El Tamiz

Antes simplista que incomprensible

Desafíos - La pendiente infinita

Hace ya unos meses desde el último desafío, de modo que espero que vuestras neuronas se hayan recuperado ya. Si no conoces nuestros desafíos, aquí tienes la presentación y la lista de todos los publicados hasta el momento.

El de hoy es un desafío físico, y para poder resolverlo debes conocer el concepto de fuerza de rozamiento entre superficies sólidas. No es algo extremadamente complicado, pero es posible que lo hayas olvidado desde que dejaste el colegio, de modo que aquí tienes un breve refresco: Rozamiento en un plano inclinado. Si no intentas el desafío, que no sea porque no te acuerdas de eso.

¿Listo? Pues vamos con él. Para ayudar a quienes mis estupideces alienígenas confunden, intentaré marcar en negrita datos concretos que no son simplemente tonterías de la historia.

Conoce tus elementos - El bromo

Nuestra última parada en la serie de Conoce tus elementos, en la que recorremos poco a poco la tabla periódica, fue el elemento de treinta y cuatro protones: el selenio. Como recordarás se trataba de un elemento que podía formar gases hediondos y peligrosos – hoy veremos otro aún más fétido y repugnante, pero al mismo tiempo muchísimo más bello. Hablaremos de solubilidad, de caracoles y emperadores, de la edad de los océanos y, a través de ellos, del elemento de treinta y cinco protones, el bromo.

Hay muchas similitudes en las historias del selenio y el bromo: ambos son muy poco comunes en la corteza terrestre, ambos son muy reactivos –el bromo aún más que el selenio– con lo que es casi imposible encontrarlos puros. Esto significa que hoy, una vez más, hablaremos de un elemento que descubrimos hace muy poco tiempo, en la última parte de la “fiebre descubridora” de los siglos XVIII-XIX.

Enviado el número de enero de 2014

Acabamos de hacer el envío de la compilación de enero en forma de revista electrónica de El Tamiz. Este número sí es un tocho de unas 60 páginas y 11 MB, en los formatos de siempre: epub, mobi, fb2, pdf y html (los tres primeros gracias, para variar, a johansolo).

En el número de enero:

  • La teoría microbiana de las enfermedades (II)

  • Las cuatro fuerzas - Introducción (I)

  • Las cuatro fuerzas - Introducción (II)

  • [Matemáticas I] Sistemas de ecuaciones

  • Conoce tus elementos - El bromo (aún sin publicar)

Los contenidos, evidentemente, son los mismos que los de la página web, y puedes recibir estos envíos mensuales convirtiéndote en mecenas o colaborando regularmente en El Cedazo, ya que es un simple “gracias” a ambos grupos. Menos da una piedra.

¡Que la disfrutéis!

[Matemáticas I] Sistemas de ecuaciones

Seguimos repasando conceptos de álgebra en nuestro bloque recordatorio de [Matemáticas I]. Tras hablar sobre variables y expresiones primero, y sobre ecuaciones en general y polinómicas después, hoy lo haremos sobre sistemas de ecuaciones. No será necesario introducir conceptos nuevos, sino más bien utilizar los que hemos visto hasta ahora para poder resolver muchos más problemas terriblemente comunes en Física.

En el caso de que en vez de ver fórmulas matemáticas normales te aparezcan símbolos de dólar alrededor de cosas (si ves esta $x$ encerrada entre dos dólares, por ejemplo) es posible que sea porque no estás viendo el artículo en la misma página. Si es así, aquí tienes el enlace a la entrada original: https://eltamiz.com/2014/01/23/matematicas-i-sistemas-ecuaciones/.

Antes de entrar en materia, sin embargo, la respuesta al desafío del capítulo anterior.

Las cuatro fuerzas - Introducción (II)

En la primera parte de la historia sobre nuestro conocimiento de las fuerzas hablamos sobre todo de Aristóteles: aunque viajamos muchos siglos en el tiempo, todo lo que vimos eran correcciones a la dinámica aristotélica. Conocimos las mejoras propuestas por Filópono, Avicena y Buridan, y alcanzamos con él el siglo XV. Aunque parezca mentira poco pasó en este campo durante un par de siglos – hacía falta una genialidad poco común, que llegó en el XVII con el divino italiano – si hace falta que diga quién es te doy un pescozón.

Sí, hoy llegaremos, por fin, a la madurez de la dinámica. Será, quiero dejarlo claro, un artículo de babeo infame, pero es inevitable; y, además de baboso, será aún más ladrillaco que el anterior, así que ponte cómodo y disfrutemos para empezar, porque es para disfrutarlo, del genio delicioso de nuestro amigo pisano y sus dos aportaciones, que permitirían a Isaac Newton destruir la dinámica aristotélica para siempre y establecer una nueva.

La primera aportación de Galileo es cualitativa: al contrario que Buridan, el italiano abandona por fin la noción aristotélica de movimiento natural, voluntario y forzado. Para Galileo no tiene sentido decir que el movimiento de una piedra que cae hacia el suelo es más “natural” que el de otra que ha sido lanzada hacia arriba. El movimiento es movimiento y punto. Como recordarás, la idea de Aristóteles era que los seres vivos fuerzan las cosas, y si no fuera por ellos los objetos permanecerían “donde deben”, es decir, en su lugar natural.