El Tamiz

Antes simplista que incomprensible

Construcciones ancestrales en la Luna: ¡*thpbbbbt*!

(Por si no lo sabes, thpbbbbt es la “pedorreta de El Tamiz” a las estupideces que se oyen por la red y no tienen pies ni cabeza).

Me juré a mí mismo que no haría caso de esta “noticia”, y que no le daría eco, incluso después de que uno de vosotros me preguntara sobre ello, pero al final no he podido resistirlo: se ha extendido como la espuma por la red. Sé que la inmensa mayoría de los lectores habituales probablemente no os creéis estas cosas, pero me indigna que, si buscas en Google sobre este asunto, sólo aparezcan estupideces, de modo que quiero poner mi granito de arena y que los que buscan para saber más puedan encontrar “la otra cara de la moneda”.

La “noticia” en cuestión es la afirmación, por parte de Richard Hoagland, de que existen construcciones de una antigüedad enorme en la superficie de la Luna, descubiertas por los astronautas del Programa Apolo, y de que la NASA está haciendo todo lo posible por ocultarlo. Hoagland cuenta con el testimonio de Ken Johnston, que trabajó gestionando fotografías del Programa Apolo y sostiene que la NASA le ordenó destruir algunas fotos; según Johnston, él no las destruyó y esas fotos, que enseña ahora, supuestamente muestran construcciones en la Luna. Por si no lo habías leído por ningún sitio, aquí tienes un enlace para leer sobre el tema.

¿La opinión de El Tamiz al respecto? ¡thbttpbbpt!

Cuántica sin fórmulas - El átomo de Bohr

Iniciamos esta serie de Cuántica sin fórmulas con el Preludio, tras el cual discutimos dos de los principales “flecos” en los que fallaban las teorías clásicas a finales del siglo XIX: la radiación de cuerpo negro y el efecto fotoeléctrico. Como recordarás, la solución del primero dio lugar a la hipótesis de Planck y su famosa constante; la solución del segundo produjo el nacimiento del fotón y la consideración de las ondas como conjuntos de partículas. (Por cierto, si no has leído los artículos anteriores es muy difícil que entiendas éste, pues se basa en los conceptos establecidos allí).

Antes de seguir zambulléndonos a mayor profundidad dentro de la mecánica cuántica, quiero dedicar este artículo a explicar precisamente cómo y cuándo recibió su nombre esta parte de la física, y cómo resolvió el tercero de los “flecos” que los físicos clásicos no habían logrado resolver hasta entonces. Lo interesante en este caso es que no se plantea una idea nueva como en los dos anteriores, sino que –por primera vez– se ponen en práctica las primeras ideas cuánticas de Planck y Einstein para resolver un problema concreto. Vamos a hablar del átomo de Bohr.

La Peste Negra

Libro disponible:
Los primeros veinte artículos de la serie (del ácido sulfúrico a Louis Pasteur) están disponibles como libro en tapa dura y como libro electrónico.

Por si no conoces Hablando de…, en esta larga serie de artículos recorremos diferentes aspectos de ciencia y tecnología de manera aparentemente aleatoria, haciendo especial énfasis en aspectos históricos y enlazando cada artículo con el siguiente. Tratamos, entre otras cosas, de poner de manifiesto cómo absolutamente todo está conectado de una manera u otra.

En las últimas entradas de la serie hemos hablado acerca de John von Neumann, cuyas ideas de máquinas auto-replicantes, junto con el concepto de una inteligencia artificial comparable a la humana de Turing, llevaron a las primeras predicciones de una “singularidad tecnológica”, que podría ser una explicación de la Paradoja de Fermi propuesta por el físico Enrico Fermi, que tuvo una importante participación en el Proyecto Manhattan, iniciado por el gobierno estadounidense como respuesta a una carta de Szilárd y Einstein en la que avisaban de la posibilidad de que los Nazis desarrollaran una bomba atómica, algo que nunca llegó a ocurrir posiblemente gracias a Werner Heisenberg, aunque el bando aliado sí utilizó armas atómicas en los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki, llevados a cabo por bombarderos B-29 Superfortress, cuyos motores estaban construidos por la empresa fundada por los famosos hermanos Wright, los primeros en hacer volar un aeroplano, máquinas que se convertirían en armas en la Primera Guerra Mundial, aunque no tan terroríficas como el gas mostaza, que en el mar se polimeriza y puede ser confundido con ámbar gris, utilizado en la Edad Media como amuleto de protección contra la Peste Negra. Pero hablando de la Peste Negra

Es muy difícil para nosotros, hoy en día, empezar a comprender el alcance del horror que la Peste Negra supuso para la población asiática y europea del siglo XIV. El tipo y el alcance de las enfermedades que nos preocupan de forma global hoy en día son una verdadera broma comparados con aquella pandemia. De modo que, aunque voy a empezar con una descripción algo aséptica del asunto, llegado un punto quiero tratar de describir lo que pasaba desde el punto de vista de los que la sufrieron – hasta cierto punto, por supuesto.

La paradoja de Benardete

Aunque la paradoja de la Lámpara de Thomson me parecía interesante, fue sorprendente lo mucho que disfrutásteis con ella de modo que, a petición popular, vamos a hablar de algunas otras paradojas matemáticas que juegan con el concepto de infinito. La de hoy es una de mis favoritas por su elegancia.

Por cierto, como en el caso de la lámpara, el objetivo de este tipo de artículos no es llegar a una conclusión significativa, sino pensar juntos y pasar un buen rato. Desde luego, si no disfrutas con este tipo de cosas, es una tontería que sigas leyendo este artículo. Tampoco quiero decir que no se aprenda nada, ¡al contrario! La cuestión es que el conocimiento que se adquiere con este tipo de artículos no es explícito: no va a haber un sitio en el que leas “Y entonces, la respuesta es…”. Ya sé que suena raro, pero creo que lo que se aprende con este tipo de artículos no es fácilmente expresable con palabras, es algo así como las enseñanzas del taoísmo filosófico, y esa manera de aprender puede ser frustrante a veces.

En cualquier caso, hoy vamos a hablar de una paradoja relacionada con la de Thomson: la paradoja de Benardete, propuesta por el filósofo Seth Benardete en los años 60. En su forma original (dejaré un enlace a la paradoja al final) involucra a Zeus, Prometeo y algunos demonios, pero en la más rancia tradición de El Tamiz, aquí la reescribiremos para que aparezcan horribles alienígenas con un interés mórbido por las matemáticas. Avisado estás de que, en estos artículos, doy rienda suelta a mi imaginación y no tengo muy claro si esto es divulgación, ciencia-ficción o humor. Y, por cierto, puede parecer al principio que la paradoja es una estupidez, pero piensa un rato y verás que, aspectos físicos aparte (Benardete era filósofo, no físico), la cosa tiene miga. ¿Preparado?

Videos - Animaciones de Saturno

Acabo de encontrarme, en el excelente sitio de la Planetary Society, con un par de animaciones que me han parecido muy interesantes. Ambas han sido creadas a partir de las imágenes enviadas por la sonda Cassini, que es una fuente inagotable de imágenes fascinantes (¿recuerdas su encuentro con Jápeto, el hexágono de Saturno y los mares de hidrocarburos de Titán?).

En este caso se trata de algo sencillo, pero genial: es simplemente el movimiento en sus órbitas de los satélites interiores y los anillos de Saturno. Creo que, si no has visto ningún vídeo parecido, te va a sorprender bastante. Normalmente, cuando vemos imágenes de Saturno, parece como si todo fuera muy estático y “sólido” pero, como vas a ver, el sistema que rodea a Saturno es muy caótico: sus muchos satélites grandes y pequeños se afectan gravitacionalmente unos a otros y a los anillos, y la cosa es todo menos aburrida.