La empresa australiana _EnGeneIC _ha desarrollado un sistema de administración de quimioterapia desde un enfoque completamente diferente al tradicional: mediante fragmentos de bacterias cargados de droga y específicamente diseñados para asociarse a las células objetivo una a una.
En la quimioterapia “normal”, se administran medicamentos de manera global. Estos medicamentos afectan a las células cancerosas, pero también tienen efectos sobre el resto del cuerpo, de modo que o bien se sufren graves efectos secundarios, o bien se reduce la dosis de modo que no es tan eficaz sobre las células cancerosas. Nuestros sistemas actuales son algo así como “artillería pesada” que barre grandes áreas y causa daños donde no debería. Sin embargo, el sistema desarrollado por los biólogos australianos funciona justo al revés: mediante la precisión de un francotirador que dispara pocas veces pero siempre da en el blanco.
Cuando las bacterias se dividen mediante mitosis, lo hacen de modo que ambas mitades tienen núcleo (con su carga genética). Sin embargo,_ los científicos han encontrado una manera de que un tipo específico de bacteria no se divida así, sino que sólo produzca pequeñas cápsulas de citoplasma, que la empresa llama _EDVs _ (EnGeneIC Delivery Vehicles, Vehículos de Administración de EnGeneIC)_.
Tienen la apariencia de “mini-bacterias” (de tan sólo 400 nanómetros de diámetro), pero no tienen cromosomas y, hablando estrictamente, no están vivas. Sin embargo, sí que tienen una membrana como una bacteria normal, y pueden llenarse con un medicamento - por ejemplo, las drogas de quimioterapia.
Estas mini-bacterias se convierten entonces en una especie de “bio-bombas” llenas de medicamento, cerradas por la membrana citoplasmática, y pueden inyectarse en el flujo sanguíneo del paciente - pero la droga está dentro del EDV, de modo que no afecta a las células de la persona que las recibe hasta que la membrana no se rompa.
El quid de la cuestión está en que la membrana puede ser diseñada, utilizando ingeniería genética, para que tenga anticuerpos biespecíficos en su superficie: un extremo está unido a la membrana y el otro es específico de un tipo de proteína de la célula objetivo. Hasta que estos anticuerpos de la membrana no estén expuestos a la proteína específica para la que han sido diseñados, no pasa nada. Cuando lo están, el EDV administra el medicamento a esa célula en concreto: cualquier otra célula que no tenga la proteína objetivo en su membrana no es afectada en absoluto.
Unas de las pruebas realizadas por los científicos han sido con ratones con tumores de mama, ovarios y con leucemia. Las mini-bacterias han sido “cargadas” con la quimioterapia y los anticuerpos de sus membranas son específicos para cada tipo de célula objetivo - los resultados han sido muy buenos.
Se han realizado ya otras pruebas con perros, cerdos y monos para comprobar tanto la efectividad del tratamiento como la posible toxicidad o reacción inmune contra los EDVs (el sistema no funcionaría si nuestro propio sistema inmune destruye las mini-bacterias según entran). Puesto que estas pruebas han tenido éxito, los ensayos clínicos con humanos empezarán a finales de 2007.
De acuerdo con EnGeneIC, aún no han encontrado un medicamento que no pueda ser encapsulado en los EDVs. De hecho, consideran la posibilidad de inyectar _EDVs _con múltiples drogas anticancerosas como tratamiento de choque, algo que los oncólogos muchas veces no hacen por el peligro de crear efectos secundarios graves.
Las dosis de quimioterapia necesarias utilizando estas “mini-bacterias” son miles de veces más pequeñas que las tradicionales, debido al alto porcentaje del medicamento que llega a las células cancerosas comparado con la dosis total.
Además, los científicos ya están empezando a estudiar cómo administrar terapias como la i_nterferencia de RNA (RNAi) _mediante este sistema, ya que uno de sus obstáculos hasta ahora ha sido encontrar un sistema de administración preciso y, además, barato: el coste de los _EDVs _es pequeñísimo comparado con el de otros sistemas de administración sintéticos. ¿Por qué inventar un mini-robot para inyectar medicinas cuando la naturaleza nos los puede proporcionar casi diseñados?
Al igual que en los últimos avances en nanotecnología, éste sugiere que últimamente nos estamos alejando de los sistemas de “fuerza bruta” que han sido prevalentes en el siglo XX, y estamos virando hacia soluciones a los problemas que son más finas y precisas, actuando célula a célula en este caso, molécula a molécula incluso en algunas aplicaciones nanotecnológicas. La verdad es que es alentador.
Para saber más: Artículo en New Scientist.