Hace ya muucho tiempo de la última entrega de ¿Has leído…?, donde hablamos brevemente de libros de ciencia-ficción recomendables. En aquella ocasión lo hicimos de El nombre del mundo es bosque, de Ursula K. Le Guin; como todos los libros de Le Guin, aun siendo de ciencia-ficción, se trataba de una obra en cierto modo poética, y muy centrada en los aspectos sociales y emocionales. Hoy, en cambio, hablaremos de una novela de ciencia-ficción verdaderamente “dura”; tanto que, para disfrutarla de verdad, hace falta tener al menos algunos conocimientos básicos de física, pero afortunadamente casi todo lo necesario ya lo hemos discutido aquí en un momento u otro. Hablaremos –sin destripar el argumento, como siempre– de Raft, de Stephen Baxter.
Durante las vacaciones, por cierto, he leído como un verdadero poseso, así que espero poder recomendar algún libro más en el futuro cercano, dejando un tiempo para poder leer éste si a alguien le resulta interesante. Hay al menos tres de los que estoy seguro que quiero hablar, pero tiempo al tiempo, porque el de hoy hay que saborearlo de verdad. Eso sí, un aviso: desafortunadamente y por razones que se me escapan, esta maravillosa novela no está traducida al castellano. Dejaré enlaces para conseguirla de las maneras más económicas posibles al final del artículo, pero si no puedes leer en inglés tal vez sea mejor que no sigas leyendo y se te abra el apetito para nada. Pido disculpas, porque suelo intentar sólo recomendar novelas con una versión en castellano, pero no puedo dejar de hacerlo con ésta aun a riesgo de que alguno se enfade por ello: es así de buena, y no demasiado conocida.
Raft es un ejemplo excelente de “ciencia-ficción dura”, un subgénero de la ciencia-ficción en el que la propia ciencia o la tecnología desempeñan un papel central en la trama; en los ejemplos sobresalientes del subgénero, como muchas obras de Arthur C. Clarke, por ejemplo, aun tratándose de especulación e invención, la ciencia tiene un cierto rigor y el escritor intenta documentarse lo suficiente para que las cosas tengan sentido. Durante cierto tiempo tuve la impresión de que la ciencia-ficción dura estaba agonizando, pero luego he ido descubriendo autores modernos que son excelentes, y Stephen Baxter es uno de ellos. No, no es Clarke… pero nadie es Clarke, alabado sea su nombre.
Como algunas de sus ilustres antecesoras en este estilo de ciencia-ficción, Raft no es extraordinaria en cuanto a la caracterización de los personajes, ni en los diálogos, ni en la verosimilitud de las emociones. Sin embargo, he disfrutado como un niño leyéndola por la enorme inventiva que despliega Baxter describiendo lugares y condiciones casi increíbles, pero con mucha lógica y conocimientos de física muy respetables –con excepciones, pero eso es casi inevitable dado lo “exótico” de la novela–.
No quiero hablar en profundidad del argumento porque ése es uno de los mayores placeres de leer el libro: que vemos el mundo a través de los ojos de Rees, el protagonista, quien apenas conoce nada sobre el Universo al principio de la novela. De este modo, aprendemos junto con él, sospechamos cosas que él no conoce, pensamos sobre las consecuencias lógicas de lo que va observando a su alrededor… y lo que observa es muy, muy raro. No está un planeta, y sin embargo hay una atmósfera respirable y gravedad apreciable; es más, no podría existir ningún planeta de manera lógica; y todo tiene sentido… y hasta ahí puedo decir. Una gran parte del placer de leer la novela consiste en sorprenderse con ella, de modo que vas a tener que fiarte de mi criterio, ¡o no leerla, claro!
Para que te hagas una idea de lo delicioso de la novela, para apreciarla en lo que vale hace falta conocer cosas como las propiedades de la fuerza gravitatoria, la estructura y evolución de una estrella o el concepto de asistencia gravitatoria. Sí, es de ésa ciencia ficción: heavy metal. Esto no quiere decir que haga falta ser físico ni mucho menos para disfrutarla: si estás leyendo esta recomendación es que, con una enorme probabilidad, estás listo de sobra para ello.
Además de la propia física involucrada, he disfrutado especialmente con la contraposición de esa ciencia aceptablemente rigurosa con condiciones muy diferentes de las normales: es más fácil escribir ciencia-ficción “dura” cuando todo es casi igual que lo que conocemos, pero Baxter se arriesga y nos lleva muy lejos de lo cotidiano. El otro contraste que me ha encantado es el de el espacio, la física extrema, etc., contrapuesta con una tecnología poco avanzada, algo que tampoco es muy común en el género.
Aunque el énfasis principal sea la “exploración”, por parte del lector, de un entorno extraño pero físicamente consistente –dentro de unos límites, claro–, la propia historia también merece la pena. Se tratan asuntos sociales sobre la degeneración tecnológica en aislamiento, la anarquía y la corrupción del poder… como digo, no con personajes de enorme complejidad, pero sí con la suficiente gracia como para que estos aspectos también supongan un placer al leerla.
Se trata, con todo, de uno de los libros que más he disfrutado estas vacaciones –en segundo lugar, seguramente, tras uno que me ha quitado el aliento aún más, pero ya llegaremos a él–. No es ligero, no es para leerlo de sopetón, sino para disfrutar con calma, pensar sobre él entre sesión y sesión de lectura y deleitarse con la belleza extraña de la Física que Baxter nos presenta.
Como he dicho al principio, no hay traducción al español; tampoco hay versiones electrónicas legales –y agradezco que nadie ponga enlaces a las ilegales, que seguro que las hay–. La novela fue publicada por primera vez en 1991, y puede comprarse usada a precios muy razonables. Ahora mismo estoy viéndola disponible en Amazon.co.uk desde unas míseras 2,77 libras en una edición, £8,99 en otra y hay un omnibus de cuatro novelas de Baxter, incluyendo Raft, por £8,50 usada (¡cuatro novelas!) y £12,50 nuevecita. La recomiendo a cualquier precio, pero a menos de tres libras es prácticamente un delito no leerla si puedes manejarte en inglés, aunque sea sufriendo.
Desde luego, es perfectamente posible que cuando la leas te parezca un bodrio, pero creo que cualquier aficionado al género agradece que le den pistas de vez en cuando para descubrir libros nuevos… ¡de ahí este tipo de artículos! Hala, a leer, que la vida es corta…
Nota: Ya estamos de vuelta de las vacaciones, y a finales de la semana tendréis ya un artículo “de verdad”. Si todo va como debe, septiembre debería ser ya un mes normal y corriente.