El Tamiz

Antes simplista que incomprensible

Modo vacacional: on

Una breve entrada para daros dos noticias, una buena y una mala (esto parece un chiste). Primero la mala –para vosotros, espero, pero desde luego no para mí–: mañana nos vamos de vacaciones. Esta vez vamos a hacer algo diferente a otros años, y en la primera etapa viajaremos en coche por varios sitios durante un par de semanas. Esto significa que durante esas dos semanas no habrá nuevas entradas, porque ni siquiera sé cuándo ni cómo tendremos acceso a Internet.

Las cuatro fuerzas - La fuerza gravitatoria (III)

Hace algún tiempo empezamos una nueva serie, Las cuatro fuerzas, en la que recorremos las cuatro fuerzas fundamentales de la Naturaleza –en la introducción verás a cuáles me refiero, y por qué cuatro–. Mi objetivo para cada una de ellas es explicar qué la hace especial, dónde aparece a nuestro alrededor, cómo descubrimos que existía y cómo ha evolucionado nuestro conocimiento sobre ella.

La primera de las cuatro que estamos atacando es la que primero descubrimos como tal: la gravedad. En los dos primeros artículos sobre ella hablamos acerca de nuestro conocimiento sobre la fuerza gravitatoria desde la Antigüedad hasta la llegada del gran Isaac Newton. Hoy continuaremos nuestro camino más allá del divino inglés, empezando por hablar sobre algo que el propio Newton nunca descubrió: el valor de la constante gravitatoria que él mismo postuló en su Ley de Gravitación Universal. Y, si no sabes de lo que estoy hablando, ¡empieza desde el principio!

El Sistema Solar - Hiperión

Nuestro último destino en El Sistema Solar fue Titán, la mayor luna de Saturno y, además, la más interesante. Tanto lo es que le dedicamos cuatro entradas enteras (estuvimos un mes completo hablando de ella), pero la cosa cambia hoy: visitaremos un satélite mucho más anodino, al que no sólo dedicaremos un solo artículo sino que, además, será corto. Conoceremos la “luna esponja”, Hiperión.

Hiperión, luna de Saturno
Hiperión, fotografiada por Cassini [NASA]. Versión a 1024x1024 px.

Enviado el número de junio de 2014

Mecenas y colaboradores ya deberíais tener el compendio de artículos de junio en el bolsillo electrónico, en sus formatos pdf, mobi/kindle, epub, fb2 y html. Como es habitual, las versiones mobi/epub/fb2 son gracias a johansolo, que ha luchado contra problemas de hardware para poder sacarlas a tiempo como un campeón.

En el número de junio:

  • Desafíos - Los koalindres colgantes
  • Desafíos - Los koalindres colgantes (solución)
  • ¿Has leído Begin, de Macluskey?
  • Conoce tus elementos - El kriptón
  • El Sistema Solar - Hiperión (aún sin publicar)

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Conoce tus elementos - El kriptón

En el último artículo de la serie Conoce tus elementos, donde recorremos poco a poco la tabla periódica, hablamos sobre el elemento de treinta y cinco protones: el bromo. Aunque haga cuatro meses, espero que recuerdes que se trataba de un elemento tremendamente inestable, ya que un electrón más lo haría electrónicamente estable y no hay nada que proporcione más inestabilidad que justamente eso: estar muy cerca de la estabilidad. Esto significa que hoy hablaremos del elemento estable a cuya configuración electrónica aspiraba el bromo: el elemento de treinta y seis protones, el kriptón.

El artículo de hoy será corto y, francamente, no demasiado interesante, lo mismo que ha pasado con las entradas correspondientes a los otros elementos estables, como el argón y el neón. Como hice entonces, no pienso alargar esto simplemente para escribir un artículo de determinada longitud, de modo que cuando me quede sin cosas que decir, me callo.

Dicho esto, hablemos de este elemento inerte de treinta y seis protones.