Como sabéis los habituales, en la serie Premios Nobel recorremos estos galardones, en las categorías de Física y de Química, a lo largo de la historia desde su inicio en 1901. De este modo, por un lado, avanzamos en ambas ciencias como lo hizo la comunidad científica a lo largo del siglo XX (y luego del XXI), y por otro aprovechamos la ocasión para complementar la descripción histórica de cada descubrimiento con otra de visión algo más moderna y divulgativa acerca del asunto de que se trate.
El caso de 1904 es especial por dos razones. En primer lugar, porque los premios de Física y Química, en cierto sentido, se solapan. Fueron otorgados a dos científicos que colaboraron juntos en asuntos en los que la separación entre ambas ciencias es muy difusa. De ahí que no sea demasiado importante a cuál de los dos se le dió cuál Premio y, de hecho, la sensación general que me deja 1904 es precisamente la continuación de este “desdibujar de líneas” entre las ciencias a nivel microscópico de la que hemos hablado repetidamente en entradas anteriores de la serie, puesto que se trata del período de auge de la Química física y la conexión entre el mundo macroscópico y el microscópico.
John William Strutt, Lord Rayleigh (1842-1919).