El desafío de Horror en el parque acuático, como los anteriores, ha recibido respuestas de enorme calidad y creatividad –siempre me sorprendéis en esto–, aunque en este caso, no en tan gran número como los anteriores. No sé si ha sido por la vuelta de vacaciones para muchos, porque os ha parecido demasiado fácil, demasiado complicado o aburrido, o simplemente porque requería de más trabajo que otros para responder bien (algún tratamiento de imágenes o cosas parecidas).
Se trataba, como dije en el planteamiento, de un desafío muy distinto de los anteriores en el sentido de que requería más tiempo y cuidado que una idea brillante. Espero que al menos, aunque muchos no hayáis mandado la respuesta, os hayáis peleado con él utilizando lápiz y papel: recordad que el objetivo de estos desafíos amistosos es, básicamente, pasar un buen rato pensando. Me ha gustado, sobre todo, ver cómo habéis rellenado los “huecos” en la descripción del problema, suponiendo cosas e informando, en vuestra solución, de vuestras suposiciones explícitamente y con gran corrección (lo digo, por ejemplo, por Oldman y Jaime). ¡Excelente!
La clave de la supervivencia estaba, por supuesto, en la mezcla de dos factores: por un lado, la estupidez de los zombies humanos (con lo que era posible evitar que muchos se movieran, manteniéndonos fuera de su línea de visión), y por otro, la lentitud de los leones marinos (con lo que era posible estar en una habitación con uno de ellos y escapar de él con la trayectoria adecuada), combinada con su incapacidad para cruzar ventanas.