En nuestro viaje por Pegāna y los Mundos, tras conocer a algunos de los deliciosos dioses domésticos, hoy presenciamos la rebelión de tres de ellos, que quieren ser más grandes que los dioses de Pegāna… y, como consecuencia, conocemos a otro dios nuevo: el terrible Umbool, la bestia de Mung.
LA REBELIÓN DE LOS DIOSES DOMÉSTICOS
Hay tres anchos ríos en la llanura, nacidos antes de la memoria o la fábula, cuyas madres son tres picos grises y cuyo padre era la tormenta. Sus nombres son Eimës, Zänës y Segástrion.
Y Eimës es el alivio de las manadas sedientas; y Zänës ha sometido su cuello al yugo del hombre, y acarrea madera desde el bosque en la ladera de la montaña; y Segástrion canta viejas canciones a los niños pastores, cantando sobre su juventud en una barranca solitaria y cómo una vez saltó desde la ladera de la montaña y hasta la llanura para ver el mundo, y cómo un día, finalmente, encontrará el mar.
Éstos son los ríos de la llanura, en los que se regocija la llanura. Pero los viejos, quienes lo oyeron de sus ancestros, cuentan cómo los señores de los tres ríos se rebelaron una vez contra la ley de los Mundos, y atravesaron sus fronteras, y se unieron entre sí y asolaron las ciudades y mataron hombres, diciendo: “Ahora jugamos el juego de los dioses y matamos hombres para nuestro placer, y somos más grandes que los dioses de Pegāna.”
Y la llanura entera fue inundada hasta las colinas.
Y Eimës, Zänës y Segástrion se sentaron sobre las montañas, y extendieron sus manos sobre sus ríos, que se rebelaron bajo sus órdenes.
Pero las plegarias de los hombres alcanzaron Pegāna, y gimieron en el oído de los dioses: “Hay tres dioses domésticos que nos matan por placer, y dicen que son más poderosos que los dioses de Pegāna, y juegan el juego de los dioses con los hombres.”
Y todos los dioses de Pegāna se enfurecieron; pero no podían acabar con los señores de los tres ríos pues, al ser dioses domésticos, aunque pequeños, eran inmortales.
Y los dioses domésticos continuaron extendiendo sus manos por sus ríos, con los dedos abiertos, y las aguas crecieron y crecieron, y la voz de sus torrentes se hizo más fuerte, exclamando: “¿No somos Eimës, Zänës y Segástrion?”
Entonces Mung descendió a la desolada Afrik, y encontró a la sequía, Umbool, que estaba sentado en el desierto sobre unas rocas ferrosas, respirando su tórrido aliento y agarrando con avaricia los huesos de los hombres.
Y Mung se irguió ante él mientras los costados de Umbool se hinchaban y desinchaban, y cuando espiraba su aliento calcinaba palos secos y huesos.
Entonces Mung dijo: “¡Amigo de Mung! Ve y sonríe ante los rostros de Eimës, Zänës y Segástrion hasta que comprendan si es o no sabio rebelarse contra los dioses de Pegāna.”
Y Umbool respondió: “Soy la bestia de Mung.”
Y Umbool fue, y se sentó sobre una colina al otro lado de las aguas, y sonrió a través de ellas a los dioses domésticos rebeldes.
Y cuando Eimës, Zänës y Segástrion extendieron sus manos sobre los ríos, vieron ante sus rostros la sonrisa de Umbool; y, puesto que su sonrisa era como la muerte en una tierra caliente y hostil, se dieron la vuelta y ya no extendieron más sus manos sobre los ríos, y las aguas descendieron y descendieron.
Pero cuando Umbool hubo sonreído durante treinta días, las aguas descendieron hasta los cauces de los ríos, y los señores de los ríos se escondieron una vez más en sus hogares: y aún Umbool sonreía.
Entonces Eimës intentó esconderse en una gran piscina bajo una roca, y Zänës se escabulló hasta el corazón de un bosque, y Segástrion se tumbó y resolló sobre la arena: y aún Umbool sonreía.
Y Eimës se hizo más y más delgado, y fue olvidado, de modo que los hombres de la llanura decían: “Aquí fluía hace tiempo Eimës”; y Zänës apenas tenía fuerzas para llevar su río hasta el mar; y mientras Segástrion yacía en la arena y resollaba, un hombre pisó su cauce para cruzarlo, y Segástrion dijo: “El pie de un hombre acaba de cubrir mi cuello, y yo intentaba ser más grande que los dioses de Pegāna.”
Entonces dijeron los dioses de Pegāna: “Es suficiente. Somos los dioses de Pegāna, y no tenemos igual.”
Entonces Mung envió a Umbool de vuelta a su desierto en Afrik para expeler su aliento una vez más sobre las rocas, y secar el desierto, y grabar al fuego el recuerdo de Afrik en las mentes de quienes llevan sus huesos hasta allí.
Y Eimës, Zänës y Segástrion cantaron una vez más, y caminaron otra vez por sus cauces acostumbrados, y jugaron el juego de los dioses, el juego de la Vida y de la Muerte, con los peces y las ranas, pero no intentaron de nuevo jugarlo con los hombres, como hacen los dioses de Pegāna.
The Los dioses de Pegāna – La rebelión de los dioses domésticos by Pedro Gómez-Esteban, unless otherwise expressly stated, is licensed under a Creative Commons Attribution-Noncommercial-No Derivative Works 2.5 Spain License.
{ 8 } Comentarios
¿ Queda mucho de esta apasionante serie ?
Es lo unico que no soporto de eltamiz y el cedazo, no se que pinta “esto” en unos blog tan interesantes.
XanaX, no me parecen adecuadas las formas de expresar tu desagrado por la serie.
¿Acaso es obligatorio leerlo?, ¿te quita algo que se escriba? Si lo dices porque consideras que Pedro podría escribir cosas más interesantes con el tiempo que dedica a esto, ¿es esta forma de animar? Me parece a mí que “esto” puede desincentivar y hay maneras más sutiles y delicadas de mostrar tu satisfacción o tu disgusto.
Xanax,
Creo que algo menos de la mitad de las historias, aunque no estoy seguro exactamente (tendría que contarlas).
No sé cómo responder sin ser inapropiado, así que mejor no respondo a esto más que diciendo que lamento que no te guste.
¿Apasionante? ¿No soporto de?
Decíde hombre
Con este van 13 capítulos de 30 cierto?
A mí me encanta esta serie .
Pues a mí me encanta, no se te vaya a ocurrir dejarla a medias!
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