Regístrate | Conectar
El Tamiz Libros Recursos Series Únete 20 Users Online
Skip to content

Historia de un ignorante… ma non troppo. Cuadros para una exposición, de Mussorsgky, orquestación de Ravel




Hoy no hay sorpresa alguna. La Suite “Cuadros para una Exposición” de Modest  Mussorgsky es taaan conocida

Efectivamente, los Cuadros, en la orquestación de Maurice Ravel, es una de las obras más interpretadas del repertorio musical, y es lógico: permite lucirse a la Orquesta (casi todos los instrumentos tienen su particular momento de gloria durante esta suite), es una obra muy apreciada por el público, y el resultado final suele ser extraordinario, así que es una de las obras más agradecidas que existen para una Orquesta. Si los traigo aquí a colación es porque la primera vez que fui a un Concierto (hará veinte años o más), entre otras obras, se interpretaba los Cuadros, que era el cierre del concierto… y del resto de las obras no me acuerdo. De los Cuadros, sí que me acuerdo. Y, claro, es que es una obra tan conocida…

…¿Tan conocida?  Pues no, los Cuadros no son tan conocidos como cualquiera de vosotros os pensaríais, son una caja de sorpresas, ya veréis…

Mac6-Mussorgsky y Ravel

Porque fijaos que he dicho que Los Cuadros para una Exposición, en la Orquestación de Ravel, son muy conocidos. En la ilustración anterior tenéis a ambos compositores, supongo que no tengo que decir quién es Mussorgsky y quién Ravel…

Y ¿qué significa exactamente eso de “Orquestación”? Pues, en este caso, que la obra original de Mussorgsky no fue escrita para ningún tipo de Orquesta, sino para piano solo, en 1874. Cuando yo oí por primera vez en concierto Los Cuadros, desde luego que el ignorante de mí no sabía nada de esto… me enteré leyendo el programa del concierto.

Efectivamente, Maurice Ravel, asombrado por la potencia inherente a la obra original de Modest Mussorgsky, orquestó en 1922 la por entonces prácticamente desconocida en Occidente obra del gran maestro ruso, siguiendo la moda rusa que arrasaba en París esos años, gracias los éxitos que cotidianamente obtenían los Ballets Rusos de Serge Diaghilev, que dominaban la escena parisina en la época (y, sobre todo, porque esta orquestación se la encargó, y pagó, el director ruso Serge Koussevitzki, que se garantizó así la exclusividad en su interpretación hasta su muerte)… sólo que Ravel no fue el primero en orquestar esta pieza: aunque el casi desconocido compositor ruso Mikhail Tushmaliv hizo una transcripción parcial para orquesta tan pronto como en 1886, el primero en orquestarla por completo fue Henry Wood en 1915, y después el checo Leo Funtek en 1922, más o menos a la vez que Ravel orquestara, ese mismo año, los Cuadros.

Ravel no fue el primero… ni tampoco ha sido el último. Hay más de treinta orquestaciones diferentes de los Cuadros para Orquesta sinfónica para elegir, muy variadas, algunas de grandes maestros como Leopold Stokowski o Vladimir Ashkenazy, y alguna de ellas, como quien dice, del año pasado… pero es que hay en total más de 450 orquestaciones, adaptaciones y arreglos de los Cuadros, para todo tipo de instrumentos: guitarra, banda de jazz, xilófono, sintetizador, banda de viento… incluyendo la de Emerson, Lake & Palmer, para grupo de rock progresivo, sin ir más lejos. En esta dirección encontraréis una lista de los arreglos conocidos por el autor de la página, que seguro que no son todos los que hay (yo de hecho conozco alguno que él no tiene todavía)… es por si no lo os lo creíais (a mí también me ha sorprendido el alto número de arreglos: sabía que eran muchos, pero no tantos).

Todo esto nos dará una idea del juego que da esta obra musical de Mussorgsky. Pero la más representada de todas, con enorme diferencia, es la versión de Ravel, que sigue siendo la obra maestra absoluta de las orquestaciones de todos los tiempos. Ravel hizo un estudio exhaustivo de la obra original, y la orquestó, en primer lugar, con gran fidelidad (apenas modificó algún pasaje para dejar fina la obra final. Y además, utilizó todo el cromatismo en el panorama artístico imperante en la época: el impresionismo.

No sé muy bien qué quiere decir eso de cromatismo en la música, lo siento; entre que soy un ignorante, y que no tengo sinestesia, a mí la música me sugiere sentimientos, me enardece, me entristece, me eleva hasta más allá de Júpiter… pero por más ganas que le echo no me sugiere ningún color especial, qué se le va a hacer. Para que veáis qué raro soy, he hecho el test tontorrón que sugiere, arriba a la derecha, la página de la Wikipedia que habla de Sinestesia (tenéis el enlace un poco más arriba), y resulta que yo soy del 5% escaso de personas humanas que han asociado BoobaKiki al revés que todo el resto del mundo mundial (claro que, en realidad, ninguna de las dos formas se sugería gran cosa, así que…).

Por otra parte, resulta que “cromatismo musical” es una parte importante de la teoría musical, que tiene que ver con algo así como usar ciertas notas en lugar de otras, según la Wikipedia, la inglesa, porque la española dice dos tonterías. A mí no me preguntéis; en estos foros hay quien sabe un puñao sobre esto. Pero sí es cierto que la versión de Ravel es conocida por su gran cromatismo (es que lo he leído muchas veces, y lo repito como un loro, aunque no lo entiendo)… a mí lo que me parece es que tiene una variedad tímbrica extraordinaria, gracias a la sabia y variada conjugación de instrumentos, alguna de las cuales nunca antes se había intentado. En fin, hasta aquí llego… pero eso sí, me gusta muchísimo.

Así que, en definitiva, la versión de Ravel fue la que dio a conocer la obra en el mundo entero. Y a ella me ceñiré en estas líneas; si queréis bucear en los cientos de diferentes versiones existentes, mejor para vosotros.

Mussorgsky formó parte del llamado “Grupo de los Cinco” (los otros cuatro eran, nada menos, Mikhail Balakirev, el líder espiritual del grupo, Cesar Cui, Alexander Borodin y Nikolai Rimsky-Korsakoff, total, casi nadie), que se empeñaron en crear una música nacionalista rusa, donde hubieran eliminado toda influencia extranjera. No me preguntéis qué es eso de “música nacionalista”, no tengo ni idea de cómo una música puede ser exactamente “nacionalista”, sobre todo una música instrumental, porque cuando tiene letra sí que lo entiendo… pero en fin. Intentaban crear una música diferente a los afrancesados o germanizados o lo que fuera que componían en San Petersburgo al estilo de París o de Berlín… Cuando se piensa que entre esos despreciados afrancesados estaba un tal Piotr Ilich Tchaikowsky, sin ir más lejos, pues no sé muy bien que es lo que pretendían, pero bueno.

Lo que sí es cierto es que todos ellos habían decidido (sabia decisión) que deberían trabajar para ganarse la vida, dado que con la composición musical igual no comían caliente todos los días… así que Cesar Cui era arquitecto militar, Alexander Borodin fue un excelso químico (igual Pedro debería contarnos los descubrimientos de Borodin en el laboratorio mientras oímos su Cuarteto número 2, por ejemplo…), etc. Pero el pobre Modest Mussorgsky era un modesto (como su nombre indica) empleado, que pasaba estrecheces económicas, hambre en ocasiones, y que subsistía mayormente de la generosidad de sus compañeros de movimiento musical.

Viktor Hartmann

Viktor Hartmann

En éstas, un íntimo y nacionalista amigo de Mussorgsky, el arquitecto Viktor Hartmann falleció, en 1873, a los 39 años de edad, de un aneurisma. Una muerte que afectó bastante al por entonces ya depresivo Mussorgsky.

Otro nacionalista del arte y buen amigo de ambos, Vladimir Stasov, ayudó a organizar una exposición retrospectiva de la obra de Hartmann, que se realizó en los primeros meses de 1874 en la Academia de Bellas Artes de San Petersburgo, por entonces la capital del reino ruso. Mussorgsky, que cedió obras suyas para la exposición, quedó impresionado, e inmediatamente empezó la composición de los “Cuadros para una Exposición”, que culminó en sólo seis semanas (lo que, según me dicen, es muy poco tiempo, o sea que debió trabajar incansablemente y con gran inspiración… bueno, vistos los resultados, esto último seguro que sí).

Mussorgsky falleció en 1881. Más de treinta años después de su muerte, Maurice Ravel orquestó a su colorida manera la obra… y aquí estamos, ante una de las obras más conocidas del repertorio musical.

Acompañadme, si gustáis, con la interpretación de Los Cuadros para una Exposición, de Mussorgsky, orquestado por Ravel, en la versión del director finlandés Esa-Pekka Salonen, dirigiendo a la Orquesta Philarmonia, en los BBC Proms (son galas musicales de gran prestigio, organizadas cada año en el Royal Albert Hall de Londres por la BBC).

Es una excelente interpretación (vale, no llega a la de Carlo Maria Giulini, o a las de Celibidache, pero eso es normal), rapidita pero sin pasarse, y muy bien ejecutada, y además está muy bien grabada y subida a youtube. Eso quiere decir que, como está subida en cuatro partes (ya sabéis, el límite de tamaño de youtube), la persona que lo ha subido se ha preocupado de cortar en los lugares adecuados, y no molesta en demasía el que sean cuatro videos. Porque muchísimas obras musicales clásicas están en youtube partidas por cualquier sitio, en medio de una frase, cortando una cadenza por el medio y así… Desgraciadamente nos encontraremos inevitablemente alguno de estos ejemplos de vez en cuando. Mi carácter perfeccionista no entiende muy bien cómo te preocupas de obtener una versión maravillosa de una obra prodigiosa, te molestas en prepararla, convertirla y subirla… y luego la desgracias de esa forma. En fin.

Disfrutemos, por esta vez, con esta excelente grabación (¡y partición!) de los Cuadros para una Exposición, de Mussorgsky/Ravel.

La obra comienza con una poderosa trompeta solista, a la que se unen primero una fanfarria de metales y luego el resto de la orquesta; este tema luego nos acompañará durante casi toda la obra: representa el paseo a lo largo de la exposición que el compositor irá haciendo mientras se desplaza de obra en obra: es el “Promenade”.

Hartmann: Cascanueces

Hartmann: Cascanueces

A continuación (minuto 2:05), nos detenemos delante del primer cuadro: “Gnomus“, que es un pobre gnomo, patizambo y torpe, que anda ridículamente dando tumbos de acá para allá… El cuadro original se ha perdido, pero podría ser parecido a éste de la derecha, puesto que parece que era el diseño de un cascanueces, pero con un gnomo en lugar de un gallo, claro. Se ve que los cascanueces siempre han sido muy importantes para los rusos, y si no, que se lo pregunten a Tchaikowsky…

Oíd cómo el torpe bufón va tropezando con los muebles, las paredes… la cuerda grave se alterna con el nítido sonido de la celesta (esa especie de pianito que suena casi como un xilófono), dando esa sensación de dar tumbos, tan conseguida. Hasta que el cascanueces, por fin, casca las nueces al final (la tabla y la carraca hacen ese efecto).

Bien, este cuadro ya no da para más, así que paseemos de nuevo un poco más (minuto 4:40), con la melodía del segundo “Promenade” llevada esta vez no por las trompetas, como al principio, sino por las trompas y la madera… hasta que lleguemos a alcanzar un nuevo cuadro, a la altura del minuto 5:40: “Il vecchio castello“. No se conserva la imagen de este cuadro de Viktor Hartmann, seguramente una acuarela, pero se trataba de un castillo viejo y decrépito (como bien dice el título), con un trovador cantando en primer plano, seguramente una desdichada canción de amor a su dama…

Esta pieza, de un lirismo extraordinario, ha dado mucho juego en sus diferentes orquestaciones. En la de Ravel, tras un comienzo lóbrego, conseguido mediante el fagot, encontramos un recurso muy poco utilizado en Orquestas Sinfónicas: un saxo. Sí, un saxo como los usados en el jazz, un saxo bellísimo que sólo tiene papel en este cuadro concreto, y que representa el encandilado canto del trovador, mientras que la Orquesta, sobre todo los diferentes instrumentos de la madera, representa el ambiente un poco opresivo del castillo medieval. Una solución extraordinaria, que da un aire especial, y único, a la pieza.

Y con la pieza se termina este video y debemos pasar al siguiente…

… que empieza, como es de rigor, paseando de nuevo, en un corto y trompetero tercer “Promenade“, hasta que llegamos al cuadro siguiente: “Tuileries“, en el minuto 0:35. Se trata de una vista de la plaza de las Tullerías en París, arbolada y donde varios niños juegan bulliciosamente, gracias al uso ligeramente estridente de la madera aguda (flauta y oboe, sobre todo). Y tampoco se conserva el cuadro que da origen a la música.

Esta vez no tenemos que desplazarnos para poder admirar el cuadro de al lado: “Bydlo” (minuto 1:40), que representa un gran carro polaco, con enormes ruedas, cargado de heno (Bydlo en polaco significa “ganado”, y no “heno”, como acertadamente nos corrige polaco), del que tiran penosamente dos bueyes. También este cuadro se ha perdido, pero podemos oír casi cómo los bueyes resoplan tirando de la carreta, y cómo ésta se mueve penosamente de lado a lado del camino… Aquí la tuba tiene un papel protagonista, difícil de encontrar en otras composiciones musicales. Y los contrabajos, con sus barridos continuos (esa repetición continua de las mismas notas se llama ostinato) marcan el ritmo cansino de los bueyes… En ocasiones el director pide a los contrabajistas que usen la sordina en este pasaje, obteniendo un sonido aún más grave y con vibrato, que a mí me parece perfecto para este cuadro, aunque no sea ésta la solución de Esa-Pekka Salonen en el video que estamos admirando. Oíd ese redoble de la caja cerca del final… parece que por fin el carro ha culminado la cuesta y va llegando a su destino, hasta que llega… y al fin descansa.

Hartmann: Ballet de los Pollitos

Hartmann: Ballet de los Pollitos

Pero no nosotros, que seguimos admirando cuadros a la par que Mussorgsky…

Un nuevo pequeño paseo por la Exposición (minuto 4:15), en un cuarto “Promenade“, esta vez llevado por la madera de nuevo, nos lleva delante del siguiente cuadro de la exhibición: “El ballet de los pollitos en su cascarón” (minuto 4:55).

Representa el diseño de unos trajecitos para los bailarines del ballet “Trilby”, y éste cuadro sí que se conserva: es el cuadro de aquí a la derecha.

Mmm, igual en la época resultaba chulo, muy moderno y espectacular, pero no me imagino yo bailando “los pajaritos” metido dentro de semejante disfraz estilo Grand Prix

Pero a cambio la música sí que refleja extraordinariamente los pío-píos de los pollitos, y cómo, moviendo sus alitas, van saliendo de su cascarón… los violines en su registro más agudo, y sobre todo las flautas y los oboes consiguen plenamente esa sensación aviar.

Nos movemos ahora para admirar el cuadro de al lado, en realidad los dos cuadros de al lado: “Samuel Goldenberg y Schmuyle“. Dos judíos polacos, uno de ellos rico (Goldenberg, naturalmente) y el otro pobre (minuto 6:15).

A continuación tenemos ambos cuadros, que sí que se conservan.

Hartmann: Dos judíos polacos

La música representa aquí el diálogo entre ambos hombres, el uno seguro en su riqueza, pagado de sí mismo, prepotente y… sí, rico. Y el otro, balbuceante, inseguro… tartamudeando en sus ruegos, tan pobre que, por no tener, no tiene ni nombre: sólo apellido: Schmuyle. Oíd esa solemne cuerda grave, liderada por cellos y contrabajos, sobre todo, que representa la seguridad y la confianza del rico en su montaña de oro, y oíd esa trompeta con sordina en staccato que representa los pobres tartamudeos del pobre Schmuyle, el pobre judío, hasta que la cuerda se une para ofrecernos un diálogo, probablemente de besugos, entre ambos hombres. ¿Habrán llegado a alguna conclusión en su discusión? Nunca lo sabremos…

Y aquí termina el segundo video. Vamos ahora con el tercero de ellos:

En la suite original de Mussorgsky, aquí hay un nuevo paseo, pero en la orquestación de Ravel, como en la mayoría de ellas, este último paseo ha sido suprimido, seguramente por redundante…

Así que hemos llegado frente al siguiente cuadro: “Limoges: El Mercado“, donde un colorido grupo de mujeres están peleando, a voz en cuello, tirándose del pelo entre los puestos del mercado… el cuadro tampoco se conserva, así que sólo podemos imaginarlo… y la rapidísima música ayuda, ciertamente.

Hartmann: Catacumbas en París

Hartmann: Catacumbas en París

La discusión no da para mucho, y llegamos al siguiente cuadro: “Catacombae-Cum mortuis in lingua mortua“  (minuto 1:24), del que sí que tenemos una imagen, justo a la derecha.

Primero viene la descripción de las catacumbas, con notas lóbregas y graves que describen la oscuridad opresiva en las catacumbas de París… y luego, (minuto 3:35) un trémolo agudo en pianissimo (muy bajito, vaya, como se puede observar) de los violines con sordina nos introduce a un diálogo con los muertos en su propia lengua, como el propio título anuncia en latín macarrónico. Es la única licencia que Mussorgsky se permitió, puesto que esta pieza concreta no está basada en cuadro alguno, sino que es una especie de homenaje de Mussorgsky a su amigo muerto.

La madera dialoga con cellos y contrabajos, con el incansable sonido ominoso de la nota sostenida de los violines, e intervenciones esporádicas de los metales y del arpa… y el maravilloso e introspectivo diálogo se termina, a la vez que el video, así que hay que pasar al siguiente, y último video:   

 

Hartmann: La Cabaña con Patas de Gallina

Hartmann: La Cabaña con Patas de Gallina

Que comienza con el siguiente cuadro, que es “La Cabaña con las patas de gallina (Baba Yaga)“, sobre el diseño, que sí que se conserva, de un reloj (bastante feo, pero qué se le va a hacer) inspirado en el tema de un famoso cuento popular ruso: la bruja Baba-Yaga, que vivía en una cabaña cuyas patas eran en realidad patitas de gallina.

La música no describe tanto el dichoso relojito, que podéis observar (ya que no admirar) a la derecha, sino, naturalmente, el propio cuento en sí.

Tras un arranque potente, la tuba representa, digo yo, a la bruja, y el resto de la orquesta al resto de personajes que intervienen en el cuento, imagino que cazando a la bruja mala por bosques y montañas, como en todo buen cuento de brujas que se precie… pero como no me sé el cuento, no puedo contároslo, ya véis, con lo que a mí me gusta contar cuentos… así que habrá que contentarse con la música.

Que ya es bastante.

Y por fin, en el minuto 2:58, comienza el último y espectacular cuadro de la exposición, el que estábais todos esperando: “La Gran Puerta de Kiev“.

Representa el diseño de un monumento, una Puerta monumental de gran tamaño que se iba a erigir en Kiev, actual capital de Ucrania, en un estilo, digamos “ruso“, o sea, un tanto”masivo”, por decir algo, con una cúpula en forma de casco eslavo, de grandes proporciones, que Hartmann diseñó para conmemorar que el zar Alejandro II se había escapado por los pelos de ser asesinado en un atentado en 1866 (caramba cómo son los rusos: menudo motivo para erigir un gran monumento…).

El diseño sí que se conserva, lo tenéis un poco más abajo. Unos años después, el proyecto fue cancelado y nunca llegó a construirse la gran puerta de Hartmann en Kiev…

Hartmann: Gran Puerta de Kiev

Hartmann: Gran Puerta de Kiev

…Pero sí para su amigo Mussorgsky (y también para Ravel, qué demonios), que aquí se desmelena, se explaya, con un ritmo ceremonioso y solemne (por cierto, magníficamente interpretado por Esa-Pekka Salonen dirigiendo a la Philarmonia), evocando a las melodías religiosas rusas que se oyen habitualmente en las iglesias (al fin y al cabo, el monumento parece una iglesia, un tanto desmesurada, pero iglesia).

El resultado es sencillamente excepcional, una de las músicas más poderosas que he escuchado nunca, y donde Mussorgsky se venga a su manera de la cancelación del proyecto de construcción, y se permite el lujo de pasear bajo los arcos de la Gran Puerta de su amigo Hartmann, gracias a la aparición triunfal del tema del paseo nuevamente, el Promenade, que se funde con los himnos religiosos en un gran final, punteado siempre por el sonido de la campana… uno de los finales más agradecidos para cualquier orquesta… 

¡Aplausos asegurados!!

.

Y así termina esta enorme suite.

Si os ha gustado (bueno, seguro que os ha gustado, cómo no va a gustar esta maravilla), podéis buscar la versión original para piano: se pueden encontrar en youtube algunas magníficas versiones (para mí la mejor, la de Ivo Pogorelich editada por Deutsche Grammophon, aunque la de Vladimir Ashkenazy es también muy buena), y es también fácil de encontrar esta obra en cualquier tienda especializada, y así podréis observar cómo la misma música dice cosas completamente diferentes, según la orquestación (y la versión, claro que sí).

Si queréis ahora escuchar una excelente versión para piano, podéis disfrutar de esta estupenda versión del pianista ruso Evgeny Kissin, enérgico y delicado a la vez, en estos cuatro videos (esta vez cortados por cualquier sitio, como es tan odiosamente habitual en youtube, pero en fin)… Recomiendo pre-cargarlos todos antes de oírlos, para que el salto de video a video no sea tan traumático (que de todos modos lo es)..

No sé en qué Sala de Conciertos de qué país del universo mundo está grabado este concierto de Kissin, pero podéis observar que no se escucha más que el piano… ni una sola tos, ni un carraspeo, y eso que la Sala está llena a rebosar. ¡Qué envidia, por favor!

.

.

.

.

A continuación os dejo los enlaces de dos versiones de los cuadros en Spotify: En este enlace tenéis la Suite original para piano, interpretada por Jeno Jando, el pianista checo protagonista de muchas grabaciones de Naxos… una excelente interpretación, y muy precisa, con una ventaja adicional: como está grabada toda la suite seguida en una única pista, Spotify no interrumpe con anuncios del nuevo disco de Azúcar Moreno o de Beyoncé (o de quien sea) entre cuadro y cuadro…

Y en este otro enlace está la orquestación de Ravel, interpretada por la Filarmónica de Berlín dirigida por su director titular, Simon Rattle. También hay una buena versión de Bernstein con la Filarmónica de Berlín en Spotify, pero la grabación es de hace más de cuarenta años, y los metales suenan casi a lata (la técnica de grabación de entonces no era como la de ahora), así que creo que en su conjunto está mejor la de Rattle, mucho más moderna.

Existen centenares de grabaciones de los Cuadros, el 80% o más en la orquestación de Ravel. Casi todo director que se precie  ha grabado esta Suite. Y con las mejores orquestas, así que poco hay donde equivocarse, pero algunas que me gustan mucho son:

Sir Colin Davis, con la Royal Concertegebouw de Ámsterdam (esta orquesta ha sido elegida por los que saben de verdad los dos últimos años como la mejor orquesta del mundo mundial, así que mala, mala, ni es, ni lo ha sido nunca). También con la Royal Concertegebouw, Riccardo Chailly, su director titular. Leonard Bernstein, con la New York Philarmonic, o Herbert von Karajan, con su orquesta favorita, la Berliner Philarmoniker, son opciones seguras, o la de Claudio Abbado con la Sinfónica de Londres… Georg Solti o Valery Gergiev han grabado también muy buenas versiones de la Suite… y por fin el gran Sergiu Celibidache, el rumano que odiaba grabar, así que todas sus grabaciones son, literalmente, robadas, y siempre en directo, tiene varias grabaciones (robadas) con diferentes orquestas. Celibidache (pronúnciese “Chelibidaje“, más o menos) estaba considerado en su tiempo como el director que mejor interpretaba los Cuadros… aunque, como siempre, para gustos hay colores.

Si me preguntáis cuál me gusta más a mí, pues es la de Carlo Maria Giulini, con la Chicago Symphony Orchestra, editada por Deutsche Grammophon, que es la que me parece (de las que han caído en mis manos) que es más equilibrada, ni lenta ni rápida, perfecta en la ejecución y solemne a más no poder en su momento cumbre.

Ahora bien, si queréis sorprender a vuestra audiencia, pero sorprenderla de verdad, sobre todo a ese amigo pelma que se sabe todas las obras y todas las versiones habidas y por haber, os recomiendo la grabación que, en directo en los BBC Proms de 2004, hizo Leonard Slatkin, con la Orquesta Sinfónica y Coros de la BBC. Ha publicado esta grabación Warner Music, junto con los Pinos de Roma de Respighi que Tadaaki Otaka dirigió ese mismo año en los Proms (versión bastante mala, para mi gusto: si alguna vez le toca el turno a los Pinos de Roma en esta serie, que es muy posible que sí, ya os contaré cuál es la versión buena-pero-buena-que-te-pasas, y cómo hay que escucharla… pero ésa es otra historia y será contada en su momento).

¿Y por qué la versión de Slatkin es especial? Pues porque cada uno de los cuadros, y cada uno de los paseítos entre medias, son de una orquestación diferente. En conjunto, la de Ravel es la mejor, no hay ninguna duda, ésta de Slatkin queda ciertamente descompensada, no podía ser de otro modo. Pero cuadro a cuadro… Il vecchio castello, en la orquestación de Naumoff, con un piano maravilloso en canon, es extraordinario, aunque haya sustituido el saxo por un vulgar clarinete. Baba-Yaga, en la orquestación de Stokowsky, suena casi como Una Noche en el Monte Pelado, del propio Mussorgsky, en la película Fantasía, de Disney… y el final, La Gran Puerta de Kiev, en la orquestación de Gamley… es inenarrable, con órgano y coro masculino… Impresionante.

No os quejaréis que no os he dado pistas…

Y sí, son todas ellas versiones muy buenas. Distintas entre sí, algunas muy distintas, pero todas muy buenas.

Y, sin embargo, lo que sí puedo deciros es que no hay nada como la música en directo. Bien lo decía Sergiu Celibidache: no hay disco que se le compare a la música en directo. Nada supera a la magia de ver a un director dirigiendo a una Orquesta una obra musical, exclusivamente para ti y tus oídos. Nada, ni la grabación de Leonard Slatkin siquiera.

Hasta la próxima. Y ya sabéis: Disfrutad de la vida, mientras podáis.

A ser posible, escuchando música.


Sobre el autor:

Macluskey ( )

Macluskey es un informático de los tiempos heroicos, pero no ha dejado de trabajar en Informática y disfrutar con ella hasta la fecha. Y lo que el cuerpo aguante. Y además, le gusta la música...
 

{ 22 } Comentarios

  1. Gravatar polaco | 16/10/2009 at 07:27 | Permalink

    Bravo Macluskey!! como siempre un magnífico artículo…pero necesita una pequeña corrección. En polaco heno es “siano” y “bydlo”es “ganado m. vacuno” y la l en bydlo es en realidad una ł (una l cruzada con un trazo en diagonal). Esta letra se debe pronunciar más o menos como una “u” larga. Con lo cual “bydlo” para los hispano hablantes nos sonaría biduo o algo parecido.

  2. Gravatar Macluskey | 16/10/2009 at 07:57 | Permalink

    Gracias, polaco… es evidente que no sé ni una sola palabra de ese idioma, y si lo dije es porque en algún sitio lo leí, vaya Vd. a saber dónde ni cuándo…

    ¡Corregido, gracias!

  3. Gravatar Papageno | 16/10/2009 at 11:10 | Permalink

    Gran artículo, como siempre.

    Solo un par de apuntes. Cromatismo en música es cuando usas notas y acordes que debilitan la tonalidad hasta el punto en que esta llega a desaparecer, cuando se empezó a poner de moda se tuvo que dejar de decir que tal obra está en do menor, por ejemplo. Sé que puede ser algo complejo de entender si no se tienen conocimientos de armonía, pero para que os hagáis una idea comparad como suena está obra o el Prélude à l’aprés-midi d’un faune de Debussy con un aria de La Flauta Mágica de Mozart por ejemplo, notaréis enseguida una gran diferencia.

    Y por último, el nacionalismo en música fue una tendencia romántica que trataba de recuperar las melodías y composiciones propias de cada país, de ahí viene el nombre, y, de hecho, es muy distinta una obra de un nacionalista ruso (como Mussorgsky) a la de un nacionalista noruego o de cualquier otra nación.

    Un Saludo.

  4. Gravatar Macluskey | 17/10/2009 at 11:56 | Permalink

    Gracias, Papageno, por la cultura… y claro que el Preludio a la siesta de un fauno suena completamente distinto de las arias de Papageno, sin ir más lejos… :) Pero es que no sé nada de armonía, y por más que he leído, no me he enterado de nada, así de ignorante soy…

    Las claves menores y mayores no me dicen nada, no las distingo. Para mí todas son en la mayor… confusión ;) (prestado de Les Luthiers, por cierto).

    Gracias de nuevo por tu amable comentario.

    Saludos

  5. Gravatar Gustavo | 17/10/2009 at 03:17 | Permalink

    Macluskey, amigo, es una lástima que no te hayas dedicado a la música… ¡Hubieras sido un gran intérprete! Además se aprende con tus artículos, te confieso que varias cosas que dices acerca de la historia de los Cuadros, yo no las sabía. Es muy interesante tu trabajo de investigación.

    Pensaba comentar algo sobre el nacionalismo y el cromatismo, pero se me adelantó Papageno que, evidentemente viniendo del mundo mozartiano, sabe de música y no podía ser de otra manera. Lo que se me ocurre agregar al comentario de Papageno es que el término “cromatismo”, cuando a veces se lo aplica a la orquestación, se refiere al “colorido” (de “cromos”) en la combinación de timbres en la orquesta. Los impresionistas se destacan mucho en este sentido, pero no son los únicos. A Stravinsky, en La Consagración de la Primavera, El Pájaro de Fuego, y otras obras sinfónicas similares, lo han calificado de orquestador colorido. También tenemos a Mahler, cuya orquestación suele calificarse del mismo modo (y es curioso que “mahler” en alemán signifique “pintor”!). Rimsky Korsakov, en su tratado de orquestación, recuerdo una vez más que habla del colorido de la orquestación y da ejemplos de sus propias obras. En fin, leyendo algunos comentarios que haces de la obra de Mussorgsky, me pregunto si es verdad que no percibes el “colorido” en la música. Debes percibirlo, sin duda, o no podrías “ver” los cuadros tan nítidamente como los explicaste incluso los que no se conservaron.

    Es que si no existiera esa posibilidad en la percepción auditiva, no tendría sentido hablar de música “impresionista”, siendo que el impresionismo fue una corriente estética originada en la pintura. O sea, en la música, sugerir imágenes mediante combinaciones de sonidos que incluso muchas veces se salen de todas las reglas. No imágenes nítidas, sino “impresiones” que luego la imaginación reconstruye de forma más precisa. Eso sí, hay que hacer una salvedad al impresionismo, creo yo, y es que por lo general si falta algún título con palabras que ayuden a formarse esa imagen, la comprensión se vuelve bastante más difícil Por supuesto que esta salvedad fue tema de grandes discusiones allá por la época del impresionismo musical, pues hay casos donde aun sin que el oyente conozca el título de la obra, igual puede percibir “imágenes” Casi nadie que escuche, por ejemplo, Al Claro de Luna de Debussy, sin saber el título, podría imaginar otra cosa. Pero después, si nos metemos a querer “pintar el cuadro” en todos los detalles imaginados, entonces puede haber serias discrepancias y ahí es donde hay que reconocer un límite.

    Y aquí van por eso algunos comentarios alusivos a tu propia interpretación imaginaria de algunos de los cuadros. Por ejemplo, en “Gnomos” yo los “veo” como seres grotescos y maliciosos moviéndose en cierta penumbra difusa, quizá saliendo de cuevas misteriosas… con rostros malignos y que de pronto, sin saberse por qué, se van, desaparecen….casi mágicamente.

    En “Catacumbas”, lo que sigue inmediatamente es en realidad una variación más de la Promenade. Pero es una variación muy particular, casi irreconocible, casi como si quien miró el cuadro hubiese salido hondamente impresionado por lo que vio. El trémolo agudo de los violines, que mencionas, contribuye a ese efecto tenebroso del “paseo” hacia Baba Yaga que irrumpe casi brutalmente. Desde al punto de vista de la orquestación de Ravel, tanto en Catacumbas como en la Gran Puerta de Kiev, no sólo se ve el acierto de la orquestacón sino que en la versión original para piano se siente que cualquiera de ambos casos pide a gritos los recursos de la orquesta sinfónica. No tanto en los demás cuadros, pero en esos dos sí. En la versión de Vladimir Horowitz, él hace un arreglo al piano al final de la puerta de Kiev, intentando efectos orquestales, pero lo consigue tan sólo parcialmente.

    Yendo a otro de los cuadros, y a manera de curiosidad, tal parece que el título “Samuel Goldenberg y Schmuyle” sería de dudosa autenticidad, según hace notar Alfredo Casella en la edición para piano. Se trataría de un judío pobre y uno rico y punto, sin alusiones a nadie. Recuerdo la primera vez que escuché la obra orquestada por Ravel, el impacto casi cómico que me causó la irrupción de la trompeta aguda con sordina, con esas lamentaciones y ruegos ridículos del pobre miserable, casi arrastrándose detrás de la prepotencia “magnifica” de los cellos y los contrabajos! Para mí es uno de los aciertos más notables del impresionismo orquestal de todos los tiempos.

    Y quisiera agregar un comentario más para ilustrar a quienes no tengan muchos conocimientos en materia de instrumentos de la orquesta. La “madera” –que aludes varias veces- se refiere a un grupo de instrumentos formado por flautas, oboes, corno inglés, clarinetes, fagot y contrafagot, todos ellos instrumentos construidos de madera, precisamente, y de ahí la denominación genérica. Solamente la flauta, pasó más tarde a construirse de metal, pero originalmente era también de madera. Aún existen por ahí algunas de madera, todavía en uso (una vez tuve oportunidad de ver y escuchar una, que tenía el primer flautista de una de las orquestas sinfónicas de Montevideo). Comparándola con una de metal, la de madera tiene un sonido más lleno y a la vez más dulce.

    Para terminar, comparto contigo que la mejor versión de todas es la de Carlo Maria Giulini. Tengo la de Claudio Abbado con la Sinfónica de Londres, que también es excelente.

    Ah, tu intención de tranquilizarme fue buena, pero mira que sé que muchas veces los lobos feroces se disfrazan de corderitos… Mmmm…

    ¡Hasta la próxima y un abrazo!

    PS. En el momento de poner este comentario no hay ningún link con You Tube ni con nada. No sé que pasó, hasta ayer había.

  6. Gravatar maeghith | 17/10/2009 at 05:32 | Permalink

    Muy Emocionante. Gracias por compartirlo Mac.

    Aunque una cosa que me incomoda un poco es (creo, por lo que han definido en los comentarios) precisamente ese cromatismo que hace que hayan partes agresivas (la bruja), mezcladas con partes alegres (los pajaritos), mezcladas con partes melancólicas (el castillo), etc…

    Quizás en una exposición de cuadros no lo notaría tanto, al apreciar cada obra como algo separado de las demás, pero en una pieza musical que las junta todas se me hace difícil mantener una misma sensación para toda la obra, me rompe la expectativa de continuidad, por así llamarlo, incluso a pesar de los promenades (que están claramente para mantenerla, claro).

    Y hablando de los promenades, no puedo evitar, tras escuchar la última parte, pensar que (en el mundo de la obra) la exposición que alude el título se muestra precisamente dentro de la Puerta de Kiev (algo así como “el paseíllo lo estas dando dentro de la Puerta de Kiev”). Un gran final.

  7. Gravatar Macluskey | 17/10/2009 at 07:27 | Permalink

    @Gustavo: …….. No sé qué más decir, amigo. Cada vez que escribes impartes una clase… ¡qué gusto oírte!.

    Creo que sí dije en algún post anterior qué instrumentos componían la madera, pero siempre está bien una aclaración para los nuevos… Por cierto: te recomiendo que busques la versión de Slatkin que cito: no es la mejor, pero… ¡hay que oírla! Si no la encuentras, dímelo y te digo dónde encontrarla en privado…

    Y yo sí veo bien los videos de youtube ¡al menos de momento!!

    Gracias de nuevo por tus comentarios.

    @maeghith: Claro, es que es una Suite. Una sucesión de piezas aparentemente deslabazadas, unidas por un denominador común: el omnipresente promenade. Con una orquestación excelente, además. Y… quién sabe, igual Mussorgsky imaginó la exposición dentro de la Gran Puerta… y te digo una cosa: si para tí es allí donde es la exposición, ¡Allí es!, sin duda. Ese es el poder de la música.

    Saludos a todos

  8. Gravatar lucas | 18/10/2009 at 12:05 | Permalink

    ¡Por fin hoy tuve tiempo para escuchar la obra completa!

    La versión orquestal de Ravel es magnífica; y sí, tienes razón, la interpretación es muy buena. La versión original en piano, por su parte, no tiene nada que envidiarle; es una delicia; muy, muy bella. Una de las piezas que más me gustan es la del cuadro “Catacombae-Cum mortuis in lingua mortua”: verdaderamente delirante (y hondamente metafísica, como me gusta señalar a mí).

    Ahora entiendo lo que se refería Gustavo con la idea de la asimilación de la “espacialidad” dentro de los sonidos; por momentos nos encierran entre paredes estrechas, que luego se diluyen y nos hacen perder la orientación, entre tan vastas amplitud y lugares posibles.

    Ah, y qué lástima que no se conserven todos los cuadros que dieron vida a estos sonidos…

    Cambiando de coordenadas, quería comentar que ese experimento ‘sinestésico’ que aparece en el artículo de Wikipedia, creo que posiblemente esté mal formulado, y que la gran mayoría que contesta de ese modo en cuestión, lo hace por la evidente similitud que existe entre las figuras y no los sonidos de los nombres sino en la forma de las letras B y K. Lo que sería más interesante preguntarnos, entonces, es de dónde provienen los símbolos de nuestro alfabeto, en relación a los sonidos que representan.

    (Mac, ahora que somos editores por fin podremos llevar a cabo nuestro plan para conquistar el reino, quiero decir, el Cedazo. Pedro ya ha caído en nuestra trampa y ahor) ¡Hola, Pedro! ¡Qué lindo día, hoy! ¿no es así? Este… ahora debo, debo ¿irme? Irme a… a regar unas plantas.

    Ya, en serio. Muchas gracias, Pedro, de verdad; es una gran responsabilidad :)

    Saludos a todos.

  9. Gravatar Macluskey | 18/10/2009 at 08:49 | Permalink

    @Lucas: sobre los sonidos, yo estoy convencido de que las letras tienen la forma que tienen por la asociación de su sonido a algo, seguramente la forma de la boca, o la expresión de la cara, al pronunciarlas. Por eso yo hice (en lo posible) abstracción de las formas, y sólo pensé en colores… y Booba y Kiki no me sugerían ningún color en absoluto. En fin.

    (Y sí, ya nos queda poco para conquistar el reino, je, je ;) en cuanto Pedro nos pase la factura del hosting de Elcedazo, nos hacemos con el control TOTAL!) ;) ;)

    Saludos de uno de los corderitos…

  10. Gravatar maeghith | 18/10/2009 at 11:50 | Permalink

    @Macluskey, ¿Intentaste asociar Booba y Kiki con los colores?. En el experimento de Booba y Kiki los colores son completamente irrelevantes, creo que el hecho de que estén coloreados en la wikipedia te ha confundido un poco.

    En los 2 vídeos* en los que he visto al profesor Ramachandran hacer la prueba de Booba y Kiki, las 2 formas tienen el mismo color.

    • Creo que ya he comentado los vídeos en otros comentarios, pero los repito: “Derek tastes of earwax” documental de la BBC sobre sinestesia en Google Video, aceptable pero no muy buena calidad de imagen en inglés sin subtítulos (experimento en el minuto 40:00); y la otra es “VS Ramachandran on your mind”, bastante buena calidad de imagen, en la página de las TED Talks, en inglés con subtítulos opcionales en español (experimento en el minuto 21:25).
  11. Gravatar Macluskey | 19/10/2009 at 07:44 | Permalink

    @maeghith: Ehhh, estaba en el artículo de la sinestesia, que aparentemente significa asociar colores (olores, etc) a sonidos… no se me ocurrió que los colores precisamente fueran irrelevantes en el experimento. En fin, la edad, que no perdona…

  12. Gravatar Pedro | 20/10/2009 at 06:42 | Permalink

    Bueno, aqui reportandome de nuevo

    Pues al final si consegui una grabación de la sinfonía 9 de Dvorak, con Rafael Kubelik y la Orquesta Sinfónica de la Radio Bábara….

    Pero ese domingo en la Feria Universitaria en el anfiteatro estuvo el ERJU (Ensamble Real de Jovenes Universitarios), y me lleve un concierto gratuito :)

    La 40 de mozart, el vals de las flores, starway to heaven, silly love songs, y dust in the wind

    Al final salío lo nacionalista y fue el Hupango de Moncayo, finalizando con fuegos artificiales. En mucho, mi pieza favorita.

    Ahora a esperar al aniversario de la ciudad (22 de octubre) está el ERJU y la Sinfonica Estatal programados para interpretar a Handel, Beethoven, Moncayo y Revueltas en la Plaza Principal. Todos quedan invitados.

  13. Gravatar Luisantonios | 20/10/2009 at 05:09 | Permalink

    Puff!!! Por eso me apasiona El Cedazo, pues yo si soy un ignorante que disfruta enormemente de este manantial de sabiduría que alimenta mi ayuno intelectual. Leerlos es como un viaje abigarrado de emociones a las inmensas latitudes del conocimiento y la cultura, algo que nunca me enseñaron en aula alguna. Vaya que es infinito lo que ignoro y gracias a todos ustedes voy abrevando con verdadero deleite todo cuanto exponen con tanta naturalidad, los admiro a todos y los envidio, gracias gracias gracias.

  14. Gravatar Macluskey | 20/10/2009 at 08:50 | Permalink

    @Luisantonios : En primer lugar, muchas gracias por lo poco que me toca y, supongo, por mis compañeros… Pero he de discrepar contigo, amigo:

    Todo sabio lo primero que debe aprender es que ignora muchísimo más de lo que sabe. De la humildad nacen los grandes descubrimientos… así que, amigo Luis Antonio, aquí todos somos unos ignorantes que estamos dispuestos, en primer lugar, a prender de lo que otros nos cuenten, y en segundo, a contar lo poco que nosotros sabemos, para ponerlo a disposición de la comunidad.

    Estoy completamente seguro de que tú eres uno de tantos que tiene un saber único e irrepetible en no sé qué cosa, que a tí igual te parece irrelevante, pero que otros serían felices de aprender.

    Piénsalo!! Seguro que tengo razón… Y si decides compartirlo, esa cosa que tú conoces bien y, seguramente, todos los demás no, aquí tienes una plataforma para poder compartirlo.

    ¡Nos vemos!! ;)

    @Pedro (de México, me parece): Pero claro… la música en directo no se parece en nada a la enlatada, tú ya lo has podido experimentar… y aunque las Sinfonías de Dvorak tocadas por Kubelik son la bomba, no son nada comparadas con una orquesta que toque en exclusiva para tí… La próxima entrada será seguramente sobre una Sinfonía de Antonin Dvorak. Son todas excelentes. Pero nada, nada como el directo.

    Saludos a todos y gracias por vuestros comentarios

  15. Gravatar Gustavo | 31/10/2009 at 02:02 | Permalink

    Macluskey, la versión de Slatkin me pareció interesante porque resulta (creo) evidentísimo que el carácter de esta o cualquier otra música “obliga” a orquestarla de una manera y jamás de otra. En todos los cuadros, en esta versión, la orquestación no podría descontextualizarse jamás, quiero decir, recurriendo a un uso inadecuado de la instrumentación. Imaginemos cómo se oiría Bydlo tocado por flautas. (¿!). Y en ese sentido, en el cuadro de los dos judíos, la versión pierde toda la gracia si se la compara con al acierto genial de Ravel que usó una trompeta aguda con sordina, logrando un efecto tragicómico sin par. Pero en el resto de los cuadros, el contexto de la instrumentación yo diría que no sólo es el indicado sino que es clarísimo que no cabría que fuese de otra manera. Hasta el uso pasajero del piano es acertado, aunque evidentemente lo es puesto que el original es para piano Volviendo a la orquestación de Ravel, a propósito de esto último, posiblemente haya sido la orquestación más acertada de todas cuantas se hicieron, porque da la impresión de que él supo “escuchar entre líneas” lo que la versión original para piano sugiere sonoramente. “El Viejo Castillo”, por ejemplo, en la versión pianística, pienso que es sumamente sugestiva como para confiarle la melodía al instrumento que más se pueda asemejar a la voz humana. Y ese es el saxo, que ha sido valorado por esa cualidad sobre todo por los músicos de jazz, pero que Ravel supo aprovechar. Imaginemos ese trozo tocado por una trompeta, que si bien puede “cantar” en manos de un ejecutante hábil, no es lo mismo contextualmente debido al timbre del instrumento.

    Lo que sí merece comentario aparte en la versión de Slatkin es La Puerta de Kiev. Coros, órgano, más la orquesta a pleno, es realmente emocionante. Y siempre podemos decir lo mismo: la versión para piano (que es bellísima) “pide”, porque lo sugiere, todo ese recurso orquestal inmenso y potente para que toda la majestad del trozo se pueda manifestar.

    Te agradezco la sugerencia, valió la pena y ya incorporé el CD a mi discoteca.

    Un saludo y seguimos escuchando música.

  16. Gravatar Macluskey | 31/10/2009 at 04:50 | Permalink

    @Gustavo: Me alegro que te gustara. Sobre el cuarto episodio (Il vecchio castello), es de Naumoff. Este búlgaro ha orquestado los Cuadros de una original manera: como concierto para piano y orquesta, lo que es adecuado. Yo tengo esa versión, también, y tengo que decir que mu ypocos números me parecen “decentes”, salvando el del viejo castillo. Además, de tanto en cuanto se marca unas cadenzas estilo moderno que no pegan ni con cola… pero en fin.

    Te hago el mismo ofrecimiento que con la versión de Saltkin. También sé dónde encontrar a buen precio esta (dificilísima de encontrar) versión de Naumoff.

    Y la Puerta de Kiev, la orquestación es de Gamley (¿?) que la hizo, creo recordar para una película (Shangri-La???). Nohay referencias en parte alguna de que hiciera ningún otro arreglo…

    En fin, curiosa la versión de Slatkin. Muy curiosa.

    Gracias por desasnarnos…

  17. Gravatar Pedro J. | 01/02/2010 at 12:09 | Permalink

    Muchas gracias Macluskey por tus investigaciones y por compartirlas. Tu descripción de los cuadros y conocer la motivación de Mussorsgky me hecho disfrutar aun más de los Cuadros.

    Macluskey decía: No sé en qué Sala de Conciertos de qué país del universo mundo está grabado este concierto de Kissin, pero podéis observar que no se escucha más que el piano… ni una sola tos, ni un carraspeo, y eso que la Sala está llena a rebosar. ¡Qué envidia, por favor!

    Pues observando el vídeo en los títulos iniciales encontré la respuesta. No tan lejos de nuestras latitudes como pudiera parecer. Está grabado en el Antiguo Teatro Romano de Orange http://www.theatre-antique.com/en/orange/ (al aire libre) en Francia, en la región de la Provenza cerca de Suiza. Más concretamente aquí: http://maps.google.es/maps?f=q&source=s_q&hl=es&geocode=&q=orange,+france&sll=43.866218,5.627747&sspn=1.617772,2.469177&ie=UTF8&hq=orange,+france&hnear=&ll=44.135489,4.809096&spn=0.001573,0.002411&t=h&z=19

    Muchas gracias, sigo tu serie con interés.

  18. Gravatar ana | 24/01/2012 at 02:11 | Permalink

    Hola,

    Felicidades por tu trabajo, la verdad es un placer leer tus artículos, sobretodo porque sabes transmitir tus emociones y eso significa ser un excelente músico. soy estudiante de saxofón. y estoy realizando un trabajo de investigación sobre esta obra. concretamente busco la relación entre los dos compositores Ravel y Mussorgsky . tanto en la obra de mussorgsky como la de Ravel ( Bolero) aparece el saxofón, con la finalidad de dar a conocer la sonoridad del instrumento sin necesidad de mostrar su virtusismo. debussy es también un compositor a tener en cuenta por su ex no sé como ordenar mi trabajo, mi objetivo es sacar conclusiones a partir de estas obras de porque el saxofón fue el instrumento elegido para la interpretación de los fragmentos? tenían alguna referencia de las cualidades del instrumento? fue casualidad? otra parte de mi investigación es analizar la interpretación de los solos. no sé como puedes ayudarme, tampoco tengo mucha idea de como investigar. no sé fuentes de información sobre estas obras,

    Cordialmente Ana

  19. Gravatar Macluskey | 24/01/2012 at 11:57 | Permalink

    Gracias, Ana, por tu comentario.

    No creo que pueda responderte, cuando digo que soy un ignorante, lo digo en serio… Pero si sé que Mussorgsky escribió los Cuadros para piano solo, y que fue Ravel quien los orquestó, así que fue Ravel, no Mussorgsky, quien decidió usar el saxo en El Viejo Castillo. Sí, el mismo Ravel del Bolero. Eso quizá te ayude.

    Por otra parte, oí o leí alguna vez que si Ravel decidió usar el saxo es porque, según él, es el instrumento que más “se parece” a la voz humana, y él quería remedar el canto del trovador. No obstante, hay otros muchos arreglos de los Cuadros donde se usan muchos otros instrumentos: oboes, clarinetes, el propio piano…

    Saludos

  20. Gravatar J35ux | 26/04/2012 at 02:03 | Permalink

    Versión sin cortes de Evgeny Kissin:

    http://www.youtube.com/watch?feature=player_detailpage&v=g8ei1NF0oic

    Tras un par de comentarios sueltos, creo que debo explayarme y darte muchas gracias por tu trabajo. Llegué hasta un artículo por casualidad, la Pasión según San Mateo… ¡vamos que entré por la puerta grande! , y me he recorrido buena parte de la serie.

    De paso descubrí el resto de artículos de El Tamiz y el Cedazo, y estoy enganchado porque muchos tratan de temas que coinciden con mis (dispares) intereses: música, física, matemáticas, mitología, mainframes…

    Me has hecho recordar por qué me gustaba la música clásica, y no solo he empezado a comprarla (tenía tan poco, y casi todo de regalos, que se puede decir que he empezado), sino que lo más importante: he buscado tiempo para escucharla todos los días. Así que me has convertido en un neoignorante molto (agradecido).

    Otra cosa, en el índice de la serie:

    http://eltamiz.com/elcedazo/series/historia-de-un-ignorante-ma-non-troppo/

    no aparecen las referencias al Concierto para Piano y Orquesta núm. 2, de Tchaikowsky, ni a NiFe. Pasa de Boccherini a Bach. ¿Posible errata?…

  21. Gravatar Macluskey | 26/04/2012 at 07:09 | Permalink

    Caramba, J35ux… ¡me has alegrado el día! No sabes cómo agradezco comentarios como el tuyo, pues justamente ése que citas es el objetivo de esta pobre serie: que personas que por unos u otros motivos no conozcan mucho sobre música clásica puedan descubrir. poco a poco, obras e intérpretes excepcionales que realmente merecen ser conocidos. Y tu comentario me ha llenado de gozo.

    ¡Gracias!

    Por otra parte, ya he actualizado la página de la serie… no sé si es que me he olvidado de actualizarla o que el bicho ha hecho alguna de las suyas, pero ya está bien. Creo.

    Y sí, desde que youtube permite subir videos largos (no sé en cuánto está el límite), los aficionados a la música clásica hemos ganado muuuucho, pero mucho. Gracias por el link.

    Saludos, y hasta la próxima (que seguro, seguro que te gusta también) :D

  22. Gravatar Carlos Cervantes | 24/06/2012 at 11:18 | Permalink

    Que extraordinario artículo, me gustaba la orquestación, en especial la gran puerta de Kiev, la escuche en vivo con la OSX (Orquesta Sinfónica de Xalapa-México) pero nunca con el hilo argumental, la explicación y los cuadros en sí. Me parece una obra extraordinaria tanto de Mussorgsk como de Ravel, sin lugar a dudas no hay como escuchar la suite en vivo, es una experiencia magnífica. Muy buen trabajo.

    Acepto mi gran ignoracia ante la música clásica,pero gracias a este post me he interesado más en este género que además es muy relajante. Los grandes comentarios de @papageno y @Gustavo hacen más interesante la barra, un saludo.

Escribe un comentario

Tu dirección de correo no es mostrada. Los campos requeridos están marcados *

Al escribir un comentario aquí nos otorgas el permiso irrevocable de reproducir tus palabras y tu nombre/sitio web como atribución.