Hay veces en las que algunas fotografías astronómicas parecen cuadros, como sucede con la de hoy. Se trata de una vieja conocida de la humanidad, la Nebulosa de Orión –M42 en el catálogo de Messier–, que es visible a simple vista (al final muestro algunas referencias para encontrarla en el cielo) aunque, desde luego, no con el detalle de esta imagen. A mí me quita el aliento, claro, o no la compartiría con vosotros. Como siempre, foto primero y explicaciones después, para los amantes de las estrellas:
Versión a 1280x1280 px. Crédito: NASA, ESA, M. Robberto (STScI/ESA) et al.
Lo que ves es una imagen compuesta, en la que se sobreponen las obtenidas por el telescopio espacial Hubble y las del telescopio de la ESA en La Silla, Chile. En este caso no hay imágenes en regiones extrañas del espectro electromagnético: todo es visible, por muy colorido que sea. La foto abarca nada más y nada menos que trece años-luz de lado a lado, y muestra en todo su esplendor la Nebulosa de Orión, situada a tan sólo 1 500 años-luz de nosotros.
En la foto puedes ver la gigantesca nube molecular, compuesta en su mayor parte, como todas ellas, de hidrógeno. En ella hay multitud de protoestrellas y también otras casi “recién nacidas” –a escala astronómica, se entiende– y terriblemente calientes, lo que convierte a esta nebulosa en un lugar fascinante para los astrónomos. En la región central de la nebulosa hay varias estrellas de tipo O, tan calientes que emiten más radiación en el ultravioleta que en el visible. Es difícil ver demasiado en el núcleo de la nube, ya que la densidad del gas es más grande que en los bordes y la luz reflejada es tan intensa que no permite vislumbrar gran cosa. ¡Es lo que pasa cuando encierras varias súper-estrellas en una nube de gas!
La nebulosa es M42, bajo el cinturón. Crédito: Wikipedia/FDL.
Puedes encontrar la Nebulosa de Orión en el firmamento si sabes localizar la constelación de Orión y su cinturón: está justo debajo del cinturón, en lo que suele representarse como la vaina de la espada del cazador. Desde luego, al mirarla a simple vista no se ve lo que muestran el Hubble y el telescopio de La Silla, pero sí es evidente sin necesidad de instrumentos ópticos (si tienes buena vista, claro) que no es una estrella normal en la constelación: es borrosa y demasiado grande. Con unos simples prismáticos –ni qué decir ya con un pequeño telescopio astronómico– se vislumbra la nube:
Las jovencísimas, brillantísimas y efímeras estrellas de tipo O del núcleo de la nebulosa están haciéndola desvanecerse desde dentro: la radiación que emiten es tan energética que empuja el gas molecular que las rodea a enormes velocidades hacia el espacio. De hecho, la Nebulosa de Orión está ya mucho más “limpia” que lo estaba en el pasado por esta misma razón. La estrella más brillante de todas ellas, aunque la propia nube no nos deje verla en todo su esplendor, es Theta1 Orionis C. Se trata de una de las estrellas más brillantes que conocemos (brilla como 250 000 Soles), y su viento estelar es más de cien mil veces más intenso que el de nuestro modesto Sol. Theta1 Orionis C es tan masiva que, inevitablemente, acabará su vida como supernova dentro de tan sólo unos pocos millones de años.
La Nebulosa de Orión es parte de un complejo nebular más grande e igualmente hermoso; para despedirme hoy, aquí tienes una imagen que abarca una mayor región del espacio y que muestra M42, M43 y la Nebulosa del Corredor, aunque no con el mismo detalle que la primera:
Versión a 1100x729 px. Crédito: Wikipedia/FDL
Para saber más:
- La foto en la página del Hubble
- Orion Nebula (en inglés)
- Theta1 Orionis C (en inglés)