El Tamiz

Antes simplista que incomprensible

Imágenes - Cumulonimbos y tropopausa

Hace demasiado que no comparto con vosotros imágenes que me quitan el aliento –debería adquirir el hábito de hacerlo según las encuentro, pero no siempre es fácil por falta de tiempo–. Hoy quiero hacerlo con dos de las que merecen un puesto de honor en los fondos de escritorio entre los que rotar, ambas relacionadas con lo mismo: cumulonimbos y la tropopausa.

Eso sí, como siempre, antes de mostrar las imágenes, una breve explicación de lo que vas a ver. Se trata en ambos casos de fotografías de la Tierra tomadas por astronautas de la Estación Espacial Internacional, y en ambas aparecen nubes tormentosas muy profundas: cumulonimbos. Este tipo de nubes se producen cuando hay corrientes de convección intensísimas, causadas por el calentamiento del suelo por parte del Sol, y suelen traer precipitaciones muy fuertes, muchas veces acompañadas de granizo. Si has estado en una tormenta bastante repentina en la que parecía que se iba a acabar el mundo… probablemente se trataba de un cumulonimbo.

Premios Nobel - Química 1903 (Svante Arrhenius)

En la última entrega de la serie sobre los Premios Nobel nos dedicamos a desgranar el de Física de 1903, otorgado a los dos Curie y a Henri Becquerel. Como siempre, hoy toca la contrapartida del mismo año, pero en este caso nos zambulliremos en el Premio Nobel de Química, otorgado al sueco Svante August Arrhenius, en palabras de la Real Academia Sueca de las Ciencias,

En reconocimiento a los servicios extraordinarios que ha proporcionado al avance de la Química por su teoría electrolítica de disociación.

Como ha sucedido antes en la serie, este premio está relacionado con otro anterior, el de van ‘t Hoff en 1901, aunque de una manera un tanto peculiar: el descubrimiento de Arrhenius fue anterior a los de van ‘t Hoff pero, como ves, el premio fue posterior. La razón es, en parte, el carácter a veces mezquino de los seres humanos. De hecho, aunque sea lamentable, esta entrada mostrará la cara más ruin de algunos científicos (incluido el propio Arrhenius); como diría Asimov, “¡ay, todos humanos!”

En el caso de este Premio, no desdoblaremos el artículo en dos, ya que la longitud no es excesiva y así ganamos una semana respecto al resto de series, con lo que entrelazaremos los aspectos históricos con mis pobres explicaciones sobre la Química involucrada. A cambio de este artículo ligerito, por otro lado, preparad vuestras frágiles mentes para un artículo de Cuántica sin fórmulas que es un ladrillo de cemento dentro de un par de semanas, no por difícil sino por largo, denso y farragoso.

Nota: Como sabéis los tamiceros añejos, soy físico, no químico, de modo que corregidme sin piedad los que sabéis más que yo cuando meta la pata en algo.

[Electricidad I] Corriente eléctrica

Libro disponible:
La serie está disponible como libro en papel y como libro electrónico.

Ésta es la tercera parte del Bloque [Electricidad I]. En la primera parte hablamos acerca del concepto de carga eléctrica, y en la segunda parte lo hicimos sobre la Ley de Coulomb y la electrización. Si te fijas, hasta ahora no hemos estudiado apenas movimientos de cargas, que es en lo que normalmente pensamos al hablar de “electricidad”. La razón es que, para entender esos movimientos y conceptos relacionados con ellos –como la corriente eléctrica–, necesitábamos establecer unas bases, como el concepto de carga eléctrica. En la última entrada ya hablamos de la causa esencial del movimiento de cargas, la fuerza de Coulomb, con lo que ya estás preparado para entender el concepto de corriente eléctrica.

Fíjate en que digo “no hemos estudiado apenas” porque, aunque no hayamos entrado en detalles, en la entrada anterior sí que describimos movimientos perceptibles de cargas: por ejemplo, en el chorro de agua del grifo en el Experimento 1 o el movimiento del péndulo en el Experimento 2 había cargas moviéndose debido a atracciones y repulsiones de Coulomb. Sin embargo, se trataba de movimientos muy leves, a lo largo de distancias minúsculas, y desde luego no intentamos entonces evaluarlos de ninguna manera rigurosa – a eso nos dedicaremos hoy.

Disponible para descarga el número de octubre

Ya está disponible para disfrute del personal el número de octubre. Como el del mes anterior, se trata de un archivo comprimido (.zip) de 4,3 MB que contiene los siguientes formatos, para poder leer El Tamiz casi en cualquier soporte y lugar:

  • PDF con imágenes para leer en pantalla
  • PDF con sólo las imágenes imprescindibles, para impresión
  • EPUB, FB2 y PRC (compatible con MOBI) como formatos de libro electrónico
  • HTML en su propia carpeta, con imágenes y enlaces íntegros
  • Texto plano para quienes quieran convertirlo a cualquier otra cosa

En esta ocasión, las conversiones a EPUB/FB2/PRC son de mejor calidad que el mes pasado, gracias a johansolo (tienen un índice con enlace a cada artículo e imágenes). Además, Geli ha preparado una portada bastante más cuca que la de septiembre –podéis verla a la derecha–, que servirá de modelo “corporativo” para meses posteriores.

Los artículos de este número son:

En total, unas 45 hojas A4. Podéis encontrar el número de octubre en la librería de El Tamiz o pinchando en la imagen de la derecha. ¡Disfrutadlo!

Conoce tus elementos - El escandio

Nuestro lento pero seguro camino por la tabla periódica continúa hoy en la serie Conoce tus elementos. En esta serie, por si no la conoces, tratamos de desmenuzar un elemento químico cada vez, hablando sobre sus propiedades más interesantes, cómo fue descubierto, dónde puedes encontrarlo en la vida cotidiana (si es que puedes, claro), cuáles son sus peligros y utilidades, etc. Aunque parezca mentira, hemos hablado ya de veinte de ellos; el último fue, naturalmente, el elemento de veinte protones, el calcio. El de hoy, como no podría ser de otra manera, será el de veintiún protones, un elemento mucho menos conocido que el anterior, por ser mucho menos común: hablaremos del escandio.

Como ha sucedido alguna vez más en la serie, este artículo no será largo; francamente, no tengo mucho que decir sobre el escandio, y no quiero alargar las cosas simplemente por no dejar la entrada con una longitud menor que la de otras. Lo que sí espero es que, al menos, te quedes con un par de ideas interesantes acerca de este raro metal.