La verdad es que llevo ya no-sé-cuántos artículos escritos en esta afanosa serie musical, y creo que ya va siendo hora de dedicar algún artículo al segundo autor más prestigioso del barroco, con permiso de Haendel: Antonio Vivaldi (desde luego que el primero es Johann Sebastián Bach, no hay duda… o al menos yo no la tengo). En alguna ocasión alguno de vosotros me ha sugerido que hable de las celebérrimas, archiescuchadas y, para mí, ciertamente empalagosas “Cuatro Estaciones”, cuyo nombre técnico sería “Il Cimento della Armonia e dell’Invenzione,[1] Op.8, Números 1 al 4”, dado que “La Primavera”, “El Verano”, “El Otoño” y “El Invierno” son en realidad los primeros cuatro conciertos de esa magna e innovadora obra, que contiene otros ocho bellísimos conciertos más para violín y orquesta.
Vivaldi, precisamente en “Il Cimento…”, cambió radicalmente la forma de componer conciertos: hasta ese momento los conciertos barrocos para instrumento y orquesta se escribían casi como una sonata, donde el instrumento solista era el protagonista absoluto y la orquesta acompañaba amablemente para realzar al instrumento… Las Cuatro Estaciones, igual que los otros ocho conciertos, señalan un nuevo territorio: ahora la orquesta dialoga con el instrumento solista (el violín, en este caso), inaugurando la forma “moderna” de componer conciertos… Bach estudió los conciertos de Vivaldi (igual que Vivaldi lo hacía con los de Bach… todo el mundo copiaba y plagiaba alegremente a todo el mundo en esa época sin derechos de autor) y los llevó a la perfección…
Bueno, pues no. No voy a dedicar este artículo a las Cuatro Estaciones, tiempo habrá… sino que lo voy a hacer a un delicioso concierto para flautín, instrumento de aguda tesitura cuya denominación técnica es flauta piccolo, “Flautino” en italiano. Me refiero al Concierto RV443 en do mayor, una auténtica maravilla musical que bien merece este artículo y, creo yo, la inversión por vuestra parte de los diez minutitos que dura para escucharlo…
Nació Antonio Lucio Vivaldi en la católica Venecia en 1678, siete años antes de que lo hiciera su contraparte luterana, Johann Sebastián Bach. Igual que todos los Vivaldis, Antonio tenía una abundante y llamativa cabellera pelirroja; este hecho hizo que todos ellos fueran apodados “I rossi” (los rojos), por el pelo, claro. Cuando Antonio tomó los hábitos en 1703, siendo ordenado sacerdote, fue irremediablemente llamado “Il prete rosso”, el padre rojo, sobrenombre que le acompañó toda su vida.
Su padre, Giovanni Battista, era violinista en la Capella Duchale di San Marco, probablemente uno de los centros musicales de más prestigio en la época, y Antonio pronto demostró una gran habilidad musical, muy superior a la de su padre… el por qué acabó siendo sacerdote tiene que ver con el anhelo de los padres de dar educación a su primogénito y “darle una carrera”, cosas ambas que prácticamente sólo garantizaba la Iglesia en la época (salvo que fuera hijo del Dogo, claro). Pero nunca tuvo Vivaldi una gran vocación religiosa: apenas estuvo un año ejerciendo la profesión sacerdotal, y diciendo misa, consiguió la dispensa debido a “problemas de salud”. Lo suyo era la música. Indudablemente. Se perdió un mal sacerdote para obtener a cambio un excelente músico, de los mejores de la historia… Supongo que Dios estará satisfecho.
Rápidamente obtuvo fama, primero en Italia y luego en el resto de Europa, entre 1711 y 1714, con dos obras cumbre: “L’Estro armonico” y “L’Stravaganza”… Siguieron centenares de obras. La producción musical de Vivaldi a lo largo de sus 53 años de vida es ciertamente apabullante: 46 óperas,[2] 70 sonatas, casi 200 obras vocales y muchos conciertos… ¡más de 500 conciertos!, conciertos para uno o varios instrumentos, cuerda y continuo. Sí, cantidades ingentes de conciertos, a cuál más bello, y para todo tipo de instrumentos: oboes, flautas, violas, cellos, trompetas, mandolinas, violín (quizás doscientos)… y tres de ellos para flauta piccolo.
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Conocí este “concerto per flautino” hace muchísimos años, cuando estaba en la Universidad, pues a un compañero mío de estudios le encantaba este concierto… le pedí el disco (de vinilo, claro, en el que estaban otros tres conciertos más para otros instrumentos como cello, dos violines y así), lo escuché, me gusto mucho y lo copié en cinta. A saber dónde estará ahora esa cinta… Después lo escuché muchas veces, y, mira qué casualidad, lo he encontrado en youtube; ignoro si la versión es la misma o no tiene nada que ver, pero en cualquier caso es una versión excelente.
Son raros los conciertos para flauta piccolo, no hay muchos de su especie en el repertorio.[3]
Un flautín, o flauta piccolo, es similar a una flauta travesera, pero mucho más corto, y es capaz de dar notas una octava más agudo que la propia travesera… lo que es algo realmente agudo. De hecho es el instrumento más agudo de toda la orquesta, y, cuando suena, su sonido suele escucharse por encima de todo el resto de instrumentos, aunque estén todos ellos sonando en forte… Por ello no es muy común escribir conciertos para este instrumento: sus notas tan agudas pueden llegar a ser desagradables si no se controlan con maestría… por parte de autor y de intérprete. El caso es que maestría le sobraba a nuestro buen veneciano. En una ocasión tuve la oportunidad de escuchar uno de los otros dos conciertos para piccolo del maestro pelirrojo (en Radio Clásica, de Radio Nacional de España, creo), y desde luego que éste en do mayor es el mejor.
Una precisión: en el video de youtube este concierto aparece etiquetado como PV79, mientras que yo hablo del RV443… se trata en realidad del mismo concierto. Con la música barroca pasan estas cosas.[4] De hecho, Vivaldi apenas tiene diez o doce obras publicadas en vida, y por tanto con número oficial de Opus; la mayor parte de su producción eran encargos, obras religiosas, dedicadas a alguien, etc, lo típico de la vida del compositor barroco, y no fueron publicadas en vida. Posteriormente diversos estudiosos han intentado recopilar y catalogar la obra de estos compositores, y han editado sus propios catálogos. Actualmente, hablando de Vivaldi, casi todo el mundo se rige por el catálogo que Peter Ryom realizó en los años 70 del siglo pasado, que se conoce como Ryom-Verzeichnis, o abreviadamente, RV (de los que este concierto es el número de catálogo 443), pero antes se usaban otros catálogos, realizados muchos años antes, y menos completos. Entre ellos, el de Marc Pincherle, 1888-1974, probablemente el musicólogo que más ha hecho por redescubrir la música de Vivaldi, cuyo catálogo se conoce como Pincherle-Verzeichnis (PV o simplemente P). En el catálogo de Pincherle, esta obra es la PV79. Varios nombres, una sola obra…
Está este concierto escrito para flauta piccolo, dos violines, viola y continuo, y en ella, desde luego, el flautín tiene un papel solista destacado, pero también el resto de la orquesta tiene gran importancia: dialogan, se complementan, compiten… esta forma “moderna” de escribir los conciertos es, precisamente, obra de Vivaldi, y a ella se adherirían entusiásticamente todos los compositores desde entonces.
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Bien, vayamos ya con la audición del concierto para flauta piccolo RV443 (o PV79) en do mayor de Antonio Vivaldi. La versión es la de la KammerOrchester Emil Seiler, dirigida por Wolfgang Hofmann, con Hans Martín Linde en el flautín… una extraordinaria versión, sin duda, seguramente de los años sesenta o principios de los setenta del siglo pasado; lo digo porque utiliza todavía la catalogación de Pincherle, seguramente porque el catálogo de Ryom no estaría publicado aún.
El video, de poco más de diez minutos de duración, es de fotos fijas de pinturas de otro gran artista veneciano, contemporáneo de Vivaldi y de su mismo nombre: Antonio Canal, conocido como “Il Canaletto”, no sólo debido al obvio diminutivo de su apellido, sino a que se especializó en pintar “veduttas” (vistas) urbanas de Venecia[5] y, cómo no, de su famosísimo Gran Canal lleno de joyas arquitectónicas. Gracias a sus pinturas podemos hoy saber cómo era la Venecia del Siglo XVIII, la ya decadente y cada vez menos importante en el mapa de la nueva Europa Serenísima República Veneciana del Settecento, pero plena de vitalidad artística… Un tema, en definitiva, muy apropiado a la excelsa música del gran músico veneciano.
Vamos ya con el Concierto, que comienza de forma tradicional, con un movimiento rápido, un Allegro:
Durante poco más de cuatro minutos se desarrolla con perfección exquisita este precioso Allegro, que da paso, en el minuto 4:10, al movimiento lento, un Largo de bellísima factura, donde los trinos del melancólico flautín parecen evocar algún paisaje campestre…
Y en el minuto 7:25 comienza el tercer y último movimiento del concierto, un nuevo movimiento rápido: Allegro molto, donde el ritmo lento se convierte ahora en frenético, obligando al flautista, Hans Martín Linde, a exprimir su instrumento con trinos imposibles… Poco más de tres minutos dura este movimiento, que da fin al concierto .
En fin, espero que os haya gustado. Y ¡espero me perdonéis por no dedicar el artículo a las ubicuas Cuatro Estaciones…!
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De este concierto hay varias versiones grabadas, algunas de ellas, transpuestas a flauta traversera (para lo cual simplemente se toca una octava más grave, y listo). No obstante, dada su corta duración, siempre está acompañado de otras obras, bien de Vivaldi, bien para flauta piccolo o travesera de otros compositores. De entre los que existen y no están completamente descatalogados, recomiendo un excelente disco doble de la reputada discográfica L’Oiseau Lyre, donde cada disco es de una orquesta y director distintos. El que nos afecta, donde está el Concerto per flautino, es de la inglesa The Academy of Ancient Music, dirigida por Christopher Hogwood, uno de los más respetados especialistas en música barroca, y el otro disco es de otra destacada formación inglesa, The New London Consort, dirigida por Philip Pickett. Además del concierto para flauta piccolo RV443 del artículo, en este disco doble podéis encontrar otros doce o catorce conciertos más del pelirrojo maestro veneciano, para las formaciones más diversas: dos mandolinas, laúd, flauta traversera, dos trompetas, violín, dos cellos… desde luego es un disco un rato variado… imposible aburrirse escuchando música tan fácil de escuchar y tan bien interpretada.
En Spotify sólo hay una versión completa que yo haya encontrado: la de Il Giardino Armónico, cuyo enlace podéis encontrar aquí. Aviso: No me gusta nada de nada. Ni un pelo. Ritmo irregular, igual va super-rápido que lentísimo, y muy estridente en ocasiones. Esas cosas pasan con el barroco, como nadie sabe en realidad cómo se interpretaba, cada cual lo hace como se le ocurre… Es muchísimo mejor la versión de youtube, para mi gusto. Pero, como siempre digo, escuchar varias versiones y quedarse con lo mejor de cada una es muy enriquecedor.
Como antes dije, yo he tenido el raro privilegio de escuchar este concierto en directo hace unos años, pero reconozco que no es nada sencillo. Por eso puedo garantizaros que, por muy buena que sea la versión grabada, no puede competir con el directo, por mucho que tosa el vecino del asiento de al lado… La música en directo es siempre, siempre, mejor que la enlatada.
Disfrutad de la vida, mientras podáis. A ser posible, escuchando música.
- La traducción que se suele encontrar es: “La lucha entre la Armonía y la Invención”, pero hay muchos, entre los que me cuento, que opinamos que es mejor traducción “El cimiento de la Armonía y la Invención”. A saber qué querría realmente decir Vivaldi cuando se refería a “Cimento”… [↩]
- Curioso que Vivaldi, un sacerdote, un religioso, escribiera tal cantidad de óperas, muchas de las cuales fueron prohibidas en los Estados Pontificios debido a su carácter escasamente religioso… digamos pecaminoso, irreverente, anticlerical… [↩]
- Tan pocos como que el único que yo haya oído jamás en una Sala de Conciertos es precisamente éste de hoy, el RV443… [↩]
- Y no sólo con la barroca, con la clásica, por ejemplo con Mozart o Haydn, ocurre también. [↩]
- En realidad serían vistas mitad urbanas, mitad marítimas, dado el peculiar carácter insular de Venecia y sus numerosísimos canales. [↩]
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{ 18 } Comentarios
Wow! Que hermoso sonido, similar al trinar de los pajaros. Se quedó algo corto el concierto pero un sonido realmente delicioso.
Y si, Las 4 estaciones es un tema pendiente
Saludos
Pues sí, los conciertos barrocos son casi todos así que cortos… una pena, porque son deliciosos.
Y sí, las 4 Estaciones son maravillosas, pero estoy convencido que en la red puedes encontrar unas 300 versiones de tan conocida obra. Y ¿cuántas encontrarás de conciertos para píccolo? Muy pocas, claro.
Yo prefiero descubriros estas pequeñas joyas que hacerlo con obras conocidísimas, aunque de vez en cuando también escribo sobre una.
Quizás alguna vez la toque a las 4 Estaciones, ¿por qué no? Entretanto, disfrutemos con los trinares pajariles de este concierto extraordinario…
Saludos
Mac
Es un concierto muy conocido desde 1970, ya que que fue la banda sonora de El niño salvaje de François Truffaut. Un saludo a todos
¿no era la banda sonora de una pelicula de Truffaut?, el pequeño salvaje o algo así.
Hola, gracias por el articulo , muy bueno como siempre. Justamente yo me inicie en el mundo de la musica clasica con las conocidas 4 estaciones.
Solo una consulta, no entiendo cuando se refieren a concierto para violin y continuo, he buscado que significa pero no me queda claro.
Saludos.
Como probablemente sabrás, no solamente nos gustan estos artículos por la obra en sí, sino por vuestro sesudo y divertido análisis
@JRQ: El bajo continuo (o continuo a secas) es una técnica típica del barroco.
Las obras se componían normalmente para dos grupos orquestales: el “ripieno”, que llevaba la voz solista (el violín, en el caso de las cuatro estaciones) y el “bajo continuo”, que daba la réplica y marcaba la línea armónica de la pieza.
Pare entendernos, en las Cuatro estaciones el violín (y en ocasiones varios violines más) forman el ripieno, la voz solista, mientras que la cuerda grave (violas, cellos y contrabajos) forman el continuo.
Los conciertos más modernos (clásicos, románticos, etc), se escriben para (por ejemplo) piano y orquesta. El piano hereda el papel del “ripieno” y la orquesta en pleno, el del bajo continuo.
Esto es lo que yo creo que es el continuo.
No sé si te habré liado más… habrá que esperar que algún músico de guardia nos ayude a despejar las dudas….
Me quedo todo claro, ahora si, a disfrutar de Vivaldi.
Gracias.
Estimado señor Macluskey, sorprendiéndonos de nuevo con música cautivadora. Tengo que admitir que su blog me ha cautivado, desde el dedicado a la 9ª sinfonía de Beethoven, hasta el que habla sobre la Pasión según san Mateo. Yo al igual que usted, no se nada de música, sin embargo, me parece una excelente fuente de consulta, de verdad que admiro su blog, en particular el dedicado a la misa de Requiem de Verdi, y hace algún tiempo que esperaba el siguiente, en fin, esperaré con ansias el siguiente, esperando que continúe con los conciertos barrocos.
Muchas gracias por el artículo, me ha resultado muy entretenido, divertido, muchas gracias por el descubrimiento de la pieza.
la musica de los grandes compositores llena de paz interior a la vez que genera fuerza espiritual para el diario vivir, gloria para ellos, compositores e interpretes. felicitaciones
quiero participar
encantado de escuchar musica de grandes compositores e interpretes de musica popular y clasica
la musica del barroco es esquisita . desearia escuchar ol video del concierto de antonio vivaldi en flauta
compañero, no sé si revisas comentarios de estos artículos tantos años después. No obstante, decirte que soy un fan de tus escritos. Un apunte, no sé si conoces “concierto barroco” una novela de alejo carpentier, el lenguaje es un poco difícil pero vale la pena. En uno de los capítulos hay una historia deliciosa de una jam de vivaldi, Haendel, scarlatti, las monjas músico del Ospedale della Pietá y Filomeno el negro
un abrazo
Hola, Tony.
Siempre revisamos los comentarios que van llegando; alguno puede escaparse, cierto, pero en general sí que los vemos todos. Y gracias por tus (inmerecidas) alabanzas.
No conozco esa novela de Alejo Carpentier, el gran autor cubano. He leído otros libros y cuentos suyos, alguno, como El siglo de las luces, una de las obras cumbre de la literatura hispanoamericana del siglo XX, pero no éste libro que citas. Intentaré buscarlo a ver si por casualidad lo encuentro en algún cementerio de libros olvidados ( ). Gracias por el aporte.
Macluskey, Mil gracias por traer esta maravilla , la primera vez que la escuché como 20 años atrás estuve varios días con el adagio en mi mente . eso sí en una versión más lenta creo . no se como explicar la diferencia técnicamente , pero me parece más hermosa la de éste enlace (simplemente algo subjetivo nada mas) …https://www.youtube.com/watch?v=0dtOPG2wS4c .
Macluskey, que belleza de música esta molto agradecido , encontré un adagio más lento , y no se por qué creo que así debe haber sido el original . aquí va un enlace . https://www.youtube.com/watch?v=O68FnHDZ-Zk
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