Nota: Lamento la irregularidad en los artículos esta semana y la siguiente, pero son fechas difíciles para seguir un ritmo predecible en la elaboración de artículos, mucho menos aún episodios del podcast. ¡Gracias por vuestra paciencia! Haremos lo posible por ir dejando entradas en cuanto estén escritas.
Antes de nada, gracias a todos por responder con tanto entusiasmo a la petición de sugerencias para la serie. Vuestras ideas han sido tantas y tan interesantes que nos ha sido difícil decidir cuál atacar en primer lugar. Desde luego, tenemos muchos otros inventos sugeridos en la lista de “pendientes”, e irán cayendo según avance la serie. Sin embargo, uno de los que más se adecúan a los propósitos de la serie (ser humilde, cotidiano pero interesante) es el que nos ocupará hoy: el inodoro, váter, excusado o taza de baño.

Por si no conoces la serie, en Inventos ingeniosos tratamos de descubrir objetos e ideas de la vida cotidiana, y de poner de manifiesto que incluso las cosas aparentemente más anodinas tienen una historia y unas características fascinantes. Hablamos sobre el origen y el funcionamiento de cada invento, la etimología del nombre, las cosas curiosas relacionadas con él, etc.
Finalmente, antes de empezar a hablar del invento de hoy, un aviso: como puedes comprender, es difícil hablar del inodoro sin entrar en asuntos escatológicos y tal vez desagradables para algunos. Si te incomoda leer sobre estas cosas, francamente, no deberías leer un artículo titulado “El inodoro”. Avisado estás.