El Tamiz

Antes simplista que incomprensible

Modo vacacional = ON

Sólo escribo esta brevísima entrada para deciros que estamos de vacaciones: aunque seguiré trabajando en artículos, mi conexión a la red es poco fiable y no me puedo conectar mucho tiempo ni saber cuándo podré hacerlo. De modo que os tengo que pedir paciencia, como cada año por estas fechas. Estoy elaborando la próxima entrada, pero no sé cuántos días me llevará tenerla lista para publicación, espero que pocos. ¡Se hace lo que se puede!

Premios Nobel - Química 1902 (Azúcares, purinas y péptidos)

En la entrega anterior de la serie sobre los Premios Nobel hablamos acerca del Premio Nobel de Química de 1902, concedido al inigualable Hermann Emil Fischer por su trabajo sobre los azúcares y las purinas. Como solemos hacer en esta relativamente joven serie, hoy dedicaremos una segunda entrega al premio en cuestión, hablando algo más acerca de la ciencia relacionada con él, no tanto ya desde una perspectiva histórica sino desde nuestros días. Como siempre en esta serie, trataré de no alargarme demasiado sino de dar pinceladas que te permitan hacerte una idea de por dónde van los tiros. De modo que nos dedicaremos a bucear a pulmón en el mundo de las purinas, los péptidos, los azúcares y demás obsesiones del buen Fischer.

Nota: Ya lo avisé en la primera parte del artículo, pero creo que es conveniente repetirlo hoy: yo soy físico, no químico ni biólogo, de modo que si los más sabios tenéis que corregirme, no tengáis reparo en hacerlo. Eso sí, ya sé que esto es un esqueleto de explicación, pero ése es precisamente su objetivo.

Cuántica sin fórmulas - El entrelazamiento cuántico

En el último artículo de la serie Cuántica sin fórmulas hablamos acerca del gato de Schrödinger, el experimento mental en el que el genial físico austríaco trataba de poner de manifiesto las conclusiones aparentemente absurdas de llevar la mecánica cuántica hasta las últimas consecuencias en su interpretación del mundo que observamos. En el artículo en el que describe ese experimento mental, Schrödinger introdujo el término Verschränkung, y a él vamos a dedicar la entrada de hoy. Hablaremos acerca de ese Verschränkung, del entrelazamiento cuántico.

Cuantejo. Puede parecer adorable, pero ¡ojo!, no todo es lo que parece.

Ni qué decir tiene que, si no llevas con nosotros desde el principio de la serie, es muy recomendable que empieces por el primer artículo o esto te va a parecer aún más raro de lo que ya es. Además, un par de avisos adicionales: en primer lugar, como siempre en esta serie, voy a realizar simplificaciones terribles que sólo merecen que maldigas mi nombre, especialmente si eres físico como yo. Emplearé, además, ejemplos estúpidos y absurdos, para obtener conclusiones aberrantes. En resumen, no se me ocurre ninguna razón para que sigas leyendo este artículo, de modo que ¡allá tú si lo haces!

Premios Nobel - Química 1902 (Hermann Emil Fischer)

Hoy empezamos a completar la cuádruple entrada acerca de los Premios Nobel de 1902, dentro de la serie en la que recorremos todos los Premios Nobel de la historia. Como siempre en la serie, tratamos por un lado de explicar la esencia y la relevancia del premio desde una perspectiva histórica, y por otro de completar ese conocimiento con los avances en ese campo hasta la actualidad, siempre intentando no aburrir, claro. En las dos primeras entregas dedicadas a 1902 hablamos acerca del Premio Nobel de Física, otorgado a Lorentz y Zeeman, y ahora haremos lo propio con el Premio Nobel de Química de 1902, otorgado al alemán Hermann Emil Fischer, en palabras de la Real Academia Sueca de las Ciencias:

En reconocimiento a los servicios extraordinarios que ha proporcionado con su trabajo en la síntesis de azúcares y purinas.

Como suele suceder, es posible que al leer eso te quedes como estabas antes de leerlo. ¿Qué tiene de relevante el trabajo de Fischer? Pues, aunque lo de sintetizar azúcares y purinas no suene muy espectacular, como también pasa a menudo en esta serie, el trabajo de Fischer marca un antes y un después: es el momento en el que, en cierto sentido, nos convertimos por fin en el Doctor Frankenstein. Y aún estamos en ello.

Nota: Como bien sabéis los habituales, soy físico, no químico ni biólogo, de modo que, en entradas como ésta, hago lo que puedo, pero estoy a la disposición de los que sí saben de verdad para arreglar o corregir cualquier cosa que no sea tanto una simplificación (que las hay, como siempre) como un error abyecto.

Durante la semana #26 - El calcio

El episodio de hoy sigue teniendo mala calidad de sonido, y yo sigo disculpándome :)

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