No. Esperad: ¡NO OS VAYÁIS TODAVÍA! Por favor… Leed un poco más…
Vale, hoy os traigo una misa, y para colmo, de Réquiem. Pensaréis… ¡Menudo rollazo! Gente lamentándose, cantando aburridos himnos religiosos, tristes y recogidos, todo muy triste, oscuro y ominoso… Pues… ¡Menuda sorpresa os vais a llevar si seguís conmigo un ratito! Un ratito algo largo, cierto, pero que os parecerá seguramente corto…
Primero con la historieta. Debió de ser por 1971 o así, una Semana Santa lluviosa y aburrida, con la mitad de mis amigos fuera de Madrid y poco plan, así que me quedé viendo la tele. Había dos canales para elegir: el “VHF” y el “UHF”, lo que ahora llamaríamos “la 1” y “la 2”. En una cadena estaban retransmitiendo una procesión desde Valdecarneros del Monte o algún otro pueblo limítrofe, y en la otra tenían programado un Concierto. Todavía estábamos en tiempos de Franco, y las Semanas Santas se celebraban, mejor dicho, se no-celebraban, y la única música que se programaba esos días era religiosa o clásica…
Obviamente, gracias a mi recién descubierta pasión clásico-musical, me incliné por el Concierto, aunque mis expectativas quedaron un tanto chafadas cuando leí en el Diario vespertino Pueblo (aún no habían inventado el teletexto, ni tan siquiera la tele en color…) que era nada menos que una Misa, y de Réquiem, la de Giuseppe Verdi: ¡Menudo tostón!. Pero no había otra cosa que hacer, así que allí me senté a tragarme lo que pudiera de la Misa… Y además, no me quedaba más remedio, después del cachondeíto de mi familia: “Qué, vas a oír el Concierto, ¿no?, je, je”, queriendo decir en realidad: “¿No te gustaba la música clásica, mentecato? Pues toma dos tazas…”.
Recuerdo muy bien que era en directo (mejor dicho, la grabación era de un Concierto en directo, dios sabe cuántos años antes) desde una Catedral, probablemente la de Viena, y era la Orquesta Filarmónica de Viena dirigida por el húngaro Georg Solti, con unos Coros (seguramente los de la Opera Estatal de Viena) y cuatro solistas a los que no conocía de nada (lo normal, no conocía a ninguno… salvo a la Callas, que se había casado con el Onassis y tal, porque salía en el Hola). Esos solistas eran (agarraos a la silla) Joan Sutherland (australiana, quizá la mejor soprano del momento), Marylin Horne (estadounidense, seguramente, con permiso de Teresa Berganza, la mejor mezzosoprano de la historia, junto a Janet Baker), Marti Talvela (finlandés, para mi gusto el mejor bajo profundo de siempre jamás; el único que se le puede comparar es Matti Salminen, también finlandés) y, como tenor, un joven y pletórico Luciano Pavarotti, de quien supongo no tengo nada más que decir. Estos cuatro elementos, más Sherril Milnes, formaban el “Equipo Operístico Habitual” de la Decca, y a ellos se deben posiblemente las mejores grabaciones que existan de algunas óperas italianas, sobre todo Lucia di Lammermoor, Rigoletto, y, por supuestísimo, del Réquiem de Verdi. Pero entonces yo no sabía nada de esto, no los conocía… ¡sería yo ignorante! Bueno, en realidad, y para no mentir, sigo siéndolo…
Lo que sí puedo deciros es que me quedé maravillado, sobrecogido, alucinado… ¡Qué maravilla, qué perfección… leñe, qué bonito! No tengo palabras, lo mejor es que lo oigamos…
Pero antes, unas breves notas previas: Giuseppe Verdi compuso este Réquiem en 1873-74, a la muerte de Alessandro Manzoni, íntimo amigo suyo y escritor clave del nacionalismo italiano del Siglo XIX, del Risorgimento. Pero es que Verdi no era especialmente religioso: era un Compositor de Óperas (el más famoso de todos), así que más que una Misa de Réquiem al uso, como la que Mozart compuso casi un siglo antes, más que una cosa íntima y recogida al uso, escribió una especie de Ópera sacra aplicada a exaltar, más que a llorar, a Manzoni y, de paso, a la recién nacida nación italiana. Y le salió una Obra Maestra Absoluta de la Música Universal. Sin más.
Acompañadme, pues, si lo gustáis, con la grabación del Réquiem de Verdi de la Orquesta y Coros de la Universidad de California en Davis, dirigida por Jeffrey Thomas, con Arianna Zukerman, soprano; Judith Malafronte, mezzo-soprano; Steven Tharp, tenor; y David Arnold, barítono. Hubiera sido mejor un bajo, pero bueno. Y el coro es numeroso. Muy numeroso, en realidad. No siempre cantidad es sinónimo de calidad en cuanto al tamaño del Coro se refiere, pero ciertamente éste no suena nada mal.
Se trata de una interpretación muy digna, bastante bien grabada y realizada, posiblemente la joya de la corona de las grabaciones del canal de UCTelevision en youtube. Pero, por una vez, os voy a recomendar que corráis a comprar, o pedir prestado a algún amigo melómano, la monstruosa versión de Decca de 1968 con Solti, Sutherland, Horne, Talvela y Pavarotti… De verdad que merece la pena. Es Impresionante, en una palabra, o en dos o en tres…
Veamos: La cosa comienza suavecita, con el Coro recitando sotto voce las frases iniciales del Réquiem, en el que predominan las cuerdas graves, hasta que explota en una potentísima entrada del cuarteto de solistas al llegar al “Kyrie Eleison” (allá por el minuto 6:05), y así continúa hasta el final del Kyrie.
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¿Estáis preparados? Porque ahora viene el “heavy metal”, nunca mejor dicho…
Comienza el cántico básico y característico del Réquiem, ese conocidísimo e inquietante poema medieval, el anónimo Dies Irae que alguno recordará de, por ejemplo, El Séptimo Sello de Ingmar Bergman… la cantinela que en el Siglo XIII recitaban una y otra vez los suplicantes para ahuyentar la peste negra… Con otra música, ciertamente…
Usaré la letra latina (y su traducción), extraída directamente de la Wikipedia, para que podáis seguir plenamente la música, mientras comentamos cada trozo…
El Dies Irae empieza sobre el minuto 9:20, con una entrada brutal de la Orquesta y el Coro sonando en fortissimo…
El estrépito inicial se desvanece, y el Coro entona, sotto voce de nuevo, aterrados, la segunda estrofa.
Y entonces la Orquesta calla, para dejar paso a una fanfarria de trompetas situadas en diferentes lugares de la Sala, que van llamándose unas a otras, contestándose, llamando a la resurrección de la carne, al Juicio Final… El Coro se une, a continuación, junto con la Orquesta en pleno a la llamada de las trompetas… Oíd cómo los muertos se levantan de sus tumbas… Oíd cómo acuden, obedientes, a la llamada… Oíd. Y alucinad.
…Si estos cuatro minutos gloriosos (entre el 9:20 y el 13:30) no os han puesto la carne de gallina, los pelos como escarpias, e incluso os han hecho derramar alguna lagrimita, es que estáis hechos de corcho, amigos… porque es ésta una música que no va destinada al cerebro, sino directamente a la tripa. Es de lo más emotivo que he oído nunca…
Y sin embargo… y sin embargo, en el momento en que fue escrito, ¿no podría ser quizá una llamada al pueblo italiano a apoyar la recién conseguida reunificación…? Podría ser, por ejemplo: “Levantad, romanos, toscanos, lombardos, sicilianos, venid al nuevo país que hemos creado“… Oíd esas trompetas llamándose unas a otras, contestándose, casi como si de cornetas dando órdenes en la batalla se tratara, incitando casi a la rebelión. Mmmm, no sé, igual son imaginaciones mías, pero siendo Verdi un apasionado unionista… no sé. Bueno, sigamos oyendo la música inmortal.
Ahora el tutti (minuto 13:30) termina abruptamente y, tras un breve silencio (para que recapacitemos sobre la barbaridad que acabamos de oír) deja paso a un solo de bajo (barítono, en nuestra grabación), acompañado de contrabajos y del fagot, que se muestra estupefacto ante la muerte (y quién no, diría yo…).
La mezzosoprano (muy buena cantante, por cierto, quizá la mejor de los cuatro solistas) toma ahora el relevo (minuto 15:05), describiendo el Libro maldito en el que todas nuestras acciones buenas y malas están escritas, sobre todo las malas, claro, mientras el Coro, sombrío, repite por lo bajinis “Dies Irae”… premonitorio, porque al final de nuevo entra, poderoso, el Coro retomando el tema del Dies Irae de la apertura (minuto 18:05).
Ahora viene un precioso trío de soprano, mezzo y tenor (minuto 19:55), preguntándose quién va a protegernos ahora, que ni siquiera los justos están seguros…
El Coro entra, poderoso, a recordarnos la “Tremenda Majestad” a la que nos enfrentamos (minuto 23:25), y después los solistas, uno a uno, solicitan, por piedad, la salvación…
Un maravilloso dúo de soprano y mezzo viene a continuación (minuto 27:00), haciendo un poco de (supongo que inútil) chantaje, con carita de buena persona, haciendo méritos, o mejor, la pelota… “Recuerda que soy yo, tu niña bonita, la que estoy aquí para que me juzgues, con lo que has hecho por mí, con lo que yo te quiero, no me irás ahora a hacer pupita, ¿no?, etc, etc”. Casi como El Gato con Botas cuando pone su carita de gatito bueno en Shreck 2… Precioso.
Y ahora viene uno de los mejores momentos, para mi gusto (minuto 31:15): El Ingemisco, para tenor, acompañado, sobre todo, por cuerda y madera. En el video que os propongo está muy bien cantado, cierto. Pero… Es imperativo que oigáis a Luciano Pavarotti cantando el Ingemisco. Lo digo en serio, amigos. Y me refiero al Pavarotti de fines de los sesenta… Hay versiones en youtube, como ésta en la que dirige Herbert von Karajan en el Teatro alla Scalla de Milán, pero la mejor, sin duda, es la del disco de Solti que os he citado anteriormente. Y si os queda alguna duda, oíd a otro monstruo, Plácido Domingo, cantando el mismo Ingemisco en Nueva York en 1980, cagándola de mala manera… y ¡mira que me gusta Plácido Domingo!
Dejémonos de chorradas, y oíd esa maravilla…
Y ahora, otra maravilla… pero no en el video, aunque esa versión no está mal (minuto 34:40). No os queda más remedio que correr a buscar al disco dichoso de Decca para oír a Martti Talvela bajar hasta los infiernos… Es increíble cómo llega hasta la nota más profunda que yo haya jamás oído dar a un bajo… y bajar aún dos o tres notas más. Era una fuerza de la Naturaleza, este finlandés de dos metros y ciento sesenta kilos…
Para rematar la jugada, y dejarnos aún más acongojados, el Dies Irae irrumpe de nuevo, poderoso, al final de la estrofa (minuto 38:30).
Y por fin, ahora sí, los cuatro solistas emprenden un lamento bellísimo, acompañado del coro y toda la Orquesta, que termina rogando la Paz Eterna para ellos (es la primera y única vez en todo el poema en el que se usa el plural; hasta ese momento es siempre un poema en primera persona).
Y el Dies Irae termina, dejándonos exhaustos… Treinta y seis minutos gloriosos. Hagamos caso a la letra, y descansemos un poquito… ¡pero no eternamente, por favor!
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Tras el pequeño respiro, ahora la Misa continúa con sus secciones habituales. También la intensidad baja un poco (¡cómo no va a bajar, después de lo que acabamos de oír…!). Pero sigue siendo excelente.
Empieza el Ofertorio (minuto 45:35), cantado por los solistas, sin acompañamiento del Coro, sobre todo el Bajo solista, hasta que (minuto 48:00) irrumpe glorioso el Arcángel San Miguel (la soprano), acompañado de un violín solista glorioso… Es una pieza encantadora, ya lo oiréis…
Sigue el Sanctus (minuto 56:15) con una poderosa entrada de los metales (una fanfarria a cargo de las trompetas), y el Coro entonando el Sanctus, sanctus…
El Agnus Dei (minuto 59:05) comienza con un bellísimo dúo de soprano y mezzo, a capella (o sea, sin acompañamiento de Orquesta ni de Coro), al que luego se unen paulatinamente el Coro, primero, y la Orquesta después, siempre en tonos graves, particularmente la madera. Oíd esas flautas que dan el contrapunto a las dos solistas en la segunda y tercera repetición de la estrofa… No hay nada más que yo pueda decir. Sólo oídlo.
Viene después la Comunión (Lux Aeterna, minuto 1:04:00), que es un trío para mezzo, tenor y bajo, esta vez sin acompañamiento del Coro, muy lírico y expresivo…
Y termina la Misa de Réquiem con el Libera Me (minuto 1:10:00). En la Misa éste es el momento donde se realiza la despedida del muerto, y Verdi aquí realmente sí que se despide de su gran amigo (recordad: Alessandro Manzoni). Es quizá ésta la parte más dramática de toda la obra: nada de la grandiosidad de los momentos anteriores, ahora realmente Verdi sí se recoge, se entristece… pero siempre con ese aire operístico que toda la obra tiene (lógico, Verdi era un compositor especializado en Óperas). La soprano se lamenta, grita, suplica, se tira de los pelos, amenaza, maldice, llora… en fin, todas esas emociones encontradas que nos inundan ante la pérdida de un ser querido. Y de pronto, formidable, el Dies Irae irrumpe de nuevo como elefante en cacharrería… siguen los lamentos y los gritos y las maldiciones y las súplicas (libera me… libera me…), y por fin termina la obra con una coda entonada en murmullos realmente maravillosa… Bueno, sólo oídlo, acongojados, hasta su final, en el minuto 1:23:15.
…Sí. Podéis aplaudir vosotros también, nadie os lo impide…
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En fin. Tras aquella experiencia religiosa (nunca mejor dicho) ante el televisor en blanco y negro y sin cortes publicitarios ni nada, que entonces era así la tele, cambió radicalmente mi forma de ver la música religiosa. Hasta el momento me había parecido simplemente un tostón, y fue ese Viernes Santo cuando me di cuenta que había música religiosa maravillosa… lo que es natural, teniendo en cuenta que durante muchísimos años prácticamente sólo había un lugar en el que interpretar composiciones musicales: la iglesia.
El Réquiem más reputado de todos los compuestos es el de Mozart, que es ciertamente extraordinario. Y hay otros muchos, compuestos por casi todo compositor que se preciara, muchos de ellos de enorme calidad… pero a mí ninguno me llega a la tripa como lo hace el de Verdi. Seguramente es nostalgia de aquella primera y sorprendente sesión frente a la tele… ¡qué se la va a hacer!
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Si os ha gustado, os recomiendo otra vez (sí, mira que soy pesadito) la grabación de Georg Solti y la Filarmónica de Viena, con ese inmortal cuarteto de solistas. Ninguna otra grabación que yo haya oído se le acerca. Y he oído varias… al menos seis o siete.
Ésta es la carátula de ese disco, que fui corriendo a comprar tras oir el Concierto… un disco doble, en vinilo, claro, que aún conservo, literalmente machacado de tanto ponerlo…
Y sin embargo, lo que sí puedo deciros es que no hay nada como la música en directo. No hay disco que se le compare. Nada supera a la magia de ver a un director dirigiendo a una Orquesta o unos Coros, tocando, cantando, declamando por una única vez, exclusivamente para tu disfrute personal… Aunque no esté Pavarotti…
Hasta la próxima. Y ya sabéis: Disfrutad de la vida, mientras podáis.
The Historia de un ignorante… ma non troppo. La Misa de Réquiem de Verdi by , unless otherwise expressly stated, is licensed under a Creative Commons Attribution-Noncommercial-No Derivative Works 2.5 Spain License.
{ 34 } Comentarios
Eres el puto amo.
almenas, una de las críticas de artículo más concisas, afiladas y acertadas que he leído nunca. Me quito el sombrero
@Almenas: ¡Venga Ya!
Desde hace algún tiempo quería adentrarme más en el mundo de la música clásica, aunque no sabía muy bien por donde empezar (en parte debido a que también soy bastante ignorante en la materia y a que hay muchísimo donde elegir).
Tengo que darte las gracias, querido Macluskey, porque además de deleitarnos en su momento con interesantísimas “batallitas” sobre la historia informática, has conseguido, con tus obras selectas y tu habitual verbosidad (como ves, yo tampoco me quedo corto), engancharme a la música clásica. ¡Lo que me estaba perdiendo!
Aquí el “amo del calabozo” es bien sabido que es Pedro, Mac deber ser su “garra” derecha.
Vivo en argentina,en un pueblo de la “pampa húmeda”,se llama 9 de julio.Aquí no tenemos la posibilidad de ver en vivo ,escucho todo lo que puedo .Al requiem ya lo conocia,es decir ¿lo conocia?…Te agradezco enormemente lo mucho que me haz enseñado,y por tal motivo descubrí en él delicias antes no encontradas.tenés un corazón muy sensible.Un abrazo agradecido.
Nada nada, el puto amo y punto. Si es que ya está bien dicho…
Volviendo al tema de directores de orquesta:
gracias al artículo sobre la novena de Beethoven, saqué del armario un cd de hace unos años de su sexta y casi que he vuelto a redescubrir éste tipo de música con mas ganas.
Eso si, leyendo vuestros comentarios sobre directores busqué la misma composición (la sexta digo) dirigida por otro director, casi que porque ya la tenía por la mano y, si había algún cambio, me resultaría mas fácil de descubrir. Y vaya si lo encontré: con Karajan la Pastoral me parecía (en mi total y humilde ignorancia mucho mayor que la tuya, Macluskey) demasiado rápida, demasiado precipitada. Así que empecé a buscar opiniones por Internet, y vamos, hay de todo: hay gente que considera a Karajan demasiado rápido y hay gente que considera que le da el ritmo justo. Que se yo!
El caso es que me gustó la versión que me había comprado originalmente y resulta que el director era un tal Karl Böhm y la orquesta la filarmónica de Viena. Así que busqué la novena dirigida por él en (y recomiendo ésta página especialmente):
www2.deutschegrammophon.com/
Y estoy mas que satisfecho. Así que gracias
Pero, en el fondo el comentario era para preguntarte si tienes algun director en general favorito, para recomendar ésta página para comprar alguna edición en concreto a los demás si os interesa y para preguntarte a ti y en general si sabeis de alguna otra página donde adquirir música clásica.
Pero me ha quedado un tocho digno de foro…
Saludos
Por cierto, he estado buscando la versión del requiem que recomiendas y la he encontrado por amazon USA(18$) descargable y por iTunes(19€). Por si a alguien le interesa, también…
@Illusteixido: ¿Un tal Karl Böhm? ¿Filarmónica de Viena? Ejem…
Karl Böhm fue durante algo así como treinta años el Director Principal de la Filarmónica de Viena, tradicionalmente considerada como la segunda mejor orquesta del mundo (tras la de Berlín, claro; últimamente la Royal Concertegebouw, bajo la férrea dirección de Riccardo Chailly, las ha superado a ambas, según los que saben). O sea, que ha sido uno de los mejores directores de todos los tiempos.
Si te ha gustado dirigiendo la Pastoral, entonces te recomiendo vivamente que busques las Sinfonías de Bramhs dirigidas por Böhm, sobre todo esa obra maravillosa (y dificilísima de tocar, por lo que se programa poquísimo), que es la Tercera Sinfonía de Johannes Bramhs, dirigida por Karl Böhm, con la Filarmónica de Viena, editada por la Deutsche Grammophon, y que es uno de mis discos favoritos de todos los tiempos.
Bueno, a tu pregunta de “¿tienes un director favorito?”, no hay respuesta. Primero porque no todos los directores son igual de buenos en diferentes tipos de música. Segundo, porque también tiene que ver la Orquesta, y si hay solistas, no digamos… igualito es Steven Tharp (el tenor del video) que Pavarotti, igualito…
Un ejemplo conocido: Herbert von Karajan se convirtió, por obra y gracia de la DG, en un icono mediático durante veinte años o más (desde los setenta hasta su fallecimiento en los noventa). Y grabó muchísimos discos, con bastantes orquestas diferentes. Todo el mundo quería grabar con Karajan, porque sólo poner su nombre significaba que el disco se vendía. El resultado: Algunas de las mejores grabaciones de todos los tiempos de algunas obras. Y cagadas gigantescas en otras. Karajan donde era realmente bueno era en la música tonal de la segunda mitad del Siglo XIX y primera del XX (Respighi, Mahler, Zemlinsky, Shostakovich, etc). Su grabación de los Pinos de Roma de Ottorino Respighi, por ejemplo, (algún día saldrán aquí) es simplemente impresionante. Las sinfonías de Mahler, las borda.
Pero también grabó música barroca, por ejemplo las Pasiones de Bach: una cagada.
Y luego, amigo mío, están los gustos personales. Otro ejemplo: Nikolaus Harnoncourt está reputado como el puto amo (Almenas dixit) en música barroca, Bach, Vivaldi, Albinoni, etc. Y sus seguidores, particularmente Herreweghe, también. Bueno, pues yo no los soporto. Serán cojonudos para los que saben, pero yo, que no sé, prefiero mil veces a Bochum o, sobre todo, a Karl Richter. Es lo que tiene la ignorancia: que la obra te gusta o no te gusta, y yastá.
Así que lo mejor es oír versiones y determinar cuál te gusta en cada caso sin preocuparte mucho de quién la grabó…
Dicho lo cuál, mi director favorito es Leonard Bernstein. Hala.
Y esto sí que es un comentario-post…
(Por cierto, el disco de Solti que recomiendo se puede encontrar sin problemas en tiendas patrias, por ejemplo El Corte Inglés, sin ir más lejos…)
“¿Un tal Karl Böhm? ¿Filarmónica de Viena? Ejem…”
Jeje, si ya te digo que ignorante total .
Es cierto lo que dices de forjarse tu propia opinión. Años de afición al cine y leyendo según qué críticas me lo afirman. Aún y así aún no he escuchado casi nada en cuanto a música clásica se refiere y me fío de tus recomendaciones, sobre todo porque parece que vienen acompañadas precisamente por ésta sensación de descubrimiento de la música que sufriste por entonces. Y no me desagradan en absoluto.
Seguiré con la 3a de Bramhs y esperando más artículos
Saludos
tienes razón, hay mucha variedad en El Corte Inglés en música clásica. No había pensado en mirar allí. Aun y así encuentro las ediciones un pelín mas caras que las descargables y el hecho de poder disponer de ellas al instante me puede. Aunque el Paypal lo carga el diablo. Como no vaya con cuidado…….
Hola a todos, simplemente quería dejaros una lista de Spotify con las composiciones que ha ido comentando Macluskey: http://open.spotify.com/user/alnoah/playlist/2weC5dPo56mop9dpgLywKQ
He incluido un par de versiones de cada obra, de las múltiples que se encuentran por ahí. Yo no tengo ni idea de música clásica, así que seguramente no haya escogido las mejores. Pero bueno, si a alguien le sirve, estupendo.
Conforme vayan apareciendo más, pues las iré incluyendo en la lista.
Impresionante el poema del Dies Irae, y demoledora la ejecución.
Una “Obra Maestra Absoluta de la Música Universal”, sí señor; una de las que más he disfrutado en toda la vida. Sobre todo, el segmento 9:20-13:30, que es estremecedor. Un grito desgarrador que creo vuelve a aparecer por el minuto 38.
Aquel que niegue que esto es Metafísica encarnada, será sólo quien no la ha escuchado. Impresionante, nada más que decir.
Saludos.
@Lucas:
“Aquel que niegue que esto es Metafísica encarnada, será sólo quien no la ha escuchado. Impresionante, nada más que decir.“
¡Chapeau, sí señor!
Gracias por vuestros comentarios
@Gel:
¡Gracias por la playlist!
Lastima que no haya una “oficial”. Que no todo el mundo pueda disfrutar de Spotify no significa que los que si tienen esa suerte no puedan hacerlo.
Esperaré ansioso ver como crece la lista a la vez que lo hacen los post del Ignorante, a la par que Puto Amo, Macluskey…
anonymous,
No puede haber una lista oficial hasta que alguien invite a Mac a Spotify. Yo no puedo hacerla porque no utilizo Windows.
Ya que mencionas que con el “Dies Irae” empieza el “heavy metal” me gustaría comentar que muchos grupos de heavy han hecho versiones de obras clásicas. Por ejemplo, el grupo holandés Epica ha sacado recientemente un disco en directo con este tipo de versiones junto con sus propias canciones interpretadas con orquesta. Una de ellas es precisamente el “Dies Irae” de Verdi. Podéis escucharla aquí.
Seguro que más de uno piensa que es un sacrilegio, pero para gustos están los colores, ¿no?
Por cierto, a mí me gusta mucho más el réquiem de Mozart, aunque quizás es sólo porque lo he escuchado muchas más veces.
¿Por casualidad no estará la “Sinfonía del Nuevo Mundo” de Dvorak en tu lista de futuros artículos? Aunque es difícil decantarse creo que es mi favorita.
@Anonimo: Efectivamente, como bien dice Pedro, no tengo acceso a Spotify (nadie me ha invitado todavía), así que no sé ni cómo funciona ni lo que tiene dentro ni las implicaciones legales que pueda tener… ya sabes que aquí somos todos muuuuy legales. Sobre todo Pedro.
De todos modos, la idea no me gusta mucho: tienes que instalarte un software (de Windows, que eso a mí no me importa nada, pero a muchos otros, sí), cosa que no me gusta mucho, ya digo.
Además, youtube no es perfecto (aunque hay algunos videos de algunas interpretaciones realmente fuera de serie… ya me iréis diciendo). Los videos tiene un límite de 10 minutos, lo que para la clásica es una faena (salvo que tengas canal propio, como UCTelevision), la calidad de imagen y sonido es la que es… pero tiene, a cambio, dos enormes ventajas:
Primero: no sólo se oye: SE VE, a los intérpretes, a los solistas, al director… Me paso la vida diciendo que no sólo hay que oír la música clásica: también hay que verla. No es como en una Sala,pero bueno.
Segundo: Es Universal. Cualquiera, sin plugins ni software adicional, desde un cibercafé o desde el hotel, puede acceder a youtube.
Tengo que analizar más lo de Spotify, saí que ya os diré más adelante.
@Laertes: Bueno, la historia de la música es la historia de los plagios, las adaptaciones… ¡La cantidad de canciones modernas se han basado, o directamente copiado, de piezas clásicas!! ¿Recordáis a Manolo Otero cantando (no, susurrando más bien) un Estudio de Chopin, que no sé cuál es? ¿A Mocedades cantando “Más allá”, con la música del Adagio de la misma Sinfonía del Nuevo Mundo? ¿A Rick Wakeman plagiando La Caverna del Rey de la Montaña, del Peer GYnt de Grieg? Y tantísimas otras…
No pasa nada. En ocasiones incluso ayudan al personal a acercarse a la música clásica, como a mí me ayudó Miguel Ríos…
Me gusta mucho la Sinfonía del Nuevo Mundo. Pero estoy un poco harto de escucharla, de tanto que la han puesto y yo la he oído. Prefiero traer aquí otras Sinfonías de Antonin Dvorak menos conocidas y también magníficas, y con suerte en un par de posts o tres aparecerá por acá el sublime bohemio… de Bohemia (República Checa, quiero decir).
Gracias por vuestros comentarios.
Respecto a la legalidad, creo que Spotify sí lo es (que alguien me corrija si no es así), así que no hay problema por añadir un enlace adicional (que no sustituya al de youtube), si tú quieres hacerlo y alguien te invita. Yo seguiré viéndolo en youtube (que sí requiere de un plugin, el de flash, pero al menos lo hay, mal que bien, en algunos otros SOs además de Windows).
Vale, cierto, youtube requiere el plugin de flash. Pero es que en este mundo que vivimos, si no tienes flash no ves la mitad de las páginas, así que a ése le doy por supuesto…
@Macluskey: Bueno este caso es diferente porque no han copiado la melodia para una de sus canciones, cosa muy habitual, sino que directamente han hecho una versión.
Sí, la melodía de “La caverna del Rey de la Montaña” aparece en multitud de canciones. Haciendo memoria rápidamente recuerdo al menos la Electric Light Orchestra, Helloween, Savatage, los propios Epica y seguro que me dejo muchas. Incluso la melodía de la “Canción de Solveig” de la misma obra de Grieg aparece en un par de canciones de los grupos TNT y Kamelot.
@Laertes: Ja, Ja… menos a la ELO, que es de mi época, a los demás no los conozco… si es que soy un ignorante, ya te digo… ¡Y Viejo, encima!
Yo también tuve mi época cañera… pero fue hace treinta y pico años, y me temo que las modas musicales han cambiado un poco.
Bueno, mañana la Orquesta Nacional de España comienza la temporada de Conciertos en el Auditorio de Madrid nada más y nada menos que con una “Resurrección” de Mahler, dirigida por Josep Pons. Ya os contaré qué tal les sale… Tengo unas ganas de oírla…
Saludos
Hola a todos. Intento aclarar un poco lo de Spotify:
Como ha dicho Pedro, Spotify es un software completamente legal. Ellos pagan a los dueños de los derechos de autor para incluir los temas en su repertorio, así que por ahí no hay problema.
Lo malo del asunto es que todavía funciona bajo invitación, así que no todo el mundo puede abrirse una cuenta instantáneamente . Pero de verdad que merece la pena, es una maravilla. Yo tengo algunas invitaciones, así que Macluskey, si quieres probarlo, dime una dirección de email y te lo envío (la invitación es extensiva para otros tamiceros, no hay problema, aunque solo debo tener 6 o 7)
Y si, hay que instalarse un programa que en principio solo funciona en Windows y Mac, pero yo lo utilizo en linux con wine y no hay mayor problema (en la propia pagina de Spotify explican como instalarlo en linux, es muy sencillo).
Hace varios meses que estaba ausente por mi trabajo. Ahora de golpe me vengo a encontrar con lo que menos me esperaba…Una serie de música, escrita por un informático! Te felicito, Mac porque tus artículos (me los he leído todos juntos de un tirón para ponerme al día) tienen un cariz didáctico muy eficaz. Yo diría que tienen hasta un carácter pedagógico. No exagero, consigues que la gente que jamás escuchó música clásica, se ponga a escuchar con interés cada fragmento de cada obra, porque transmites con entusiasmo contagioso la emoción que te produce… Eso merece una ovación más que un aplauso.
Pero te decía que mi sorpresa fue mayúscula y además me metió de cabeza en lo que me he dedicado toda la vida. Soy músico profesional en música clásica (pianista y compositor). Así que vamos a sacarle algunas chispas a este gusto en común que tenemos. Como leí todos los artículos de una sola vez, quisiera hacerte un solo comentario que creo puede resumir una idea que manejas como “de paso” pero tiene mucha importancia. En tu artículo sobre la Novena sinfonía de Beethoven decías: “No habían pasado ni dos minutos cuando empezó a desfilar por allí toda la familia: ¿Qué es esa cosa tan rara que suena? ¿Le pasa algo al tocadiscos, se ha roto o qué? ¿Estamos ya en Semana Santa?, etc, etc. Cuando expliqué que me había comprado el disco, ése disco concretamente, algunos se fueron simplemente meneando la cabeza y murmurando “este chico, este chico…”, mientras otros directamente me preguntaron si tenía fiebre o qué “ Creo que cuando es común que la gente diga o piense esas cosas, hay una causa que no se debería pasar por alto. Podría creerse que hay algún plan mediático, que consigue que la música clásica sea el género que tiene menos oportunidades de ser divulgado como para que la mayoría de las personas pueda apreciarlo como se debe. Puede ser así, quizá en buena parte, pero hay algo más profundo. Hagámonos unas preguntas. ¿Produjo el siglo XX y lo que va del XXI, algún hecho musicalmente revolucionario? ¿Hubo entre los músicos de esta época alguien que haya dicho “Hasta ahora se hizo música de esta manera, pero ahora yo digo que debe hacerse así”? (como tú interpretaste que quiso decir Beethoven al empezar el último movimiento de la “Novena”). ¿Hubo alguien? Sí, hubo. Fueron los músicos radicales de la vanguardia de la primera mitad del siglo pasado. Fueron Schönberg, Berg, Stockhausen, Cage y varios más, iniciando estilos que hicieron escuela y están vigentes hasta hoy día. Pero decías (en el primero de todos tus artículos) que son insoportables, al menos para tu gusto. El problema que veo es que no eres el único que piensa así, ni perteneces a una minoría sino a una mayoría. Es que el público no encuentra asidero vivencial, una afinidad emocional, con lo que podríamos llamar “música clásica contemporánea”. Y entonces la gente recurre casi forzosamente a la música comercial o bien a la del siglo XIX y hacia atrás. Dejo a propósito fuera de lugar si el término “clásico” sería o no un anacronismo semántico, inaplicable a la música “erudita” de nuestros días. Prefiero en cambio contarte (y para que otros también lo disfruten) una anécdota personal bastante ilustrativa de lo que vengo diciendo. Cierto día, durante una de las clases de composición que yo estaba dictando, un alumno del grupo me preguntó por qué en el repertorio de mis conciertos yo nunca incluía autores de vanguardia. O sea, dodecafonismo, música aleatoria, etc. Le respondí que era porque al público no le gustaba ese tipo de música. Pero añadí que me interesaba y la estudiaba de todos modos. Todo el grupo se entusiasmó y me pidieron entonces que tocara algo. Les dije que tocaría una obra de Heinrich Lübenbach y me senté al piano. Allí estuve durante unos 5 minutos aporreando las teclas, dejando que las manos cayesen adonde fuese sin pensar en donde, y de pronto me detuve. Les pregunté qué opinaban. La mayoría dijo que eso era espantoso. Pero otros comentaron que como el autor era alemán, tal vez hubiera querido expresar el horror de la guerra vivida en su infancia durante el nazismo. A continuación el grupo se enfrascó en una gran discusión acerca de la técnica y la estética, hasta que finalmente alguien quiso saber en qué año había vivido el autor. Entonces les revelé la verdad: el tal Heinrich Lübenbach nunca había existido, era un nombre inventado por mí en el momento y todo lo que yo había hecho era golpear teclas sin ton ni son por algunos minutos. La clase quedó muda. La música está en serios problemas, cuando una cosa así se puede confundir con una sesuda composición vanguardista. Es que aquella “vanguardia” ya envejeció irremediablemente, tiene más de un siglo de edad y todavía no conmovió el alma del público. Quizá sea también por eso, que resulta tan fácil y lamentable crear en sustitución una música “generacional” y hacer impacto con ella, poniéndola de moda. Una música más de “esta” época. La “clásica”, es para situaciones solemnes o conmemorativas… hasta que cualquier oportunidad consigue que algunas personas despierten de ese letargo. Tú eres alguien que da esa oportunidad de despertar en los desconocedores el interés por una de las manifestaciones más perdurables de la humanidad. Un saludo y felicitaciones una vez más.
Lucas: Me pareció interesante tocar el tema de tu supuesta sinestesia. No sé si en realidad VES los colores cuando oyes un sonido, pero creo que entendía que no es exactamente así. Lo que seguramente te sucede es lo mismo que muchísimas personas. En algunos experimentos de laboratorio realizados (no tengo a mano las fuentes exactas porque son muchas e incluso fáciles de hallar en Google) demostraron que por ejemplo la mayoría de quienes escuchan una flauta asocian el sonido con los azules pálidos, pero no ven el color. Es sólo una asociación por cierta “semejanza” que todavía no encontró explicación. Si se escucha un oboe, la mayoría piensa en el verde. Un hecho bien curioso es que los instrumentos de metal sugieren casi siempre colores claros intensos y aun dorados… En fin, a casi nadie se le ocurre pensar en un azul pálido si escuchan un trombón. De más está decir que esto ha sido explotado intuitivamente por los compositores del siglo XIX y muchísimo más por los impresionistas no sólo los franceses. Los “Cuadros de una Exposición” de Mussorgsky son un excelente ejemplo. (Pero los ejemplos se los dejo a Macluskey!). Sin ser exactamente un impresionista, Rimsky Korsakov habla del “colorido” de la instrumentación en su tratado de orquestación. Etcétera, etcétera.
Y como complemento de todo esto, no olvidemos las sensaciones “espaciales” qua le música puede producir. ¿Por qué las escalas pueden ser “ascendentes” o “descendentes”? ¿Por qué la escritura musical “sube” y “baja” en el pentagrama, si después, por ejemplo en el piano tocamos hacia la derecha o la izquierda? Y hay infinidad de ejemplos donde la música nos sugiere grandes espacios, caídas hacia “profundidades” y hasta se habla con frecuencia de la “arquitectura” de una sonata o hay toda una temática acerca de la “Forma” musical para referirse nada más que a la organización y tratamiento de los temas que componen una obra.
Como ves estoy reintegrándome y estoy en deuda contigo acerca de tus artículos sobre el tiempo que todavía no he tenido “tiempo” de leer con la atención que se merecen. Ah, y el “tiempo” en la música, también es un temazo!!!
Un saludo
Gustavo, ya que has estado lejos, vengo del futuro para darte un consejo:
Lee la serie de Lucas sobre el tiempo.
Y después, cuando hayas terminado:
Léela otra vez.
No tengo más que decir
¡Qué bueno que hayas vuelto, Gustavo! No sabés lo contento que me pone.
Es como dijiste; no es que “vea” un color al escuchar un sonido, de la misma manera que “veo” el color de un árbol; es simplemente una asociación abstracta, involuntaria, y que no tiene incidencia en el campo visual que se crea en la mente a partir del sistema ocular. Por ejemplo, el tono D mayor es amarillo (no me preguntes por qué), el D menor es amarillo oscuro, el E es azul verdoso, el E menor es azul oscuro intenso, el A es rojo, el C#m es violeta oscuro, etc… Desconozco si el patrón de la asociación es algo general, o depende de cada persona.
El tema de la espacialidad de los sonidos es algo más complejo; no estoy seguro de que se dé en mi caso.
Cambiando de tema, no quiero que te apresures con los artículos sobre el tiempo; tómatelo con calma, de forma pausada y tranquila. Estoy seguro de que vos particularmente te vas a divertir mucho leyéndolos
Saludos.
Caramba Gustavo, qué alegría… ¡Buff, y qué apuro, al mismo tiempo!! Bienvenido de nuevo al mundo de los tamiceros…
Me da un poco de cosa escribir sobre música, yo que no sé nada, pero nada… Pero claro, eso tiene tambien sus ventajas: igual que quien mejor te dirá si un programa informático sirve o no es precisamente quien menos sabe de informática (le sirve o no le sirve, y le importa un bledo cómo está hecho, y punto), pues igual con la música.
Desde luego que es un placer poder contar con alguien como vos que pueda contrastar las tonterías que se me ocurran y corregir las barbaridades que seguro que diré… ¡No te cortes! Si hay errores, “desasnanos” a todos, a mí el primero.
Y sobre la reflexión acerca de la música clásica contemporánea… pues tienes razón en todo. Los dodecafonistas de la Escuela de Viena rompieron con la forma de hacer música hasta entonces, sólo que no construyeron nada interesante. Mozart rompíó la forma de hacer música del barroco; Beethoven, la de Mozart; Mahler, la de Beethoven… quizá no la rompieron, sino que la reformaron para conseguir algo mejor (o peor, en el sentido de que en muchos casos simplificaron complejidades para acercar más la música al gran público de la época).
Porque Schonberg, Webern y compañía promulgaron una ueva forma de hacer música sin melodía, sin armonía, sin estribillos ni temas… Lo siento, pero en mi modestísimo e ignorantísimo parecer, Eso No Es Música: Es Ruido. Y lo digo porque me he tragado muchas obras de este jaez en Conciertos programados en Ciclos, y como voy siempre, me lo tragaba. Un ejemplo: hace tres o cuatro años, creo, Hillary Hahn vino a tocar el Concierto de Schonberg. ¡Qué trabajo de la pobre violinista para hacer una caca de la vaca de música!! ¡Qué horror de Concierto, por favor!
Y tengo mil ejemplos. Cada vez que voy a un concierto en el que te dicen “Concierto para viola desafinada y trombón desvarado de Heinrich Lübenbach ;D …” y remata: Encargo de la Orquesta que sea, o Estreno mundial, o algo así… el 10% de las veces se puede oír sin huir despavorido. Otro 20%, se soporta malamente. El 70% restante, es simplemente inaguantable: como estar en medio de una carretera en hora punta, que para eso ya vivo en Madrid y no tengo que ir a una Sala de Conciertos. Todavía recuerdo el “Adagio en forma de rondó” de Cristóbal Halffter… que a quién se le ocurre ir a ver semejante cosa, y así pasa.
Pero no pasa ni más ni menos que con el arte en general: Si has pasado por algún museo de Arte Contemporáneo, verás expuestos allí, como si tuvieran algún valor, cuadros que, si te los regalan, los depositas en la basura sin más. Un cuadro verde botella con un punto rojo en medio. Título: “Experimento XVIII” Autor: Heinrich Töntenbach. Que digo yo que mi sobrinillo de tres años lo hace mejor… y el autor ni siquiera tiene imaginación para ponerle un nombre que venda, como “Evocación del Atardecer tras un Movimiento Sideral en Lontananza”, por ejemplo, que parece algo. Ese es el problema del Arte Moderno, en general, y de la musica en particular. Y la (maravillosa) anécdota con tus alumnos es demoledora, pero muy expresiva de lo que pasa: Si es de “Heinrich von Lübenbach”, es una obra de arte; si es un aporreo de teclas sin ton ni son… ¿entonces no es arte? ¡Venga Ya!! Las notas son lo que son, las haya compuesto quien las haya compuesto. En fin.
¿Cómo sabías que los Cuadros pasarán por aquí más pronto que tarde? Claro, son tan expresivos… y además los tocaron la primera vez que fui a un Concierto, así que la impresión que me dejaron fue indeleble. Tengo como quince versiones de los Cuadros, entre las originales, para piano, y como cuatro o cinco orquestacioens distintas. Y los pongo a menudo. Y me encantan. Y además he encontrado una excelente versión en youtube, que ayudará a encontrarles el puntito.
Y bueno, me estoy excediendo,como de costumbre… Bienvenido de nuevo, y a ver si publicas algún artículo como los tuyos de otrora, que añoramos….
Saludos, amigo Gustavo.
Mac
@Gel: Gracias por tu ofrecimiento. Me he puesto en contacto contigo via email, para abusar de tu generosidad.
¡Un saludo!
@Gel, @Pedro, @Macluskey
Sin ánimo de ser pesado ni mucho menos, simplemente para aportar un poco más sobre el tema de Spotify:
Acceso: Teóricamente es necesaria invitación, pero el propio Spotify también permite acceder sin ella (¿?). Se puede obtener una cuenta sin invitación, desde esta url: https://www.spotify.com/es/get-started
Disponibilidad. Ya lo ha comentado Gel. Los enlaces para cada plataforma son: Windows http://www.spotify.com/es/download/windows/ Mac: http://www.spotify.com/es/download/mac/ Linux: http://www.spotify.com/es/help/faq/wine/
Legalidad: Como bien dice Gel (http://eltamiz.com/elcedazo/2009/09/28/historia-de-un-ignorante%e2%80%a6-ma-non-troppo-la-misa-de-requiem-de-verdi/#comment-3257), “Spotify te da acceso legal y gratuito a un inmenso archivo musical”. Texto completo en http://www.spotify.com/es/help/faq/
Instalación: Es correcto, necesita tener un programa instalado. Flash (para youtube) también, aunque estoy de acuerdo en que es verdad que la inmensa mayoría de ordenadores ya lo tiene. Totalmente de acuerdo con Pedro, si finalmente se decide utilizarlo no debe sustituir a youtube. En mi opinión lo interesante sería que complemente, no que sustituya.
La gran ventaja respecto a youtube es la calidad. Pedro, Macluskey, os animo a que lo probéis (Macluskey parece que ya se ha animado). Independientemente de que al final decidáis que se use o no para “ilustrar” estos post, estoy seguro de que de forma personal le daréis uso.
Saludos, y disculpad de nuevo por el tostón!
Ya las estoy leyendo, Pedro. Tus consejos siempre son buenos.
Anonymous,
No eres pesado, y me alegro de que Mac haya añadido esa opción en el último artículo (especialmente ahora que han retirado los vídeos de youtube, y tendrá que buscar otros). Por cierto, no sabía que había una página para simplemente darse de alta (entonces, ¿por qué narices mencionan la invitación en la principal? en fin), pero siguen sin gustarme otras cosas para hacerlo el sistema principal de la serie de Mac:
No hay versión en Linux/Solaris/etc. Sí, sí, ya… se puede emular. Es una pega filosófica, pero es una pega. Soy viejo, cerrado de mente y cascarrabias.
Sólo funciona para España, y nuestros lectores vienen de muchos, muchísimos otros sitios. Sí, sí… puedes mentir al darte de alta (aunque no sé si funciona, o si mira la IP). Es una pega filosófica también, pero si yo no viviera en España, no me gustaría tener que mentir al registrarme para poder usar algo, me gustaría utilizar algo que funcionara para mi país.
Youtube no tiene ninguna de esas dos pegas: es más universal tanto geográficamente como para S/O. De modo que Spotify como “extra” para quienes cumplan las condiciones adecuadas, no problem… pero, en mi opinión, como “extra”
Efectivamente, he incluido enlaces a Spotify en el siguiente artículo (dedicado a la Sonata Waldstein), aunque le veo las pegas que cita Pedro (sobre todo la segunda de ellas: que sólo se vería en España, dejando fuera a nuestros lectores del otro lado del charco).
Podría haber incluido algún enlace también en el Requiem, pero de las cinco o seis versiones que hay, ninguna me ha parecido especialemente buena. Obviamente, la versión de Pavarotti, Talvela, Sutherland y Horne no está, que si no, ya estaría puesta. Así que he decidido dejar exclusivamente el enlace a youtube… por otra parte, si estáis concetados a youtube, es sencillísmo encontrar todo lo que hay de “Verdi Requiem”, incluyendo una versión de Solti con la Filarmónica de Chicago que no me ha dicho nada de nada… Y es que en la música vocal, la calidad de los solistas supone el 80% del resultado final…
me encanta esa misa, en especial su introduccion el Krye , tan triste y tan hermosa. Muy amenos e interantes tus comentarios !!!!!
Macluskey, seguro que has oído hablar de la Semana de Música Religiosa de Cuenca, que se celebra todos los años a comienzos de primavera y que tiene bastante reconocimiento. Mira te dejo un enlace de cómo fue este año:
http://www.smrcuenca.es/programa
Y por supuesto, te invito a ti y a los demás cedaceros/tamiceros a que vengáis a la del año que viene.
Maaaaravilloso
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