiento de hombres con apoyo popular como Mario, Cina y Sertorio. Es una lucha entre quienes quieren mantener el status quo y quienes desean justicia social y a su vez, con el apoyo popular, llegar ellos mismos al poder. Ahora bien, la verdadera intención de los políticos como Mario no queda clara aún. Probablemente fuera un poco de todo: hambre de justicia y ambición de poder.

Hasta la próxima, donde retomaremos la vida de Cayo Julio César en su juventud, durante estos años difíciles.

  1. O herencias. El reino de Pérgamo fue adquirido por Roma por el testamento de su último rey, Átalo III,  que, muerto sin descendencia, legó su rico reino (en Asia Menor, la península de Anatolia, en la actual Turquía) a la República Romana. []
  2. Las Legiones tenían terminantemente prohibido entrar en la propia Roma. []

Sobre el autor:

chapu77 ( )

entusiasta de la Historia y la astronomía pero decidió trabajar de ingeniero informático.
 

{ 13 } Comentarios

  1. Gravatar J | 02/06/2011 at 07:06 | Permalink

    ¡Cómo echaba de menos esta serie! La pena es que digas que va a ser el último…

  2. Gravatar Macluskey | 02/06/2011 at 07:49 | Permalink

    Bueno, bueno… Yo creo que es el último… de momento :) Así que, de momento, vamos a disfrutar como bellacos de esta serie sobre Julio César (Cayo para los amigos).

    Ya habrá tiempo de convencer a Manuel de que nos escriba sobre Pompeyo (aunque Pompeyo va salir bastante retratado en esta serie de César), Pericles, Leonidas, Alcibíades, Ciro el Grande, el Conde Belisario… ¡Hay tantos “grandes personajes de la historia antigua”!

    Muy buen comienzo!

  3. Gravatar chapu77 | 02/06/2011 at 07:06 | Permalink

    La verdad el tema es muy amplio. La bibliografía es enorme. Muchísimo más amplia que con Alejandro. Me gustaría agregar tantas cosas que tuve que resumir. Una pena. Pero bueno va a ser una serie larga y con mucha data. Mi objetivo es que tengan la visión más amplia y completa posible. Espero sea de su agrado

  4. Gravatar chapu77 | 02/06/2011 at 08:23 | Permalink

    aunque claro: “antes simplista que incomprensible”

  5. Gravatar Alejandro | 06/06/2011 at 01:48 | Permalink

    Y que no falte, de filmografía, la serie Roma, la primera parte está graciosa con el asunto Julio – Pompeyo …..

  6. Gravatar Sergio B | 10/06/2011 at 02:56 | Permalink

    Siempre es agradable el buen estilo que tienes y la agudeza al elegir lo que es importante. Espero con ganas el siguiente. Otros grandes personajes de la historia…¿Leonidas? Hombre, yo creo que para que hubiera variedad, yo iria a algún gran personaje chino ya que no se si indios están bien recogidos. Ahora mismo no sea Cao Beng, creo, aunque bueno, hay personajes de África, que no es que sean de la antiguedad “nuestra” pero vamos, que sus historias quizá no en el tiempo pero si creo que en el espíritu podrían encajar. Y así recordando a Alejandro, ¿no fue mayor conquistador Genghis Khan?

    Bueno, es que yo soy de la idea de que griegos y romanos, son tan de nuestra cultura como mongoles y aztecas, nosotros somos bárbaros de los bosques de alemania y las estepas de rusia, aprendimos lo que vimos según fuimos arrasando pero no somos descendientes de ellos, pero bueno, supongo que me ha venido a la cabeza al plantearme la pregunta de “nuestros” grandes hombres la historia, como si la historia pudiese ser de alguien. Vi un informe sobre el PIB historico aproximado sobre unos 3000 mil años, mas o menos siempre ha sido china e india el centro del mundo, salvo la alteración de la época colonial, no están cambiando nada solo estamos volviendo a la normalidad.

  7. Gravatar chapu77 | 10/06/2011 at 06:25 | Permalink

    @Sergio B: gracias, siempre es bueno saber que alguien lee lo que escribo, le levanta a uno el ánimo!

    Es interesante lo que comentas, trabajo con gente de la India y Bangladesh y me comentan que debería salir del occidentalismo y hablar sobre Ashoka y Sher Shah (Sher Kahn) y le vengo esquivando al tema por falta de tiempo. Como bien dices India y China tuvieron su momento de gloria. Según ellos, India la tuvo y ya no la tendrá, pero China puede ser que si. Curioso lo que ellos mismos piensan de su región, ¿No?. será que uno es más pesimista con lo propio? o será que el pasto es más verde del otro lado??

    en fin la historia es preciosa… y uno tiene tan poco tiempo para dedicarle!!

  8. Gravatar marat | 10/06/2011 at 11:57 | Permalink

    Excelente artículo chapu,para una excelente serie.Me gusta la manera que tienes de explicar las cosas. Espero que no sea el último artículo como he leido por aquí arriba!! Se me ocurren una buena cantidad de nombre para el siguiente post,pero confío en tu sabia elección,ya que hasta ahora me han gustado todos los personajes.

    Un saludo

  9. Gravatar J | 11/06/2011 at 07:58 | Permalink

    No es el último post, sino solo el último personaje (al que le faltan aún muchos posts).

    A mí también me gustaría que siguiera con otros, pero el trabajo de documentación que requiere, incluso para personajes que ya conoce, es ingente, así que hacerlo para personajes que no conoce…

  10. Gravatar chapu77 | 13/06/2011 at 01:43 | Permalink

    @marat: gracias por los cumplidos. Como dije arriba, no saben como le inyecta a uno ánimo leer un comentario (negativo o positivo) sobre el trabajo de uno. Les agradezco se tomen la molestia de escribir unas líneas. Hace que valga la pena el esfuerzo!. Por el momento como dice J, tengo como para 6 o 7 artículos más de JC. Luego veremos que pasa… saludos

  11. Gravatar Sergio B | 16/06/2011 at 12:49 | Permalink

    @chapu77 Bueno, nosotros también somos pesimistas con nosotros, lo sorprendente es lo felices que son los chinos. No creo que sea cuestión del prado del otro, recuerdo que lei en un libro llamado la decadencia de occidente, no recuerdo el autor, que contemplaba las culturas como seres con sus propios ciclos, mas o menos los mismos en todos, aunque no duren necesariamente lo mismo. Pero vamos, que nosotros estamos ya en una vejez cultural, decía el hombre este, y la época de gloria nuestra no es cesar ni Alejandro, sino Napoleón y Victoria. Pero vamos, los americanos, los del norte, tienen una vitalidad cultural bastante distinta de la nuestra, y los indios y los chinos, pues la verdad es que no lo se en profundidad, pero es probable que se hayan renovado en algún momento. En la india creo recordar que culturalmente aparte de la influencia colonial, estaban culturalmente invadidos por los árabes, desde hace bastante tiempo, así que no se si la cultura india de Alejandro se puede considerar la mismas que encontraron los ingleses. Vamos, un caso mas claro se ve en egipcio, monoteístas, ¿como van a ser lo mismo que los que vivían con dioses? No solo un tema religioso, un tema de concepción de la realidad es lo importante, la realidad de los sentidos o la realidad de la tradición, a cual de ella te aferres define tu mundo.

  12. Gravatar jose antonio | 17/06/2011 at 10:27 | Permalink

    muy buena esta manera de contar la historia, amena y a la vez rigurosa. enhorabuena

  13. Gravatar chapu77 | 17/06/2011 at 04:23 | Permalink

    @Sergio B: Pues si, no se puede considerar igual una civilizacion 2000 años atrar como parecida a la actual. Sin embargo el punto de mis compañeros es interesante sobre China e India. Siendo ellos descendientes Indios.

    @Jose Antonio: Muchas gracias, espero mantener el nivel de la serie a la altura de la calidad de los lectores del cedazo.. que la verdad son lectores muy cultos!!

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  1. Gravatar joneame.net | 30/09/2011 at 07:51 | Permalink

    Cayo Julio César…

    ¿Qué decir de este hombre? ¿Qué puedo yo agregar desde un humilde escrito a lo que ya se conoce sobre este gigante? Pues nada nuevo. Pero puedo al menos intentar presentárselo de forma amena, sin sacrificar contenido valioso que ayude a definir el cará…

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