Como recordaréis, hace un mes os preguntábamos si os parecía bien que el siguiente “bloque de conocimiento” estuviera dedicado a la mecánica clásica. Algunos de vosotros estábais encantados con ello, pero hubo varias voces no tan entusiastas, de modo que nos lo hemos replanteado y, finalmente, el próximo bloque no será de mecánica, sino que será [Astrología I], del que la entrada de hoy es la introducción.
Sí, has leído bien: Astrología, no Astronomía. De astronomía hay ya mucho material en El Tamiz, desde La vida privada de las estrellas hasta El Sistema Solar, y no está de más educar a la gente en la “prima pobre” de la astronomía, la tan denostada astrología. Antes de que te eches las manos a la cabeza porque hablemos de astrología en una página de ciencia, preguntémonos juntos: ¿no es la astrología, en el fondo, científica?
Rueda del Zodíaco del siglo VI.
La reacción más común es exclamar que no, en absoluto: que es un conjunto de mitos y creencias acerca de la influencia sobre nosotros de la posición de los astros en el firmamento y que se trata, en cualquier caso, de una pseudociencia. Pero, si analizamos la cuestión con un poco de cuidado y, sobre todo, con la mente abierta, tal vez las conclusiones nos sorprendan. De manera que, como solemos decir por aquí, libérate un momento de tu conocimiento previo y tus ideas preconcebidas y apliquemos el razonamiento frío y metódico a este asunto.
Es indudable que la posición relativa de los astros tiene una influencia gravitatoria sobre el sistema físico formado por la Tierra y todo lo que contiene –incluidos nosotros mismos–. De hecho, cualquier modelo físico que trate de determinar lo que le sucederá a la Tierra en el futuro debe tener en cuenta, inevitablemente, la posición de los demás cuerpos celestes, tanto absoluta como relativa. La Tierra no estará exactamente en la misma posición si Saturno o Marte están en unas posiciones determinadas o en otras… es decir, cualquier predicción precisa del futuro necesita de la astrología. Sé que esto suena controvertido, y que me caerán pescozones de todos los lados, pero no hay vuelta de hoja.
Pero, si la astrología es necesaria para determinar la posición futura de la Tierra debido a la influencia gravitatoria de los astros, ¿no nos sucederá lo mismo a nosotros? Recordemos que somos seres ondulatorios, y que es imposible conocer nuestro estado exacto sin tener en cuenta todo lo que nos rodea. El propio Sistema Solar es, dicho mal y pronto, un gigantesco sistema cuántico en el que todo está entrelazado; por lo tanto, necesariamente no puede ser lo mismo haber nacido con Júpiter Ascendente o justo en la transición entre Tauro y Géminis. Tal vez los científicos envuelvan esto a menudo en un montón de fórmulas y palabrería, pero lo que están haciendo, al final, es astrología.
En cualquier caso, es muy fácil comprobar –insisto, si se tiene la mente abierta– si existe una influencia real y mensurable de los astros sobre nuestra vida. Tal vez no conozcas el Efecto Marte descrito por primera vez por el psicólogo y estadístico francés Michel Gauquelin. En su libro de 1955 L’influence des astres (La influencia de los astros), Gauquelin analizó la correlación entre la posición de Marte en el firmamento el día del nacimiento con el rendimiento atlético de un gran número de deportistas. El francés dividió la posición de Marte en el cielo a lo largo del año en doce sectores, y agrupó a un gran número de atletas según en qué sector se encontraba Marte el día de su nacimiento. A continuación, comparó los logros deportivos dentro de cada grupo.
Diagrama de los doce sectores de Marte a lo largo del año, de acuerdo con Gauquelin.
¿Su conclusión? Los atletas nacidos con Marte Ascendente o en su Zénit son, estadísticamente, notablemente más exitosos que sus competidores nacidos cuando el Planeta Rojo está en otras posiciones. Ya sé que es posible buscar una multitud de razones por las que esto puede no significar nada: coincidencia, el modo de seleccionar atletas, las expectativas del propio Gauquelin… pero, ¿podemos estar seguros de que es sólo palabrería? Yo creo que no.
Otro hecho que es difícil ignorar, por mucho que nos resistamos a aceptar las cosas como son –y lo hacemos, al menos yo, debido a nuestros prejuicios contra esta disciplina científica–, es que todas las culturas y civilizaciones han desarrollado, de una manera u otra, la Astrología. ¿Casualidad? Una vez más, yo creo que no – si la astrología no funcionase, ¿tantos pueblos diferentes habrían creído en ella y llegado a la misma conclusión de que lo que vemos en el cielo determina nuestro destino, y no nuestras decisiones? Resulta difícil de rebatir.
La pega más común a este argumento –que tal vez tú, estimado y probablemente sorprendido lector de El Tamiz, estés pensando ahora mismo– viene a ser algo así: “Vale, todos los pueblos primitivos han creído en la astrología, como en muchas otras supercherías… pero es por eso, porque eran primitivos. Según avanza el conocimiento, la astrología desaparece”.
Camille Flamarion (s. XIX), con color añadido posteriormente (Heikenwaelder Hugo/CC Attribution-Sharealike License).
¿De verdad? No hay más que visitar, por poner un ejemplo rápido, http://www.elpais.com/horoscopo/. Hoy en día, con nuestros grandes avances científicos, empirismo, tecnología y demás zarandajas, todavía seguimos creyendo en la astrología. Sí, ya sé que algunos –entre los que me contaba yo mismo hasta hace poco– se niegan a aceptarlo, pero una fracción enorme de la población sí acepta el hecho de que la situación de bolas de roca, gas, hielo y polvo a millones de kilómetros de distancia determinan el éxito o fracaso de sus relaciones amorosas, su éxito en el trabajo o su futuro económico. ¿Puede estar tanta gente equivocada? La respuesta, naturalmente, es que no.
Por ejemplo, Ke$ha me parece una artista de primera clase. No porque me guste cómo canta, sus canciones ni nada de nada… simplemente porque, si una gran cantidad de gente así lo cree, ¿puedo ser tan arrogante de despreciar su opinión y expresar el disgusto físicamente convulsivo que me produce? No. Pues lo mismo sucede con la astrología: páginas como la del horóscopo que he puesto arriba nos muestran que es una realidad, y sólo nuestra soberbia puede llevarnos a estar en desacuerdo con tal cantidad de personas, con opiniones exactamente tan válidas como la nuestra.
Finalmente, por si mis argumentos a favor de empezar este bloque no te convencen, creo que éste no podrás ignorarlo. Observa cuidadosamente el diagrama de Marte de arriba. ¿No ves una cara familiar? Creo que sobran las palabras, y puedes verlo por ti mismo:
Sí. Es Jimmy Wales, fundador de Wikipedia. ¿Coincidencia? Yo creo que no… aunque últimamente veo a Jimmy Wales por todas partes. En cualquier caso, el primer artículo de la serie está ya listo y puedes leerlo aquí.
Este artículo fue publicado el día 28 de Diciembre de 2010, Día de los Santos Inocentes. Todo lo que has leído es mentira, pero si te ha hecho sonreír, ha merecido la pena.