El Tamiz

Antes simplista que incomprensible

¿Por qué el otro carril siempre va más rápido?

Atasco

¿Dónde estás tú? En la derecha de la foto.

En la entrada de hoy y dentro de “Ahora que lo pienso…” estrenaremos una serie de artículos (aún no sé cuántos, posiblemente tres o cuatro) relacionados con una idea central: cómo afecta a lo que puedo deducir de lo que veo el hecho de que lo estoy mirando. Esto puede sonarte un poco a cuántica, pero no es exactamente lo mismo: vamos a hablar, no de que el hecho de que alguien observe una cosa modifica esa cosa, sino del hecho de que _yo _sea un observador y consciente de que lo soy. No hay ninguna modificiación física del Universo en este caso: el efecto se debe a que estoy seleccionando un observador (yo) y eso debe tenerse en cuenta acerca de los razonamientos hechos sobre lo que observo.

He decidido romper este asunto en varios artículos porque es bastante abstracto y, francamente, llega un momento en el que no viene mal parar un rato y reflexionar. Advertido quedas de que puede aburrirte o parecerte una tontería. También ten en cuenta que muchas de las cosas de las que hablaremos no son ciencia, es decir, no son susceptibles de experimentación. De hecho, esta serie de artículos es más filosófica que científica, y su objetivo principal es hacer pensar - si te resulta estimulante, genial. Si no, hay muchas cosas que leer en la red.

En esta primera entrega de la serie voy a tratar simplemente de definir el concepto central, que puede resumirse así: la selección del observador modifica las conclusiones extraídas del hecho observado. Dicho de otra manera: el otro sentido de la autopista probablemente se mueve más rápido que el tuyo.

¿Y si rompemos CO2 en vez de H2O?

Un equipo de la University of California en San Diego está tratando de hacer justo eso: construir un dispositivo que utilice la energía solar para producir oxígeno y monóxido de carbono a partir del dióxido de carbono atmosférico.

La mayor parte de los estudios recientes acerca de utilizar la energía solar para producir reacciones químicas se centran en la hidrólisis: es decir, romper la molécula de agua para obtener hidrógeno y oxígeno, de manera que podemos utilizar entonces el hidrógeno (en una combustión a la antigua o en una célula de combustible) para liberar de nuevo la energía (y el agua) realizando entonces un trabajo.

Las ventajas de este método son evidentes: almacenamos la energía solar convirtiéndola en energía química, para poder utilizarla cómo y cuándo nos convenga. Pero, por otro lado, el balance neto de materia en la atmósfera es nulo: absorbemos H2O, pero al realizar la reacción inversa para obtener energía de nuevo, unimos hidrógeno con oxígeno para dar agua una vez más. Al final, nada cambia: hay el mismo vapor de agua en la atmósfera que había antes. Por otro lado, un método de generar energía que no tiene un efecto nocivo sobre la atmósfera es un método excelente.

Pero ¿y si hiciéramos algo más parecido a lo que realizan las plantas? Más específicamente, ¿y si absorbemos dióxido de carbono de la atmósfera y utilizamos la energía solar para romper la molécula? De ese modo, reduciríamos la cantidad de CO2 en la atmósfera y así el tan temido efecto invernadero.

Los móviles y las abejas - calma, por favor

Aunque esta noticia tiene algunos días, he sido remiso a hacerme eco de ella porque me genera muchas dudas. De hecho, la escribo ahora porque revela algo que me molesta mucho del mundo periodístico en general, al mismo tiempo que para mostrar mi escepticismo - estoy seguro de que muchos de vosotros, si habéis leído u oído la noticia, lo compartís.

Básicamente, la historia es así: por razones aún desconocidas, las poblaciones de abejas están disminuyendo mucho. El fenómeno (que ya tiene nombre en los EE.UU., Colony Collapse Disorder, o CCD) es muy preocupante: en algunos lugares han perdido hasta el 90% de las abejas, y no saben por qué. Empezó en Estados Unidos y Canadá el año pasado, pero éste se ha extendido también a Europa.

Bien, pues un grupo de científicos de la Universidad de Landau, en Alemania, han publicado los resultados de un pequeño estudio en el que han puesto bases de teléfonos inalámbricos que emiten radiación de entre 900 y 1800 MHz cerca de colmenas, y han observado que las abejas no volvían a ellas. La conclusión: es posible que las microondas de los teléfonos móviles interfieran con los “sistemas de navegación” de las abejas, evitando que puedan volver a sus colmenas y, por lo tanto, acabando con colonias enteras de ellas.

Comprobando que Einstein tenía razón

Relatividad general_ Crédito: Stanford University._

El laboratorio orbital más preciso creado por el hombre, el satélite Gravity Probe B, fue lanzado en 2004 para verificar varias de las predicciones realizadas por Einstein en su Teoría General de la Relatividad. Los investigadores llevan año y medio analizando los datos recopilados por el satélite en su primer año de vida y, por primera vez, han hecho públicos los resultados obtenidos hasta el momento. Aún tienen que seguir trabajando durante meses para completar el estudio, y parte de los fenómenos estudiados ya habían sido medidos anteriormente, aunque nunca con una precisión tan grande.

¿Por qué entonces hablar de esta noticia en El Tamiz? Muy sencillo - porque la Relatividad General mola, casi nunca se explica nada comprensible acerca de ella, y la noticia es una excusa para hacerlo.