La imagen de hoy es, como no podría ser de otra forma (o no la compartiría con vosotros), de las que me quitan el aliento. Como casi todas las otras que muestro, está entre las muchas imágenes astronómicas que aparecen aleatoriamente en mi fondo de pantalla, pero por muchas veces que la vea, me sigue maravillando. Pero, antes de mostrarla, quiero contarte brevemente lo que vas a ver.
Si has leído La vida privada de las estrellas, sabes que la superficie de nuestro Sol está a algo menos de 6 000 K, pero que la corona solar está muchísimo más caliente que ella: entre uno y tres millones de kelvins, una temperatura gigantesca. Es una temperatura tan grande que no existen moléculas en la corona, ni siquiera átomos, y los iones que constituyen el plasma que la forma se mueven a velocidades astronómicas.
De hecho, la corona está tan caliente que, durante algún tiempo, pensamos que en ella había un elemento nuevo, que se denominó tentativamente coronio, ya que emitía rayas espectroscópicas que no coincidían con ningún átomo ni ión conocido. Finalmente resultó que era simplemente hierro ionizado: átomos de hierro que habían perdido algunos de sus electrones en el infierno de plasma de la corona. Pero no Fe2+ que ha perdido un par de electrones, ni Fe3+ que ha perdido tres… era nada más y nada menos que Fe14+, un ión que no existe a las vulgares y aburridas temperaturas terrestres. Así de extrema es la corona del Sol.
No estamos seguros de por qué la enorme diferencia de temperatura entre la superficie solar y la corona, salvo que ha de haber involucrados fenómenos no termodinámicos (pues el flujo de energía térmica se produce siempre de cuerpos más calientes a más fríos). Hay varias teorías, y dentro de unos años tendremos una sonda prácticamente tocando el Sol, la Solar Probe, que tratará de descubrir cuál de las teorías es la correcta, o cuáles si hay más de una que tiene que ver con el asunto, o ninguna si estamos completamente equivocados.
Sin embargo, aunque la corona está muchísimo más caliente que la superficie del Sol, y es gigantesca –se extiende varios millones de kilómetros en el espacio–, es muy difícil verla porque no brilla mucho, especialmente en comparación con la superficie de la estrella.
Antes de que pienses que estoy loco cuando digo que la superficie (a unos 5 800 K) no nos deja ver la corona (a unos 1 000 000 K), deja que me explique: la potencia luminosa emitida por la superficie es muchísimo mayor que la de la corona, porque aunque ésta está más caliente, tiene una densidad que es la billonésima parte que la de la superficie. Dicho de otra manera: cada partícula que constituye la corona emite una radiación mucho más potente que cada partícula de la superficie solar, pero hay tan pocas en la corona en comparación con la superficie de la estrella que su potencia emitida es comparativamente minúscula.
Pero la corona se muestra en todo su esplendor con los instrumentos ópticos adecuados y, sobre todo, durante los eclipses. La imagen de hoy es precisamente eso: una composición de 55 fotografías tomadas con dos cámaras diferentes y con tiempos de exposición de entre 0,008 y 8 segundos, durante un eclipse total de Sol el 1 de Agosto de 2008 en Mongolia. Por lo tanto, es posible ver en ella cosas muy oscuras y otras muy brillantes de un modo que nuestros ojos nunca podrían, y la corona parece casi irreal, como un velo de una elegancia exquisita, extendido casi quince millones de kilómetros en el abismo del espacio. No se aprecia toda su belleza en esta imagen pequeña, de modo que te recomiendo que mires la versión grande (enlace bajo la imagen):
Versión a 2262x1542 px. Crédito: Miloslav Druckmüller, Peter Aniol, Vojtech Rušin.
A la izquierda y un poco hacia arriba puedes ver Mercurio, algo que no suele suceder por su cercanía al Sol. Pueden verse detalles de la superficie de la Luna gracias a los variados tiempos de exposición, y a la derecha y arriba del eclipse puedes ver un conjunto de estrellas apelotonadas: se trata del Pesebre (cúmulo abierto M44), a unos 577 años-luz de la Tierra.
En resumen, una imagen tal vez no tan colorida o llamativa como otras, pero de una elegancia y belleza difíciles de olvidar. Fue imagen astronómica del día de la NASA el 20 de Septiembre de 2008.
Para saber más:
- Las entrañas de una estrella
- Más cerca del Sol que nunca: Solar Probe
- Corona (en español, escasito)
- Corona (en inglés, mucho más completo)
- El Pesebre