El Tamiz

Antes simplista que incomprensible

Desde la mazmorra - Historia de la Ciencia

Aunque este Desde la mazmorra (el ridículo nombre del editorial) fue publicado en el número de junio de la revista –lo cual quiere decir que algunos ya lo habéis leído–, no quiero dejar de compartirlo con el común de los mortales, aunque sea un par de semanas más tarde. No es demasiado largo y probablemente tampoco demasiado interesante, pero aquí lo tenéis.

Recuerda, si lees este Desde la mazmorra u otros posteriores, que se trata de opinión, a veces emocional y a menudo estúpida, de modo que sólo tiene el valor que quieras darle a mis diatribas. Como suele suceder cuando expreso opiniones, no puedo evitar ser intenso, pero mi intención es realmente hacerte pensar, más que convencerte de mis propias ideas (que también, para qué vamos a engañarnos).

Hoy quiero simplemente reflexionar un poco sobre el valor de enseñar Historia de la Ciencia, como hacemos en la serie de los Premios Nobel o en Hablando de… No hace falta que diga que me parece importante hacerlo, ¡o esas series no existirían!, pero quiero explicar algunas de las razones por las que creo que no se hace lo suficiente a pesar de lo necesario que es.

Conoce tus elementos - El vanadio

Lentos pero seguros, continuamos hoy nuestro camino por la tabla periódica en la serie Conoce tus elementos. Seguimos en la gran zona media de los metales de transición, y en la última entrada estudiamos uno de ellos, el titanio, el elemento de veintidós protones. El elemento que nos ocupa hoy sigue siendo un metal de transición, en este caso con 23 protones y, cuando no está ionizado, 23 electrones. Se trata de un metal bastante menos conocido y frecuente que el titanio –aunque también utilísimo–, y debería llamarse, en mi no tan humilde opinión, eritronio o rionio… pero, por injusticias de la historia, lo conocemos como vanadio.

Como tantos otros elementos de los que hemos hablado hasta ahora, el vanadio no se encuentra puro en la naturaleza, sino en forma de compuestos, como muchas rocas. Incluso así, no es un elemento demasiado abundante; se forma como resultado de la nucleosíntesis en supernovas, pero no en tanta cantidad como otros, con lo que en la Tierra no abunda como, por ejemplo, el titanio del que hablamos en la última entrada (el titanio era el elemento número 9 en la composición de la corteza terrestre, mientras que el vanadio es el 20). Tanto una cosa como la otra hacen que sea difícil de identificar y aislar, con lo que, a pesar de que ha estado a nuestro alrededor todo el tiempo, lo descubrimos hace relativamente poco.

No, no voy a decir lo que piensas si eres seguidor de esta serie desde hace tiempo: no fue descubierto por “los de siempre”, y la historia es bastante injusta. Su descubridor es un personaje fascinante que merecería su propia entrada, el hispano-mexicano Andrés Manuel del Río. En 1801, del Río estaba analizando algunas muestras de rocas procedentes de una mina en Zimapán, en el estado de México, cuando se encontró con algo que no encajaba con ningún elemento conocido, aunque se parecía a algunos otros metales de transición. Las rocas que estudió tenían el mineral que hoy conocemos como vanadinita, por el nombre del… bueno, tiempo al tiempo.

Andrés Manuel del Río

Andrés Manuel del Río (1764-1849).

[Termodinámica I] Temperatura

Libro disponible:
La serie completa está disponible como libro.

Hace unas semanas comenzamos el segundo “bloque de conocimiento” de El Tamiz, dedicado a la Termodinámica, hablando acerca de lo que es un sistema termodinámico y cómo suelen clasificarse más a menudo dependiendo de su interacción con el entorno. Fue una entrada bastante abstracta, pero utilizaremos aquellas definiciones y conceptos no sólo a lo largo de este bloque, sino de otros posteriores. El caso es que entonces sólo rozamos con los dedos el asunto, mientras que hoy vamos a zambullirnos por fin con la primera magnitud termodinámica, y una de las más importantes: la temperatura. Pero, antes de ir con eso, la solución al Desafío 1 del artículo anterior:

Solución al Desafío 1 - Tipos de sistema

Antes de contestar al desafío, recuerda que en todos los casos, lo idóneo de la respuesta depende de la aproximación: es un compromiso entre simplicidad y realismo, de modo que cuanto más simple sea el tipo de sistema sin alejarnos demasiado de la realidad, mejor. Veamos cada uno:

1. Tu cuerpo a lo largo de un día.

A lo largo de un día es evidente que tu cuerpo intercambia materia con el exterior (comiendo, respirando y de otros modos que no voy a mencionar aquí), y desde luego intercambia energía de distintos modos con su entorno, de manera que se trata de un sistema abierto.

2. El agua y los alimentos en el interior de una olla a presión mientras se cocinan.

Como suele suceder, todo depende de dónde y cuándo empecemos a estudiar el sistema, pero si nos fijamos en él cuando la olla a presión actúa como tal, es decir, mientras está cerrada herméticamente y la válvula no está abierta, no hay intercambio de materia con el exterior, pero sí de energía, ya que el fogón de la cocina calienta la olla y el interior para empezar, así que se trata de un sistema cerrado.

3. El planeta Tierra a lo largo de un año.

Este caso y el siguiente pretenden ilustrar lo borroso de las cosas, y cómo un mismo sistema puede ser modelado de distintas maneras dependiendo de cómo lo miremos y durante cuánto tiempo. Evidentemente, la Tierra intercambia energía con el entorno, por ejemplo, al recibir la radiación solar, con lo que no puede nunca ser un sistema aislado. Sin embargo, el intercambio de materia con el exterior a lo largo de un año es tan minúsculo que lo más adecuado sería probablemente tratar el planeta como un sistema cerrado, ya que las ventajas de hacerlo así superan con bastante a las posibles inexactitudes (como la ausencia, por ejemplo, de auroras).

4. El planeta Tierra a lo largo de un millón de años.

Aquí la cosa cambia: a lo largo de un millón de años sí hay un intercambio de materia apreciable con el exterior. Existen impactos desde fuera que, en épocas pasadas, pueden haber contribuido al origen de los océanos terrestres, y la cantidad de gases ligeros que pueden escapar de la atmósfera no es tampoco despreciable. A lo largo de un tiempo tan largo, la Tierra podría modelarse mejor como un sistema abierto.

Lo de menos, en cualquier caso, es si has acertado o no: lo importante es que te familiarices con los términos y la forma de pensar para aplicarlos.


Concepto de temperatura

El concepto de temperatura, en Física, es bastante curioso. Por un lado, es una palabra con la que todos estamos familiarizados, y todo el mundo entiende lo que decimos si afirmamos que algo está caliente o está frío. Por otro lado, dar una definición rigurosa de temperatura basándonos en medidas empíricas es bastante más difícil de lo que parece, y según cómo la definamos lleva a cosas completamente contrarias a la intuición. En este sentido, se parece al concepto de tiempo: todo el mundo entiende lo que queremos decir, pero ¿cómo definimos el tiempo rigurosamente?

A la venta el número de mayo de 2010, enviado el de junio

Como es habitual por estos días de cada mes, ya está a la venta, en nu estra “librería” de Lulu, el número de mayo de la revista. Como siempre, los formatos son PDF de pantalla e impresión, EPUB, HTML, FB2, MOBI y TXT; no hay DRM que lo envenene y está publicado bajo licencia Creative Commons, para que podáis compartirlo con familiares, amigos y demás.

También como es habitual, ya ha sido enviado a colaboradores, suscriptores y los honrados en el desafío de este mes el número de junio de 2010 en los formatos de siempre (si alguien cree que debería haberlo recibido y no lo tiene en su bandeja de correo, decídnoslo y lo arreglamos). Si quieres recibir la revista cada mes antes siquiera de que se publiquen todos los artículos en la web, suscríbete y deja que te mimemos. En el número de junio:

Como siempre, los formatos de libro electrónico (EPUB, PRC y FB2) son gracias a la colaboración de johansolo. A él, gracias mil, y al resto, ¡que las disfrutéis!

Gastos de envío gratis en Lulu hasta el 30 de junio

Tal vez algunos ya conozcáis esto porque aparece en su portada, pero yo me acabo de enterar al encargar la versión de prueba de Hablando de…. Lulu tiene un cupón que dura hasta el 30 de junio, y básicamente supone gastos de envío gratis, y no por correo ordinario, sino por la opción fetén con seguimiento y más rápida. Si alguien está pensando en comprar Relatividad sin fórmulas pronto –o cualquier otro libro de Lulu, porque esto no se restringe a ningún libro que yo sepa–, aquí tenéis los pasos para asegurar el envío gratis:

  1. Añade el libro (o los libros, porque el ahorro es de hasta 30€ de gastos de envío) al carro.
  2. Ve a la caja para elegir la forma de envío y el pago.
  3. Elige el modo de envío Tierra, que en el caso de Relatividad cuesta 10,99€ e incluye seguimiento del envío. Si esa opción no está disponible para el libro que elijas, no aparecerá y no te puedes beneficiar del cupón.
  4. En la página siguiente de revisión del pedido, introduce TERRESTREGRATIS en la caja “Usar código de cupón” y actualiza el total.
  5. ¡Zas!, los 10,99€ desaparecen y te lo mandan con seguimiento, en menos tiempo y gratis total.

La lástima es que esto sólo dura hasta el 30 de este mes, porque Lulu mete unas puñaladas con los gastos de envío que dejan temblando, pero algo es algo. Esperemos que lo repitan en el futuro…