Continuamos hoy con la segunda entrega de la serie Conoce tus elementos, que se inició con el hidrógeno. Como recuerdas, los átomos de ese elemento tenían un protón (y un electrón si no estaban ionizados); hoy seguimos con el elemento que tiene dos protones:** el helio.**
Por cierto, esta es una entrada importante en la serie, porque vamos a hablar de conceptos (como las capas electrónicas) que serán muy útiles para entender posteriores artículos. De modo que, aunque tardemos en hablar del helio, es esencial que lo hagamos antes de cosas más abstractas.
El helio es el segundo elemento más común del Universo (ya dijimos que el hidrógeno era el primero), pero paradójicamente no fue descubierto hasta muy tarde, debido a que no es demasiado fácil de encontrar en la Tierra (si no sabes dónde buscar), y a que, como veremos, no reacciona con nada y escapa de la atmósfera muy rápido.
Antes de hablar de cómo fue descubierto este elemento, tenemos que dar un recordatorio rápido y simple de lo que es la espectroscopía, pues fue con ella que se identificó al helio. Básicamente, cuando se proporciona energía a los átomos de un elemento, ya sea mediante calor, electricidad u otro método, los electrones del átomo se excitan, es decir, saltan a niveles energéticos mayores que los normales. Al cabo del tiempo vuelven a caer a donde “deberían estar”, y liberan en forma de radiación electromagnética la energía que habían absorbido - es decir, brillan. Puesto que cada elemento tiene un número y una configuración de electrones determinada, cada elemento emite radiación de longitudes de onda muy específicas.