Regístrate | Conectar
El Tamiz Libros Recursos Series Únete 16 Users Online
Skip to content

La base simple de la economía – Conceptos básicos




En tiempos de crisis la imaginación es más efectiva que el intelecto.”- Albert Einstein

¿Cuántas personas son capaces de entender de qué se habla, cuando escuchan a los técnicos referirse públicamente acerca de “políticas económicas” que bien pueden afectar la vida de todos?

Las cosas se complican todavía más cuando se habla de los “modelos económicos”. Eso ya parece tan abstracto que poblaciones enteras pueden comportarse de manera irreflexiva, aun en las peores situaciones de emergencia, casi como si un edificio estuviera empezando a incendiarse pero las instrucciones para usar los aparatos extinguidores fuesen dichas en un idioma desconocido.

Simplifiquemos entonces un poco todo esto y hagamos marchar la imaginación a propósito de lo que ha ocurrido en este 2008.

Posiblemente la forma más sencilla de comenzar a entender todo lo relativo a este tema sea acudiendo al axioma contable, a saber: no hay entrada sin salida ni salida sin entrada y tanto una como la otra son equivalentes. Es decir, si entra una cantidad x debe salir necesariamente un equivalente x’.

En términos prácticos esto significa que si tú me vendes algo yo me desprendo de mi dinero, pero paso a tener por ejemplo un terreno que me vendiste. En contrapartida, tú te desprendes de tu terreno pero te entra el dinero que te pago. Si llevamos cuentas escritas, yo anotaré una salida de dinero y la entrada del terreno, mientras tú anotarás la contrapartida, es decir, la salida del terreno pero con una entrada de dinero, cumpliéndose el axioma contable en una equivalencia exacta de valores.

Aunque parezca inverosímil, todas las teorías económicas se basan en comprender y desarrollar esta simpleza.

Desarrollando conceptos básicos en el tema.

¿Qué se entiende exactamente por “economía”? ¿Cuál es la diferencia entre la economía y las finanzas? ¿Qué son los modelos económicos? ¿Cuáles son las reglas para la circulación del dinero? Estas y otras cuestiones serán explicadas en sucesivas entradas, reduciendo los conceptos a expresiones lo más sencillas posibles.

El término “economía” no se debe confundir como sinónimo de “economizar” o sea ahorrar. El significado exacto del término se refiere a formas de administrar diferentes recursos incluyendo el dinero. Además del dinero, deben considerarse dos grandes grupos de recursos: los recursos naturales, que pueden ser base de industrias, y los recursos humanos que pueden ir desde recursos físicos hasta intelectuales. Estos recursos son aprovechados mediante el uso del dinero, es decir, la aplicación del dinero permite financiar el aprovechamiento de cada recurso.

Cuando hablamos entonces de finanzas, estamos refiriéndonos a todo lo que tenga que ver con el dinero como recurso potencial para pagar o cobrar. Si en cambio hablamos de economía, nos referimos a la administración de recursos existentes y su posible comercialización.

Hay una relación que resulta evidente entre las cuestiones económicas y las financieras. La relación se da cuando un bien cualquiera es vendido, comprado o alquilado. El acto de vender, comprar o alquilar, ejerciendo el comercio, pertenece a las consideraciones económicas, pero entonces el acto debe ser cobrado o pagado, según sea el caso, y eso pertenece a las finanzas.

Ahora bien, como el dinero también se puede considerar como un recurso, tenemos que puede ser administrado y producir beneficios sin ser necesariamente aplicado en recursos humanos o naturales. En este último caso, estamos refiriéndonos a los negocios financieros (como los que realizan los bancos y los prestamistas) donde se puede decir que al dinero se lo considera una mercancía en alquiler donde el precio que se paga por usarlo un tiempo, es el interés que se cobra.

La palabra “beneficio” como resultado positivo de un negocio, suele aplicarse como sinónimo de ganancia, lo cual es correcto, pero no hay que olvidar el sentido literal, es decir, las consecuencias beneficiosas que en términos sociales puede brindar la aplicación de cualquier recurso – incluyendo el dinero. Es precisamente en este concepto donde está la génesis de los modelos económicos.

¿Qué es un modelo económico?

Un modelo económico es un conjunto de normas que establecen cómo se aplicarán los recursos teniendo por objetivo el beneficio en todos sus términos. En este concepto, debemos sin embargo hacer una puntualización; no siempre ese conjunto de normas produce los beneficios esperados y por eso es que al correr de la historia ha habido diferentes propuestas y reformas, en una evolución constante donde la administración de los recursos se convirtió en ciencia: las Ciencias Económicas.

Encarada científicamente, la economía incluye observaciones empíricas, mediciones y cálculos diversos, considera ciertos hechos para formular hipótesis y luego proponer distintas teorías que permiten hacer predicciones y corroborarlas o invalidarlas experimentalmente. Lo que la distingue como una ciencia de particulares características, es que el “laboratorio” es toda la sociedad humana y su respectivo comportamiento. Y en ese laboratorio viviente, circula el dinero

La circulación del dinero.

Para la mayoría de las personas es difícil hacer una abstracción de la circulación del dinero, porque – volviendo al primer ejemplo – si tengo dinero para comprarte un terreno es porque alguien se habría desprendido de ese dinero antes, pagándome por ejemplo algo que hice. Pero el que remuneró mi trabajo, a su vez, ¿cómo obtuvo su dinero? Y tú, que ya no tienes el terreno, ¿cómo lo habías obtenido? Si pensamos un momento, entenderemos que ahí están los eslabones de una cadena interminable.

A esa cadena, se la llama circulación del dinero para el intercambio de bienes y servicios.

Intercambiar bienes y servicios, significa en este caso fijar precios para pagar o cobrar, según se compren o se vendan objetos o servicios que sean útiles. Este es el sustento del comercio y las fuentes de trabajo, basado en una relatividad de valores medidos por la moneda.

O sea, si algo no es útil en algún sentido, carecerá también de valor en dinero. Pero el dinero de por sí tampoco tiene valor, excepto que sirva para adquirir algo que nos sea útil. Si quieres puedes ir con 50 millones de euros a comprar una bicicleta en una aldea de aborígenes en el corazón del Amazonas y verás como todo tu dinero no vale nada, no sólo porque allá no hay bicicletas a ningún precio para andar en la selva, sino porque para aquellas tribus lo más probable es que den más valor a cualquier cosa de la naturaleza y no a unos cuantos euros.

De manera que la condición para que el dinero circule es que lo podamos cambiar por objetos deseados o por algún servicio que necesitamos se nos brinde. De esta afirmación no demora en surgir la pregunta: ¿qué cantidad de dinero nos puede corresponder a cada uno en todo ese movimiento, para satisfacer nuestras necesidades?

Pérdida, ganancia y equivalencia.

Según venimos entendiendo, el dinero circula por la necesidad de comprar y vender. Pero para que este mecanismo no se detenga, deberá haber desequilibrios necesariamente. Para ver esto claro, sigamos con nuestro primer ejemplo.

Si se cumple la equivalencia entre el valor del dinero y el valor del terreno que me vendiste, significa que en cualquier momento podré venderlo a otra persona y recuperar la misma cantidad que pagué. En este caso no habrá pérdida ni ganancia para nadie.

No obstante, si al cabo de un tiempo se desvalorizase la tierra y el precio del terreno quedase reducido a la mitad, deberé registrar en mis cuentas una pérdida. ¿Por qué? Porque me pagarían un 50% menos de lo que pagué por comprarlo. Aunque decidiese no venderlo, perdí dinero.

O bien, al contrario, si el valor de la tierra aumenta por ejemplo un 10% deberé registrar una ganancia de 10%. Si vendo el terreno aprovechando la oportunidad, deberé registrar en mis cuentas una entrada de dinero 10% mayor que el precio que había pagado. Yo habría obtenido entonces una ganancia, aun sin decidir hacer la venta.

Es claro que esas no son las únicas formas de obtener ganancias o sufrir pérdidas. Tampoco es una forma muy académica de exponer las posibilidades, porque además es cierto que para “realizar” la ganancia o la pérdida – es decir para convertirla en dinero – deberé hacer primero una venta.

Las ventas son por lo tanto el mecanismo que mueve el dinero. Puedo vender desde una idea hasta un servicio que ofrezco, o desarrollar una industria de manufactura. Si tengo una fábrica y compro materia prima a menor precio del que luego podré vender los productos, obtendré evidentemente una ganancia. En caso contrario, tendré pérdidas. Si tú vienes a comprar y me pides una rebaja, tú ganas pero yo pierdo y lo mismo sucede si aumenta el precio del que me vende la materia prima o si el gobierno me carga impuestos.

Y es la infinidad de variables de estos casos sencillos lo que mueve el comercio, las industrias y las oportunidades de empleo de mano de obra y de trabajo intelectual. Este conjunto de actividades se rige precisamente por una búsqueda constante de la ganancia, procurando reducir las pérdidas todo lo que sea posible, aunque manteniendo un cierto equilibrio general en ese ámbito que llamamos “mercado”.

El mercado.

La palabra mercado proviene de la antigüedad, donde los mercaderes, precisamente, se instalaban en plazas públicas para ofrecer sus mercancías a los posibles compradores. Muchas usanzas y palabras de aquellos tiempos se conservaron hasta hoy día. Los mercaderes “ofertaban” y los compradores “demandaban” mercancías que necesitaban comprar. Ya aquellos antiguos comerciantes acostumbraban a registrar en libros sus negocios. Llevaban un libro de “Caja” (ni más ni menos que una pequeña caja donde ponían el dinero obtenido de las ventas) y anotaban el dinero que pagaban o cobraban. Si vendían de una manera como la que hoy llamamos “a crédito”, anotaban en el libro del “debe” y en aquella época escribían “yo fío”; y si compraban mercadería “a crédito” anotaban en otro libro y escribían “él fía” (en los libros actuales hay registros separados para cuentas de deudores y acreedores, aunque aquellos términos cayeron en desuso en el lenguaje contable).

Así, cuando terminaba el día, hacían las sumas, veían si habían ganado o perdido y cerraban la caja y los libros hasta el día siguiente. Las expresiones “cerrar libros” y “cerrar la caja” aún se usan para finalizar períodos diarios o anuales de actividad comercial y ver los resultados. También escuchamos decir que “no hay en plaza” tal cosa que queremos comprar, o nos dicen que una empresa ha hecho un “estudio de mercado”. Son todas reminiscencias de aquellas épocas cuando los mercaderes y los compradores recorrían a pié la plaza, para indagar lo que había en oferta, estudiar los precios y comparar las calidades.

Y así como antiguamente el dinero y las mercancías circulaban “en la plaza”, hoy se sigue diciendo lo mismo aunque la “plaza” pueda ser una enorme extensión geográfica donde el dinero que se mueve alrededor de los negocios pasa por las “cajas” de las empresas y los grandes bancos.

Las fluctuaciones del mercado.

El mercado nunca es estable a causa de las cualidades intrínsecas del mecanismo que venimos analizando. Es como una gran balanza donde de un lado puede pesar más la oferta y del otro la demanda, pero al tiempo la situación puede cambiar a un sentido contrario. Los grandes desequilibrios siempre generan problemas. Siguiendo con nuestro ejemplo, si yo no hubiera tenido dinero suficiente para comprar el terreno seguramente lo habría pedido prestado. Quien me prestase el dinero me cobraría un tanto por ciento de interés y esa sería su ganancia. Gran parte del sistema financiero del mundo gira alrededor de ofrecer esta clase de servicio. ¿Pero es verdad que alrededor del negocio financiero se mueve sólo dinero?

Si el lucro del sistema financiero no fuese aplicado de alguna forma a la producción, al comercio y el consumo, éstos perderían todo valor y el dinero también.

Pongámoslo de la siguiente forma, para entenderlo mejor. Si yo ni nadie te quisiéramos comprar el terreno, porque no hay quien quiera desprenderse del dinero, el precio de la tierra se vendrá abajo. Cualquier negocio que tuvieras pensado realizar a continuación de la venta, será imposible. Si pensabas pagar alguna deuda con el dinero de la venta, no podrás hacerlo. Y a tu acreedor tampoco le iría demasiado bien, aunque fuese un banco, pues aunque le entregaras un bien material en canje de la deuda seguirá sin recibir dinero hasta que algo se mueva.

Estos extremos parecen una tontería quizá, pero las fluctuaciones entre la escasez y la abundancia de dinero en circulación, a la vez que la abundancia o escasez de la oferta o la demanda, son los factores que definen las pautas de la economía. La depresión económica siempre tiene causa en la proliferación de alguna clase de desequilibrio extremo como el del ejemplo o cualquier otro.

¿Es posible otro modelo?

Este modelo en general que muchos han pensado que no es el único posible, es sin embargo el que ha movido la industria y el comercio como fuentes de trabajo en el mundo, desde la remota antigüedad cuando todavía no existía la moneda, hasta hoy día.

Una de las diferencias más importantes quizá sea que el hombre antiguo podía aumentar sus propios recursos cultivando por ejemplo la tierra y recogiendo los frutos, mientras que hoy es posible, además de hacer eso, vender los frutos y prestar el dinero obtenido para luego recoger los intereses.

Si es posible o no un modelo diferente, dependerá de formas futuras de encarar el comercio y por el momento no se vislumbran cambios esenciales en ese sentido, a pesar de algunas propuestas importantes que veremos en la próxima entrada, donde hablaremos acerca de los Modelos Económicos.


Sobre el autor:

Gustavo (Gustavo Britos Zunín)

Investigador en varias áreas del conocimiento, no se limita a su profesión de pianista y compositor. Los grandes temas del mundo moderno, y la ciencia en particular, son el foco permanente de sus intereses.
 

{ 5 } Comentarios

  1. Gravatar Toro Sentado | 09/12/2008 at 09:55 | Permalink

    Siempre había pensado cuando estudiaba estas cosas que todo era como un juego, un juego en el que con las reglas que hay, para que unos ganen otros tienen que perder necesariamente

  2. Gravatar cruzki | 10/12/2008 at 10:03 | Permalink

    Muy buena entrada y muy acorde con los tiempo que estamos viviendo.

  3. Gravatar Belerofot | 10/12/2008 at 06:12 | Permalink

    Veo que ciertamente te curraste la entrada! Es un lujo leer una explicación decente sobre la economía en los tiempos que corren! Adelante sigue así, mis aplausos.

  4. Gravatar Gustavo | 12/12/2008 at 07:41 | Permalink

    Gracias por los comentarios y elogios. Belerofot, no te olvides que en origen fue idea tuya hacer estas entradas, idea que me pareció genial y espero seguir cumpliendo con las expectativas! Un saludo.

  5. Gravatar Mazinger | 16/12/2008 at 10:55 | Permalink

    Gustavo, has sido la punta de lanza en temas de economía. Encima lo has expuesto con un rigor envidiable. Esto… ¿algún consejo para invertir en bolsa? Es broma. :-) Supongo que hablarás de todo eso más adelante. Estaré expectante.

{ 2 } Trackbacks

  1. Gravatar meneame.net | 02/02/2009 at 05:46 | Permalink

    El Cedazo : La base simple de la economía – Conceptos básicos…

    Introducción a una serie de artículos sobre economía hablando de los conceptos más básicos del tema. En sucesivas entregas se ampliarán dichos conceptos….

  2. [...] Flores podría matizar su afirmación si hubiera una mezcla adecuada de interés e información, que la hay. Aprovecho y os [...]

Escribe un comentario

Tu dirección de correo no es mostrada. Los campos requeridos están marcados *

Al escribir un comentario aquí nos otorgas el permiso irrevocable de reproducir tus palabras y tu nombre/sitio web como atribución.