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La base simple de la economía – Existencias de dinero en el mundo




Es importante entender el concepto de existencias en dinero, es decir, de cuánto dinero puede disponer cada país y el mundo para ser distribuido.

En las entradas anteriores hablamos de conceptos básicos que permiten comprender la esencia de los modelos económicos. Hoy hablaremos de cuánto dinero puede disponer cualquier modelo económico para funcionar de manera que cada sector de la sociedad pueda tener participación.

Tener participación,  no significa necesariamente obtener ganancias y conviene tener claro este concepto. Se trata de que la mayor cantidad posible de personas pueda tener una oportunidad de ganarlo. Pero una oportunidad no es una seguridad, puesto que como vimos, el desequilibrio es la condición necesaria para evitar que la economía caiga en estado de reposo y se paralice.

Comúnmente la gente cree algo así como que el dinero se genera solo, porque lo ven circulando por ahí de mano en mano y parecería que es un recurso inagotable. Pero no lo es ni puede serlo.

Supongamos lo siguiente. Un conjunto de 10 personas planea realizar negocios por un total de €1.000.000 pero el recurso en dinero existente es de € 100. ¿Es posible? Lo es, porque dependerá de la velocidad y la frecuencia con que ese dinero circule entre las 10 personas, en un período determinado de tiempo. Si circulase sólo una vez (frecuencia mínima) por día, el negocio no podría ser por más de €100; si circula 2 veces por día, el máximo llega al doble; si en lugar de ser negocios por valor de €100 cada uno, fuese de €50 pero tres veces por día, aumentará la frecuencia pero disminuirá proporcionalmente el total en circulación, al decidirse disminuir drásticamente la suma de dinero para cada negocio. Sin embargo esto último permitirá facilitar la frecuencia de los negocios.

La ecuación no tendría una solución de límite en teoría y superaría largamente el total por un millón, pero es fácil entender que en la medida que el dinero circule cada vez más rápido y con menos dinero para cada negocio, aparecerá un fenómeno que es una de las paradojas más interesantes: la gente va pagando cada vez más barato por todo lo que adquiere, como condición para acelerar la oferta y la demanda de productos, lo cual define una etapa aparentemente próspera y de comercio ágil, pero dura poco tiempo. Luego tiene un desenlace. Caen las ganancias de la producción por efecto de la caída de los precios, las empresas se vuelven así menos rentables y el paso que sigue es la reducción de los puestos de trabajo, principalmente en las empresas pequeñas y medianas que serán las primeras en ser golpeadas. Como cada desocupado es un consumidor menos, se inicia una espiral de contracción del mercado que terminará colapsando.

Se dirá que la solución será contar con más dinero para evitar el colapso. Y eso es precisamente lo que se hace, pero los únicos que hoy pueden disponer que se haga son los Estados dando una orden a los bancos centrales.

Cuando un Banco Central emite dinero y lo pone en circulación, lo que en definitiva está haciendo es regular el equilibrio entre la carestía progresiva (inflación) y la caída rápida y excesiva de los precios (deflación).

Para dar una idea sobre esto, volvamos al ejemplo anterior. Si en lugar de haber €100 para todos los negocios hubiera una existencia de €1.000.000 se ve de inmediato que en el mismo período de tiempo la circulación se haría muy pesada. No se puede esperar que entre 10 personas (en el supuesto del ejemplo) pueda circular un millón muchas veces por día… excepto que hubiese una inflación pavorosa.

Algunas teorías modernas sostienen la capacidad autorreguladora del mercado. Suponen que la oferta y la demanda tienen oscilaciones naturales, dentro de un margen determinado sin excederlo, a causa de que los precios de los objetos y los servicios públicos y privados siempre mantienen una relación promedio con los costos. Y éstos, a su vez, estarían determinados por un límite en la necesidad de consumir que tiene la mayoría de la población.

Pero periódicamente la historia se encarga de demostrar que esta hipótesis es una falacia.

Es cierto que en el mundo nunca puede haber un equivalente en dinero respecto al total de los negocios que se desarrollan alrededor de la producción y el consumo. Tampoco el dinero que se mueve puede aumentar ni disminuir demasiado rápidamente en cantidad ni en frecuencia de circulación. Pero que esto se regule por si mismo, es casi como suponer que jamás podrá haber una epidemia porque la mayoría de las personas goza de buena salud en promedio Las medidas sanitarias siempre serán necesarias en ambos casos, aunque mantener una economía bien saneada parece haber sido el mayor desafío de todos los tiempos.

Gasto, ahorro e inversión.

En las sociedades de consumo la historia muestra que el desarrollo económico y humano va siempre bordeando períodos de depresión que se dan en forma periódica. Parece ser que uno de los factores que influye más es una relación entre el ahorro, el gasto y las inversiones.

Pero precisemos mejor los conceptos alrededor de estos tres términos.

Comenzando por lo primero, veamos lo que la gente entiende comúnmente por “gasto”. Siempre me llamó la atención cómo uno puede engañarse al respecto, creyendo lo que no es. Y sobre todo, cómo eso envuelve un problema social que puede tocar la conciencia de más personas de las que se cree.

Cuando por caso se dice que “El mundo ‘gasta’ un millón de dólares por minuto en armamentos” (UNESCO) lo que esto significa en realidad es que en el mundo “circula” un millón de dólares por minuto para pagarle a todas las personas que trabajan – directamente o no – en la industria del armamento. Esas personas, a su vez, volcarán lo que han cobrado haciendo diversas compras. De esa forma, beneficiarán al comercio en general.

Esta regla es aplicable a tantos movimientos de dinero que, para el que lo analice, demuestra ni más ni menos cuáles son y no son las actividades a las que la sociedad humana da importancia suficiente como para que el dinero se mueva, mucho o poco, alrededor de ellas.

Entre esas actividades está el armamentismo, pero también muchas otras que si les faltase el sustento directo e indirecto que el armamentismo les da, quebrarían. De ahí que se haya analizado ya desde la época de la guerra fría (UNESCO: El Desarme y los Obstáculos Para Alcanzarlo) que de no procederse con cautela en la transformación de la industria militar en civil, podría sobrevenir una catástrofe en la economía mundial. Es decir, mermarían los recursos disponibles para gastos e inversiones aun en sectores muy alejados de la industria militar propiamente dicha.

La diferencia entre gastar e invertir.

Es casi seguro que casi nadie necesita que se le explique lo que es gastar, pero no son probablemente muchos los que distinguen entre gastar e invertir. Para la mayoría de la gente, cualquier salida de dinero es interpretada como un gasto. Por ejemplo, si abres una casa de comercio y haces publicidad, ¿estás gastando o invirtiendo?

En realidad, gastar significa poner dinero en circulación sin esperar que retorne hacia el que lo gastó. O sea, es dinero que una persona o empresa, o una actividad cualquiera, pierden definitivamente. Es un concepto distinto del de la inversión.

Si digo que invierto dinero, ese dinero sale pero espero que retorne con una ganancia dentro de un plazo calculado. Si compro una máquina es porque me permitirá fabricar un producto que venderé luego para ganar dinero. Si tú haces publicidad para tu casa de comercio, es porque esperas que vengan clientes que compren y con cada venta que hagas te irá entrando más dinero del que invertiste en publicidad.

En cambio si todos los meses recibes un salario, no puedes decir que “ganas” tanto y cuanto, sino que debes decir que te ingresa ese dinero mensualmente. Luego podrás gastarlo todo, o bien gastar sólo una parte y ahorrar el resto, en cuyo caso irás acumulando una ganancia cada mes que más adelante te permitirá sumar un capital y hacer una inversión. Este es el verdadero concepto de lo que se llama “renta”, es decir, la renta es la diferencia entre el ingreso y el gasto, como base de un ahorro aplicable a posibles inversiones futuras.

El caso particular de la industria del armamento – que tanto da que hablar – es una de las actividades industriales más rentables, por lo que en lugar de gasto hay que hablar de inversión con retorno y ganancia creciente. La expresión “el mundo gasta” es puramente metafórica. Si el mundo decide hacer ese “despilfarro de dinero”, parecería un hecho más bien ligado a la sicología del comportamiento colectivo que a las ciencias económicas. Piénsese un momento en cuáles son las actividades humanas que mueven mayores cantidades de dinero y se tendrá un panorama estadístico muy interesante acerca del comportamiento de la sociedad contemporánea.

Ahora bien, como se insinuó más arriba, la inversión exige una ganancia previa y ahorro de la misma.

No obstante, es necesario que un porcentaje del ahorro en depósitos bancarios se convierta en inversión – aunque a niveles de economías domésticas cada parte involucrada sienta que vive en la prosperidad cuanto más dinero ahorra en su cuenta de banco.

En este mecanismo puede quedar incluso involucrado el Estado en diferentes países y el interrelacionamiento de los mismos, cuando se carece de políticas económicas que permitan una distribución adecuada del ingreso y el gasto en los distintos sectores de la población. Cuando no hay una política de inversiones que se equilibre con el crédito (y en esto conviene insistir, muchas veces la población y las microempresas confunden el significado de la palabra “crédito”) se generan inevitablemente situaciones confusas y hasta caóticas.

Crédito significa literalmente tener derecho a una suma de dinero exigible. No es una simple “facilidad”.

La manera más sencilla de explicar cómo hay confusión en la población alrededor del tema, quizá sea la forma en que las tarjetas de crédito vienen operando para sostener una parte importante del sistema financiero.

Las tarjetas de crédito.

Las tarjetas de crédito en el mundo han logrado mover el comercio más allá de la capacidad de compra que permiten los salarios. En épocas de crisis, esto es particularmente cierto. La estrategia del marketing es sencilla y directa: antiguamente había que ir ahorrando de a poco para comprar algo, pero ahora puedes tener ya mismo lo que quieras y lo pagas después.

El resultado es que cuando la gente agota el crédito disponible en las tarjetas, hasta que el endeudamiento en masa no disminuya, en ese medio tiempo el comercio sufrirá el impacto de una retracción del consumo.  Es decir, hay un exceso de consumidores (clientes) endeudados.

Este impacto será directamente proporcional a la cantidad de comerciantes afiliados al sistema de créditos. Si también la cantidad de usuarios de tarjetas llega a una proporción muy alta de la población, el impacto puede ser muy fuerte. Las empresas financieras entonces dan la solución: “Se puede comprar ahora y empezar a pagar dentro de 3 meses sin recargos” (es decir, los “recargos” son los intereses y ya están calculados en los precios al contado, razón por la cual las empresas financieras prohíben expresamente en los contratos a los comerciantes, hacer descuentos especiales por pago al contado en dichas promociones).

Y todo vuelve a andar.

¿Hasta cuándo andará? Al principio no se sabe. Pero cuando se empieza a saber, ya es demasiado tarde: los comerciantes y las fábricas pequeñas y medianas despiden empleados, porque no les pueden pagar, y la cadena se rompe (cada desempleado es un consumidor menos) trayendo rápidamente índices de pobreza cada vez más altos.

En ese momento crítico, el “derecho a una suma de dinero exigible” que corresponde a las empresas financieras, hará que éstas se vean obligadas incluso a ofrecer a sus clientes el pago de la deuda sin intereses de mora y aun con descuentos y otras facilidades, en un intento por recuperar aunque sea una parte del capital perdido. Claro está también, las empresas financieras calculan el lucro anterior, que es lo que ahora les permite esa apertura y de paso reducir pérdidas del momento.

En situaciones así, es conveniente comprender qué es lo que sucede en realidad.

Ocurre que en lugar de dinero, lo que ha empezado a circular son papeles de deuda. Para ser más precisos, se trata de documentos transferibles con fecha futura de pago. Es decir bonos, vales, cheques predatados, etc. con fecha de cobro para dentro de un tiempo, pero con los cuales se puede pagar una cuenta en el presente sin mediar dinero. Dependiendo de las legislaciones, esta clase de papeles puede circular más o menos libremente de mano en mano, para ir saldando cuentas una tras otra en forma casi virtual.

Si hay una deuda circulante de estas características y si es mayor que la capacidad total de financiamiento de la misma, la economía se paraliza y no hay vuelta atrás. Se corta el crédito abruptamente, porque no hay dinero suficiente para pagar, así que no se le puede fiar a nadie más.

Para exponer esto más exactamente, si el total del endeudamiento equivale a un porcentaje muy alto del dinero existente, los negocios con dinero en efectivo se ven finalmente muy reducidos, pues una parte considerable de los movimientos de dinero estarán destinados a pagar deudas en lugar de generar ahorro e inversiones. Compensar esta falta de dinero en el presente, sustituyéndolo por papeles de deuda, no significará un financiamiento real de absolutamente ningún negocio. Los papeles de deuda representan un saldo futuro a ser financiado.

Y esta es quizá la mayor encrucijada en que la expansión del crédito ha colocado al mundo, es decir hallar una forma de financiar ese saldo futuro de deuda con sus respectivos acreedores.

Cabe preguntarse con qué objetivos de largo plazo los bancos y otras empresas financieras lanzaron su política de crédito abundante a las industrias y los consumidores, justamente cuando en el mundo ya crecía aceleradamente el desempleo y las empresas multinacionales se fusionaban y despedían de un día para otro cientos y miles de empleados.

También cabe preguntarse cuál es el financiamiento real del ahorro en estas condiciones. O sea, qué garantías pueden tener los ahorristas en cuanto a los depósitos hechos en sus cuentas bancarias.

Ello nos llevará al tema que quizá nos afecte a todos: el crédito.  Lo trataremos en la próxima entrada, donde llegaremos hasta los cimientos de la economía moderna, analizando las posibles funciones futuras de los bancos y revisando ideas acerca de  en qué consiste el dinero.


Sobre el autor:

Gustavo (Gustavo Britos Zunín)

Investigador en varias áreas del conocimiento, no se limita a su profesión de pianista y compositor. Los grandes temas del mundo moderno, y la ciencia en particular, son el foco permanente de sus intereses.
 

{ 13 } Comentarios

  1. Gravatar Pedro | 13/01/2009 at 04:19 | Permalink

    Aprovecho esto para pedir disculpas por la pausa en la publicación de artículos (debido, como probablemente sabéis, a las vacaciones y visita de familiares). A partir de ahora todo debería volver a la normalidad. ¡Enhorabuena por la entrada, por cierto! :)

  2. Gravatar Gustavo | 13/01/2009 at 08:34 | Permalink

    Gracias, Pedro. Espero que tus vacaciones hayan sido de lo mejor. Un saludo.

  3. Gravatar Scarbrow | 14/01/2009 at 12:49 | Permalink

    Bueno, Gustavo, yo personalmente te agradezco el esfuerzo que haces por usar el estilo del Tamiz: “Antes simplista que incomprensible”, pero en el mundo de la economía, que yo creía conocer al menos un poco mejor que la mayoría de mis congéneres, me estoy perdiendo aún más deprisa que en los primeros artículos “densos” de Cuántica sin fórmulas.

    Creo que voy a intentar releer la serie completa, a ver si me aclaro un poco mejor…

  4. Gravatar Macluskey | 14/01/2009 at 05:19 | Permalink

    Gustavo: Te preguntas: “”Cabe preguntarse con qué objetivos de largo plazo los bancos y otras empresas financieras lanzaron su política de crédito abundante a las industrias y los consumidores, justamente cuando en el mundo ya crecía aceleradamente el desempleo…”"

    Pues yo creo que la respuesta es muy simple: NINGUNOS. Quiero decir, a largo plazo, NINGUNO. A corto plazo: TODOS.

    La estrategia de crédito ilimitado que ha seguido la economía mundial, liderada inicialmente por la Banca americana (sí, ésa que, en una buena parte, ha desaparecido del mapa en unos meses, a pesar de sus calificaciones Quintuple-A-Plus-Yes-VeryWell), y seguida entusiásticamente por la casi totalidad de la banca mundial, era un SUICIDIO a largo plazo. Ni más ni menos.

    Y el problema es que representa un suicidio que, perpretado por unos centenares o miles de magnates financieros internacionales, nos afecta a todos. A los Seis o Siete Mil Millones de homo sapiens que vivimos aquí. Es decir, unos toman las decisiones, otros hacen la vista gorda (Agencias de calificación, Reguladores, Gobiernos) y otros pagamos las consecuencias.

    Generar billones (europeos) de dólares para “reflotar” a la banca tendrá mucha lógica económica o política, pero es una barbaridad que sea el ciudadano el que acoquine para reflotar una banca que, que yo sepa, no ha hecho favores a nadie, salvo a sí misma (mejor, a sus dirigentes, que ni siquiera a sus accionistas).

    Brrrr, cómo me cabreo!!.

    …y, a todo esto, tu artículo es excelente, Gustavo, que no había dicho nada.

    Enhorabuena.

    Saludos

  5. Gravatar Gustavo | 15/01/2009 at 03:59 | Permalink

    Macluskey, cabreándote completaste mucho de lo que no llegué a decir. Pero es bueno que así sea, sacar conclusiones es lo más interesante.

  6. Gravatar Macluskey | 15/01/2009 at 04:40 | Permalink

    Pues sí. Completamente de acuerdo. Pero, si no se cabrea uno, ¿qué le queda?. Porque el panorama no pinta muy fino.

    Pero nada fino: muy negro. Como decimos en mi tierra: Negro, no… ¡tiznao!!

    Y la élite política (por llamarla de alguna manera), ayudando al ciudadano… como por ejemplo, la Comunidad de Madrid, que entre llamadas estentóreas a que “los demás” bajen los impuestos, sube el abono transportes un 10,4%. Sí, no un 1,4%, que ha sido el IPC de 2008, no. Diez veces más. ¡Y encima, la subida apenas ha tenido repercusión en los medios (ni en los enteros, por cierto)!! Y podría contar muuuchas tropelías así, de todas las Administraciones de todos los colores….

    En fin, como la serie va a continuar, prefiero no comentar mucho para no destripar lo que resta, que es interesantísimo. (Ya verás cómo flipa el personal cuando, hablando del sistema fiduciario, les digas lo que de verdad vale su dinero, sin ir más lejos…) (…El que tenga dinero, quería decir).

    Saludos

  7. Gravatar lucas | 15/01/2009 at 09:48 | Permalink

    Excelente entrada Gustavo, como no podía ser de otra forma. Tienes una capacidad excepcional para explicar con mucha claridad. Espero ansioso ver a dónde nos vas a llevar en las próximas entradas. Sigue así :)

  8. Gravatar Gustavo | 15/01/2009 at 10:45 | Permalink

    Macluskey, consuélate. Dentro de pocos años no vamos a tener más remedio que decir ¡Caray, qué bien se vivía en 2009!! Gracias a ambos por las apreciaciones. Un saludo.

  9. Gravatar Mazinger | 16/01/2009 at 07:46 | Permalink

    Gustavo, ¡vaya un consuelo! No sé si Macluskey se sentirá más tranquilo.

    Como suele decirse “Virgencita, virgencita que me quede como estoy…”

    Muy buen artículo por cierto. Lo expones muy bien y realmente me está ayudando a comprender los “cimientos” de todo este castillo de naipes que llamamos economía.

    Ya verás como acaba habiendo una especialidad llamada “psicoeconomía” para restablecer nuestra confianza en todo este invento.

  10. Gravatar Macluskey | 16/01/2009 at 09:09 | Permalink

    Pues sí… Pues sí…

    Hace ya unos años que soy muy pesimista acerca del futuro que nos espera como especie, incluso como Vida dentro del Planeta. La “Teoría de Olduvai”, de Duncan, ya expone un futuro a corto plazo catastrófico, por falta de energía, pero es que hasta los más reputados antropólogos están comenzando ya a decir cosas muy parecidas.

    Hace unas semana escuché una conferencia de Eudald Carbonell (co-director de las excavaciones de Atapuerca, y en este momento, uno de los tres o cuatro antropólogos con más prestigio en el mundo) en la Fundación March, hablando de Evolución y Tecnología”, en la que, sin ambages, con perfecta claridad, pronosticó que, en un plazo de treinta a cuarenta años habrá desaparecido entre el 15% y el 20% de la población humana mundial… ¡Y eso somos más de mil millones de seres!!!

    No hay motivo para ser muy optimista, creo yo.

    Pero, en fin, a mí esto me pilla mayor, con una buena parte de mi vida vivida, y si esto se tiene que acabar… ¡qué le vamos a hacer!!. Por quien de verdad me siento mal, es por mi hija, mis futuros nietos, y toda la generación de jóvenes como vosotros que, casi con toda seguridad, y por primera vez en muchos siglos, vais a vivir peor que vuestros padres.

    ¡Ojalá me equivoque!!

  11. Gravatar Macluskey | 16/01/2009 at 09:17 | Permalink

    Por cierto, creo que puede ser muy interesante para los lectores de eltamiz y elcedazo conocer lo siguiente:

    La Fundación March, a través de su página web http://www.march.es, ha puesto a disposición del mundo mundial, gratis y sin cortapisas, todas las conferencias que se han dado allí desde 1975 hasta hoy… ¡Más de 2000 conferencias!! en formato mp3, para descargar y oir luego en un reproductor MP3 o donde sea, o para oírlas directamente…

    Todo el que ha sido “alguien” en este país (y muchos de otros países) ha pasado por allí a dar conferencias. Filosofía, Ciencia, Medicina, Literatura, Música… Juan Oró hablando de la exploración espacial (en los años setenta), Eudald Carbonell o Ignacio Martínez Mendizábal hablando de Evolución homínida, Fernando Fernán Gómez hablando de Teatro, Alberti recitando sus poemas…

    Creo que es un aporte completamente fuera de lo común a la cultura española que merece, en primer lugar, que se conozca, y después, que se agradezca como es debido.

    Dicho queda. Si Pedro cree que esta información es de interés para los lectores de eltamiz, puede “amplificarla” como él sabe, para su máxima divulgación entre sus lectores.

    Espero que os sirva.

  12. Gravatar Gustavo | 19/01/2009 at 05:10 | Permalink

    Macluskey, interesantísimo el link para la página de la Fundación March. Es todo un ámbito de cultura. Gracias por divulgarlo, no lo conocía.

  13. Gravatar Venger | 01/02/2012 at 06:29 | Permalink

    Yo también te agradezco este link. Da por hecho que voy a escucharlo en el coche, ¡y paso muchas horas en él!

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