El Tamiz

Antes simplista que incomprensible

Modo vacacional = ON

Pues eso: que nos vamos al otro lado del charco a pasar un rato con la familia de Geli. Creo que, salvo por unos diez días al final, debería estar conectado sin problemas y mi intención es seguir escribiendo, de modo que no debería notarse diferencia. Pero nunca se sabe, se me puede comer un oso, así que quería dejar esto aquí para que sepáis la razón si no contesto a comentarios a tiempo o no se publican entradas al ritmo que deben. Si pasa cualquiera de esas cosas, no lo dudéis – ha sido un oso.

El Sistema Solar - Las lunas exteriores de Júpiter

Se me hace difícil creerlo, pero hace ya año y medio que iniciamos nuestra exploración del sistema joviano formado por el gigante Júpiter y su cohorte de anillos y satélites, dentro de la serie sobre el Sistema Solar. Tras conocer al Leviatán, nos dedicamos a visitar el resto del sistema: conocimos sus anillos y las lunas interiores embebidas en ellos; como recordarás, estas lunas interiores reciben el nombre de grupo de Amaltea por una de las cuatro (Metis, Adrastea, Amaltea y Tebe). Después dedicamos un artículo a cada una de las cuatro grandes lunas galileanas – Ío, Europa, Ganímedes y Calisto, y recientemente hicimos un paréntesis para hablar de propulsión interplanetaria y los distintos modos en los que podríamos tratar de llegar al sistema joviano relativamente pronto.

Hoy nos alejamos un poco más de Marduk –aunque aún seguimos inmersos en su poderosísimo tirón gravitatorio– para conocer otros satélites bastante desconocidos, más aún que el grupo de Amaltea: los satélites exteriores de Júpiter. Se tratará de un artículo con imágenes bastante más sosas que otros de la serie, puesto que no disponemos de buenas fotografías de estas minúsculas lunas, y no será una entrada extensa porque tampoco disponemos de gran cantidad de información sobre ellas. Por otro lado, estos satélites son de esas cosas que no se suelen estudiar en la escuela, y además muchos han sido descubiertos tan recientemente que sólo los más jóvenes estábais en el colegio cuando ya se conocían. De modo que, ¿preparado para seguir viajando? Pues vamos con ello.

Enviado el número de julio de 2011

El número de julio ya debería estar en la bandeja de entrada de quienes estáis sucritos. Como siempre, es un zip con versiones PDF para leer en pantalla e imprimir, epub, mobi, fb2 y html. Como ya dije el mes pasado, no podemos vender números antiguos en Lulu, de modo que quien quiera tener los antiguos puede ponerse en contacto con nosotros por correo.

En el número de julio:

  • Desde la mazmorra - ¿Merece la pena escribir sobre pseudociencia? (aún sin publicar)
  • Premios Nobel - Física 1909 (Karl Ferdinand Braun y Guglielmo Marconi)
  • [Mecánica Clásica I] Aceleración
  • El Sistema Solar - Las lunas exteriores de Júpiter (aún sin publicar)
  • Los peligros ocultos del microondas (aún sin publicar)

Sí, esta vez hay incluso un breve editorial. Es lo que tienen las vacaciones, que tengo tiempo hasta de escribir…

Aunque sea como “efecto colateral”, porque sabemos que la mayoría lo hacéis por simple generosidad, para recibir la revista cada mes y meternos dinero en el bolsillo a nosotros, https://eltamiz.com/mecenas.

[Mecánica Clásica I] Aceleración

En el bloque Mecánica Clásica I hemos establecido ya algunas bases para describir el movimiento de los cuerpos; hemos visto cómo identificar la posición de un objeto en un sistema de referencia determinado y con unas coordenadas concretas, y también cómo conocer la rapidez con la que el objeto se mueve y en qué dirección lo hace en cada momento y en promedio. Hoy nos zambulliremos en el último de los conceptos de cinemática –el estudio del movimiento puro y duro, sin preocuparnos por sus causas– estudiando el concepto de aceleración. Pero antes, como siempre, la solución al desafío del mes pasado.

Solución al Desafío 2 - Velocidad y celeridad media

En este desafío os preguntábamos, para varios movimientos, el valor de la velocidad media –como vector, es decir, con la información de dirección además de rapidez– y la celeridad media. Vayamos con cada uno de ellos:

1. Para calcular la velocidad media, nos da exactamente igual el camino que ha recorrido la mosca, puesto que sólo queremos saber dónde empezó y dónde terminó; empezó en (0, 0, 0) y terminó en (0, 2, -2). Por lo tanto, se ha desplazado (0, 2, -2) metros y, ya que lo ha hecho en 6 segundos, su velocidad media ha sido de (0, 2/6, -2/6) metros cada segundo, es decir (0, 1/3, -1/3) m/s.

Respecto a su celeridad media, la distancia total recorrida por la mosca ha sido la suma de todos los tramos: entre (0, 0, 0) a (4, 0, 0) ha recorrido 4 metros, entre (4, 0, 0) y (4, 2, 0) ha recorrido 2 metros, entre (4, 2, 0) y (4, 2, -2) ha recorrido 2 metros y entre (4, 2, -2) y (0, 2, -2) ha recorrido 4 metros. En total, la mosca ha recorrido 4 + 2 + 2 + 4 = 12 metros. Ya que lo ha hecho en 6 segundos, su rapidez media ha sido de 12/6 metros cada segundo, es decir, 2 m/s.

2. El satélite realiza una circunferencia de 10 000 km de radio alrededor del centro de la Tierra, luego su posición final es igual a la posición inicial. Su velocidad media es, por tanto, (0, 0, 0) m/s, independientemente del tiempo que tarde.

La rapidez media, claro, es otra historia. La distancia que ha recorrido es la longitud de la circunferencia, 2πR, que en este caso es más o menos 62 832 km o, en el Sistema Internacional, 62 832 000 metros. Puesto que el satélite ha tardado 2 horas en dar la vuelta, es decir, 7 200 segundos, su celeridad media ha sido de unos 8727 m/s. (Este satélite, por cierto, tenía los motores encendidos, pero dejo para los más enterados explicar por qué lo sabemos ya que se escapa bastante de este bloque).

3. Aquí no nos dan coordenadas ni nada, de modo que nos las inventamos. Digamos que el origen de coordenadas (cartesianas) está donde empieza a moverse el ciempiés, con lo que el bicho empieza en la posición (0, 0, 0). Sube por el tronco hasta 10 metros de altura, es decir, (0, 0, 10) metros, y luego se mueve horizontalmente, pongamos que a lo largo del eje x, hasta recorrer 4 metros sobre la rama, con lo que termina en (4, 0, 10). Se ha movido, por lo tanto, de (0, 0, 0) hasta (4, 0, 10) en 5 minutos –300 segundos–. La velocidad del ciempiés ha sido entonces de (4/300, 0, 10/300) metros cada segundo, es decir, (1/75, 0, 1/30) m/s.

La distancia total recorrida por el artrópodo ha sido de 10 metros hacia arriba y luego 4 metros horizontalmente, o 14 metros, y lo ha hecho en 300 segundos, luego su rapidez media ha sido de 14/300 metros cada segundo, o lo que es lo mismo, 7/150 m/s.

Premios Nobel - Física 1909 (Guglielmo Marconi y Karl Ferdinand Braun)

Pasito a pasito, en la serie sobre los Premios Nobel vamos recorriendo la historia de estos galardones, en la Física y la Química, desde sus origenes hasta la actualidad. De este modo le damos un repaso a muchos asuntos interesantes en Ciencia, pero de un modo poco habitual: desde una perspectiva histórica, tratando de recrear la maravilla de descubrir los secretos de la Naturaleza poco a poco. Llevamos ya un buen puñado de premios, desde los inicios en 1901 hasta el último, el de Química de 1908 con el que nos divertimos juntos –o eso espero– en la última entrega de la serie. La verdad es que es una de las series que más disfruto escribiendo, porque me encanta leer los textos de la época, por anticuados que suenen hoy, y vislumbrar las emociones que cosas que hoy damos por sentadas despertaban entonces. Para muestra, un botón del discurso de presentación del premio de hoy:

En 1897 era aún posible únicamente realizar una transmisión inalámbrica hasta una distancia de 14-20 km. Hoy en día, las ondas electromagnéticas se envían entre el Viejo y el Nuevo Mundo, todos los barcos de vapor transoceánicos de gran tamaño tienen su propio equipo telegráfico sin hilos a bordo, y toda Armada de importancia utiliza la telegrafía sin hilos.

¡Qué modernidad! ¡Todos los barcos de gran tamaño tienen su propio equipo telegráfico sin hilos! Las ciencias adelantan que es una barbaridad…

En fin, que me pierdo. El Premio de hoy es el Nobel de Física de 1909, otorgado al italiano Guglielmo Marconi y al alemán Karl Ferdinand Braun, en palabras de la Real Academia Sueca de las Ciencias,

En reconocimiento a sus contribuciones al desarrollo de la telegrafía sin hilos.

Hoy en día, claro está, no hablaríamos de telegrafía sin hilos sino de radio, pero ese término no empezó a utilizarse de manera extendida hasta 1920 o así y, al principio, realmente se trataba de algo tan simple como la telegrafía, no la transmisión de voz posterior.

En cualquier caso, el premio de hoy es peculiar. Desde luego, no pretendo conocer los pensamientos de los miembros de la Real Academia por entonces, pero por importantes que sean los avances logrados por Braun, Marconi y otros que no fueron recompensados con un Nobel, se trata de avances prácticos basados en un descubrimiento fundamental, el descubrimiento, que es el que debería haber recibido el Nobel.

Braun y Marconi

Karl Ferdinand Braun (izquierda) y Guglielmo Marconi (derecha).