Hace tanto que no tengo tiempo de escribir un editorial que casi se me había olvidado la sensación… ¡con lo que me gusta soltar diatribas sin sentido, oye! La de hoy no es más que la puesta por escrito de una conversación que he tenido en mi cabeza los últimos días, según escribía el análisis sobre Los peligros ocultos de cocinar con microondas, un texto pseudocientífico que se encuentra en múltiples lugares de la red (el análisis, por cierto, se publicará en un par de días).
¿Debería hacerlo en un artículo? ¿Tiene alguna utilidad? ¿Hace más mal que bien? ¿Merece la pena dedicar tiempo y espacio a estas cosas?
Pues sí, merece la pena. No hablo únicamente de este caso, sino de escribir sobre pseudociencia en general y tratar de desmontar cosas a costa, tal vez, de generar atención sobre ellas. El artículo en cuestión ha sido simplemente el que ha generado la duda, de modo que el resto de este editorial no habla sobre él, sino sobre el asunto general.
La conversación en mi cabeza ha sido más o menos así:
¿Es bueno poner enlaces y mostrar atención a textos pseudocientíficos? ¿No es mejor simplemente ignorarlos en vez de darles importancia?
Depende. Si se trata de un texto aislado, con una sola aparición en la red y que no lee casi nadie, probablemente llamar la atención sobre él hace más mal que bien, porque le da una importancia que no tiene. Sin embargo, cuando se trata de algo muy extendido, con múltiples copias y versiones en la red y que ha leído –y seguirá leyendo– mucha gente, creo que hace más daño ignorarlo que hablar sobre ello, pues la atención ya la tiene, aunque tal vez no desde un punto de vista científico.
Dicho de otro modo: alguien que fuese a encontrar el texto pseudocientífico de todos modos no va a encontrarlo más fácilmente por que hablemos, desde la perspectiva científica, de él. La única atención extra que va a recibir va a ser a través de nosotros mismos, pero nuestro público es gente que suele no creerse la pseudociencia de todos modos, con lo que no van a acabar engañados por nuestra culpa.
¿Qué sentido tiene entonces hablar de ello en una página de ciencia, si el público que la lee no se cree argumentos pseudocientíficos? ¿No es predicar a los convertidos?
No, creo que no, y hay varias razones para ello.
En primer lugar, hay textos y textos. Los más burdos se descalifican a sí mismos muy rápido y es fácil detectarlos, pero otros son mucho más sutiles. Ninguno sabemos muchísimo de todo, de modo que cualquiera, lea paǵinas de ciencia o no, puede ser engañado o al menos tener dudas. Debemos ayudarnos unos a otros.
En segundo lugar, como verás si lees el análisis del artículo que mencionaba al principio, desmontar un texto pseudocientífico requiere una cantidad de tiempo enorme buscando referencias y fuentes, contrastando nombres, etc. Es muy útil “tener el trabajo hecho” cuando necesitemos explicar a alguien que determinada página no es científica o sus fuentes no son fiables, no porque haga falta convencernos a nosotros.
En tercer lugar, poner la información ahí fuera la hace disponible no sólo al público habitual, sino a todo el mundo en general gracias a los motores de búsqueda. No es lo mismo buscar sobre un asunto concreto que te han contado, o que has visto por la red, y toparte con veinte resultados en Google todos ellos copias o versiones de lo mismo, que tener intercalados algunos sitios que den una perspectiva científica del asunto y desmonten las patrañas que allí se cuenten, si es que las hay.
Pero ¿sirve para algo cuando lo lee alguien que se plantea creerse textos pseudocientíficos? ¿No es inútil razonar con argumentos contra cosas como energías vitales y vibraciones cuánticas?
Creo que sí, sirve para algo. El problema es que muchas veces, desde la ciencia, tendemos a agrupar a todo el mundo que preste la menor atención a textos que hablen de “energías vitales” o cosas así como parte de otra tribu con la que no merece la pena hablar porque son personas irracionales, aunque sea sólo por tener dudas al respecto.
El problema con esa visión es que es mentira. Hay mucha gente que se topa con un texto que afirma cosas algo sorprendentes, y no están seguros de si lo que se dice tiene sentido o no. Es gente que puede ser perfectamente razonable pero que tiene dudas, y ¿dónde puede acudir si en páginas como ésta no hablamos del asunto?
Evidentemente, al crédulo que lee un texto en la red y se lo cree con los ojos cerrados no es posible dar argumentos razonados…. pero es que ni siquiera va a encontrarnos, porque se va a creer lo que ha leído y punto, no va a buscar contraargumentos en ninguna parte.
No, la utilidad es para el que duda, de modo que disponga de varios puntos de vista y pueda decidir por sí mismo qué le inspira más confianza y qué argumentos son más sólidos; cosas que, si nadie disecciona esos textos desde una perspectiva empirista, no puede encontrar.
Vale, tal vez hacerlo tenga una utilidad relativa, pero ¿no sería más útil emplear el tiempo en cosas más agradables y creativas?
Ahí sí, ahí le has dado… es cansado, es aburrido y a veces acabas enfadado o frustrado. Además, suelen caerte collejas por todas partes (ya he comentado alguna vez que me han acusado de ser esbirro de la NASA, de la industria maderera, de Coca-Cola y de unas cuantas cosas más, y a aquellos de vosotros que hacéis estas cosas más a menudo os habrán llamado cosas aún peores).
De hecho, hay sitios que le dedican muchísimo más tiempo y esfuerzo que yo a estas cosas, pero si todos ponemos nuestro granito de arena de vez en cuando, sin quemarnos demasiado, ahí queda la cosa para la posteridad.
En fin, así ha sido más o menos la discusión mental. Por cierto, no sé qué es peor: tener discusiones acaloradas contigo mismo en la cabeza, o leer las de otros. Supongo que tu salud mental y la mía deben estar ahí ahí, por los mismos derroteros…