Este artículo es la primera disección de La navaja de Occam, la serie en la que analizamos científicamente asuntos diversos para tratar de determinar si se trata de una creencia, pseudociencia o ciencia. Si quieres conocer los criterios que seguiremos en nuestro análisis puedes leer la presentación de la serie.
Como anunciamos en esa presentación, este primer análisis de La navaja de Occam está dedicado al Reiki. Veamos pues, en primer lugar, qué es y en qué consiste, para luego diseccionarlo a la Occam y llegar a un “veredicto” sobre su naturaleza.
Antes de nada, un par de avisos: la propia naturaleza del Reiki hace difícil realizar afirmaciones absolutas sobre él, incluso para describirlo, porque no hay “un” Reiki. Existen distintas corrientes, muy diferentes formas de explicarlo y promoverlo dependiendo de la fuente, y no hay un corpus de conocimiento consistente. Con lo que a lo largo de este artículo leerás muchas veces cosas como “generalmente”, “en la mayoría de los casos”, “a veces”… Es algo inevitable, dado lo “borroso” del asunto.
Además, si has encontrado este artículo buceando por la red, ten en cuenta que su objetivo no es juzgar la bondad del Reiki ni sus efectos sobre el espíritu humano. Es un intento de analizar, desde el escepticismo científico, si sus enseñanzas son científicas o no, o si pretenden serlo pero no lo son. No juzgamos moralmente, excepto en ese último caso – pues la pseudociencia es inmoral en sí misma, al tratar de mostrarse como algo que no es. Nuestra recomendación es que leas el artículo, además de otros, y te formes tu propia opinión del asunto.
¿Qué es el Reiki?
El objetivo de este artículo es analizar el Reiki desde el racionalismo científico, de modo que no voy a escribir una larga disertación sobre el asunto, simplemente una descripción breve para que los que no hayáis oído hablar de él antes sepáis de qué se trata. Si quieres aprender más en profundidad sobre el asunto puedes leer cualquiera de los enlaces del final del artículo.
La palabra Reiki es de origen japonés. Dependiendo de la fuente, se ha traducido como energía vital espiritual, energía vital universal, y otros similares. Es una técnica relativamente moderna (aunque basada, según algunos adherentes, en conocimientos más antiguos) que, según la fuente, es una forma de espiritualidad, una terapia médica alternativa o complementaria o una forma de reducir la tensión.
Mikao Usui.
El Reiki fue creado (o redescubierto, según a quién preguntes) en 1922 por un monje budista japonés, Mikao Usui, tras un retiro de tres semanas en las montañas durante el cual practicó meditación, oración y ayuno. De acuerdo con Usui, durante ese período se produjo una revelación en la que adquirió el conocimiento y el poder necesarios para practicar y enseñar Reiki.
Tras la muerte de Usui cuatro años después, sus alumnos continuaron sus enseñanzas, al principio sólo en Japón. Pero Hawayo Takata lo extendió por los Estados Unidos, y prácticamente todo el Reiki fuera de Japón ha sido la continuación de su trabajo. Tras la muerte de Takata se formaron varias asociaciones diferentes, con ideas relativamente distintas y hasta cierto punto rivales, una de las razones por las que es tan difícil realizar definiciones estrictas de las cosas.
En cualquier caso, aquí tienes las descripciones del Reiki que muestran los sitios web más importantes de las distintas corrientes (traducidos al castellano):
Del International Center for Reiki Training: >El Reiki es una técnica japonesa de reducción del estrés y relajación que también promueve la curación. Se administra mediante la “imposición de manos” y se basa en la idea de que una “energía vital” fluye a través de nosotros y es lo que hace que estemos vivos. Si nuestra “energía vital” es baja, es más probable que nos pongamos enfermos o sintamos estrés, mientras que si es alta estamos mejor capacitados para ser felices y sanos.
De Authentic Reiki, The Radiance Technique: >Al considerar la evolución de The Radiance Technique® /Authentic Reiki®, se encuentra que el término rei-ki se compone realmente de dos palabras japonesas diferentes, combinadas para denotar la ciencia de la energía cósmica redescubierta en textos antiguos por el Dr. Mikao Usui. Nótese que no hay ninguna prueba, sólo leyendas, de que el Dr. Usui llamase a esta ciencia “reiki”. […] Sin embargo, “reiki” es el término que me enseño la Sra. Takata y me explicó que rei se refiere a la energía Universal Cósmica, y ki se refiere a la energía vital de los cuerpos físicos, externos (los tres planos externos). Al unir estas dos palabras el término reiki pone de manifiesto el concepto de la energía del “Todo”, y el alineamiento de la parte (ki) con el Todo Cósmico Universal (rei) en un principio continuamente expansivo de interacción dinámica y evolución.
En palabras de Hawayo Takata, tomado de The Reiki Alliance: >Este poder [el Reiki] es insondable, inconmensurable, y al ser una energía vital universal, es incomprensible para el ser humano. Sin embargo, todos los seres vivos reciben sus bendiciones diariamente, despiertos y dormidos.
Como puedes ver, las descripciones son bastante diferentes. De cualquier modo, el Reiki se basa en la transmisión de esta “energía vital” desde quien lo imparte al que lo recibe. La energía supuestamente puede fluir al tocar al paciente, al poner las manos cerca de él sin necesidad de tocarlo, o incluso –si el nivel de maestría es suficientemente alto– a cualquier distancia, sin necesidad de ver a quien la recibe. Se llega a afirmar, por parte de sus proponentes, que puede enviarse hacia el futuro o el pasado para realizar curaciones en distintos tiempos.
De acuerdo con los partidarios del Reiki, esta energía no proviene del que lo imparte, sino que está en todas partes y él simplemente actúa de canalizador. Además, es una energía “inteligente”, con lo que no es necesario un diagnóstico – siempre se producen efectos beneficiosos. Por otro lado, supuestamente si alguien se resiste de algún modo al flujo de la energía –como al parecer ocurre con muchos escépticos–, puede bloquearse éste, de modo que no se produzcan efectos beneficiosos.
Un tratamiento de Reiki. Crédito: Wikipedia/GPL.
Un tratamiento puede durar entre 45 y 90 minutos, durante los cuales se colocan las manos sobre el paciente o a unos centímetros de su cuerpo en distintos lugares, dejándolas quietas en cada posición durante unos minutos. En algunos casos se utiliza una serie de posiciones fijas, en otros el que imparte la técnica puede utilizar la intuición y sus conocimientos para poner las manos en posiciones determinadas.
¿Qué cosas puede supuestamente curar el Reiki? La verdad es que no está muy claro, más allá de la tensión y el estado psicológico del paciente. La mayor parte de los sitios web son difusos al hablar de los beneficios, afirmando que se trata de una terapia segura, amable y poco agresiva, que “mejora el estado del cuerpo, mente y espíritu”. Sí existen testimonios de gente –publicados en los sitios web enlazados arriba, por ejemplo– que afirma haber notado efectos sobre tumores, menores efectos secundarios de la quimioterapia, curación de infecciones, etc.
Sin embargo, alguno sí es más concreto. De The Reiki Alliance: >A nivel físico, el Reiki puede relajar músculos en tensión, reducir el dolor, acelerar la curación de huesos rotos y heridas, disminuir el efecto sobre los tejidos de quemaduras y hematomas, y mucho más.
La navaja de Occam
Analicemos pues los diversos rasgos del Reiki como doctrina para clasificarlo. Es indudable que, de las tres categorías, el Reiki no puede ser clasificado como algo científico. Su origen, sus explicaciones, los términos utilizados y el modo en el que avanza y se enseña son absolutamente no científicos. Hawayo Takata califica esa energía como algo que no se puede comprender ni medir – por definición no es sujeto de ciencia.
Pero ¿es creencia o pseudociencia? La respuesta no es fácil. Los textos más antiguos hacen énfasis especialmente en los aspectos espirituales, y no tratan de justificar con términos científicos nada. Dudo que en sus inicios hubiera ninguna duda de que se trataba de una creencia sin pretensiones de ciencia.
Sin embargo, los textos más modernos son muy diferentes, y tratan en muchos casos de justificar científicamente los supuestos efectos del Reiki. Como ejemplo, este fragmento de la UK Reiki Federation:
Investigaciones independientes realizadas por el Rr. Robert Becker y el Dr. John Zimmerman durante los años 80 estudiaron qué sucede cuando se practican terapias como el Reiki. Descubrieron que las estructuras ondulatorias del cerebro de quien imparte la terapia y quien la recibe se sincronizan en el estado alfa, característico de la relajación profunda y la meditación, pero pulsan a la vez que el campo magnético terrestre, algo conocido como Resonancia de Schuman [sic]. Durante estos momentos, el campo biomagnético de las manos de quien imparte la terapia es al menos 1000 veces mayor de lo normal, y no como el resultado de una corriente interna del cuerpo. Toni Bunell (1997) sugiere que la unión de campos energéticos entre la persona realizando la terapia y la tierra le permite hacer uso de la ‘fuente de energía infinita’ o el ‘campo de energía universal’ a través de la Resonancia de Schuman. El Prof. Paul Davies y el Dr. John Gribben, en El Mito de la Materia (1991) hablan de la visión de la física cuántica de un ‘universo vivo’ en el que todo está conectado en una ‘red viva de interdependencia’. Todo esto apoya la experiencia subjetiva de ‘unidad’ y ‘conciencia expandida’ relatadas por las personas que reciben o se proporcionan a sí mismo tratamientos Reiki habituales.
Aquí si que hay pseudociencia a montones, y se emplean términos científicos para engañar al lego sin entenderlos realmente. Se menciona la Resonancia de Schumann (aunque el nombre esté mal escrito), pero se la relaciona con el campo magnético de la Tierra, cuando realmente se trata de ondas de radio que se propagan por la atmósfera entre el suelo y la ionosfera. Se utilizan términos y expresiones muy empleados en pseudociencia, como los ‘campos de energía’, sin definiciones operativas, y el ‘universo vivo’. También se ve algo muy común en pseudociencias varias: la mención de la física cuántica asociada a cosas que nada tienen que ver con ella, como la ‘red viva de interdependencia’.
Las fuentes que explican el funcionamiento del Reiki tratando de ir más allá del aspecto espiritual incumplen prácticamente todos los requisitos del racionalismo científico: el conocimiento no es adquirido mediante la lógica y la experimentación, sino que es intuitivo y se basa en la relación personal maestro-estudiante, la fe y el principio de autoridad. En vez de basarse en fenómenos observados y tratar de darles explicación, se parte de conceptos establecidos a priori (como la “energía cósmica”) y se trata de buscar justificación para ellos, pero sin dar definiciones operacionales de ningún tipo.
Por otro lado, tenemos que diferenciar dos cosas: las palabras de quienes promueven el Reiki son una cosa, y los posibles efectos de esta técnica son otra. Aunque sea un ejemplo algo tonto, una persona puede desconocer completamente cómo funciona una pistola y sin embargo dispararla. Incluso podría inventarse una historieta sobre que hay un genio cuántico dentro del arma que trae las balas de otro plano y les pega una patada para que salgan por el cañón. Sin embargo, la pistola funciona y dispara balas.
Esto puede sonar raro, pero creo que es la verdadera actitud del escepticismo científico, que no consiste en rechazar todo lo que se aleja de lo aceptado convencionalmente, sino simplemente en aplicar el razonamiento lógico y el empirismo para obtener respuestas. ¿Es posible que exista algún tipo de efecto real al emplear el Reiki sobre alguien que no pueda ser explicado con lo que ya conocemos?
En principio, esto no debería ser demasiado difícil de probar. La mayor parte de los defensores del Reiki moderno realizan afirmaciones bastante concretas, como que es capaz de acelerar la curación de huesos rotos o de cortes. Desde luego, las afirmaciones más vagas –como que mejora tu equilibrio emocional– son difíciles de demostrar en uno u otro sentido, pero lo de los huesos o cortes es decididamente falsable.
El problema es realizar experimentos con las suficientes garantías, con los requisitos de un análisis clínico serio, grupos de control, número de pruebas estadísticamente significativo… El 10 de Abril de 2008 se publicó un artículo en Pubmed (la base de datos de artículos biomédicos del gobierno estadounidense) titulado Effects of reiki in clinical practice: a systematic review of randomised clinical trials (“Efectos del Reiki en la práctica médica: un repaso sistemático de pruebas clínicas aleatorias”), que llega a la siguiente conclusión:
En total, los datos de pruebas para cualquier dolencia son escasos y no hay réplicas independientes de cada caso. La mayor parte de las pruebas sufren de fallos metodológicos como un tamaño de la muestra muy pequeño, inadecuado diseño del estudio y malos informes. En conclusión, las pruebas son insuficientes para sugerir que el Reiki sea un tratamiento efectivo para ninguna dolencia. Por lo tanto, el valor del Reiki sigue sin estar demostrado.
Efectivamente, los estudios que he podido leer son realizados sin grupo de control, o con sólo tres ratones de laboratorio, o sin clarificar suficientemente el modo en el que se han realizado las pruebas… Y los pocos que son más o menos serios no han tenido una confirmación por parte de otro laboratorio independiente (algo absolutamente esencial en ciencia). Una gran parte de ellos, especialmente los que carecían de grupo de control, sufren del efecto placebo.
Este efecto es también la razón de que –afortunadamente– en ciencia los testimonios personales y las anécdotas no sean prueba de nada. “A mi tía le dolían las muelas, pero le hicieron un tratamiento de Reiki y se sintió mucho mejor”. Sí, pero ¿le hubiera ocurrido lo mismo a cualquier persona, o un número estadísticamente significativo? ¿se hubiera sentido mejor con otro tratamiento, o sin tratamiento? ¿si se hubiera sometido a un falso tratamiento pensando que era verdadero, habría notado algo? ¿son igual de válidos los muchos testimonios de personas que no han sentido nada, o esos no sirven? En fin – las pruebas clínicas controladas y los experimentos con garantías y confirmados independientemente son los que nos hacen avanzar en nuestro conocimiento del Universo, no las anécdotas, y no hay absolutamente ninguno de este tipo que demuestre nada.
Desde luego, tampoco hay ninguna prueba experimental incontrovertible de que el Reiki no pueda tener ningún efecto. Tal vez nunca la haya: los estudios clínicos de envergadura cuestan mucho dinero, y es difícil dedicar parte de él a desmontar cualquier pretendida técnica curativa. La mayor parte de los científicos no quieren perder tiempo ni dinero con esto.
Sin embargo, creo que sería conveniente realizar un par de ellos y zanjar la cuestión: el Reiki se va extendiendo, e incluso se practica en algunos hospitales en ciertos países (en unos 40 hospitales en los Estados Unidos, por ejemplo), aun en ausencia de pruebas clínicas serias. El dinero que cuesta esto, si se trata de un sinsentido, compensaría rápidamente el coste de una serie de pruebas definitivas – con pacientes con fracturas de huesos, por ejemplo. Con la salud, las cosas claritas.
En cualquier caso, el racionalismo a la Occam (no multiplicar los conceptos sin necesidad) no deja lugar a dudas: no tiene sentido postular la existencia de una “energía vital” ni una “conexión cósmica” que no es necesaria para explicar ningún fenómeno observable. El mero hecho de hablar de “campos de energía” así, sin especificar más, demuestra una gran ignorancia de la física o un intento de engañar a la gente. Los campos electromagnéticos asociados al cuerpo del ser humano están perfectamente identificados, no hay nada místico en ellos y se ajustan perfectamente a las ecuaciones de Maxwell, que predicen su comportamiento maravillosamente bien.
Si algún experimento confirmado independientemente mostrase algún día fenómenos que no podemos explicar con los conceptos de los que disponemos, entonces habría que considerar añadir alguno nuevo y estudiarlo – pero no antes, y no otorgando características y propiedades a cosas sin la base empírica correspondiente. Especialmente cuando se trata de algo que pretende afectar a nuestra salud.
La razón de que el Reiki no haya sido objeto de un mayor control se debe, en gran parte, a que su propia naturaleza lo hace parecer inofensivo: si alguien dijera, por ejemplo, que beber ácido sulfúrico te va a volver más sano o más guapo, en muy poco tiempo se vería envuelto en litigios y probablemente acabaría en la cárcel. Sin embargo, si alguien dice que poner su mano sobre tu cabeza durante unos minutos te va a hacer curarte antes, lo peor que te puede pasar –con una salvedad, de la que hablaremos en un momento– es que pierdas esos minutos y no sirva para nada.
Veredicto
La teoría del Reiki es una mezcolanza de creencia y pseudociencia, y sus adherentes realmente no tienen ninguna base científica para decir lo que dicen (o no usan términos científicos, o los usan de forma engañosa y errónea). Tampoco hay ninguna prueba científica concluyente en uno u otro aspecto en lo que a sus efectos se refiere. Por otro lado, parece que se trata de algo inocuo, con lo que no existe peligro directo por someterse a él.
Eso sí: algo que no se ha sometido a las pertinentes pruebas clínicas, cuya teoría no tiene ningún sentido y que se ha desarrollado de forma absolutamente separada de la comunidad científica no debería sustituir en ningún caso a la medicina formal. El problema con algunas de estas formas de medicina complementaria o alternativa es que algunas personas la eligen en vez de ir al médico o seguir sus consejos. Su peligro no está en lo que pueden hacer directamente, sino en lo que la gente no hace al seguirlas.
De modo que nuestra recomendación, que se va a repetir a lo largo de esta serie en casos similares, es la siguiente: habla con tu médico. Si existe cualquier tipo de conflicto entre tu doctor y cualquier otra persona –partidaria del Reiki o no– sobre lo que deberías hacer, no hagas nada sin consultar al médico antes. Y desde luego, en mi opinión, en un conflicto entre la medicina científica y las “sabidurías ancestrales”, haz caso a la medicina científica.
La cuestión es que los conceptos de energías universales, meditaciones y flujos de ki y cosas parecidas llevan con nosotros muchísimo tiempo. De hecho, como hemos citado antes algunos adherentes al Reiki afirman que Mikao Usui no lo inventó, sino que lo redescubrió de textos ancestrales, para tratar de darle más empaque.
Sin embargo, todas las técnicas milenarias del mundo no lograron aumentar la esperanza de vida por encima de los cuarenta años, en ningún lugar del mundo. No fue hasta la llegada de la antisepsia, los antibióticos, las vacunas… es decir, la tan maltratada “medicina tradicional”, que la esperanza de vida prácticamente se dobló. Desde luego que podemos mejorar, pero siempre de acuerdo con el método científico y el racionalismo. Entre Pasteur y Usui, me quedo con Pasteur.
Finalmente, tras bucear durante largo tiempo por páginas diversas y ver todo lo que se ofrece relacionado con el Reiki, un consejo: ten cuidado con los sinvergüenzas. Mi impresión ha sido que hay personas relacionadas con él que creen sinceramente en lo que hacen, tenga sentido o no, y otras que se aprovechan de los crédulos e incautos para sacarles el dinero, especialmente si están desesperados por alguna enfermedad, suya o de un ser querido.
Si tienes alguna petición o sugerencia sobre asuntos que diseccionar con La navaja, ya sabes – lo que más interés despierte, lo analizamos.
Para saber más (aparte de las organizaciones enlazadas arriba):