El Tamiz

Antes simplista que incomprensible

Enviado el número de noviembre de 2013

Ya está enviado el número de noviembre a nuestros mecenas y colaboradores. Como siempre, hay formatos PDF/HTML/EPUB/FB2/MOBI para poder leerlo dónde y cómo se quiera, gracias también como siempre a la colaboración de johansolo.

Aprovecho para deciros que ya he recibido el ejemplar de prueba del libro Termodinámica I y en cuanto corrija algunas erratas lo ponemos a la venta. La primera versión será la física, para que quienes quieran regalarlo por Navidad (siempre hay quien quiere romper lazos con la familia) pueda hacerlo con tiempo de que le llegue. Luego iremos sacando los diversos formatos electrónicos, tanto en Amazon (para Kindle) como en Lulu (epub).

En cualquier caso, en el número de noviembre:

  • [Matemáticas I] Presentación

  • [Matemáticas I] Variables y expresiones algebraicas

  • Conoce tus elementos - El selenio

  • Premios Nobel - Física 1917 (Charles Glover Barkla) (aún sin publicar)

  • El Sistema Solar - Rea (aún sin publicar)

Conoce tus elementos - El selenio

En la última entrega de la serie Conoce tus elementos estudiamos el de treinta y tres protones, el arsénico. Hoy lo haremos con el de treinta y cuatro protones –y por tanto, salvo que esté ionizado, treinta y cuatro electrones–, un elemento de los que han tardado en ser descubiertos hasta hace bastante poco: el selenio.

Existen varias razones para ello y si eres un veterano de la serie estoy seguro de que te hueles cuáles son. La primera es la escasez de este elemento químico en la corteza terrestre: tan sólo un 0,000 005% en masa, es decir, prácticamente nada. Esto ya supondría una dificultad para percatarnos de que existe, pero en segundo lugar el selenio es muy reactivo, de modo que no aparece puro jamás. Forma óxidos con una facilidad pasmosa, lo mismo que reacciona con casi cualquier metal para formar sales binarias, de modo que en la Naturaleza sólo aparece en forma de compuestos.

Pero, para hacerlo aún más difícil, también es casi imposible encontrar compuestos del selenio en grandes concentraciones. Dicho de otro modo, no es que haya muy pocas rocas de selenio en la corteza y haya que encontrar uno de esos raros yacimientos, es que no hay yacimientos específicos de minerales de selenio. Aparece como impureza en minerales de otros elementos similares pero mucho más comunes, de modo que para darse cuenta de que está ahí hace falta examinar esos otros minerales y percibir que hay algo extraño e inesperado en ellos.

[Matemáticas I] Variables y expresiones algebraicas

Tras la presentación de ayer, hoy entramos en faena en este bloque introductorio a las Matemáticas en el que pretendemos repasar conceptos esenciales sin los que sería muy difícil avanzar en el conocimiento de la Física. Nuestro primer paso será establecer una base de álgebra elemental, y a ella dedicaremos dos o tres capítulos, ya que es absolutamente fundamental para construir, sobre ella, conceptos más elevados. No te preocupes si no sabes siquiera qué es el álgebra, porque vamos a ir de la mano.

Muchas veces confundimos elemental con inferior, cuando no es así en absoluto: los elementos con los que se construye una estructura son probablemente lo más importante de todo. Entender el álgebra elemental es tan importante para las Matemáticas como entender las letras del alfabeto para aprender un idioma. De hecho yo pensaría en ello de este modo: aprender álgebra es aprender un idioma nuevo. Al principio hace falta pensar con cuidado pero, con el tiempo, la cosa va fluyendo sola.

Antes de empezar –no os preocupéis que no son avisos repetitivos– debe quedar claro algo que no suelo decir: si alguien tiene la más mínima duda que pregunte. Este bloque y el siguiente seguramente se irán construyendo uno sobre otro y cualquier laguna en conceptos básicos puede mandar al garete todo lo demás. De ahí que cada entrada no presente muchos conceptos nuevos, porque quiero estar seguro de que están muy claros antes de seguir avanzando.

Dicho esto, empecemos juntos nuestro camino lento pero seguro y conozcamos al-ŷabr.

[Matemáticas I] Presentación

Tras terminar nuestro cuarto bloque introductorio de Física, [Mecánica de fluidos I], entraremos en un asunto algo diferente: las Matemáticas. Hay dos razones para esto: por un lado el hecho de que no es posible avanzar más allá de los artículos introductorios, cualitativos, sin utilizarlas. Galileo ya dijo que “el Universo está escrito en el lenguaje de las Matemáticas”, de modo que es muy difícil avanzar mucho en su conocimiento sin usarlas como herramienta. Por tanto, antes de poder continuar cualquiera de esos bloques necesitamos una base matemática para poder atacarlos.

Por otro lado para variar un poco: como sabéis soy infantil y me aburro fácilmente. Tras cuarenta artículos de estos “bloques” intentando hablar de Física sin usar ecuaciones me apetece cambiar de tercio y hacer algo diferente, no sólo porque algún día nos permita ir más allá en los bloques de Física, sino pura y simplemente por diversión. Hay otros bloques físicos de los que hablaremos en su momento a nivel cualitativo, como la mecánica ondulatoria, por ejemplo… pero no ahora. También me parece interesante dedicar un bloque introductorio a la Química… pero no ahora. Como dirían los de Monty Python, “And now for something completely different…”

Michael Faraday (III)

Pero ¿aún sigues aquí? ¡Algunos nunca tienen bastante! Tras dos entregas sobre la vida y milagros –porque a veces lo parecen– de Michael Faraday nos encontramos ya ante un científico famoso mundialmente, aunque todavía lo sería más, y obsesionado todavía con el concepto de acción a distancia y la unificación entre electricidad y magnetismo (de hecho incluso tuvo la intuición de que la gravedad también era un efecto relacionado con los otros dos, aunque nunca pudo demostrarlo).

Como digo, lo que realmente seguía obsesionando a Faraday y lo que probablemente fue su mayor aportación a la Física teórica, era el concepto de líneas de fuerza y la idea de que la carga y la corriente eléctrica, así como los imanes, podían actuar a distancia a través de esas líneas invisibles (que se hacían visibles al poner sobre ellas limaduras de hierro). Alrededor de 1838 el inglés realizó el segundo gran experimento de su vida, después del de la inducción de corriente: el experimento de la cubitera, también llamado de la hielera. Luego lo repitió en público alrededor de 1843.

Experimento de la hielera
Experimento de la cubeta de hielo.