El Tamiz

Antes simplista que incomprensible

Desafíos - Fernando y el cangrejito

Desafíos El Tamiz

Tras un desafío físico, otro que es más bien geométrico, ya que la parte física es sencilla. Es, además, de los que se pueden resolver utilizando diferentes herramientas, lo cual siempre es cómodo porque cada uno tira hacia donde mejor se maneja. Vamos con él.

Fernandito se encontraba, como cada mañana en verano, en la playa, caminando por el agua y buscando criaturas interesantes y conchas. En un momento dado, cuando Fernandito caminaba con el agua por sus rodillas, vio un cangrejo. Naturalmente, Fernando no veía el cangrejo donde el pequeño crustáceo estaba de verdad, sino más lejos de él, debido a la refracción de la luz; Fernando, que no era demasiado espabilado, no había estudiado Física en su vida y, además, tenía cinco años, no tenía ni idea de esto, pero entre el cangrejo real y la imagen que veían sus ojos había cierta distancia.

Fernando tiene una altura de un metro, y sus rodillas –hasta donde llega el agua– están a 25 cm de la arena del fondo. El pequeño cangrejillo, que supondremos por ahora es tan pequeño que su tamaño nos da igual, está a 1 metro de los pies de Fernando. Como digo, desde luego, Fernando no ve al cangrejo a 1 metro de sus pies, sino más lejos. Y la primera pregunta del desafío de hoy es simplemente: ¿a qué distancia de sus pies ve Fernando al cangrejo?

Es posible resolverlo de muchas maneras: con ecuaciones, con dibujos, con iteraciones y un programa de ordenador… como te dé la gana. Dado que aceptamos aproximaciones, no hace falta dar la respuesta absolutamente exacta, pero sí con el margen de error más pequeño posible. Y, si consigues resolver esa primera parte, vamos con la segunda.

La segunda pregunta se refiere al tamaño del cangrejillo. Suponiendo que el bicho tiene 5 cm de lado a lado (y es casi plano, al ras de la arena), y que su centro está a 1 m de los pies del niño como hemos dicho antes ¿de qué tamaño lo ve Fernandito?

Si no conoces estos desafíos, echa un ojo a la presentación, y recordad que cuándo lo mandéis no es importante siempre que esté dentro de plazo, pero sí lo es la corrección, claridad y originalidad de la respuesta. Lo más importante, de cualquier manera, es el rato de diversión mientras piensas y sacas la respuesta. Porque no vas a dejar que el desafío te venza, ¿no?

El plazo para enviar las soluciones por correo a desafios@eltamiz.com es hasta el domingo 10 de abril inclusive. ¡Suerte!

Premios Nobel - Física 1908 (Gabriel Lippmann)

Tras disfrutar juntos con el Premio Nobel de Química de 1907, concedido a Eduard Buchner por su descubrimiento de la fermentación no celular, hoy continuamos nuestro largo periplo por los Premios Nobel de Física y de Química a lo largo de la Historia. Se trata en este caso de un premio de esos en los que se demuestran las vueltas que da la vida, un galardón de “múltiples ironías”: como Premio Nobel, el descubrimiento en cuestión se consideró en su momento como de una enorme relevancia… para luego ser casi olvidado ante otros más prácticos que él. Sin embargo, el uso de los mismos fenómenos físicos –y alguno más– reivindicaría unas décadas después el mismo descubrimiento, haciéndolo relevante una vez más como precursor de algo más grande.

Estoy hablando, por cierto, del descubrimiento realizado por el franco-luxemburgués Jonas Ferdinand Gabriel Lippmann, que obtuvo el Premio Nobel de Física de 1908, en palabras de la Real Academia Sueca de las Ciencias,

Por su método de reproducción fotográfica en color basado en el fenómeno de la interferencia.

A diferencia de otros años, en este caso queda clarísima la razón de otorgar el galardón, puesto que es algo muy concreto. Sin embargo, como siempre, volvamos hacia atrás en el tiempo para comprender el contexto y la relevancia del descubrimiento de Lippmann.

Galileo Galilei (II)

La semana pasada habíamos dejado a nuestro amigo Galileo Galilei en una posición muy cómoda: apoyado por el Papa Urbano, lanzando dardos sarcásticos a diestro y siniestro y listo para volver a las andadas en su defensa del heliocentrismo copernicano, no como hipótesis, sino como realidad física.

Viendo que las cosas están a su favor al tener nada menos que al Papa de su lado, Galileo intenta de nuevo publicar un libro en el que mostrar las pruebas que considera lógicamente inatacables del heliocentrismo copernicano. Hay un tira y afloja durante algunos años, ya que Galileo es lo suficientemente sensato para no publicar sin más, sino que intenta obtener permiso del Santo Oficio. Como había dejado claro Bellarmino –que a estas alturas ya había muerto–, exponer las ideas heliocéntricas no era el problema, siempre que se hablase de ellas como una hipótesis tan válida como el geocentrismo; el problema era afirmar su realidad física. De modo que Galileo se pone a intentar escribir un libro que sea aceptable para la Iglesia pero que, al mismo tiempo, deje claro que el heliocentrismo es la realidad y que el geocentrismo es una tontería.

Recordemos que estamos en el siglo XVI, y la comunicación no es precisamente fluida, ni siquiera dentro de la Iglesia. Galileo envía el manuscrito a los censores, que no conocen el anterior veredicto ni el requerimiento explícito que se le hace de no sostener las ideas heliocentristas, y no tengo ni idea de por qué, los censores parecen tragarse el libro y considerar que no defiende la realidad de las ideas copernicanas, tal vez porque, como veremos en un momento, no lo hace de forma explícita, pero no hay que ser muy listo para darse cuenta de que es una trampichuela para saltarse la censura.

Eso sí, el permiso es precisamente para exponer ambas hipótesis y sus virtudes respectivas, de un modo imparcial. La idea de Galileo es publicar un diálogo, al estilo de los antiguos griegos, en el que un filósofo geocentrista y otro heliocentrista expliquen los méritos de cada hipótesis. El propio Urbano, como amigo de Galileo, le explica sus propios argumentos, naturalmente favorables al geocentrismo aristotélico, y le pide que los incluya en su libro. Tener las ideas del propio Papa en el libro sería una garantía estupenda de que es aceptado, claro. Hasta aquí, todo estupendo… pero la ineptitud social de Galileo en este punto de la historia me deja apabullado –y no lo dice alguien socialmente hábil, ni mucho menos–.

Dialogo sopra i due massimi sistemi del mondo
Portada del Dialogo sopra i due massimi sistemi del mondo (1632).

Galileo pone manos a la obra y el libro, que supone un antes y un después en la historia de la Ciencia, es publicado en 1632 con el título de Dialogo sopra i due massimi sistemi del mondo (Diálogo sobre los dos principales sistemas del mundo). A diferencia de la mayor parte de los libros científicos de la época, está escrito en italiano y no en latín, con lo que es posible que lo lea y entienda el común de los mortales, y no sólo los astrónomos. En la Europa del siglo XVII hay ya un público relativamente grande deseoso de aprender y leer sobre este tipo de cosas, y el libro se convierte en un auténtico fenómeno (lo que hoy llamaríamos, seguro, un best-seller, porque la primera edición se agota en un plis-plas). El lenguaje es, como siempre en Galileo, fino y acerado, con un humor afilado y extraordinario, los argumentos vivos y entretenidos, las explicaciones claras: el libro es un éxito inmenso.

Enviado 2001/03, a la venta 2011/02

Ya está a la venta el número de febrero de El Tamiz en formato de libro electrónico (PDF, EPUB, MOBI, FB2, HTML). Además, mecenas y demás privilegiados ya deberíais tener en el correo el enlace al número de marzo, que contiene los siguientes artículos:

  • ¿En qué consiste la paradoja de Olbers?
  • [Mecánica Clásica I] Introducción
  • Galileo Galilei (I)
  • Galileo Galilei (II) (aún sin publicar)
  • Premios Nobel - Física 1908 (Gabriel Lippmann) (aún sin publicar)

¡Que los disfrutéis!

Envío gratuito en Lulu hasta el 21 de marzo

Esta entrada ultrarrápida es sólo un aviso, por un correo que acabo de recibir de Lulu: en libros impresos en Europa, con la elección correcta del tipo de envío y un código de descuento, hasta el 21 de marzo el envío es gratuito… y ya sabéis cómo se las gasta Lulu con los gastos de envío. Para que salga gratis el envío hay que hacer lo siguiente:

  • Añadir los libros de que se trate al carro de la compra, ir al carro y llegar hasta la elección del tipo de envío
  • (Este paso es importante) Elegir como tipo de envío Tierra (es más caro que el normal, pero es el correcto y no vamos a pagarlo de todos modos)
  • (Segundo paso clave) Al revisar el pedido, donde aparece el precio hay una caja de texto con Usar un código de cupón. Ahí hay que introducir TIERRA305 y luego actualizar el precio. Al hacerlo, sdebería descontarse el gasto de envío completo. ¡Ojo! Si eso no sucede, es que el código no ha funcionado por alguna razón, así que no sigas con el pedido si no compruebas el descuento…
  • Completar el pedido de manera normal

Así, el envío es bastante más rápido que el de correos normal y, encima, gratis total. Lo malo es que parece que dura poco tiempo, pero supongo que alguno lo agradecerá: desde luego, no sólo vale para libros de El Tamiz, aprovechad para comprar otras cosas también… Yo voy a comprar algún juego de rol ipso facto.

Actualización: Gracias a hebustetram hemos descubierto que este descuento sólo es aplicable a libros impresos en Europa, con lo que sí vale para Relatividad sin fórmulas o Electricidad I, por ejemplo, pero no para Hablando de… En fin, algo es algo.