“Cerebro: del año 0 al año 20“ se trata de una miniserie compuesta por cuatro entradas a través de las cuales analizo, de forma necesariamente sucinta, la evolución del cerebro humano desde el nacimiento hasta la fecha aproximada de abandono de la adolescencia y entrada en la juventud. Por simple interés de marketing, este último momento lo fijo en los 20 años, un número redondo, aunque realmente se prolonga bastante más allá. Como podéis imaginar, explicar el desarrollo del cerebro de un humano no puede hacerse simplemente desde la óptica neurológica, ya que sus implicaciones en la modelación del carácter del individuo obligan necesariamente a penetrar en el campo de lo psicológico.
Tengo que advertir también que estas cuatro entradas son el resultado de mi interés personal por el tema: disfruto intentando averiguar lo que está pasando en la cabeza de cualquiera de mis cinco nietos, escalonados en el calendario desde los 2 a los 11 años. Un lujo y una fuente de curiosidad continua. Que es la que me ha llevado a leer y estudiar acerca del tema, no para tener el conocimiento profundo de un profesional, que no lo soy, sino para intentar saber lo que conviene hacer en cada momento de la formación de mis pequeños descendientes. No puedes errar pidiéndole al cerebro una respuesta educacional en momentos en que su nivel de plasticidad no puede con las exigencias. Como digo, no soy experto… soy ingeniero y curioso. Siempre suelo usar la escritura como ayuda para mi propio razonamiento y memoria. Quizás conozcáis otras publicaciones mías sobre la Vida, lo que sea lo Humano o cómo responde el cerebro a las percepciones que le llegan del exterior, entre otras, resultado de una investigación casi periodística y una concreción notarial que levanta acta de la situación. A mí me sirve y posiblemente le sirva a más gente, o al menos puede abrirles camino a su propia curiosidad. Esas son las motivaciones por las que han nacido estos cuatro relatos.
El tema de esta miniserie lo divido por etapas de la evolución del cerebro que tiene una cierta coherencia de bloque, tal como lo compartimentan los expertos que he leído. Eso no quiere decir que sea como un partido de baloncesto con un juego repartido en cuatro cuartos completamente aislados, aunque el resultado sea la suma de los cuatro resultados parciales. El cerebro, como todo organismo vivo, es más complejo y absolutamente interdependiente en todas sus facetas. Su evolución depende de la genética, evidentemente, pero también de la epigenética: lo que haya sido el periodo de gestación, el acervo de experiencias que le toca vivir al sujeto, la cultura en donde se mueve, las condiciones medioambientales donde se habrá visto inmerso… todo influye y todo se realimenta en un cerebro cuya principal característica, diría yo, es su plasticidad y su capacidad de invención. El cerebro cambia de forma continua y con una cronología no establecida de forma exacta. Unos individuos empiezan a andar antes que la media y otros abandonan la inestabilidad psicológica de la adolescencia con posterioridad a la fecha media de su población. Pero se pueden establecer unas pautas temporales. Estas etapas son las de esta miniserie, que coinciden con cada una de las cuatro entradas que las componen:
1. Cerebro: del año 0 al año 20 (I): Desde el nacimiento hasta los tres años. Una época de absolutas novedades tanto en la percepción del mundo exterior como en la conquista de la motilidad.
2. Cerebro: del año 0 al año 20 (II): Desde los cuatro a los seis-siete años. El mundo se amplia, se domina el lenguaje y comienza el sentido de la individualidad dentro de un entorno social al que hay que ir entendiendo.
3. Cerebro: del año 0 al año 20 (III): De los seis-siete a los diez-once años. La comprensión del alcance del entorno es total. A eso le ha ayudado el que haya llegado a un nivel de pensamiento formal y a entender la lógica de lo concreto. Es la época a la que hay que dedicarse a la consolidación académica.
4. Cerebro: del año 0 al año 20 (IV): Última década. Época del cambio físico y hormonal. Encuentro con la propia personalidad que debe buscar un lugar en su entorno social, cada vez más de iguales -los amigos- que de familiares. La dificultad está en que el cerebro emocional está prácticamente desarrollado, mientras que el racional sigue en desarrollo. Pero se suele salir de ello con más o menos éxito para la vida.
A la par que todo lo anterior sucede, el cerebro va creciendo en tamaño, al principio más rápidamente que al final, desarrollando sus redes de conexiones. Decaen muchas de las que traía del útero y se refuerzan otras que son las que le van a dar la posibilidad de adquirir las habilidades que hemos apuntado en el correlato de apartados anterior. La mielinización y la poda sináptica están en la base del misterio, de forma que a lo largo de esos veinte años el cerebro emprende un camino de maduración casi “geográfico”, comenzando desde el tronco encefálico para culminar con el córtex prefrontal, prácticamente siguiendo un recorrido según el eje encefálico postero-anterior. La materia gris va perdiendo importancia volumétrica en la corteza para dejar paso al gran protagonismo de la sustancia blanca, verdadero cuerpo logístico que pone en contacto y en acuerdo al resto del cerebro.
Tras estos someros apuntes de desarrollo psicológico y neuronal tan solo queda comenzar la miniserie. Espero que os sea interesante y active vuestros centros de la curiosidad.